I
¿Alguna vez has echo algo mal, y no sabes como remediarlo?
Ahí estaba huyendo de las personas que una vez me llegaron a tratar como su amiga, pues ¡sorpresa! Nada en este mundo es color de rosa.
Siento que mis piernas me arden de tanto correr, que la respiración está demasiado agitada, que en cualquier momento puedo caer desplomada contra el frío suelo.
Hasta que entro en un oscuro callejón.
Escucho como los que me perseguían pasaban por el callejón pero no me vieron.
En ese momento es cuando caigo recostando la cabeza en mis rodillas y abrazándome a la vez. Las lágrimas amenazan con salir.
¿Cómo pude haber sido tantonta? Nadie me quería pero aún así les creí, lo único que querían era hacerme sentir mal, pues les tengo una noticia, ya no tienen porque seguir persiguiendome, pues lograron su cometido, me siento tan mal, como si fuera basura, como puede haberme enamorado del novio de mi
ex-mejor amiga Astrid, Hans solo me uso.
Ya no hay nadie afuera, a salir de ahí, mis botas están mojadas creo que no me percaté que pise un charco de agua en ese callejón.
Y como si mi mala suerte no fuera a empeorar empieza a llover.
-¡Es enserio!- grito sin miedo a que me escuchen, pues estoy arta de mi vida.
Camino sin rumbo alguno en este momento mi casa es el lugar menos indicado para ir, pues se que es el primer lugar en el que Astrid y sus amigos me estarán esperando para que se las pague.
La ciudad de New York, es bonita a decir verdad, en uno de los edificios más grandes sale un anuncio en su pantalla gigante, en el sale un chico castaño de ojos verdes, apuesto a decir verdad al parecer está promocionando los jeans que están a la moda.
Pero por estar tan enfrascada en mis pensamientos, no me percaté de la realidad estaba en medio de la autopista los autos empiezan a pitar.
¡Esto no me puede estar pasando!
Siento la luz de un auto justo en mi rostro, mis piernas no responden me siento congelada del miedo, coloco los brazos cruzados en mi cara y cierro los ojos fuertemente esperando el impacto.
Pero algo extraño paso, el dolor...no llego.
Aún así no abrí mis ojos solo me quede estática mientras sentía que alguien me abrazaba y me ponía a salvo, tenía que concentrarme en algo más para no entrar en pánico, me concentre en su olor poseía un olor embriagante que te tranquilizaba con solo estar cerca de él.
Cuando me di cuenta estaba fuera del peligro mientras ese olor desaparecía poco a poco.
Abrí los ojos de un golpe, no había nadie en el callejón donde me había dejado mi héroe misterioso.
-¿Te encuentras bien?-
¿Quien?...
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