Ya habra tiempo para las explicaciones.
Ya habra tiempo para las explicaciones.
Caroline.
Austin en su forma humana, con sus ojos verdes que parecían haberse fundido por el calor y la cólera que yo le producía, se acercaba a mi con estaca de plata en mano; me había deshecho Michelle, la cual había quedado tendida en el piso sin moverse aunque aún seguía viva y pronto se acercaron a socorrerla.
Así que estaba libre y lista para evitar el ataque, mi mente por instinto o no sé realmente porque me pedía a gritos que lo despojara del arma y la utilizara en su contra, que clavara la estaca en su pecho y me evitara más problemas pero, mi conciencia la cual había estado muy callada este tiempo, me rogó que no lo hiciera.
El simple hecho de sostener la estaca de plata, comenzaba a quemarle la mano si yo lo hiriera con ella podría infectarlo y matarlo y recordé que fue por mí en primer lugar que llegamos a esta situación.
Austin comenzaba el ataque, sería muy fácil esquivarlo y despojarlo de la estaca, ya había memorizado su movimiento solo era cuestión de…
-¡Caroline!
Escuché a Tristán gritar desesperado y sin pensarlo dos veces, me dispuse a buscarlo, temí que se encontrara en peligro, que los lobos lo hirieran por error o por su simple sed se caza así que ese segundo que tarde en encontrar a Tristán ileso con sus amigos sujetándolo e impidiéndole acercarse a mí, Austin lo aprovecho para clavarme la estaca en el corazón.
De inmediato perdí el control de mi cuerpo, ya no podía sostenerme por lo que caí de rodillas, Austin, se acercó a mí y me tomó de la cabeza, supe que quería decapitarme y tenerme como trofeo, nada lo zacearía más. Tiró de mi cabello hacia atrás y pude mirarlo a los ojos, los cuales delataban su crueldad.
-¡No! –escuche a Tristán gritar, eso hizo que Austin cambiara de opinión, quería que escuchara el sufrimiento de mi hermano mientras me observaba morir (sin saber claro que es mi hermano), entonces si me decapitaba sería muy rápido mi fin, supe lo que haría desde antes que sacara los cerillos de su bolsillo.
Tristán seguía gritando, intentando acercarse a mí, aprecié que no era el único, Cybelle y Lily intentaban ayudarme y salvarme, pero no podían simplemente los lobos eran muchos o eso me parece.
Austin dejó caer el cerillo encendido sobre el vino que habíamos derramado por el patio al momento de enfrentarnos, este se incendió y se acercaba a mí con rapidez pero, para la mala suerte de Austin, el vino se consumiría antes de tocarme, con desesperación e ira me tomó acercándome a las llamas, cerré los ojos esperando mi final un final que Joanne conoció y el cual nunca pensé que podría llegar a tener.
El calor de las flamas me llenó el rostro, un segundo lo sentía cerca y al siguiente ya no, me habían salvado, me atreví a abrir los ojos (siendo estos lo único que soy capaz de controlar)
Con lo que me encontré fue con mi ángel de la noche, su rostro perfectamente esculpido se encontraba a pocos centímetros del mío, sus ojos me miraban y por primera vez en semanas el dolor de mi corazón y el pesar en mi alma desaparecieron, solo él era capaz de iluminar mi vida y renovar la fuerza de mi espíritu para no dejarme vencer.
La intención de Milo era remover la estaca de mi pecho antes que hacer cualquier cosa para evitar que siguiera perdiendo sangre y como era de esperarse Austin se lo impidió, atacó, Milo no tuvo más remedio que dejarme caer y defenderse; afortunadamente para mí el fuego ya se había extinguido.
De pronto unos brazos me ayudaron a levantarme.
-Caroline, cielo –reconocí la voz.
Brian me tenía en su regazo, me alegré de que no hubiese caído en batalla. Me quitó la estaca del pecho y solté una fuerte bocanada de aire y con ello recuperé la movilidad de mi cuerpo, de inmediato me puse de pie, debía detener la lucha entre Milo y Austin.
Brian rodeó mi cintura impidiéndome avanzar, la debilidad se hacía presente en mi cuerpo y por más que lo intentara no lograría separarlos, entonces apareció Cybelle con su mega espada que según ella es la pareja de la de Dorian, se la lanzó a Milo y por su rostro supe que esta vez mis ruegos no servirían de nada, había enloquecido de rabia y nada serviría para detener que Austin pereciera en sus manos.
Logre que Brian me soltara ¿Cómo? Ni idea, tampoco supe como logre interponerme en el camino de ambos, lo siguiente que supe fue que Austin me había derribado y permanecía tumbado encima de mí, no perdió la oportunidad para lastimarme y por alguna razón olvidó que lidiaba con una inmortal y por eso rodeó mi cuello con la intención de asfixiarme.
Dejé de tomarle importancia al asunto ya que apenas si sentía la falta de aire en mis pulmones, lo que si me preocupaba era que todos, Milo, Brian y Cybelle se le venían a Austin encima y como Milo ahora sostenía la espada…
De un solo movimiento me las arregle para invertir los papeles, cambié de posición, ahora era Austin el que soportaba el peso de mi cuerpo, el cual lo cubrió justo a tiempo para evitar que lo dañaran, los demás tal y como esperaba se pararon en seco.
Sus ojos y los míos se cruzaron y por un instante la furia desapareció dándole paso a la incertidumbre, Austin, no entendía porque lo había salvado, ambos conocíamos nuestros destinos si alguno de los dos desapareciera y el mío era un poco de paz; sería uno menos tras de mí.
<< ¿Por qué?>> era lo que cruzaba por su mente y no necesite leerla para saberlo, lo conozco demasiado e incluso adivine el rumbo de sus pensamientos, supe que esto no lo olvidaría, por esta noche me perdonaría la vida.
Los fuertes brazos de Brian me levantaron, mi mirada vigiló a Milo ya que temí que en cuanto mi cuerpo dejara de cubrirlo Milo le diera el tiro de gracia, en lugar de eso, Milo lo miro con desprecio, odio y debo admitir que me aterró, nunca lo había visto de esa manera.
Con esa mirada se había convertido en un vampiro poderoso, peligroso y oscuro, ni siquiera cuando se alimentó de mi la primera vez en el bosque se mostró de ese modo: despiadado, frio y vacío.
Austin al notar que nadie pretendía herirlo, bajo la guardia, se puso de pie para después dar el brinco y convertirse en lobo para salir corriendo del lugar. Seguí sus pasos con la mirada hasta que desapareció, solo entonces noté que la lucha por nuestra sobrevivencia había finalizado, me imagine que ni Milo ni Brian llegaron solos y con su ayuda extra se habían convertido en nuestros salvadores.
Me dediqué a observar el desastre que habíamos dejado, no me atreví a contar las bajas que Ethan tenía en ese momento y me alegré de que Tristán no estuviese aquí para presenciar la matanza de nuestro patio, eso sería demasiado para él.
-¿estás bien? –Brian me preguntaba en un susurro, noté que sus manos permanecían en mi cintura envolviéndome y por primera vez me di cuenta que no me permití alegrarme de verdad que él estuviera aquí convida.
Me gire para abrazarlo, al tener contacto con él todo el peso del mundo pareció caerme encima, lo que supuse seria el cansancio y la preocupación. Brian se separó un poco de mi abrazo y me besó la frente, posó una de sus manos en mi mejilla para darme ánimo y yo le respondí con una débil sonrisa de medio lado.
-tu herida sigue sangrando, debes alimentarte. -Milo me decía
El escuchar su voz, hizo que mi corazón saltase de alegría por primera vez en la noche, por decirlo de alguna manera. Por primera vez el día de mañana no me importaba; una sonrisa abarcó todo mi rostro de la cual Brian fue testigo y por ello él también sonrió.
Me giré, esperando ver esa sonrisa angelical que tanto amaba pero la realidad fue otra, su expresión dura no había cambiado, me imaginé que esa faceta de Milo duro sin corazón solo era para Austin pero no, ese era su verdadero rostro, no exista calidez ni ternura en él, todo aquello se había desvanecido.
Permanecimos inmóviles mirándonos y unas cuantas lágrimas luchaban por salir de mis ojos, las cuales no permití que salieran ya que no tenía derecho, yo fui la causante de todo aquello, después de destrozarlo aquella noche ¿Qué esperaba? Que tonta fui.
-¡Caroline! –Diane gritaba, sabía que no podía estar muy lejos.
Llegó hasta mí con los brazos abiertos, por supuesto que la recibí con un abrazo, ella me apretaba fuerte y yo a ella, al menos estoy segura de que ella no me odia, una verdadera alegría y un golpe emocional al mismo tiempo, me había perdonado que la dejara ahí tirada en medio del bosque.
-se lo que piensas –me dijo y rompió con nuestro abrazo –te conozco y no importa que tonterías hagas o digas, sé que siempre son por una buena razón y siempre voy a estar ahí para apoyarte –sonreí de verdad y volví a abrazarla –pero ya ve pensando cómo vas a recompensarme ¿eh? Porque esta vez sí que me pensé si venir tras de ti.
Al separarnos me encontré con su típica sonrisa traviesa, indicándome que era una broma.
Después Logan vino a mí y me dio un rápido abrazo, sabía que él tampoco me odiaba, únicamente Milo y lo entiendo.
-Deberíamos deshacernos de los cuerpos –Lily sugirió para romper con el ambiente meloso y tenso, comenzando ella con el trabajo de limpieza.
Me disponía a ayudarle y Diane me seguía muy animosa, incluso Logan se sumaba a la tarea, únicamente Brian, Cybelle y Milo dudaban.
-sigues sangrando –Milo indico lo obvio, era verdad pero no era como si saliera un rio, unas gotas ocasionales.
Brian se acercó a mí y adivinamos sus intenciones, quería que me alimentara de él.
-¡No! –gritaron Milo y Cybelle al mismo tiempo.
-te acompaño a cazar –Cybelle miro a Milo al escuchar su oferta, se mostraba dudosa y era por la hora, necesitaban la ayuda posible antes de que amaneciera.
-tomare algo de la reserva que tenemos –dije restándole importancia y dirigiéndome a la entrada de la cocina aunque después me di cuenta de algo: necesito recuperar a Tristán y con una bolsita de la hielera no regresare a mi estado óptimo, bien pues iré sola no necesito de la ayuda de nadie ni el permiso de nadie.
-Caroline –Cybelle me llamaba ya que había adivinado o más bien leído mis pensamientos, algo que sigo odiando. –deja que alguien te acompañe.
Brian fue el primero en dar un paso al frente y sonreí pero no me agradaba la idea del todo, no era apropiado y no lo digo por mí sino por él, su instinto de hombre lobo, lo traicionaría en algún momento pero ya que no podía ponerme exigente…
Estire mi mano para que pudiera tomarla pero no fue Brian quien lo hizo, al sentir el contacto de Milo, todo mi cuerpo se estremeció, es el único que puede hacerlo; lo mire para poder encontrarme con sus ojos pero no fue así, Milo evitaba mirarme y sin decir nada, me hizo girar y encaminarnos hacia el interior de la casa. Rápido recorrimos los pasillos y llegamos a la puerta principal que había sido derrumbada.
No entendía, si iba a estar así en todo el rato que estuviéramos juntos entonces no lo quiero; solté su mano y comencé a correr, él me siguió a pesar de que creí que no lo haría, lo lleve hasta un parque, el único lugar cercano y concurrido o al menos eso espero porque con lo temprano que es y el frio que hace, no mucha gente se atreve a salir de sus casas.
Unos cinco minutos después, afortunadamente para mí, una mujer de unos 35 años apareció, no era lo que estaba esperando, pero algo, es algo, sobretodo justo ahora que la sed comienza a dominarme y nublarme el pensamiento. Me adentre a las sombras, iniciando mi rutina de caza.
-Espera –Milo me tomo del brazo, no sé qué expresión tenía mi rostro pero adivino que mis ojos eran negros como la noche y los colmillos amenazaban con morderlo a él si no me dejaba tranquila, aun así con mi enojo y desesperación no me soltó.
Quise zafarme sin llegar a tener que pelear con él pero no me lo permitió, así que ya enfadada y con la necesidad de alimentarme dominándome, logre tumbarlo de espaldas, lo deje ahí tirado y yo corrí hacia mi presa, se marchaba y entonces la vi, fue por ello que Milo no quería que me acercara, la señora no iba sola, la acompañaba quien parecía era su hija, una pequeña niña rubia y risueña de unos 7 años de edad y ahí se quedaron mis ganas si, incluso yo tengo límites.
Abatida me dirigí hacia un enorme árbol, ahí me recargue en el tronco, quedando oculta de los ojos de cualquiera que pasara por ahí, Milo llegó hasta a mí y por primera vez decidió mirarme.
-Caroline, tu herida… -comenzó a decirme y yo no le puse nada de atención, yo tan solo podía concentrarme en su rostro perfecto, en las líneas fuertes de su mandíbula, la tintura de sus ojos, las curvas de sus brazos que me aprisionaban contra el árbol, la fuerza de sus músculos y la perfección de su cuerpo, su voz únicamente me llegaba con un suave arrullo. El tenerlo tan cerca me hizo querer cambiar de parecer y mandar todo al demonio -¿escuchaste?
La realidad era que no escuche nada pero no le daría el gusto de reírse de mí, así que le mostré mi expresión ofendida y eso pareció no bastarle, quería que le dijera algo de lo que expresó y obviamente no pude hacerlo.
-bebe de mi –me soltó de golpe y necesite unos segundos para asimilarlo ¿es enserio o es una prueba o algo?
Al observar la seriedad en su rostro, me di cuenta de que no se trataba de una broma, realmente quería que bebiera de él y sin necesidad de pedírmelo dos veces me lance sobre él, intente hacerlo delicadamente pero en cuanto su sabor me inundo la boca, no pude resistirme.
Enrede una de mis manos en su cabello, obligándolo a inclinar un poco más la cabeza mientras que la otra la coloque en su espalada para acercarlo más a mí. Bebí de él con urgencia.
En cuanto noté que era suficiente, puse toda mi fuerza de voluntad para sepárame de él. En el instante que lo solté, se sentó en el pasto, yo hice lo mismo y recargue mi espalda en el tronco del árbol y espere a que se recuperara mientras sentía como mi herida sanaba del todo y mi fuerza se renovaba.
Después lo contemple y la verdad es que tenerlo tan cerca y mirarlo así, vulnerable, con su máscara de chico duro deshecha me llego hasta las membranas más sensibles de mi ser, por un momento parecía que Milo, mi Milo había regresado y no pude controlarme más.
Me acerque a él con toda la intención de besarlo, él lo adivino y con la fuerza que le quedaba se las arregló para rechazarme, sujetarme de los brazos y retenerme contra el árbol.
-No te atrevas – me dijo mientras me miraba de nuevo con esa frialdad en la mirada –nunca aceptare nuevamente ser el premio de consolación.
-¿consolación? –no le entendía, sus palabras me confundieron, sabía que me reclamaría algo pero creí que sería el haberlo abandonado o por herirlo.
-finges –soltó una risita irónica que me hizo enfadar –siempre finges, lo malo es que no nos damos cuenta de ello hasta que es demasiado tarde.
-yo no… -me interrumpió.
-lo peor es que debí imaginarlo, te dedicas a sembrar esperanza para después arrancarla de raíz –se puso de pie, enfadándose conforme proseguía con su monologo – a Austin, decías amarlo, que compartirías tu vida con él y lo reemplazaste por mí, debí imaginar que me habías reemplazado desde el momento que pusiste un pie fuera de la cabaña.
Me puse de pie para igualar nuestras miradas, entendí por fin hacia donde quería llegar y deje que se expresara, se lo debía.
-que equivocado estuve al pensar que tus acciones se debían a una causa de fuerza mayor, cuando la realidad es que ya habías encontrado a alguien más para calentar tu cama, ya veremos cuánto dura Brian.
Por pura inercia le di una cachetada, ¡no puedo creerlo! Dudar de mí, de ese modo es imperdonable, pero aun así no le daría el gusto de verme exaltada, en cambio respire hondo y calme mi furia.
-cree lo que quieras –con una sonrisa en la cara me aleje de él y se quedó con la boca abierta y los puños cerrados.
-Caroline ¿A dónde vas? –se esforzaba por no gritarme.
-a buscar una cama que calentar. -Apretó la mandíbula tan fuerte que creí que se rompería los dientes mientras yo seguía mirándolo con cara de inocente
Esperaba que reaccionara de distinta manera pero se mantuvo inmóvil y no seré yo la que le rogaría por su perdón, debería pedírselo, pero él esperaba que rogara y me justificara, algo que no quiero, ni puedo, ni pienso hacer.
Di media vuelta y seguí caminando, con la cabeza en alto y los hombros rectos y cuando creí que todo estaba perdido, vi cómo me rebaso; enseguida me tomo de la cintura.
-No dejare que nadie me reemplace, ya habrá tiempo para las explicaciones –fue él quien acorto la distancia, nuestros labios se rozaron suavemente al principio, él no quería delatar la urgencia que sentía por mí pero al final se dejó llevar.
Me besaba con pasión y descontrol, sus manos subían por mi espalda, sujetándome como si en cualquier momento yo desaparecería, apretándome más contra él en un intento por disminuir el espacio inexistente entre nosotros y de repente comencé a sentir calor mucho calor, algo que definitivamente no tenía nada que ver con nuestro beso.
Nuestros labios se separaron pero seguimos juntos, nos miramos, al parecer yo no fui la única en notar ese calor, me concentre y note que el calor provenía de su pecho, a regañadientes nos separamos un poco sin soltarnos del todo, apreciamos que el pecho de Milo se iluminaba un poco; Milo se abrió la camisa que traía y pude ver un símbolo tatuado en su pecho.
-¿Qué es eso? –logré preguntar.
-no lo sé –me mintió.
Como si nada hubiese pasado el símbolo se apagó, Milo me tomó de la mano y comenzó el camino de regreso a casa o lo que hasta ese momento era mi hogar y como si el símbolo se tratara de un mal augurio decidí decirlo antes de que no tuviera oportunidad.
-Te amo.
-sabía que no podías mentirme –Milo volvió a estrecharme entre sus brazos –Te amo, eternamente.
+++++++++++++++++++++++++
bn aqui les traigo un nuevo capitulo, en verdad espero que lo disfruten mmm como siempre escribo los capitulos muy largos asi que este como algunos otros lo he tenido que cortar para que no sean tantas paginas jejeje
bno como siempre les digo que espero sus comentarios y sugerencias, eso me ayuda a mejorar la historia.
nuevamente les aradezco por seguir leyendo, les manos un saludo enorme y un abrazote!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro