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✨Capítulo 2✨

N/A: Soy tan pinche Dory que olvidé mostrarles el booktrailer para la historia, hecho por littlefairyfly <3

Lo amo

Pero obviamente, está basado en la historia original (osea, sin los personajes de FT).

━━━★━━━

Era un nuevo día y ya los civiles caminaban por las calles; los pequeños mercados al aire libre, se colocaban y los mismos, se convertían en puntos de encuentro para viajeros que buscaban consumir algo. En puntos estratégicos, se encontraban uno o dos guardias custodiando que el orden se cumpliera y las reglas no fueran violadas. Ya que, al ser la ciudad principal del país, era la más visitada y donde las infracciones no se pasaban por alto, ni por una gran suma de dinero o lazos emocionales, los crímenes eran pagados de acuerdo a su magnitud. O así se suponía que debía de ser. Claro que, todos eran conscientes de ello, y los llamados ladrones, preferían cometer sus actos en otros lados. Aún así, no dejaba de ser una ciudad como cualquier otra, con su gente, sus costumbres, sus lugares más concurridos. La ciencia y las tecnologías cada vez daban nuevos descubrimientos, proporcionándoles grandes avances. Aunque por ahora, sólo fuera disponible para aquellos que podían pagar conocimientos tan elevados.

Todo parecía que sería un día tranquilo, y él, Natsu, lo pedía a gritos, recordando el desastre del día anterior. Hacia mucho que no pisaba esas calles a plena luz del día, y mucho menos sin llevar el rostro cubierto al igual que el cuerpo. Todo iba bien, hasta que...

—¡Te lo advertí! —Natsu lanzó a correr por el tejado al ver a la misma chica del día anterior, bailando por la calle y evadiendo a los soldados que hacían lo posible por atraparla. ¿Cómo podía ser tan escurridiza? Ignoró la pregunta que formulaba una y otra vez en su mente para dar grandes saltos sobre los techos de tantas construcciones. La verdad es que era más sencillo perseguirla desde allí arriba, tenía mejores oportunidades de localizarla con mayor facilidad.

¿Quién diría que estaría siguiendo a una gitana desobediente?

—¡Alto allí! —ordenó Natsu, cayendo sobre un techo inclinado y deslizándose por el hasta el suelo. Terminando frente a ella—. Te atrapé.

Lucy le sonrió divertida y se acercó más a él, comenzando a moverse como si bailara suavemente. Eso lo hizo fruncir el ceño, y algo lo incitó a retroceder unos pasos. Ella le llegaba al hombro. Por lo que podía ver plenamente su mirada risueña.

—¿Seguro?

—¿Eh? —Fue todo lo que atinó a decir. La chica le dio una sonrisa de diversión total, y pudo ver un par de hoyuelos formarse en sus mejillas, haciéndola ver adorable.

Esperen, ¿él pensó eso?

—¿Estás seguro de que me atrapaste? —El sentido de las palabras dichas por ella quedaron claros cuando lo empujó con su pie descalzo —tocándole el pecho—, y el pequeño bote de remos donde él había ido a caer parado —sin darse cuenta— se movió. Para su mala suerte, la calle estaba inclinada y daba igualmente al muelle. Trató de sujetarse de algo, pero ya estaba cayendo con todo y bote directo al agua, por lo que gritó—: ¡Joder...!

Resbaló en su intento por escapar y fueron segundos en los que el bote se deslizó casi por completo para caer al agua. Pero unos brazos sostuvieron el extremo que aún seguía en la tierra, mientras el lado contrario se mantenía suspendido. Como el viaje se detuvo de golpe, provocó que él se pegara dentro con uno de los remos directo en la cabeza.

Natsu, al ver que no había vuelto a caer al agua como el día anterior, suspiró aliviado. No obstante, cambió su expresión a molestia total para dirigirse a la gitana.

—Deja los juegos. No estoy para bromas, estás faltando muchas reglas incluyendo el atacarme. ¿Quieres que te encierre? —Ignoró el hecho de que ella había llegado demasiado rápido a su lado, siendo que todo había sido muy rápido y aún ella, no debería haberlo alcanzado. De hecho, era muy extraño. Estaba más molesto.

Vio como Lucy arrugaba el ceño y sus mejillas se inflaban ligeramente, mostrando molestia.

—Qué aburrido... yo sólo quería jugar un rato —replicó ella.

—Pues yo no quiero jugar, así que será mejor que te vayas yendo. No estoy de buen humor y a la próxima te arresto.

—¿Quieres que no te moleste?

—Eso quiero —Natsu no vio a tiempo la sonrisa de Lucy.

—De acuerdo, General bobo. —Lucy soltó el extremo del bote con el que mantenía en equilibrio al hombre, dispuesta a dejarlo caer. Pero no contó conque él sería lo suficientemente rápido para tomarla a ella y arrastrarla al agua—. ¡Oye!

Ambos cayeron al agua, y sobre ellos el bote boca abajo, cubriéndolos.

En aquel instante Natsu se dio cuenta de algo. Ni lo que Sting le hacía junto a los demás jóvenes del ejército —alguna que otra broma—, era tan molesto como lo que esa niña acababa de hacer. Era la segunda vez que se burlaba de él, pero estaba seguro de que ella estaba allí cuando sintió que sujetaba algo entre sus manos, la muñeca de la joven. Aún bajo el bote, en ese pequeño espacio donde todavía quedaba aire, vio como ella se asomaba poco a poco del agua, manteniendo sus labios bajo el nivel del mar. Permitiéndose enfocar su atención en sus grandes ojos, y en un respingona nariz. Frunció el ceño para que viera lo molesto que estaba. Lucy asomó su mano libre por sobre el agua, y sus ojos sonrieron al saludarlo.

—¿Estás contenta? —preguntó con tono seco.

—Tú dijiste: «no quiero jugar, así que será mejor que te vayas yendo». Yo sólo me iba —habló inocentemente. Estaba claro que estaba sumamente divertida con esa situación que estaba por hacerlo gritar de enojo.

—Ja, ja, qué graciosa.

—¿Verdad que sí? —Natsu apartó la mirada, viendo el bote y pensando en girarlo. Pero la cercanía de Lucy lo distrajo. Ella nadó a él y arqueó una ceja por ello, tratando de alejarse.

—¿Conoces el espacio personal?

—«¿Conoces el espacio personal?» —imitó la fémina, intentando sonar como hombre. El pobre hombre ya no sabía qué cara poner. Nadie lo retó antes, no tantas veces como esa niña hacía en esos instantes.

—¿Me estás imitando?

—«¿Me estás imitando?» —Siguió ella una vez más. Natsu rodó los ojos antes de sumergirse en el agua y arrastrarla con él hacia la superficie.

No cumplió su cometido cuando ella lo arrastró aún más abajo. La miró curioso, y se dejó arrastrar sin saber exactamente porqué. No estaba ni un poco incómodo por mantener los ojos abiertos bajo el agua, aunque debería. Era tan cristalina que, si no fuera por el hecho de que los cabellos de ambos se mecían con la suave corriente, así como sus ropas, creería que estaban fuera. Se encontró tan confundido. Esa chica llegaba de la nada y era tan extraña. La vio sonreír a pesar de estar en la profundidad del puerto, permitiendo que pequeñas burbujas de aire escaparan de sus labios.

Se tensó cuando Lucy tocó su hombro izquierdo con su mano libre. Normalmente, él se alejaría, más no lo hizo. Su curiosidad pudo más, por primera vez, en ése instante. El toque de ella era tan suave y superficial que, de no verlo, no lo sentiría.

«Aquí no nos escuchan».

Dejó escapar algo de aire al escucharla, siendo que no había movido sus labios. ¡¿Cómo hizo eso?! ¿Era hechicera? Era lo único que se le ocurría, y vistiendo ella como gitana, la teoría creció con rapidez. Ya habían pasado el tiempo de estupidez humana donde acusar a alguien de usar hechicería era pagado por la muerte, eran más inteligentes que eso. Pero él mismo había presenciado la magia, y había visto el dolor y problemas que podría traer, muchas personas por ello temían a esas artes. Por algo estaban prohibidas y sólo disponibles para quiénes eran considerados —por un estricto trío de personas sabías y respetadas— merecedores y calificados de emplearlas. Esa era una de las razones por las que los gitanos eran mal vistos; especialmente ellos, en su mayoría, usaban magia. Y en su totalidad, sin el consentimiento del Consejo, objeto de pánico en las personas. Soltó la muñeca que aún tenía sujeta e intentó librarse. No tenía nada que ver con magia. No quería meterse más con los gitanos. No quería nada con esa chica.

Al darse cuenta de que ya llevaban un rato allí, y él, como "humano" que era debía empezar a necesitar aire, fingió que se ahogaba. O al menos, que ya debía respirar. Trató de liberarse, y ella no lo liberó.

«No te asustes, sólo quiero decirte algo».

¿Qué no se asustara? Él no le tenía miedo. Debería ser al revés, ella debería huir despavorida. ¿Cómo podía escuchar su voz siquiera? Seguía sin olvidar eso. Quizás su teoría era cierta y ella usaba la magia. Lucy hizo un gesto de preocupación y... ¿reproche?

«Cada vez es más la oscuridad que arrasa con Crocus, ¿no harás nada?».

Natsu se revolvió, y aunque no lo creyera, no podía librarse del agarre de la chica. Esa gitana no era normal. Tampoco quería ponerse rudo, sería muy fácil vencerla. ¿Desde cuándo era su curiosidad lo suficientemente poderosa para arriesgarse a una situación así?

«Elige, estás luchando para el lado equivocado».

Lucy le soltó y algo destelló. Ni siquiera supo de dónde vino aquel intenso brillo. Se obligó a nadar a la superficie, donde se talló el rostro, buscando quitarse la mayor cantidad de agua posible. Se sentía extraño, el hombro izquierdo le palpitaba. Tocó la zona, preguntándose qué había sido eso. Vio hacia abajo, buscando. Pero ella ya no estaba.

Se desconcertó más.

Él salió antes, ¿cómo es que ella no estuviera allí? Delante no había más que agua. Se zambulló, pensando que quizás se había quedado inconsciente después de tanto rato sin aire —aunque tampoco la vio luchar por el mismo— o tal vez había vuelto a meterse bajo el bote volteado. Surgió de nuevo fuera del agua.

No estaba por ningún lado.

•••

Lucy exprimió sus cabellos, sin apartar la mirada del confundido hombre que había surgido del agua. Apenas había logrado escapar antes de que él la viera. De su espalda, un par de hermosas y grandes alas blancas estaban tiradas sobre el suelo, casi como un trapo lleno de agua. Estaban pesadas por el agua que habían absorbido, y por eso mismo casi no lograba huir. Lo bueno, ya había hecho lo que tenía planeado. Dependía de ese General abrir o no los ojos. Él tenía que tomar la decisión. Lo vigilaría de cerca.

Vio como él salía del agua, casi tropezando y aún viendo hacia abajo. De seguro la buscaba, por algún motivo, eso la hizo sonreír.

—No tenías que intentar ahogarlo. —Escuchó una voz atrás suyo. No se asustó, pues la reconocía perfectamente. En cambio, escaneó con la vista alrededor, y luego de comprobar que no había personas mirando, alzó cuidadosa y con esfuerzo sus dos alas; las sacudió con fuerza, aleteando cual mariposa. El agua salpicó, y una vez más secas, las dejó descansar, dobladas atrás suyo. Eran tan grandes que las arrastraba. Adoraba sus alas, porque eran lo que la definían como lo que era: un ángel.

—Abajo del agua no pueden interferir en nuestra comunicación, y tampoco notarla —explicó. Ahora procedió a quitar toda el agua que podía a su falda. La tomó y comenzó a exprimirla.

—Lucy, ¿estás segura de que funcionará?

—Claro que sí Loke. Erza dice muchas cosas, pero ya te dije lo que descubrí. Necesito hacer esto antes de que ella llegue, o no me dejará —explicó girándose al can de anaranjado pelaje que la miraba fijamente. Era más grande que un perro común y corriente. Cualquiera que lo viera podría confundirlo con un lobo, y por desgracia, ya había sido así. Y obvio, tenía sus consecuencias. 

—Como si Erza fuera a hacerte algo... —suspiró pesadamente el animal. Erza antes le pisaba la cola por gusto que darle un jalón de orejas como castigo a su ama. Aceptaba que ella quisiera cumplir su propósito allí en Tierra, pero quizás no debían ser tan obvios. Él no estaba del todo seguro—. De acuerdo, yo confío en ti y si dices que eso será, estoy de acuerdo.

—¡Gracias Loke! —Lucy exclamó feliz, agachándose para abrazar al perro contra su pecho. El animal gustoso movió la cola, lamiendo la mejilla femenina con entusiasmo.

—Lo que sea por ti, linda —admitió Loke.

•••

El príncipe de Fiore —Crocus era la ciudad principal—, mejor conocido como Sting, miraba aburrido la partida de ajedrez que jugaba él solo. No sabía qué otra cosa hacer, no es como si le dejaran muchas alternativas. Salir no era una opción, no tenía permitido salir del palacio sin su escolta. Quién en aquellos instantes vigilaba la ciudad mientras que la encargada de las fuerzas, iba en un viaje a una pequeña misión temporal. Y sus deberes ya estaban hechos. ¿Sus estudios? Terminados. 

Suspiró cuando hizo un movimiento en el tablero, esperando que el mismo sistema mágico que habían hecho para su entretenimiento, fuese su contrincante y usara su turno. Así fue, gruñó por lo bajo. Sólo a él se le ocurría jugar contra la nada. Era deprimente en cierto punto. Jugando contra una maquina. «¡Perfecto!», pensó desganado. Quería salir. Estaba harto de estar encerrado.

Quizás si se escapaba sólo un rato...

Escuchó como la puerta de la cocina se abría y cerraba, luego unos pesados pasos sonaban mientras subían las escaleras. Estaba en su habitación, pero su increíble audición le permitió escuchar aquello. Miró hacia atrás, pues los pasos se escuchaban cada vez más cerca. Sabía que no había peligro, pues para eso el palacio era protegido por docenas de guardias. Pero el olor parecido a un perro mojado le hizo arrugar la nariz.

—Qué asco... —murmuró. No necesitó más para ponerse de pie y presuroso ir a abrir la puerta. Su amigo, al parecer había vuelto ya. Estaba por cumplir su cometido pero la puerta se abrió, dándole en la cara. 

—Ni pienses en querer asustarme nuevamente —advirtió Natsu con mal humor, completamente empapado y con la nariz ligeramente roja. Allí estaban las consecuencias de dos días consecutivos de baño al aire libre. Sólo eso le faltaba, enfermarse. Traía un humor que ni él mismo se soportaba.

Maldita fuera aquella gitana...

—¡Mi nariz! —Gritó Sting dolorido, arrodillado en el suelo y con ambas manos cubriéndose la zona afectaba.

Natsu sólo estornudó viéndole como si fuera un extraño bicho. Luego tomó sus muñecas, obligándolo a quitarlas para verle la nariz. Simplemente la tenía algo roja, tal vez se hinchara un poco. Un hilo de sangre salió de ella e hizo una mueca de asco.

—Tengo hambre. Me largo.

—¡Me vas a pagar la cirugía si es que está rota!

Rodó los ojos. Sting era un dramático. Quién lo mandaba a estarle gastando bromas.

━━━★━━━

Continuará...

N/A:

Mi compensación por no poder actualizar mis otras historias(?

Dentro de pocas semanas tendré mis vacaciones de Semana Santa!!!

PD:

Lucy, AMA sus alas... Quería hacerlo notar. <3

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