𓆩♡𓆪 El amor de familia. 𓆩♡𓆪
[-Narra Anthony-]
Ya era muy tarde, estaba comenzando a cansarme y poco a poco mis ojos se cerraban por el sueño, supongo que papà se dio cuenta ya que me cargo en su espalda y estuvo cargándome el resto del camino, bostecé un poco mientras intentaba mantener los ojos abiertos, pero el sueño era demasiado y no estoy acostumbrado a dormir tan tarde.
Por lo poco que pude ver antes de cerrar los ojos, vi que entramos a un edificio aparentemente abandonado, bueno supongo que era nuestra mejor opción, no podemos ir a un hotel de este lugar como si nada, sospecharían de nosotros así que no había más remedio que elegir un lugar abandonado, al menos no nos molestarían más que unas ratas o cucarachas.
Mi padre me dejó sobre un sofá que era lo más "decente" del lugar, o que por lo menos tenía un poco menos de suciedad, me acomodé lo mejor que podía y cerré finalmente mis ojos.
─ Descansa mijo, mañana nos levantamos temprano. ─Me susurra antes de besarme la frente─ Te cuidaré mientras duermes.
─ Ay papà, estaré bien... ─Me acurruque en el sofá─ No... tardes... en dormirte...
Dije antes de caer rendido al sueño.
[-Narrador omnipresente-]
Cuando el arácnido cerró sus ojos la polilla dio un suspiro antes de sentarse en el suelo, apoyando su espalda contra el mueble dónde dormía su hijo, el lugar estaba oscuro y lo único que iluminaba el lugar eran las aureolas de ambos ganadores.
Valentino estuvo mirando el suelo por unos momentos mientras pensaba en lo que harían mañana, estaba claro que su objetivo era encontrar a vagatha pero le asustaba la idea de no llegar a tiempo, ya que había visto con sus propios ojos como eran los pecadores, al menos hasta ahora.
Dio un largo suspiro y se levantó del suelo yéndose a un sillón, dormiría ahí por esta noche, mañana se irían lo más temprano posible para estar por las calles, no podían permanecer mucho tiempo en un mismo lugar.
Así que dejando de lado sus pensamientos cerró sus ojos y se acomodó lo mejor que pudo para finalmente dormir.
[....]
Cuando los primeros rayos de luz infernal aparecieron en el infierno valentino se levantó lo más temprano que pudo, no había tenido una buena noche por la manera en que durmió, ese sillón era más duro de lo que creyó, pero no tenía por qué quejarse ahora, se levantó del mueble estirándose tronando un poco su espalda.
Se acercó al arácnido que aún dormía, lo sacudió suavemente para despertarlo lo cual logró luego de unos pocos minutos, Anthony al despertar bostezó mientras se frotaba los ojos, se sentó en el sofá y su padre lo ayudó a levantarse.
─ ¿Que pasó...? Dime que fue un sueño... ─Dice soñoliento el arácnido─
─ No Tony, seguimos en el infierno. ─Responde la polilla mientras le acomoda la prenda enorme que cubre su cuerpo y ocultando lo mejor posible su aureola─ Hay que aprovechar la hora que es para ir más tranquilos por las calles.
─ Mmm... sí.. ah... ─Anthony bostezó de nuevo─ Vamos...
Sin decir otra palabra ambos salieron del edificio abandonado y como esperaban las calles estaban vacías, bueno casi vacías, pero algo es algo, comenzaron a caminar más tranquilos mientras veían algún que otro pecador que estaba por alguna razón estaba caminando a esas horas.
La ciudad era muy grande y les costaría encontrar a la chica salvadoreña, especialmente por qué no conocían nada de aquel lugar y acabarían perdiéndose, sin embargo, rendirse no era una opción para ellos así que harían su mejor esfuerzo para encontrar a la chica.
No pensaban dejarla abandonada ahí, era demasiado peligroso y por eso sabían que no podían bajar la guardia en ningún momento, continuaron caminando por un rato hasta que escucharon un ruido, un pequeño rugido... anthony bajó la mirada avergonzado, val lo miró unos momentos en silencio.
─ No digas nada... ─Dice el arácnido, ahora mirando a otra parte─ No he comido desde anoche y lo sabes.
─ Okey, okey, tranquilo Tony. ─La polilla suspira acariciando el cabello del chico─ Busquemos un lugar para comer, yo también tengo hambre.
─ ¿Qué lugar estaría abierto a estas horas? ─Cuestiona la araña albina mirando al más alto─
─ No lo sé, ya encontraremos alguno.
─ Bueno.
Después de eso cambiaron a otro tema de conversación, mientras platicaban y caminaban por las calles en busca de algún local de comida abierto, el arácnido no se dio cuenta de que había una cámara mirando a su dirección hasta unos minutos después, estaba un poco sorprendido por verla ya que no espero ver alguna cámara en aquel lugar.
"Debe ser un producto de seguridad" piensa anthony siguiendo caminando junto a la polilla, vieron que había una pequeña cafetería, esperaba haber traído dinero con ellos y poder comprar algo, no le importaba tener que desayunar algo muy dulce o un simple café, solo quería llenar su estómago.
Valentino y Anthony se miraron unos minutos en silencio.
─ ¿Trajiste dinero?
─ Creo que sí. ─Val revisó en sus bolsillos y en efecto, su cartera estaba con él─ ¿Entras tú o yo?
─ Entra tú, prefiero esperarte aquí. ─Dice el arácnido apoyándose en una pared del local─
─ Bien, grita si te sucede algo. ─Val palmeó suavemente la cabeza del joven italiano antes de entrar al local─
Anthony suspiró suavemente y se quedó ahí esperando a la polilla, mientras miraba a aquellos pecadores pasearse por la calle, peleándose o hasta matarse, lo último le causo escalofríos al albino, tenía miedo de que si los descubrían serían los siguientes y no quería morir de nuevo.
Agitó la cabeza para quitarse esos pensamientos y simplemente se quedó en su lugar, intentando ignorar lo que sucedía a su alrededor, metiéndose en su mente y divagando por un rato, quedándose quieto como estatua.
Hasta que un toque en su hombro le hizo sobresaltar.
─ ¡Ah!
─ ¿Estás bien? ─Pregunta valentino preocupado─ Te noto algo nervioso...
─ A-ah, sí, sto bene. ─El albino dio un suspiro de alivio─ Solo estoy nervioso por todo lo que pasa aquí... no estoy acostumbrado a nada de esto.
─ Ninguno de los dos lo estamos... pero tendremos que soportar, hasta poder encontrar a vaggie. ─La polilla le entregó al arácnido un café─ Ten, también pude comprar unas donas.
─ Gracias. ─Anthony tomó el café y le dio un sorbo antes de seguir caminando al lado de su padre adoptivo─
Por alguna razón sentía la extraña sensación de ser observados, miró de reojo a la cámara que estaba hasta la esquina de la calle, seguía mirando en dirección a ellos y eso le hacía tener un mal presentimiento, no ha dejado de mirar hacia ellos y eso le incomodó.
Pero quizás no era para tanto, seguramente solo eran cosas suyas, "tranquilo tony, esa cámara debe ser de una compañía de seguridad, relájate" intenta convencerse, su mirada volvió adelante y dejó de pensar tanto en el asunto de la cámara, debe estar imaginándose cosas que no son.
Sin saberlo, el arácnido tenía razón en preocuparse algo... ya que, esa cámara era propiedad de un pecador, que pertenecía a una clase de pecadores más poderosos que otros, y con esa cámara estaba observándolos a ambos, ya que había algo en ellos que le hacía dudar en que fueran solo unos pecadores más del montón.
Tendría que averiguar si eran lo que aparentaban ser.
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[-Narrador omnipresente-]
Cuando la chica tuera abrió su ojo, se sentía agotada, apenas pudo dormir anoche, se sentó en la cama y se estiró un poco hasta que se percató que tenía ropa doblada en la cama con una nota que decía "aquí tienes la ropa que te prometí, espero que te guste vaggie" al terminar de leer la nota, la ángel sonrió levemente y se levantó para ponerse su nueva ropa.
Luego de un rato se miró al espejo de cuerpo completo que había en el cuarto, tenía una blusa rosa oscuro con toques gris pizarra oscuro, una falda negra, guantes largos sin dedos de color gris pizarra, medias largas del mismo color con diseños blancos y zapatos blancos, se estuvo mirando por unos minutos en el espejo y sonrió para ella misma.
─ No está nada mal. ─Dijo sonriente la de piel gris─
Un poco más animada salió de la habitación para bajar las escaleras e ir a la cocina para desayunar algo, al llegar se encontró con la princesa aún en pijama sentada en una silla de la cocina mientras tenía una taza de café entre sus manos, y las cabras demoníacas hacían el desayuno para ambos.
─ Buenos días, su majestad. ─Saluda vaggie con una pequeña sonrisa─
─ Oh ¡Wow! ─Exclama la rubia al ver a la contraria con la ropa que le dejó, un brillo apareció en sus ojos─ ¡Te ves increíble!
─ Jeje muchas gracias. ─La chica tuerta se sentó en otra silla─ Es un gesto muy amable, usted es demasiado amable conmigo...
─ No es nad- ─Antes de que charlie terminara vaggie la interrumpe─
─ Dígame que puedo hacer por usted. ─Miró a la rubia en espera de una respuesta─
─ ¿Qué? no, no es necesario que hagas algo por mí. ─Niega la de mejillas rojas mientras hace un movimiento de mano─
─ Insisto, ha hecho mucho por mí, y no quiero que piense que me estoy aprovechando de usted. ─Dice un poco nerviosa la de piel gris mientras su desayuno era servido─ por favor, princesa, déjeme devolverle todo lo que ha hecho por mí.
La rubia suspiró antes de dejar su taza de café sobre la mesa y a continuación, tomó la mano de la chica de cabello plateado mientras le dedicaba una dulce sonrisa.
─ Vaggie, no tienes que hacer nada por mí. ─Dice con una voz tranquila─ Yo ayudó a los demás por qué quiero hacerlo, no por qué espero recibir algo a cambio.
La de piel gris simplemente sonrió, algo que le hizo sentirse más calmada y relajada era la voz de aquella demonio frente a ella, ya que tenía una linda voz, dulce y gentil como su personalidad.
Se acomodó un poco el cabello y solo asintió, aceptando su derrota por esta vez, miró su plato con el desayuno y sonrió un poco más.
─ Está bien, si usted lo dice. ─Dice la chica tuerta sonriente─ De todos modos, si en cualquier otro momento necesita algo de mí, con gusto le haré cualquier favor, solo pídamelo.
─ Jaja de acuerdo. ─Responde entre risas la rubia─ Tal vez en un futuro cercano o tal vez no, uno nunca sabe.
Vaggie rio un poco y comenzó a desayunar junto a la princesa, durante el desayuno estuvieron platicando de diversos temas triviales y riendo entre ellas, fue un desayuno muy agradable para las dos.
Al acabar ambas se pusieron de acuerdo en lavar los platos juntas, al empezar dicha tarea quedaron en un silencio en la cocina, pero no era incómodo para ninguna de las dos, era tranquilo.
─ Uhm, vaggie... ─Llama charlie, captando la atención de la nombrada─ Tengo una pregunta para ti.
─ ¿Cual es, princesa? ─Pregunta curiosa la de piel gris─
─ ¿Tu... sabes qué le pasó a tu familia? ─Pregunta dejando de lavar, vaggie se puso tensa─ Perdóname por querer preguntarte eso, pero me imaginó que tienes preocupados a quienes son muy importantes para ti.
─ Yo... ─Vaggie guardó silencio unos minutos, pensando en algo─ D-de hecho, creo que ellos están en el cielo... no tengo ningún familiar en el infierno, no que yo sepa... aunque creo que no les importaría lo que me pase igualmente...
La de piel grisácea bajó la mirada en silencio, a su mente llegaron momentos en los que se divertía junto a valentino y anthony, a pesar de que los tres murieron en épocas diferentes siendo vaggie la más joven de los tres tanto en edad como en época de fallecimiento, lograron formar un lazo familiar pese a no llevar la misma sangre en sus venas.
No reaccionó por un rato por estar divagando en su mente y reviviendo diversos momentos que tuvo con la polilla y la araña, tanto felices como tristes, en todos ellos permanecieron con ella sin dejarla ir, con tal de tenerla en sus brazos ya sea en un acto de cariño fraternal y paternal, como una forma de molestarla un poco por parte de anthony, como un abrazo consolador.
Al parecer estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta que comenzó a llorar, la repentina acción de la princesa de acurrucarla en sus brazos logró que la de piel grisácea saliera del tipo de trance en el que estaba.
─ Lo lamento, vaggie... no debí preguntarte eso. ─Se disculpa apenada la rubia mientras pone una mano sobre la cabeza ajena─
─ N-no pasa nada... está bien... ─Dice en un tono bajo la chica tuerta, sollozando suavemente─
Sí ellos supieran, si ella supiera lo que era y lo que había hecho, jamás sería perdonada... esa idea le asustaba, pero a la vez sabía que era algo que se merecía, aunque no se creía capaz de soportar tanto dolor y que las personas que más quería le dieran la espalda.
No quería experimentar eso, no de nuevo, era como si clavaran una navaja en su alma y la perforaran por completo, una sensación que era desgarradora, y que prefería evitar volver a sentir a toda costa.
Cerró su ojo bueno dejando las lágrimas caer y dejándose consolar por la princesa morningstar, quedando en un profundo silencio que solo era cubierto por sus sollozos.
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