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𓆩♡𓆪 Deben ser silenciados. 𓆩♡𓆪

[-Narrador omnipresente-]

Después de un rato habían llegado en un lugar apartado de la ciudad, Valentino y Anthony fueron obligados a arrodillarse y levantaron sus miradas mientras eran amarrados, luego de unos momentos se dieron cuenta de que había una especie de portal ahí arriba.

Aunque no estuvieran seguros de a dónde llevaba, por lo poco que lograban ver, desde el otro lado había un tono rojizo y algo les decían que era un lugar del que probablemente no puedan volver.

─ No podemos permitir que digan una sola palabra. ─Dice Severed, una de las exorcistas amarra con fuerza las extremidades y alas del arácnido─

─ ¿¡Que le hicieron a mí hija!? ─Exige saber la polilla, mirando a las exorcistas─

─ Solo lo que se merece una traidora como ella. ─Responde con desdén Mary otra exorcista, con su máscara sonriendo de manera inquietante mientras amarra de igual manera a valentino─ Pero no se preocupen, se volverán a ver...

Las exorcistas alzaron vuelo levantando a valentino y anthony con la suficiente fuerza mientras ellos forcejean para liberarse de las ataduras.

─ En dónde las sucias almas pecadoras sufren por el resto de la eternidad.

Exclaman todas antes de lanzarlos al portal que los llevaría al peor lugar de todos, el lugar dónde arden las almas de aquellas personas que tomaron el mal camino, como dijeron las mismas exorcistas, fueron echados al mismísimo infierno.

Terminaron cayendo sobre botes de basura en un callejón ocasionando bastante ruido, aunque a nadie pareció importarle lo suficiente como para ir a ver que había tirado aquellos botes de basura, aún si fuese muy tarde. Ambos quedaron algo aturdidos por la caída.

Estaban adoloridos por caer encima de aquellos botes, valentino miró el cielo rojizo de aquel lugar, observando el portal de donde cayeron, quiso levantarse, pero no pudo debido a que sus extremidades estaban amarradas.

─ Tony, tony hablarme ¿Me escuchas? ¿Te quebraste algo? ─Pregunta preocupado mientras lleva su mirada al arácnido que se encontraba a pocos centímetros de él─

─ Estoy b-bien... ahg.. creo. ─El albino se estremeció del dolor y miró a su alrededor─ ¿A-acaso estamos en...?

─ Es una desgracia decirte que si... ─Dijo val con un tono serio mirando el cielo rojizo─

Ambos ganadores del cielo, recientemente echados al infierno, lugar de todos los pecados existentes y dónde van a parar las malas personas, estaban asustados por qué sabían que estaban en el lugar más peligroso de todo el universo, y no estarían seguro en ninguna parte.

Pero si esas exorcistas tenían razón y vaggie estaba abandonada en ese lugar, entonces tendrían que mantenerse determinados y no separarse en ningún momento, nunca se sabe lo que se estará escondiendo en los rincones de aquel lugar de oscuridad y pecado.

Pero antes... tenían que hallar la manera de desatarse.

[-Narra Valentino-]

Esto es horrible, ¿Como haremos para encontrar a vaggie si ni siquiera podemos levantarnos del suelo? nuestros brazos están totalmente inmovilizados, aunque... pensándolo un poco mejor, no todos nuestros brazos, al menos no los de Anthony.

Volteé a verlo y seguía intentando liberarse, silbé un poco para llamarle la atención y lo conseguí fácilmente.

─ Tony, eres una araña, tienes un tercer par de brazos. ─Le recordé mientras que, de alguna manera, logré sentarme en el suelo─

─ Ah, es verdad. ─Se rio un poco avergonzado, seguro por haber olvidado ese detalle─

Sacó sus otros brazos que tenía ocultos y comenzó a desatarse, yo solo veía y de vez en cuando le decía cuando iba mal, apenas podía ver por encima de su hombro, pero luego de unos cuantos minutos logró desatarse.

Después se acercó a mí y me ayudaron a desatar las ataduras, y lo logró en poco tiempo, me levanté con un poco de su ayuda y observamos el callejón unos minutos.

─ Bueno, lo mejor será que salgamos de aquí con cuidado... ─Dije mientras me acercaba a la salida del callejón y me asomaba un poco─

Papà, ¿Que haremos cuando los de aquí nos vean? ─Pregunta anthony a mis espaldas, en un tono inseguro─ Sabrán que somos del cielo a la primera.

─ No lo sé... ─Suspiré, estaba preocupado por la seguridad de Tony y la mía─

No ví a nadie en las calles, así que supuse que era buen momento para irnos, le avisé a anthony y ambos salimos del callejón.

Sin embargo, apenas dimos unos cuantos pasos sentí algo debajo de mis pies y al bajar la mirada...

─ ¡Por los cielos! ─exclamé asustado y asqueado a la vez─

─ U-un cadáver.... ─Murmuró Tony al ver el cuerpo moribundo de un.. aparentemente, pecador─

Dios bendito, vámonos... ─Dije antes de agarrar el brazo de anthony y llevándolo lejos de ahí─

El olor a muerto era muy evidente, mientras salíamos vimos trozos de cuerpo, seguramente el resultado de los exterminios, pero no entiendo algo ¿Por qué matar a gente del infierno?

Vi que a uno tenía clavada una lanza, otro una espada y eso, creo que estas serían las armas de las exorcistas, antes de que me diera cuenta anthony me agarró del brazo y me metió a un nuevo callejón.

─ ¿¡Tony que fue es- ─Me tapó la boca tan rápido como pudo─

─ Shh... ─Me hizo una señal de guardar silencio y señaló fuera del callejón─

Al asomarme un poco ví a las almas de aquí, almas pecadoras, caminar por la calle y veía como simplemente ignoraban los cuerpos o los tiraban a cualquier lado, siguiendo como si nada.

Aunque ví a otros que se estaban comiendo los cadáveres de aquellos pecadores desafortunados, una escena que me causó miedo y a la vez asco, me metí de nuevo al callejón y miré a anthony.

─ Debemos usar algo que nos cubra. ─Sugirió, desvió la mirada y encontró algo que llamó su atención─ ¡Ajá, ahí!

Se acercó a unas cuerdas que sujetaban ropa, sacó de ahí dos prendas lo suficientemente grandes como para cubrir nuestros cuerpos.

Pero todavía había un detalle...

─ Nuestras aureolas nos van a delatar. ─Apunte señalando las aureolas de ambos─

─ ¡Maledizione! ─Maldice en su idioma natal, después me lanza la prenda más grande que tomó─ Me olvidé de eso... pero no podemos esperar a que se vacíen las calles, estaríamos horas aquí y no podemos desperdiciar más tiempo.

─ Supongo que tienes razón, esperar no es una opción. ─Suspiré mientras agarraba aquella prenda─ Tarde o temprano alguien nos verá de todos modos en este callejón, deberíamos ir por calles solitarias o caminar tan rápido como podamos.

Él me dio un asentimiento en respuesta y nos cubrimos con las prendas, tratamos de tapar nuestras aureolas lo mejor que podíamos y después nos asomamos nuevamente, no había mucha gente así que era nuestro momento de irnos.

Salimos del callejón y comenzamos a caminar con un poco de prisa por las calles, que estaban con restos de cadáveres, sangre y basura, que asco... este lugar es horrible, y las almas que acabaron aquí parecen igual de malas, bueno es el infierno al fin de cuentas, pero ahora solamente me preocupa mí pequeñita vagatha.

Seguimos caminando por calles casi vacías o por dónde hubiera pocos pecadores, aunque si debo admitirlo, algunos nos miraron extrañados y me puso un poco nervioso, sus miradas tenían algo detrás... algo que me gustaría no averiguar.

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[-Narrador omnipresente-]

Hasta hace unas horas, en alguna parte de la ciudad, una chica de cabello plateado se arrastraba por el suelo mientras estaba sangrando de un color dorado, aquel ángel que había sido despojada de sus alas se detuvo al no sentirse con fuerzas para seguir moviéndose y se apoyó contra un contenedor de basura, estaba adolorida, apenas podía mantener abiertos los ojos... o al menos el ojo que le sobraba.

¿Iba a morir aquí? ¿Enserio este iba a ser su final? ni siquiera tuvo la oportunidad de despedirse de su padre adoptivo y su hermanastro, seguramente estaban preocupados por ella, ahora solo le quedaba esperar que algo o alguien de ahí abajo viera su vulnerabilidad y la mate o quisiera hacerle algo igual de horrible.

Alzó un poco la mirada al oír pasos acercarse a ella, vio a un demonio de ojos rojos muy cerca de ella, pensaba que iba a morir ahí mismo... pero el demonio se reveló siendo una chica de cabello rubio, ojos rojos con esclera amarilla, piel pálida y unas mejillas rojizas, aquella chica se veía muy preocupada por ella al verla en ese estado.

Sacó unas vendas que tenía de su bolsillo y las colocó cuidadosamente en la cuenca vacía de la chica grisácea, al ver este acto vaggie sonrió un poco como gesto de agradecimiento a la rubia, quién sonrió también mientras se acomoda un mechón de cabello.

─ Permíteme ayudarte. ─Dice con un tono amable la de traje rojizo, levantando a la chica herida del suelo─

─ Gracias... ─Susurró suavemente la de cabello plateado, dejándose ayudar por la contraria─

No pensó que habría un alma bondadosa en aquel lugar por obvias razones, pero gracias a dios quién la encontró fue aquella chica amable y no algún pecador o demonio que se encontraba por ahí merodeando, quién sabe las cosas que le harían.

La rubia dirigió a la chica herida hasta una limusina en la que ambas entraron, la limusina arrancó mientras la de traje rojizo acomodó con cuidado a la de piel grisácea, sentándose a su lado.

─ No te preocupes, cuando lleguemos a mi hogar tendré todo lo necesario para curarte mejor, y te daré ropa nueva si lo necesitas. ─Asegura la rubia sonriente─

─ Es.. está bien... ─Responde con un tono cansado, aunque manteniendo una pequeña sonrisa por la amabilidad de la contraria─ Te lo agradezco...

─ De nada, me gusta brindar mi ayuda a quién lo necesite. ─Dice sonriente la rubia, mientras ponía su mano en el hombro de la contraria─

Vaggie solo asintió y miró por la ventana de la limusina mientras pensaba, ¿Valentino y Anthony se habrán dado cuenta de su extendida ausencia? por supuesto que sí, ¿Que les dirían? ¿Que los abandonó? ¿Qué decidió escapar o algo así? le asustaba que ellos pensaran que ella les haría algo así.

Pero ahora... solo deseaba que ellos estuvieran bien y permanezcan en el paraíso, dónde merecen estar.

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[-Narrador omnipresente-]

Ya era tarde, la chica tuerta estaba sentada en el sillón mientras esperaba a la rubia, ya estaba mejor curada gracias a la demonio que la rescató, a quién ahora conocía como Charlie Morningstar, la... hija de Lucifer, el ángel caído. Sinceramente quedó muy sorprendida al saber que había sido salvada por la princesa del infierno, no parecía tener una pizca de maldad en ella.

Era dulce como un caramelo y tenía una actitud gentil, pero al fin de cuentas de verdad estaba muy agradecida con ella por decidir ayudarla en vez de dejarla ahí tirada como un trapo sucio.

Luego de unos minutos de espera la de traje rojizo llegó con una bandeja con comida, dándosela a la chica de cabello plateado quién recibió con gusto la comida.

─ Ten, necesitas recuperar fuerzas y me imagino que tienes mucha hambre. ─Dice la rubia sentándose en el otro extremo del sillón─

─ Sí, gracias princesa. ─Vaggie sonrió y comenzó a comer─

─ Por favor, solo dime Charlie. ─Le devolvió la sonrisa, y comenzó a acariciar a su mascota KeeKee que se subió a su regazo─

Vaggie comía a gusto mientras miraba de reojo a la princesa vez en cuando mientras esta acariciaba suavemente al felino de un ojo, jamás se llegó a imaginar que la descendencia de lucifer fuera a ser tan amable y generosa, totalmente diferente a un demonio.

Cuando acabó de comer unas cabritas demoníacas, llamadas Razzle y Dazzle quienes eran los guardaespaldas de charlie se llevaron las cosas a la cocina para lavarlas, y en eso vaggie y charlie comenzaron a platicar durante un rato.

Las risas de las dos no se hicieron esperar, se estaban llevando bien con solo unas cuántas horas de conocerse, pero disfrutaban de la compañía de la otra y de platicar como contar pequeñas anécdotas, la ángel sonreía mientras miraba a la princesa del infierno reír.

─ Bueno prince- digo, charlie, es usted muy amable por su hospedaje. ─Se levantó la de cabello plateado antes de hacer una reverencia ante la rubia─

─ Jeje, por nada, no hace falta que hagas una reverencia. ─Charlie sonrió un poco, levantándose igualmente del sillón─ Ya es algo tarde, ven te enseñaré dónde dormirás.

La princesa guio a la chica tuerta una de las tantas habitaciones que había y abrió la puerta, dejándole pasar primero, vaggie entró y vio la habitación que usaría esa noche, era simple, pero acogedora.

─ Es muy lindo. ─Comenta con una pequeña sonrisa─

─ ¡Me alegra tanto que te guste! ─La rubia colocó sus brazos tras la espalda acercándose a la contraria─ Puedes cambiarla para adaptarla más a tu gusto si eso quieres.

─ Por ahora está bien.

─ ¡Muy bien! por cierto, sobre la cama te dejé ropa para dormir, mañana te traeré ropa nueva. ─Dice la rubia dándole una palmada en la espalda a vaggie─ ¡Descansa vaggie!

La princesa se fue de la habitación con una sonrisa, sin haberse percatado de cómo había dejado a la nombrada... su respiración comenzó a acelerarse y sentía que todo a su alrededor comenzaba a volverse borroso, de su espalda un color dorado comenzaba a esparcirse manchando su ropa.

Rápidamente cerró la puerta y corrió al baño personal que había en la habitación, abrió el grifo de la ducha y se fue quitando todas sus ropas hasta quedar sin nada, entró a la ducha y comenzó a limpiarse como podía, el humo del agua caliente invadió el cuarto de baño mientras la joven ángel se duchaba.

Por lo menos la princesa no se dio cuenta de que comenzó a sangrar, eso era bueno, no podía dejar que ella supiera que era un ángel, que mató a tanta de su gente, no después de que ella la haya dejado quedarse en su hogar y la haya tratado tan bien.

Charlie era un alma pura y ella... la asesina de varios de su gente.

─ Ella no puede saberlo... no puede saber que invitó a una asesina a su hogar... ─Murmura para ella misma mientras se agachaba en la ducha, mirando al suelo y perdida en sus pensamientos, pronto se acordó de algo más─ Papá Valentino... Anthony... perdón...

Dio una disculpa al aire, sí es que ellos llegaran a saber lo que hacía a sus espaldas en algún momento jamás la perdonarían, ella era una persona horrible y lo sabía, no se merecería el perdón de ellos ni de la princesa.

No después de lo que ha hecho durante estos años...

Terminó de ducharse y se secó tan rápido como pudo con la toalla, después tomó la ropa que había dejado charlie y se la colocó, se acostó en la cama y trató de dormir, pero sus pensamientos la comenzaron a atormentar, al igual que la culpa.

Aunque intentaba apartar esos pensamientos para poder descansar un rato, fue un día largo para ella y de verdad necesitaba dormir un poco.

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