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𝟖

— No había una gran manera de explicar lo sucedido, sólo había entrado a ese lugar por un agradable accidente que el albino permitió. Poco a poco desapacieron todas las figuras dejándolo solo acompañado de Kaworu que verificaba el perímetro con la vista para después, sin realmente desearlo, alejarse del castaño.

— ¿Qué fue todo eso? — Pasó su mirada del chico a la grama mientras éste se frotaba los ojos sin poder creer lo que pasaba. Ikari no era el tipo de persona la cual creyera en que los fantasmas o cosas sobrenaturales existían, pasaba su vida ignorando ese hecho y no había algo que certifique la existencia de dichas cosas hasta ese momento que lo vio con sus propios ojos.
El albino no hayaba palabras para describir aquello, sobretodo la pregunta del menor al saber lo que era pondría el peligro el lugar.

Los ojos castaño claro lo miraban expectante en busca de la explicación, Nagisa suspiró y confió en el joven procediendo a explicar algo que no era tan fácil de imaginar. — Hay un confín entre los vivos y los muertos, ambas partes nunca se cruzan a menos que tengas cierta autorización. — Hizo una pausa respirando antes de continuar. — Los cementerios tiene una especie de recinto para el descanso, un lugar donde las almas reposan o van en busca de su hogar ya que los cuerpos se descomponen en otra parte. — Shinji suspiró haciendo de que entendía algo cuando realmente aún no caía del todo.

¿Estaba soñando? Era lo más probable ya que no encontraba alguna explicación para lo que pasaba pero todo lo sentía a carne viva, sentía la fría ventisca rozando su piel, la luz en sus ojos y la compañía del albino.

Nada de eso podía ser real ¿o sí? Quizás ya estaba demente, quizás era un sueño de todas formas no perdía nada en ese momento.
Kaworu se encontraba re pensando acerca de todo dirigiendo su mirada a Ikari sorprendido de todo, simplemente sonrió acercándose para llevarlo al lago que anteriormente habían estado. Acercó sus dedos tímidamente tanteando tontamente antes de unirse sin apretarse, Shinji buscaba el calor de su mano mientras el albino sólo disfrutaba de él.
Se sentó seguido de su compañero para apreciar el reflejo de las nubes en el agua. De momento a otro quebró en llanto con su cuerpo temblando, Kaworu se sorprendió de verlo así tan repentinamente, sin embargo relajo su semblante acercándose más a él para consolarlo con suaves caricias en su espalda.

El adolescente al verse casi completamente solo, sin alguien que lo conociera o sintiera que lo juzgaría o reclamaria de sus tristezas partió en llanto. — Me siento solo... — Dijo en una voz trémula. — Estoy constantemente rodeado de personas, pero no las siento cerca de mí. Tengo amigos, tengo familia pero siento que todos ellos me van a juzgar y no quiero ser lastimado... ¿Cómo les explico el constante vacío en mi interior? No hay razones para sentirme así si tengo una familia, ¿verdad? Por qué... ¿por qué me sigo sintiendo triste? — Soltó en un doloroso suspiro. — Creo que todo son supersticiones mías,  porque no soy lo suficientemente importante para que las personas piensen en mí pero ¿y si lo hacen? ¿Pensarán en lo inútil y reemplazable que soy? — se quedó pensativo unos minutos para después bajar su rostro — ... Creo que me estoy ahogando en un vaso de agua. — Sus ojos acabaron la oración con una mirada triste mientras Kaworu sólo lo observaba escuchándolo en silencio, pensando en qué decirle.

— Pero no significa que no te estés ahogando, sea en un vaso de agua o no. Tus problemas no son menores que los de nadie, la importancia que le das a algo no es poca cosa porque sólo tú sabes cómo te afecta. — Le sonrió al final frente a la mirada dolorosa de Shinji que veía una esperanza en él, como si algo nuevo pudiera nacer. — Dejar de sentirse así no es un camino fácil, pero tu eres el primero que debe dar el paso y aceptarte, hacer cosas por ti. — Le aconsejó mirándolo a los ojos. Su tono de voz era calmo por lo que Shinji no se sentía atacado pero decirle que tenía que dar el primer paso fue algo que lo dejó incómodo, su rostro se arrugó ligeramente pensando en lo ridículo que sonaba. 

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