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Tintineo.

El rugido grotesco hace temblar bajo mis pies y todo el lugar. Todos prestábamos atención a la escena frente a nosotros.

Goku y Vegeta ya no eran humanos.

Mi reacción fue correr hacia el gigante mono que se supone que hace unos segundos era mi esposo, éste acababa de caer con una rodilla en el suelo.

-¡Goku! ¡Goku! ¿Estás bien? –me coloco frente a él, tocando su pie para que su mirada agachada dé conmigo.

-Él apenas pudo dominar su modo Ozaru. –explica la voz gruesa de Vegeta.

-¿Estás bien? –le vuelvo a preguntar. Goku en modo Ozaru asiente con la cabeza, más no me habla. Su mirada se queda prendida en mí, y yo no soy capaz de quitar la mía.

Entonces, comienza la batalla.

Uno de los arcángeles intentó atacarme por la espalda mientras Goku y yo nos mirábamos, pero la gran mano de Goku se interpuso y lo mandó a volar, luego me tomó a mí con delicadeza y me levanto hasta su rostro. Con depositar un beso en su nariz bastó para traerlo a la realidad, y que ninguna duda surgiera en él.

Goku estaba controlando a la perfección su metamorfosis.

-¡Acabemos con ellos! –le grito. Entonces, con toda la emoción del mundo, soltó un rugido que hasta a mí me puso los pelos de punta.

Creo que eso es un sí.

Goku me deposita en el suelo y desde ahí nos separamos para atacar.

Kyle y Bills se enfrentaban a varios dioses a la vez, tuve que abalanzarme a uno para que no atacara a mi hermano por detrás.

Esto sería un caos.

Si un dios mata a otro dios, entonces dejaremos de existir en todas las dimensiones.

-¡Mereces morir! –grita el arcángel que era mi madre. Su ropaje estaba algo roto. Causa de la guerra que se está practicando.

Uno de los dioses me lanzó una esfera de energía, al esquivarla, mi pierna derecha quedó atrapada ante unas esposas.

-Es suficiente... -dice él frente a mí.

-¿Sabes cuantas veces me han repetido eso? –ruedo los ojos. El dios destructor no le causa gracia y lanza un puñetazo en dirección a mi rostro. Caigo de bruces al suelo en una posición no tan cómoda gracias a las cadenas de mi pie. Tomo con ambas manos las cadenas y las rompo con facilidad.

-¿Por qué te aferras a vivir? Kanon, ¿No ves que sería una mejor vida sin ti? –dice él. Ahora soy yo quien me abalanzo hacia su cuerpo para romperle las costillas.

Ambos caemos al suelo y giramos en él, intentando ganarle al otro. Él era de los más poderosos en los doce universos y no podía darme el lujo de perder.

Sin embargo, un rugido atrapó mi atención.

Eran tres de los dioses rodeando a Goku en modo Ozaru y obligándolo a caer. Goku intentaba buscar algún modo de quitárselos de encima, pero solo empeoraba las cosas.

Pateo el rostro del dios, y me lanzo hacia uno de los que estaban molestando a mi marido, colocando una aureola de energía alrededor de su cuello, y estrellándolo a él al pavimento. Así no causaría problemas

-Quédate aquí. Idiota. –amenazo.

Alguien toma mi brazo y logra aventarme lejos, destrozando una fuente de sangre.

Ni siquiera me había dado cuenta de todas estas almas huyendo de aquí. Olvidé que estábamos en el infierno.

-¡Date por muerta! –mi madre aparece con su daga e intenta clavarla en mi corazón. Pero doy un giro ágil para esquivarla, luego, con una patada, logro que la suelte. Sin pensarlo, mi puño dio directamente en su rostro, lanzándola lejos.

-Nunca fuiste buena madre...

La batalla había iniciado bien, pero con el paso de los minutos, se fue tornando cansada y dolorosa. Eran cada vez más, y cuando tocaba pelear de varios, era un completo desastre.

Mi mirada vuelve a distraerse con el rugido de dolor de un Ozaru. Goku tenía la cola mochada, y esto solo hacía que su metamorfosis terminara y él volviera a su modo normal.

Quise ir a su ayuda, pero uno de los dioses me había detenido y ahora me tenía en el aire, ahorcándome con una mano.

Con la energía que me queda, pongo mis manos en su brazo y hago todo el esfuerzo para hacerle daño.

Si no se quitaba pronto, le iba a explotar el brazo.

El dios, sabiendo mis intenciones, me soltó. Pude darle una patada en sus bajos y correr hacia el cuerpo desnudo de Goku. Para mi sorpresa, no estaba inconsciente, pero sí muy cansado.

-¡Goku! –quiero llegar a él, pero entonces...

-¡Aquí acaba todo! –grita ella.

Estaba tan preocupada por él que no vi cuando mi madre lanzó aquella daga envenenada de la cual no saldría viva. Iba en mi dirección y yo ya no podía detenerme o hacer algo al respecto, iba a morir aquí.

Pero la daga nunca llego.

Kyle había aparecido frente a mí, con la daga dándole de lleno en el corazón.
Mi hermano cayó de rodillas frente a mí.

-No...

Me muevo de mi lugar para caer de rodillas junto a mi hermano. –Kyle, Kyle... dime algo... ¡Por favor!

Pero él seguía de rodillas, con la cabeza gacha, frente a mí. Entonces, una sonrisa cruzó por su rostro, sin importarle que la sangre comenzaba a brotarle de la boca.

-He encontrado mi lugar, Kany. –murmura por lo bajo. Su mirada café choca con la mía. –Sigo pensando que eres el ángel más hermoso.

-Kyle, no me dejes. Por favor. –me acerco a rastras a él mientras tomo el puñal de la daga en mi mano para sacarla de su corazón. Pero él me detiene, con sus manos sobre las mías. Me hace mirarle al rostro.

-No llores, Kany. Todo estará bien.

-¡No maldita sea! ¡No estará bien! ¡Tienes que quedarte conmigo! ¡Serás un buen tío... el mejor hermano! –las lágrimas brotaban. –Kyle... No me dejes.

-Tienes que salir viva de esto. Nena, lo apostamos. –me recuerda. Kyle comienza a toser sangre, recarga su cabeza en mi hombro y suelta un débil suspiro y me da un último susurro. –Te amo.

-¡Kyle! –doy un grito. Al mismo tiempo alguien me toma del cabello y me arrastra lejos del cuerpo inerte de mi hermano, quien cayó al suelo muerto. -¡¡Kyle!!

Me movía desesperada por quitarme el agarre de quien fuese que me tenía arrastrando. Luego me dejó en el suelo bruscamente, junto a Goku.

Goku estaba desnudo, con las manos en el suelo en un intento fallido de levantarse, le temblaban los músculos, hizo mucho esfuerzo y ahora está destrozado. Me arrastro hasta mi marido y le rodeo el torso desnudo con mis brazos. Mientras lloro por lo que me está pasando.

Goku ni siquiera podía corresponderme totalmente el abrazo.

-¡Maldita sea! –grito yo al ver que avientan el cuerpo inconsciente de Vegeta junto a nosotros. Gohan, Bills y el resto, estaban apartados, pero inmovilizados.

Habíamos perdido.

-Lo lamento tanto. –murmura mi madre. –Este es el fin.

Todos los dioses nos rodeaban, y mi cuerpo no podía dejar de temblar en los brazos de Goku.

Se comenzó a crear una grieta en el suelo, ya veía venir lo siguiente y Goku también, por lo que me aferró más a él.

-¡Te condenamos! –las cadenas salieron de aquella grieta y una vez más se cerraron en mis talones, pero esta vez aplicaban más fuerza.

-¡¡No!! –grito desgarradoramente mientras me aferro a él. Goku tenía la mandíbula tensa.

-Llévenme con ella... -susurra él. -¡Quiero ir con ella!

-¡No puedes! ¡Este será su castigo! –dice mi padre. Por un momento casi me suelto completamente de Goku, pero ambos logramos tomarnos de las manos en un intento desesperado de no dejarme ir.

-¡No quiero irme! –confieso con las lágrimas corriendo por mis mejillas. –¡Quería una vida feliz! ¡Plena! ¡Y contigo la obtuve, Goku!

Goku tenía los ojos brillantes, sus manos rodeaban a las mías, pero él se dio cuenta... se dio cuenta de que yo lo había soltado.

-¡No! ¡Ángel, no me dejes! ¡Por favor! –suplica. Yo niego con la cabeza y cierro los ojos, las cadenas se cerraban con fuerza en mis tobillos para acabar con esto de una vez.

-Siempre estaré contigo. Goku... -me sentía feliz. Por qué lo amaba, y sabía que él a mí. –Gracias por todo.

-¡Kanon! –grita mi nombre. Mis manos se estaban resbalando cada vez más fácil.

Fue una última mirada entre los dos lo que acabó con esto, eso y una última frase no dicha, pero si flotaba entre nosotros.

-Te amo.

Y ya no sentí las manos de Goku, solamente sé que fui arrastrada al agujero y caí ahí dentro, donde las llamas estarían esperándome...

-¡Kanon! –fue lo último que escuché, acompañado de un par de tintineos parecidos a los de un cascabel.

¿Tintineos?





-¿Qué pasó? –susurro.

Todos volvíamos a estar unos frente a otros. Mi marido a un lado mío, observando alrededor igual de confundido que yo. Entonces su mirada chocó con la mía, Goku frunce el ceño levemente.

-Ángel... -susurra, sus manos van directamente a mis mejillas y sin pensárselo dos veces me besó desesperadamente. Mis manos seguían temblando ante la repentina situación, más no le negué aquel beso. Goku acaricia mis manos con las suyas y las toma para ponerlas en su propio cuello, y luego él rodea mi cintura, atrayéndome a él aún más e intensificando nuestro beso.

Esto solo significa que si salgo viva de esto, me irá mal con él.

-Kanon... -me separo levemente de Goku para girar a ver a quien me llamó, Kyle se encontraba parado a unos metros de nosotros. Igual de confundido que todos.

-Que bien que esta pelea no duró mucho, o no habría podido regresar tanto el tiempo. –dice una voz conocida. Mi mirada cae al instante en el individuo frente a mí, ni siquiera me importó que viniera acompañado.

-Wiss. –susurro con voz quebrada. Él estaba frente a mí, con media sonrisa.

El problema era la pequeña compañía con la que estaba, fue cuando pude abrir los ojos con sorpresa.

-Buenas tardes... -dice el señor Zeno con su habitual tono infantil, mirándonos a todos con una sonrisa.

Estamos jodidos.



¡Hola! Espero sus comentarios, ya sé lo que viene acerca de Kyle. "¡Estúpida, mis sentimientos, idiota!" XD Y esas cosas.

¡Gracias por leer!sdhfaoiasuhfosadf Se va a poner mejor... jijiji

Goku, le amo tanto.

Ejem... Y pronto comenzaré con el fic de Vegeta. Nada más necesito... ideas buenas.

Gracias por todo.

¡AMEMOS A GOKU!

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