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Mi único Ángel.

Llevar el cabello largo tenía muchas desventajas, o bueno, en lo personal, a mí se me enreda todo el tiempo, y cuando vuelvo a terminar de cepillarlo, vuelve a enredarse. Otra de las cosas sería que a veces hace calor y realmente dan ganas de cortarlo, pero no lo haré. ¿Por qué? Bueno, todos me dicen que mi cabello pelirrojo es hermoso, y que si quisiera conquistar a un hombre, mi cabello le llamaría la atención al instante.

Quisiera que el amor de mi vida se fijara más que en mi cabello.

-¿Otra vez arreglando tu cabello para Zen? -Annie llega a mi lado y me ayuda a desenredarlo. Le sonrío agradecida.

-¿Me veo bien?

-Muy bien. Aunque todas llevemos el mismo vestido blanco, tu cabello te hace sobresalir más que todas. -me codea en el estómago. -Ahí viene.

Zen, cabello negro, ojos claros. Atravesaba el jardín del instituto de los ángeles con elegancia. Pareciera que nació perfecto, muy varonil y con una hermosa sonrisa.

-Pfff... otra vez ese idiota. -esa voz. Kyle no era tan alto (como lo sería después), cruzado de brazos junto a mí, llevaba el ceño fruncido y miraba con odio a Zen.

-¿Idiota? -alzo una ceja.

-No sé qué le ves... -ahora me mira burlón. Mis mejillas se sonrojan levemente.

-N-no sé de qué hablas...

-Hola Kanon.

-¡Zen! -gritamos Annie y yo al mismo tiempo.

-¿Qué necesitas, enano? -Aunque no era tan alto, Kyle lo era más que Zen.

-¡Kyle! -regaño.

-Solo vine a saludar. -sonríe amablemente. -Nos vemos Kanon.

-Adi...

Kyle cubre mis ojos con sus manos y me atrae a su pecho. -Sigue caminando, enano.

Dejo soltar un suspiro de cansancio, nunca iba a poder contra Kyle.

-Gracias por espantarlo... -lo alejo de un manotazo.

-No es la gran cosa, Kany. Mereces algo mejor...

-¿Qué sabes tú de lo que merezco?

Kyle me mira atentamente, acaricia mi mejilla y sonríe de lado. -Lo imagino.

-Chicos, debemos regresar a clase... Hoy hay revisión de Alas. ¿Recuerdan?

Ruedo los ojos. -¡Uggh!

-Mi hermanita está en problemas...

-¿Qué pasa? -pregunta Annie. Rasco mi mejilla con nerviosismo.

-Yo...

-¡Apúrense! -Shina acababa de llegar con nosotros. -¡Ya debemos entrar!

Todos los "semi-ángeles" nos adentramos a un salón grande. Apenas estamos aprendiendo a ser Ángeles, es en ésta etapa de nuestras vidas donde nos separan por categorías y nos mandan a diferentes trabajos.

Viniendo de una familia de Arcángeles, debería dar mi mayor esfuerzo pero no siempre estaba en mis manos.

-¡Siguiente! -llaman. Kyle toma mi hombro en señal de apoyo, camino hasta la mujer. Las alas determinaban ciertas categorías en las que podrías participar o no.

-Mmmmh... -la mujer me hace quitarme la camiseta y revisa. -No son lo suficiente grandes para poder volar.

-¿Disculpe? -me giro al instante. -No me puede decir eso, todavía les falta crecer...

-Es muy poco probable. -insiste ella. -Eso descarta muchas categorías, entre ellas mensajería entre dioses y mortales.

-Oiga... mis alas crecerán. Yo lo sé. No puede... mandarles eso a mis padres.

-Lo siento. -me mira como si no le importara. -¡Siguiente!

De los dos, Kyle siempre fue el perfecto, al salir pude ver claramente las hermosas alas de mi hermano, eran grandes y bien cuidadas...

-Vaya mierda.




-Veo que no te dieron buenas noticias. -mi hermano alborota mi cabello y se sienta a mi lado en el pasto.

-No cree que vayan a seguir creciendo... eso significa que me quedaré como ayudante, o peor... como guardián.

-No puede desanimarte eso. Las alas no lo son todo...

-Lo son para mí. -le miro dolida. -¿Qué crees que dirán nuestros padres cuando se enteren? Uggh... ya me lo imagino.

-No todo lo que digan nuestros padres debe importarte, Kany. Debes entenderlo...

-En pocas palabras me dices que ¿los mande a volar? -Kyle ríe.

-Si eso es lo que quieres...


Era una buena tarde, un buen día con un buen hermano, sin embargo fue en ésta fecha cuando ellos lo arruinaron todo.

Pareciera que el clima frío y lluvioso estaba de mi lado cuando lo dijeron.

-¿Están bromeando? -susurro. Miro a Kyle esperando algo de apoyo de su parte, pero la noticia le había pegado tanto que ni siquiera podía mirarme, estaba tenso y pálido.

-No. -dice ella. -Tú y Kyle se casarán. Es nuestra última palabra.

No podían estar haciendo esto... mi vida, mi libertad.

-Ahora que sabemos que no puedes hacer mucho... -indica mi padre, ofendido. -Que Kyle sea tu pareja va a ser lo mejor. Es un buen ángel y de los mejores... podrá recompensar tu estupidez y mediocridad.

No lo creía... cada palabra me hundía más y más en mi silla, ellos estaban decidiendo por mí.

-N-no quiero.

-¿Disculpa? -dicen al unísono. Miro a Kyle con necesidad de su apoyo, él también me miraba y entonces recordó lo que me dijo esa misma tarde... "que los mande a volar".

-Yo... -no pude seguir. Kyle tomó mi mano, interrumpiendo mi discurso, entonces...

-Lo haremos. Nos casaremos.

Ese fue el comienzo del gran odio hacia mi hermano gemelo....




- Miren quién está aquí... Es una gran sorpresa de que tu gemelo lindo no te esté cuidando las espaldas. -Mitsu, la odio tanto.

-No estoy de humor. Déjame sola... -vuelvo a recargarme en el árbol mirando al vacío. Desde ese día la amistad con Kyle cambió, ya no nos hablábamos más. No quería...

-Ridícula, igual que tus alas. -insiste. -¿Qué sentirá Kyle al ver que su hermana es una inútil?

-¡A la mierda! -me abalanzo sobre ella sin importarme nada. De todos modos, no seré un mejor ángel.

Los ángeles se reunieron alrededor nuestro, emocionados por nuestra pelea.

-¡Kanon! -Kyle llega hasta mí y me separa del demonio al que estaba golpeando. -Basta. ¿Estás bien?

-Lo estoy. -quito sus manos de mi cuerpo y camino rápido a no sé dónde. No quería estar con ella, mucho menos con él.

-¡Auch! ¡Maldita sea, fíjese por dónde camina, imbécil! -le grito a la persona con quien choqué. No le conocía; piel azul, pelo blanco, venía vestido con una túnica marrón y llevaba un cetro consigo. Me miraba con una media sonrisa.

-Creo que no todos amanecimos con el pie derecho hoy. -Y para colmo, se mete donde no le llaman.

-Eso no le importa. -respondo. Iba a seguir mi camino pero habló.

-¿Eres un semi-ángel?

-Lo soy. -giro a verle con cansancio.

-Qué extraña... -se acerca a mí, para mirarme mejor, inclina su cuerpo quedando cerca. -¿Vienes de discutir con alguien?

-Siga metiéndose donde o le llaman. -me cruzo de brazos. -¿Qué quiere? Debo irme...

-¿A dónde? ¿A chocar con más gente? -se estaba burlando de mí.

Si en algo soy famosa, es por no dejar que se burlen de mí. Alzo mi pie, intentando darle una patada pero él rápidamente y con un solo dedo lo detiene, creando una ráfaga de aire y llamando la atención de los pocos que estaban ahí.

-¿Pero qué...?

-Admiro la valentía e idiotez que tienes para intentar enfrentarme. Creo que no sabes quién soy ni a qué vengo. ¿Verdad? -sonríe amable. Alzo mi cabeza con desafío.

Sin quedarme estancada ahí, intento darle otro golpe, otra patada, pero todos los esquiva, hasta que decido detenerme.

-Eres buena...

-¡No me interesa lo que tengas que decirme!

-Claro, bueno, entonces no te interesará mi opinión sobre tus alas. Parecen pequeñas, pero yo creo que crecerán... -me quedo en blanco. -Que tengas buenas tardes.

Y se va, tarareando una canción. ¿Quién es él?




-¿Es cierto que hoy vino el ángel guardián del dios destructor? -escucho decir a mi madre emocionada. Ruedo los ojos con pesadez, desde que mis padres se enteraron que sería un fracaso para los ángeles, en la mesa solamente hablan con Kyle, a mí me hacen a un lado.

-Sí, es algo extraño. -Kyle acaricia su nuca. -Pero es amable, aunque por ahí me enteré de que hubo uno de los alumnos con el que discutió.

-¿Enserio?

-Y algunos dicen que ese alumno quiso golpearlo, pero obviamente supo defenderse.

¿Por qué me suena ésta plática? No será que golpee al ángel guardián del dios destructor.

-Bueno, cambiando de tema... -mi madre sonríe ampliamente. -¿Ya saben cuándo se casarán?

Silencio. La incomodidad inundó el comedor por completo, ni siquiera quería levantar mi rostro, o terminaría insultándoles y escupiéndoles en la cara.

-N-no hemos tenido la oportunidad de platicarlo. -murmura Kyle con nerviosismo. Mi madre frunce el ceño.

-Kanon. -su voz sonó como una orden. -¿A qué esperas para ponerte de acuerdo con Kyle?

-No es necesario. -digo yo.

-¿Cómo que no es necesario?

Dejo mi tenedor a un lado y les miro a la cara. -No es necesario porque no me casaré con Kyle.

-¿Qué?

-Kany... -Kyle intenta tomar mi mano pero la alejo. No quería sentirlo, me daba asco.

Sin embargo, lo único que no concordaba con ésta plática eran las carcajadas de mi padre, se reía como si le hubieran contado un chiste.

-¿Qué es tan gracioso? -digo entre dientes.

-Quisiera ver qué tan lejos llegas sin tu hermano, niña idiota. -Mi padre me sonríe macabro. -Estás equivocada, sin él no hay quien quiera ser esposo de alguien tan inútil.

¿Inútil?

-¿Qué dices? -pregunta mi madre.

-Digo que no aguantaría ni dos semanas sin su hermano...

-¡Entonces hagamos un trato! -golpeo la mesa con ambas manos. -¡Deja el tema de Kyle por una buena vez y yo me haré cargo de mi vida!

Mi padre sonríe divertido. -¿Crees que eres tan importante? No se acepta que te forniques con alguien cualquiera, no puedes hacerte cargo de tu vida si ésta depende de nuestro honor. ¡Si te casaras con alguien que...!

-¡No lo haré! ¡No me casaré con nadie y mucho menos con Kyle! -pateo mi silla, doy grandes zancadas hacia la salida.

-¡Kanon! -ese era Kyle yendo detrás de mí cuando me vio salir de nuestro hogar. Toma mi muñeca. -¿Qué crees que estás haciendo?

-¡No me toques! -le alejo de mí. -¡No me casaré contigo! ¡No quiero hacerlo, no lo haré!

-Oye, no es decisión tuya. -Kyle me mira serio. -Es por tu bien.

-¡Puedes meterte tu bien por el...!

-¡Hola! -interrumpen.

El hombre de piel azul con el que me crucé esta tarde se metió entre ambos, llevaba una sonrisa de oreja a oreja.

-Señor Wiss. -murmura Kyle sorprendido.

-¿Le conoces? -señalo al tal Wiss.

-Él es el ángel guardián del dios destructor. -explica mi gemelo pelirrojo.

O sea que... metí la pata hasta el fondo.

-Pero que eso no te haga cambiar tu actitud. -anima Wiss, regalándome otra sonrisa.

-¡Señor Wiss! -grita mi madre saliendo de la casa a toda prisa, mi padre venía detrás de él.

-¡Hola, mucho gusto! -saluda Wiss risueño.

Mi familia le idolatra, su rango en los ángeles es el más alto.

-Lamento que haya tenido que presenciar esta escena, mi hija se encuentra últimamente muy rebelde, y no hemos podido controlarla. -se excusa mi padre. Agacho mi cabeza con vergüenza odiaba que hablara de mí como si fuera su peor error.

-Oh, no... no se preocupen. De hecho, vine aquí buscándola a ella. -me señala. Todos le miramos con sorpresa.

-¿Por mí?

-¿Por ella? -murmura mi madre.

-Exacto. -sonríe con los ojos cerrados. - He visto un fuerte carácter en ti. ¿Cuál es tu nombre?

-Kanon. -susurro.

-¡Habla fuerte hija! -ordena mi padre. Muerdo mi labio inferior, odiaba esto.

-Te escuché perfectamente, Kanon. -contesta Wiss, desaparece su bastón, y mientras se detiene frente a mí, esconde sus brazos detrás de su espalda. -Cuéntame de ti.

Tenía miedo de hablar, no sabía exactamente qué decir, y menos si mis padres estaban frente a mí...

Al ver que no tenía intenciones de hablar, mi madre se adelantó. -Ella es tímida, y puede que a veces sea testaruda pero...

-Que ella me lo diga. -le interrumpe Wiss sin dejar de mirarme. -Si no miras alto, tal vez nunca encuentres lo que buscas...

Ante esas palabras tan extrañas, alzo mi mirada hasta sus ojos y es cuando pude ver lo que quería decirme. A través de sus ojos, estaba aquel escenario de colores con todos los Universos hasta llegar al mío, en él se veían las infinitas estrellas y galaxias, una tras otra y todas diferentes, dentro de ellas, los planetas y ahí, entre todas esas vidas, estaba la mía...

Wiss me estaba mostrando mi futuro.

-¿Qué dices? -sonríe de lado. -¿Vendrás conmigo?

Solo una palabra bastó para darle a entender que, mi vida dependería de él y de nadie más.





-Wiss...

-Buenas tardes... -dice el señor Zeno con su habitual tono infantil, mirándonos con una sonrisa en su cara. Siempre creí que era un niño. -Parece que hubo una reunión sin que yo me enterara.

Todos comenzaron a sudar frío, nadie quería hacer enojar al señor Zeno.

-¿Quién es él, Ángel? -el aliento de Goku en mi oreja me hace cosquillas, no puedo evitar soltar una risa. Eso llama la atención del señor Zeno.

-Kanon. -saluda él.

-Señor...

-Hace mucho que no nos vemos. -su mirada pasa hacia Goku. -¿Quién es él?

-¡Hola, mi nombre es Goku! -sin poder evitarlo, Goku caminó emocionado hacia el señor Zeno. Alcancé a tomar su muñeca cuando los dos guardias de Zeno aparecieron frente a mi esposo, evitándole el paso. -¿Hahh..?

-No se preocupen. No pasa nada... -dice el señor Zeno, dejándonos sorprendidos a todos en el infierno. Los guardias se hacen a un lado y dejan pasar a Goku quien llega frente al señor Zeno y le entrega su mano para estrecharlas. Pero justo cuando Zeno tomó su mano, Goku lo elevó como su fuera un simple niño. (Con esa estatura, el señor Zeno parecía niño)

Y para sorpresa de todos, el señor Zeno se rió.

-Eres muy divertido, Goku. -ríe, deja a Goku y regresa con sus guardias. -Bien, ya que estamos todos aquí quisiera hacer un juicio final, a petición de Wiss.

Mis manos comenzaron a temblar, no quería alejarme de Goku, de mi hija... mi familia.

-He visto que muchos de ustedes han peleado solamente por querer capturar a Kanon. -inicia el señor Zeno. -Ninguno de ustedes tiene el derecho de cazarla, mucho menos imponer un castigo que no les pertenece dar.

Trago saliva. El señor Zeno nunca dejó de sonreír, como si se divirtiera con esto.

-Eso no quiere decir que tus acciones no deban tener una consecuencia. -me mira. Agacho mi cabeza al instante. No quería alejarme... no quería morir.

-Ángel. -Goku toma mi mano con la suya. -No tiembles, todo estará bien.

-Ésta es mi condición, Kanon. -comienza Zeno, juntando sus manos. -Te dejaré vivir, a cambio de que no dejes ser un dios.

No, por favor no...

-Pero...

-Por ahora. -sonríe con los ojos cerrados. -Tal vez en un futuro, ya no necesite guerreros como tú. Pero mientras, necesito que sigas siendo un dios, y a cambio, te daré tu libertad.

Miro a Goku con angustia, creí que estaría igual pero no, él estaba completamente feliz.

-¡Trato hecho! -Grita Goku.

-¡Goku!

-Entonces está todo bien. ¿Alguien que tenga objeción contra mi decisión? -Zeno les mira a todos y a cada uno. Nadie se atreve a decir nada. -Entonces vuelvan a sus Universos, si no quieren que los cambie por otros dioses que sepan el valor del trabajo.

Entonces, como si alguien les hubiera prendido un foco en la cabeza, todos comenzaron a correr por todos lados, a dispersarse como si buscaran algo, para al final que todos vayan desapareciendo. Ni siquiera vi cuando mis padres se fueron, apuesto a que no querían verme a la cara después de que una vez más, me salí con la mía.

-Espero que no desperdicies esta segunda oportunidad que te regalo. -dice Zeno antes de desaparecer junto a sus guardias, dejándome sola junto con mis amigos en el infierno.

Fue en éste momento cuando pude soltar todo el peso y estrés que tenía dentro de mí. Caí de rodillas y sin importarme que me estuvieran viendo, me puse a llorar con fuerza. Todo había terminado.

-Kany... -Kyle se acerca a mí y me abraza. Mis brazos se cierran con fuerza alrededor de su torso, mientras lloraba en su hombro. -Todo acabo linda...

-Ángel... -escucho susurrar a Goku.

-Kanon. -esa voz. Me incorporo de mi lugar, alejándome de mi gemelo, deposito un beso en su mejilla y camino hacia la persona que más he esperado desde que supe que no estaba conmigo.

Aunque yo ya no fuera un dios de la destrucción, siempre supe que Wiss sería mi Ángel Guardián, él me protegería.

Mis manos toman las mejillas de Wiss para verlo a la cara, él me sonreía con ternura mientras yo dejaba caer más y más lágrimas.

-Ya estoy aquí contigo. -dice él.

-No sabía dónde estabas... -le miro con desesperación. -Te busqué por t-todos lados...

-Es todo, Kanon. -Wiss limpia mis lágrimas. -Salimos juntos de esta.

Entierro mi rostro en su pecho.

-Gracias, Wiss. -susurro cada vez más bajo. - Gracias...

Y como aquella vez que me salvó de mis demonios, sonreí contra su pecho y respiré profundamente, pues en el fondo sabía que Wiss estaría conmigo para siempre... y un poco más.


¡Jam! Bueeeeno... Aquí acaba la saga de la búsqueda de Wissnnnn... La siguiente saga será la de Black Goku. ¿Ta'bien? Je je... En fin... me encariñé más con Wiss. Se le quiere Mucho.

¡Graciar por leer! Y aunque no hubo mucho de Goku... ¡Lo recompenzaré!

¡Amemos a Goku!

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