- ¡YO FUI QUIEN LA MATÓ PARA QUE TE QUEDARAS A MI LADO! ¡¿Y SIGUES PENSANDO EN ELLA?! ¡¿QUÉ MIERDA DEBO HACER PARA QUE TE OLVIDES DE TODOS?!

- ¿Qué acabas de decir? –pregunté a punto de soltar el llanto otra vez- E-es imposible, Tora no sería capaz de hacer eso...

Mi cabeza recién está procesando sobre el fallecimiento de Rumi, no tengo fuerzas ni siquiera para ponerme de pie, mi cabeza está a punto de explotar... ¿Y él dice que la mató como si nada? ¿Se enojó porque no pasaría tiempo con él? ¿Qué demonios le ocurre? ¿Acaso esto es una manera para retenerme con él?

- Que inocente eres Anna-chan –suspiró y miró por el gran ventanal- ¿Por qué piensas que llegué golpeado? Maté a Rumi y a Baji, ellos se defendieron si te das cuenta ¿te cuento cómo acabé con su vida? Así me crees...

Abrí mis ojos de más, solo me quedé callada, estaba asustada y confundida. Él me ama y sé que no haría eso... pero ¿por qué siento que tiene razón? No quiero que sea cierto, sin embargo, todas las piezas encajan a la perfección. Y eso me da miedo, el saber que metí a un monstro a mi vida me espanta.

- ¿Sabes? Te contaré algo, ya me importa una mierda... Desde hace más de un año te he observado, tus gestos, tus gustos, tu estilo de ropa, todo de ti; pensé que era una simple atracción sexual, y que si me acostaba contigo me saciaría... pero no fue así, me enamoré de cada cosa de tu hermoso ser.

Lo escuchaba atentamente mientras él seguía viendo los edificios de enfrente, quería saber que rayos lo llevó a decir semejante locura. Por favor, que diga que es mentira.

- Me atreví a hablarte para así llevar a cabo mi maldito plan, si así quieres llamarlo, y ya en adelante conoces la historia: salimos a citas y nos convertimos en pareja; sin embargo, chicos se te acercaban, querían arrebatarte de mi lado...

Tras decir eso mi mente se quedó en blanco y ya no llegaban palabras a mis oídos. Fue él... siempre fue él. No necesitaba decir nada más para que todo conectara.

El mecánico Inui, cuando lo vi golpeado y me mintió diciendo que tenía novia, y luego miré como la presencia de Kazutora lo espantaba, él lo amenazó para no acercarse.

El chico pelinegro con el costado rapado, creo que se llamaba Kokonoi, Hanemiya lo mató por coquetear conmigo. Sé que era él porque a la mañana siguiente revelaron una fotografía de Hajime-san.

Luego Chifuyu, el amante de gatitos... No puedo creer que fuera frutalmente asesinado por estar conmigo una tarde.

Y ahora fue Rumi y Baji-kun...

Estábamos en el baño de la discoteca con Rumi, estábamos algo mareadas por los tragos y el ambiente tenso no ayudaba mucho. Ella se retocaba el labial mientras yo me reía de no sé qué, como extrañaba reírme por cualquier cosa sin sentido.

- Oye Isha –habló y le puse toma mi atención- ¿Puedo decirte algo serio? Ahora que estamos solas quiero hablarte.

- ¡Oh! Claro, habla con confianza –respondí ya seria, de pronto todo mi raciocinio volvió.

- Es sobre Kazutora-kun... ¡Y antes de que hables, escúchame! –dijo- Sé que lo amas, pero debes tener cuidado, él solo te está manipulando... Se ha metido en tu mente y te ha obligado a apartarte de todo ¿no te das cuenta? Tu cambio de ropa y personalidad, tu relación con tu familia y amigos, él cambio todo tú, Isha... Tengo miedo a que te arrebate todo, que te controle.

Ru tenía razón... ella tenía toda la maldita razón y yo nunca le hice caso a esa conversación porque no le creía, se me hacía imposible que Tora tuviera la capacidad de hacer algo a tan escala. Pero ahora esas palabras tenían un profundo sentido.

Todo, él se apoderó de todo de mí. Me arrebató a mis amigos, causó las peleas con mi familia, me llenó la mente sobre mi aspecto y personalidad. Y todo para tener control sobre mi ser.

Hanemiya nunca me amó, solo soy un capricho, una obsesión por parte de él.

-... Y eso pasó –fue lo que alcancé a escuchar, parece que terminó de hablar- ¿Sabes que ya no tienes escapatoria, cierto? Ahora eres cómplice de varios asesinatos por saberlo, te buscarán para encerrarte en cadena perpetua por relacionarte con el homicida causante de estos. Ángel ¿me escuchas?

Se acercó y se arrodilló enfrente mio mientras una de sus manos estaba en mi cabeza y la otra en mi mano derecha.

No quería escucharlo, me cansé. Este año ha sido un infierno y ni siquiera tenía conocimiento de esto.

Todo fue mi culpa, siempre lo fue. Ellos no tenían nada que ver en esto y sin embargo pagaron todos los platos rotos, todo por mi culpa. Si tan solo los hubiera escuchado, si tan solo hubiera tenido un poco de cabeza ¡ellos no estarían muertos!

Le pondré punto final a esto. Es mi turno de sufrir las consecuencias.

Por favor Annaisha, ven y haz justicia por mi bebé. Claro señora Makoto, lo haré con todo justo.

Sabía que él no se lo esperaba, por lo que con mi mano izquierda tomé el cuchillo que iba a utilizar para la mantequilla y lo encajé en el pecho de mí, ahora, ex novio. Los dos nos tumbamos en el suelo, yo estaba sentada en su abdomen mientras lo veía desde arriba con una sonrisa y mis manos en el objeto afilado.

- ¿A-anna-ch-an? –logró formular mientras escupía sangre.

- Así es, Tora –dije cínica.

Saqué la cuchilla y comencé a apuñalarlo múltiples veces. No sé cuántas fueron, pero la sangre salpicaba mi rostro, ropa y los alrededores; realizaba mi acción mientras le gritaba a todo pulmón lo que se me ocurría en el momento: que era su culpa, que me arrancó lo que más amaba, que era un puto manipulador, y todas esas cosas.

Cuando me cansé de machacar su pecho miré a sus ojos, estaban apagados, ya no había vida ahí. Y no saben la sensación de satisfacción que siento en estos momentos, mis manos no tiemblan como debería ser luego de asesinar a alguien. Me sentía bien.

- ¿Ahora descansarán en paz? –miré hacia el ventanal donde el sol hacía acto de su presencia.

Respira agitadamente por los movimientos que hice, necesitaba relajarme. Cuando intentaba calmarme me puse a pensar en toda esta mierda ¿Ahora qué hago? Soy una asesina y cómplice de asesinatos según dijo Kazutora. Mierda, ahora me río, tuve que pensar mejor antes de hacer esto. Suspiré y observé el cuerpo debajo de mí con una sonrisa.

De pronto, la puerta de mi departamento fue abierta de un golpe fuerte, y yo ni siquiera me moví, sabía que era la policía, desde hace unos minutos se escuchaban los gritos y murmullos de las vecinas.

- ¡Alto ahí! ¡Ponga las manos sobre su cabeza y suelte el arma!

Acaté la orden, levanté mis brazos y solté el cuchillo.

- ¡Ahora póngase de pie lentamente! ¡No intente hacer nada!

Reía despacio, es genial estar viviendo esas típicas escenas de las películas policiales. Me quedé parada y no quitaba la vista del cuerpo.

Un oficial me apartó de Hanemiya y me tomó de las manos para colocarlas atrás de mi espalda.

- ¿Te acuerdas cuando me decías "ángel", Tora? –reí fuertemente mientras me esposaban- ¡Pues te doy el honor de ver al ángel de la muerte!

Los uniformados me sacaron de mi departamento, yo solo tenía una tonta sonrisa en mi cara y esperaba el momento en que me metieran a la patrulla, cosa que no pasó mucho para que ocurriera.

- ¿Puedo llamar a mis padres o a un abogado? –pregunté luego de unos minutos de viaje- No escuche su típico "Tiene derecho a permanecer en silencio, cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra, tiene a la asistencia de un abogado durante su interrogatorio, y si no puede pagarlo, se le asignará uno de oficio. ¿Entiende usted estos derechos?" Claro, que entiendo mis derechos pero también entiendo que tengo derecho a una llamada-

- ¡Cierra la puta boca! 

Uy, que mal genio... Tendré que esperar al parecer.