¡Ahg! Odio tener problemas con mi familia, los amo más que a nada en este mundo y jamás me perdonaría si algo les ocurre, pero no puedo dejar pasar lo mal que me han hecho sentir. No puede ser que por primera vez quiero enfocarme en mi carrera, en tener una mejor vida junto a mi pareja, ser alguien en un futuro, y ellos me regaña como si fuera lo peor del mundo.

Pero... luego de esa "charla" me hicieron cuestionarme si de verdad está bien este cambio. Es decir, por una parte, tienen razón y estuvo mal el que les haya gritado, tal vez debería haberlos escuchado para saber sus motivos, los Abe somos una familia que para cada acción hay una razón detrás por lo que fui una estúpida al no quedarme a oír lo que tenían que decirme.

- Mierda –suspiro y sigo mi camino en mi motocicleta hacia mi departamento.

Al salir de la casa de mis padres Tora me llamó para preguntarme qué tal me había ido, le conté todo en resumidas cuentas y le pregunté si podíamos vernos, necesitaba que alguien me escuche y qué mejor que él, y como respuesta dijo que estaba cerca de ahí y que nos viéramos.

(...)

- Angelito ¿te encuentras bien? –preguntó apenas me bajé del vehículo.

- Más o menos ¿vamos adentro? Así te cuento todo mejor –la verdad solo quería que me abrace y escuche.

Asintió y fuimos al interior, en sus manos traía una bolsa y adentro había un pote de helado con chocolates, supongo para animarme, pero haré que no vi nada, que sea "sorpresa".

- Oh, toma –me extendió la bolsa- Sabía que estarías triste y te animas con comida, y no te hagas la que no vio nada, te conozco.

Solo pude sonrojarme y girar mi cabeza para que no vea la vergüenza. Seguido de eso nos sentamos en el sillón de manera mariposa (las dos personas se sientan cara a cara, sus piernas se enrollan a los lados de las caderas del contrario). Hanemiya se quedó en silencio esperando pacientemente a que hable.

- Me peleé con mi familia –suspiré y apoyé mi cabeza en su pecho- Les dije que mis notas habían bajado y me miraron como si fuera el mismo diablo.

- ¿Y? Digo, no es nada malo para mí, me parece muy hipócrita de su parte, te has estado esforzando desde que comenzaste la escuela media y ahora por solo una centésima menos te miran mal –dijo y comenzó a hacerme caricias en mi espalda.

- Lo sé... Pero ¿crees que es mi culpa? Quiero decir, les grité y los traté mal, nunca lo había hecho de esa manera, aunque no quita que ellos también lo hicieron. Además, me sentí mal, Hisao por primera vez quiso salir con Hikaru y yo en una salida y la rechacé, sabiendo lo difícil que es para él relacionarse con otros... Capaz y tendría que pedirles perdón, me comporté como una inmadura que ni siquiera quiso escucharlos.

- Angelito, tú no tienes la culpa de nada –afirma seguro pero en una melodía suave- Ellos fueron los culpables, dime ¿qué tiene de malo respirar un poco de la rutina?

No respondí y siguió hablando.

- Exacto, nada. Tú ya tienes vientres años, no puedes estar pendiente de un chico que ya está por tener cumplir sus dieciocho. No quiero sonar malo amor, me encanta estar con tu familia y todo eso, pero no me parece que te traten de esa manera, siento que solo quieren atarte a ellos.

- Creo que... tienes razón por esa parte. No hice nada malo Tora, pero ellos lo ven de esa manera. Lo que menos me gustó es que te metieron a ti en el tema.

- ¿Ah si? –noté como se tensó pero no dejó su tenue sonrisa- ¿Ahora qué hice yo?

- ¡Tú nada! ¡Es por eso que me molesté más! Creen que tú eres el causante de mi repentino cambio, pero no te preocupes, sé que no es cierto. Lo único malo que has hecho es hacer que me enamore de ti.

Amplió su sonrisa y juntó nuestros labios en un beso tierno.

- Gracias por defenderme angelito, sin embargo, no quiero que por un malentendido pelees por mí, sabes que lo que menos quiero es que te ocurra algo, y más por mi culpa.

- No te preocupes, sé que nunca harías algo que me dañe... Y... creo que debería empezar a tomar algo de distancia con ellos, con mis padres y hermanos; esta cena me he dado cuenta de que solo quieren mantenerme a su lado, y lo aprecio porque solo demuestran que me aman pero su método no me gusta. Y también vi ese comportamiento con Rumi...

- ¿Te doy mi sincera opinión? –asentí- Tu familia es genial Anna-chan, son muy unidos y es hermoso eso, pero deben entender que no eres su pequeña niña que los necesita, ya eres alguien que está entrando al mundo adulto y debe tomar sus propias decisiones y enfocarse en su futuro. A mí no me parece que tu cambio es malo, sigues siendo la misma solo que con distinta ropa... Y con respecto a Rumi-chan, ella es tu amiga y debe apoyarte más que nadie, que te regañe o esas cosas así no es ¿cómo decirlo? No es bueno en una amistad; mírame a mí con Baji ¿cuándo me has visto decirle algo malo a él? Siempre nos hemos apoyado porque eso hacen los mejores amigos. Y sé que los amas más que nada y no tengo nada en contra, pero deben existir esos límites de privacidad.

Nos quedamos en silencio un rato largo. En mi mente solo procesaba las palabras de Kazutora, y mierda que tenía razón, nunca me lo puse a pensar de esa manera.

Amo a mi familia y a Rumi, siempre han estado para mí en todo, pero ahora todo eso cambió. Es como si me hubieran programado para ser una muñequita que esté a su merced, y ahora que cambié quieren mantenerme a raya.

Con Tora dejamos el tema ahí y nos fuimos a dormir, el día de hoy había sido largo y necesitaba pensar mejor.

(...)

Narrador Omnipresente

Un mes había transcurrido después de esas palabras por parte de la pareja de la pelinegra y el cambio de la chica se volvió más notorio, pues ahora tomó distancia de su mejor amiga Rumi Ken y su familia.

Por supuesto que este acontecimiento no pasó desapercibido por sus cercanos, por lo que Hisao Abe, el chico que más ama y admira a su hermana mayor, decidió tomar cartas en el asunto, citando a la amiga a una cafetería para hablar y ver si puede descubrir algo.

- H-hola Ken-san –habló al momento que la castaña tomó asiento al frente suyo- Siento mucho llamarte de improvisto per-

- Hisao-kun, no te preocupes, de verdad –sonrió para darle tranquilidad, consiguiéndolo- La verdad yo también quería hablarte, es sobre Isha.

- Lo mismo...

El adolescente procedió a contarle toda la transformación que sufrió su hermana y lo preocupado que los tenía a todos en su familia; Rumi afirmó todo lo que anteriormente había dicho el muchacho, diciéndole que ella también había notado esas "pequeñas" cosas.

- Y no quiero sonar paranoica, pero siento que el que está detrás de todo esto es...

- Kazutora-san –completó la frase el chico- Pienso lo mismo, desde que comenzaron a salir inició esto.

- Lo que más me preocupa es que... ella ya no me habla tanto –comentó triste la joven a punto de soltar lágrimas- Se distanció demasiado de mí: los viernes ya no son noche de chicas, los trabajos en pareja prefiere hacerlos sola, no contesta mis mensajes y si lo hace son cortantes, de suerte intercambiamos unas cuantas palabras pero siempre me corta la frase y se va con Kazutora-kun. Tengo miedo Hisao-kun ¿y si él la tiene amenazada o algo así?

- Ken-san... En nuestra casa es lo mismo, los únicos mensajes que contesta son los de mamá y siempre son para rechazar la cena de los sábados. Ni a papá ni a Hikaru ni a mi nos habla, es como si nos hubiera bloqueado tanto textual como físicamente.

- ¡Quiero ayudarla! Pero no me lo permite, siento que ya no es la misma Annaisha de antes, y no quiero perderla ¡Debemos hacer algo! El problema es que no sé cómo, no muestra signos de que su novio la golpea o algo parecido por lo que no podemos comentarle esto a la policía...

- Y no quiere escucharnos.

Los dos suspiraron y se quedaron hablando un rato más de lo que podían hacer para descubrir tras todo este misterio.

Esa charla transcurrió con normalidad, sin saber que alguien a una mesa de distancia estuvo prestando atención a toda esa conversación.

Nota: fuaaaa dos capítulos seguidos, épico. 

Espero les vaya bien en todo su día, los amo <333