Tranquilidad
Seongmin abrió los ojos muy despacio, sus párpados un poco pesados por el sueño que aún siente en el cuerpo, un nuevo día inicia con el sol colándose por las cortinas desarregladas de su habitación, no disfruta para nada la idea de ir a clases de nuevo, es raro, muy raro que un jovencito de su edad no tenga ni el más mínimo interés en la escuela ni nada relacionados a esta, naturalmente los jovencitos de su edad en promedio no disfrutan la escuela, pero saben que deben asistir para ser alguien con una profesión que pueda formar una familia, pero Ahn Seongmin ni quiere forma una familia, mejor dicho no quiere una familia igual de desastrosa que la suya.
"Ser el hijo menor que la familia Ahn no es para nada genial"
Demasiado trabajo para un jovencito que apenas comenzó a vivir, por las mañanas debe ir al colegio, un instituto especial para los jóvenes hijos de las familias con mejor posición de Seúl, al terminar su jornada escolar deben ir a clases de piano, después a clases extras de ingles y por último a clases de comportamiento y etiqueta, modales.
Todo le parece totalmente innecesario, el piano le llamaba la atención cuando era más pequeño, ahora solo lo ve como una tortura, sus padres se han encargado de que la vida le parezca aburrida, lo único que todavía le alegra el día es ver a sus amigos, no tiene muchos, pero es muy feliz con los que se mantienen a su lado.
Sus pasos pesados lo llevaron a la ducha donde aseo su cuerpo con tanta tranquilidad y paciencia que parecía no terminar nunca, se vistió con el planchado uniforme, coloco los pulcros zapatos de vestir negro, peinó sus cabellos oscuros que esta mañana parecen más rebeldes de lo normal, cuando finalmente se encontró arreglado y perfumado, bajó al gran comedor para tomar su desayuno.
—Buenos días, joven Ahn, —escuchó a la empleada más joven, es nueva, apenas con dos días en su "bello hogar" de seguro nadie le dijo que odia que le den los buenos días, —¿Qué desea para desayunar? —preguntó la chica con mucha energía, Seongmin sentía que el estómago le daba vueltas de escuchar su voz chillona. —Tenemos jugo de mandarina y naranja recién hecho.
—Cállate de una maldita vez niña, estás acabando con mi paciencia, —grito por que puede, por que sus padres jamás le reprendieron por alzar la voz a sus empleados y por que este día es unos de los que más odia, desquitar su odio con la empleada nueva es buena forma de empezar el día. —Y antes de que vuelvas a darme los buenos días te informó que mis días nunca son buenos, todos son un asco y tener que soportarte a ti con toda tu estúpida energía me arruina más así que cállate ya. —pensaba seguir soltando su odio, pero un ligero golpe en su cabeza le detuvo, parecía más una caricia que un golpe.
—Ya déjala en paz, Ahn Seongmin, ya hablamos sobre gritarle a los empleados, —reprendió su guardaespaldas, Serim le sonreía como nadie más, como si fuera un chico normal, de alguna forma esa sonrisa le daba ganas de seguir viviendo, aún con lo jodida que era su vida. —Ve a traer jugo de naranja y unas tostadas, el joven Ahn no come mucho por las mañanas, —le susurró a la joven que se mantenía asustada, Serim le acarició el cabello, ella es un poco más bajita que él, la chica salió corriendo a la cocina.
—No me toques con la misma mano con la que tocaste su cabello de espantapájaros.
Serim rio, —no lo haré, pero tú deja de gritarle a la gente, tienes una voz muy linda como para deformarla gritando.
Seongmin evitó su mirada, no necesitaba cumplidos aburridos como ese, pero en el fondo le gusta que Serim le diga cosas de ese tipo.
Sin dirigirle la palabra a la nueva empleada, Seongmin desayunó rápido y corrió a subir al auto, Serim ya lo esperaba listo para abrirle la puerta, subió mirando cada movimiento del mayor, hacía mucho que observaba cada cosa que este hace, al principio odio que sus padres decidieran ponerle una "niñera" así lo llama él, pero con el tiempo se dio cuenta de que Serim es más como su aliado que su enemigo, lo único malo de su guardián es que lo lleva puntualmente a todas esas aburridas clases.
En todo el camino conversaron tranquilos, llegaron al instituto, Serim abrió la puerta y Seongmin salió, nada fuera de lo normal, el guardián colocó el seguro en al auto y comenzó a caminar detrás del menor, como siempre todos los días, Seongmin había sufrido acoso escolar el año pasado, por lo que sus padres, además de conseguir que expulsaran a los delincuentes, también consiguieron un permiso para que el guardaespaldas pudiera entrar al colegio y seguir al menor por todo el lugar sin problemas.
Seongmin se despidió de Serim en la puerta del salón y entró, dentro encontró a sus amigos, Hyeongjun y Taeyoung quienes ya estaban copiando tareas.
—¡¡Wa!! Es realmente muy guapo, —Escuchó Min a una de sus compañeras, —envidio tanto a Seongmin, tener un guardaespaldas tan guapo es como un sueño.
—Solo mira su cuerpo, —dijo otra.
—Y su rostro serio, está muy bueno, —agregó otra.
Ya es normal que las chicas de su clase se coman con la mirada a su guardián, pero realmente no se acostumbra a escuchar las tonterías que sueltan.
—Min, ¿qué haremos este sábado? —preguntó Tae.
Seongmin suspiró sin ánimos, —nada, este sábado debo acompañar a mis padres a una cena, ya saben lo demás, —odia que lo obliguen a lucir como el hijo perfecto delante de otros.
—¿Y si nos escapamos? —propuso Jun con una impecable sonrisa.
—Hyeongjun, recuerda lo que paso la última vez que nos escapamos, —dijo Taeyoung recordando lo mal que la habían pasado cuando le dieron a Seongmin algo con crema de maní y Min comenzó a asfixiarse, no sabía qué hacer, solo pudieron llamar a sus padres, su escape no sirvió de nada.
Hyeongjun asintió de acuerdo en que era mala idea.
—Además está él, —siguió Seongmin señalando a Serim, —ya he intentado escaparme de él para no ir a clases de piano siempre logra detenerme, y no sé como lo hace, se supone que era como un abogado fracasado, no debería ser tan bueno como guardaespaldas.
—Desde aquí se ve fuerte, —comentó Jun, —además es agradable, podríamos pedirle que nos ayude a escapar.
—Y cuando descubran que nos ayudó perderá su trabajo y luego me pondrán de guardaespaldas a otro idiota, —se quejo el menor de los tres amigos.
—¿Y eso qué? A ti nunca te ha importado quien es o no tu empleado, valdrá la pena que despidan al tipo, —lo que dijo Jun era completamente cierto, a Seongmin nunca le importó si despedían a los empleados por su culpa, pero realmente no quería otro guardián. —Ohh no quieres que lo despidan, ¿verdad?
—No, no quiero, me ayuda mucho, es el único aliado que me puede salvar de mis padres, no voy a usarlo para un día libre, si haré que lo despidan será por algo mucho mejor.
La pequeña discusión terminó con esas palabras, Seongmin no iba a perder a su fiel guardián por un día cualquiera.
Las clases pasaron una tras otra, la misma rutina de siempre, Serim siguiendo sus pasos a todos lados hasta el final del día, lo llevaría a clases de piano y luego a clases de inglés, por la noche fingiría que nada pasa en el gran comedor frente a sus padres, iría al jardín un rato para relajarse un poco escuchando cualquier cosa de Serim y después dormiría, deseando no despertar más en la misma vida miserable rodeada de lujos y cosas innecesarias, pero despertaría, volvería a vestir el mismo uniforme aburrido e iría a clases para pasar algunas horas tranquilas con sus amigos, por la tarde clases y más clases, por la noche la misma mentira de siempre y dormir para seguir deseando no seguir viviendo lo mismo.
Se despidió de sus amigos y entró al auto, este se puso en marcha, Serim sonríe y puede verlo por el retrovisor, Seongmin siempre se pregunta que cosa hace que Serim sonría tanto todos los días.
"¿Tendrá novia?"
Se encogió de hombros y miró por la ventana, se dio cuenta de que están tomando un camino distinto y estaba por preguntar cuando divisó la mirada preocupada de Serim, con cautela miró hacia atrás y vio un autos negro que juraría había visto varias calles atrás, los están siguiendo y Serim ya lo sabe.
Una corriente de adrenalina comenzó a correr por todo su juvenil cuerpo, siente el peligro a flor de piel y lo sintió más vivo cuando el mayor piso el acelerador a fondo, Seongmin debía aceptar que todo esto le resulta demasiado bueno como para darse cuenta de la gravedad, lo único valido para él es que ya tiene una escusa para no ir a sus clases de hoy, la experiencia de sentirse en peligro es excitante y si el destino lo decide, podría morir y no seguir viviendo su horrible vida de niño rico.
—Seongmin baja la cabeza, por favor, —pidió Serim cuando se asomó para ver si les están siguiendo todavía, obedeció por qué notó la preocupación en la voz del mayor.
Serim dio varias vueltas intentando perder a el auto, pero nada daba resultado, llamó al refuerzo que siempre se encuentra en la mansión, dos tipos mayores amaestrados para ser guardaespaldas, ellos siempre cuidan la mansión, sus nombres: Hyunwoo y Hoseok. Mientras espera por ellos debe intentar despistar a los perseguidores, pero es algo difícil siendo él alguien sin mucha experiencia en conducir, puede sentir a Seongmin alterado por la situación, pero sabe que le parece divertido en lugar de asustarlo, su ángel es un poco fuera de lo común. Con el pulso acelerado dio vuelta en una curva para retornar y cambiar de dirección, de nuevo su pie pisando el acelerador a fondo, el golpeteo de su corazón le mantenía nervioso y preocupado, ¿Qué pasaría si esos tipos los alcanzan? ¿Le harán daño a su ángel? ¿Se lo llevarán?
De ninguna manera puede permitir algo así, no ha podido ver bien, pero lo más seguro es que sean unos dos o tres tipos los que les persiguen, Serim tuvo un buen entrenamiento enfrentando a dos y tres personas a la vez, podría pelear contra ellos y salir victorioso sin permitir que dañen a su pequeño, ahora sabe bien a donde llevar a esos tipos, no tiene que avisar a sus refuerzos puesto que el localizador instalado en el auto se encarga de informar su localización.
Condujo rápido y sin mirar atrás, por un momento pensó que los tipos se habían ido, pero no fue así.
—Hyung ¿Por qué te detienes? —preguntó Seongmin alarmado.
—No van a dejar de seguirnos, voy a enfrentarlos, si no puedo detenerlos, por lo menos podré entretenerlos hasta que lleguen Hyunwoo y Hoseok hyung, —salió del auto, los tipos ya estaban bajando del suyo y en efecto son tres, Serim abrió la puerta del pasajero y se hincó frente a Seongmin, —voy a estar bien, ángel, soy fuerte, —no lo pensó solo se inclinó y besó su frente.
Entonces Seongmin sintió algo que creyó que jamás volvería a sentir, su vida es horrible, no soporta a sus padres, lo único bueno son sus amigos y ahora, la tranquilidad, una maravillosa sensación que solo pudo sentir cuando los suaves y gentiles labios de Park Serim se posaron sobre su frente en un beso que le dio tranquilidad.
Serim se alejó cerrando el auto y colocando el seguro, tendrían que matarlo antes de que dejara que esos tipos le hicieran daño a su ángel, nadie puede tocar a Ahn Seongmin, ni siquiera él.
Los tipos comenzaron a burlarse de Serim por su cuerpo delgado, diciendo que jamás podría contra ellos con sus cuerpo altos, de gran grosor y fuerza, pero Serim se encargó de cerrarle la boca al tipo con un certero gancho con su puño izquierdo, el tipo se dobló de dolor y cayó de rodillas, otro de los hombres quiso golpearlo, pero Serim fue más rápido al lanzar una patada directo a su tobillo, el tipo resbaló y cayó de espaldas, cuando Serim estaba por ir por el ultimo de los perseguidores, este ya lo esperaba con un fuerte golpe en el estómago y otro golpe veloz en su mejilla derecha.
Serim cayó de rodillas intentando recuperar el aire que se escapó con el primer golpe, su mejilla ardía con intensidad, cuando quiso levantarse, el tipo al que golpeo primero lo tomó del cabello para golpear su rostro de nuevo.
Seongmin miraba todo desde el auto, necesitaba salir, necesitaba correr hasta Serim y suplicar que dejarán de lastimarlo, no quería ver más, pero sus ojos no podían apartarse ni cerrarse, ya no estaba, el hermoso sentimiento que Serim le otorgo con su efímero beso desapareció, ya no había más tranquilidad.
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