Libro de los Demonios Capitulo 22 - Los maestros de la valentía
Tras un paseo por la ciudad volvemos a las tiendas de campaña, están sirviendo en los comedores raciones de comida.
—Llegamos en buen momento.
—Margo: Odio las filas.
No es para tanto solo que la fila es muy larga ya que somos muchos combatientes, nos formamos para nuestro turno de comida.
—Alexa: Quiero ver que hacen de almuerzo.
—Arakiela: Vamos a comer.
—Konoka: Todavia falta para nuestro turno.
A este paso nos demoraremos y almorzaremos muy tarde. De haber sabido lo que venia hubiéramos preparado mas tamales para no hacer esta fila, pero avanza mas rapido y en una hora mas o menos ya estamos enfrente de los encargados de repartir el alimento.
—Encargado: Tengan.
Una bandeja de plástico nos entregan a cada uno y pasamos por la mesa con los demás que reparten porciones de alimento, el primero nos da nyori, el segundo granos, el tercero las bayas características de aquí y el ultimo nos da unas bebidas y tortillas para comer. Como no hay muchas mesas vamos a nuestra carpa para comer.
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En el centro temporal de mando...
Luego de dormir un poco tras lidiar con algunos asuntos pendientes en la ciudad y sobre todo de Rutian.
—Soldado: Disculpe.
Un hombre uniformado entra por la puerta.
—¿Que ocurre?
—Soldado: Vengo a dar el reporte de los generales Arche y Takedo.
—Aver.
El me entrega unos documentos de bitácora e informe de ellos, el primero correspondiente al general Arche que fue enviado a realizar reconocimientos en el valle de los aullidos, me informa en la presente que no vio nada mas que animales y restos de los aviones derribados a lo cual lograron rescatar suministros de armas y medicinas para nuestras filas, tardaran un día en llegar.
—Soldado: Pero creo que el dijo que un día pero tal vez sea mas tiempo.
Me extraña su afirmación.
—¿Por que soldado?
—Soldado: Bueno cuando venia en camino escuche el fuerte vendaval que se acerca.
Con esa tormenta de nieve es probable que el equipo de Arche se resguarde en alguna cueva o lugar que no se vea afectada.
—Soldado: ¿Como procedemos?
—Muy bien reúne a un equipo de búsqueda no mas de 15 soldados y vayan al valle de los aullidos para traer al grupo de Arche y los suministros.
—Soldado: Si señor.
Y se retira, deambulo pensativo por la sala mientras leo el informe de Takedo sobre la situación de Nueva Zanos y ahora de Rutian que están en calma por ahora y las defensas funcionan como deben. Me pregunto si lograremos vencer al enemigo.
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En el continente de Rokut en Arkalia...
Tras un día de entrenamiento riguroso junto a otros reclutas tanto a Carmen como a mi nos dan uniformes y nos hacen abordar un avión rumbo a Lockwott para reunirnos con Reika y Yayo. Ya en el aire es obvio que no podemos preocuparnos por lo que dejamos atrás, Carmen estaba nerviosa al principio pero ahora se ha calmado y ve por la ventanilla del avión. Una bocina se activa.
—Bocina: Os informa el capitan que tardaremos unos dias en llegar al Aeropuerto de Raundol.
—Carmen: Que bonito se ve el mar y las nubes.
Ufff esto sera demasiado aburrido, menos mal traje mi celular para matar el tiempo y Carmen bueno nunca ha volado en su vida asi que esta completamente inmersa en la bella vista sobre las nubes.
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De regreso al continente de Saenz en Nueva Zanos...
Comer es una manera de olvidar las penas y de reunir a las personas tal como las chicas y yo estamos ahora, tienen un rostro de felicidad cuando hace casi nada luchamos contra demonios. Pero sinceramente momentos así juntos son para disfrutar ya que nunca sabre a ciencia cierta cuando sera la ultima vez que este a su lado.
—Alexa: Muy rica el nyori y sus acompañantes.
—Margo: Pero la bebida tambien es rica.
—Konoka: La comida humana es diversa y deliciosa.
—Arakiela: Asi que esto es nyori, tengo comida favorita.
—Bien por ti Arakiela.
Mientras el viento sacude con fuerza la pared de fibra de la carpa que evita que suframos del frió externo, cuando esta lo atraviesa la temperatura aumenta para prevenir hipotermia, dan ganas de enchamarrarse y dormir pero ese habito tendrá que dejar de ser por ahora ya que todavía falta para el anochecer.
—Grito desconocido: ¡Atención a todos!
Una voz fuerte se escucha afuera de la tienda y al ponernos nuestros uniformes vemos a un soldado de pie en el centro de la área de carpas en el centro de la ciudad que lleva un megáfono consigo. La multitud se reúne.
—Megáfono: ¡Hace poco enviamos a un escuadrón al valle de los aullidos para búsqueda y recuperación de sobrevivientes y suministros de los demás aviones derribados por el enemigo pero debido al clima se retrasaran mucho y están en territorio peligroso por lo que estamos reuniendo a gente para asistirlos y traerlos sanos y salvos!
El clima es realmente peligroso y si nosotros apenas nos las arreglamos para soportarlo, ellos aun asi la pasan mal con todo el equipamiento que mitiga el frio extremo.
—Megáfono: ¡Necesito unos soldados y cazadores de espíritus!
Murmullos se escuchan entre la multitud, probablemente es difícil tener que salir y resulte que no vuelvas del valle de los aullidos especialmente con esas cosas.
—Soldado: ¡Yo!
Uno de la muchedumbre levanta en alto su mano derecha y otros lo siguen.
—¡Yo!
—Alexa: Tambien iremos para ayudar a los demas.
Justo detengo su mano de ser levantada.
—Alexa: ¿Que haces?, no estas en condiciones de pelear.
—Mejor no, quédense aquí descansando ya que no están recuperadas del todo.
Arakiela, Konoka y Margo se dan cuenta que sus energías aun están algo bajas como para peleas intensas como la de Rutian.
—Margo: No hace falta que vayas solo con ellos.
—Tranquilas estaré bien supongo.
—Konoka: Mas te vale.
Se quedan tranquilas o al menos eso veo.
—Megáfono: ¡Muy bien los voluntarios seguidme a la entrada de la ciudad para prepararnos.
Nos colocamos el equipamiento y vamos a la entrada de la ciudad para organizarnos con el resto para ir.
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En el centro temporal de mando...
El ventilador de la sala gira de un lado a otro mientras un montón de cosas atormentan mi conciencia.
—Soldado: Señor tenemos voluntarios y unos de nuestra gente para el equipo de rescate.
—Excelente, que se alisten bien y partan de inmediato al valle de los aullidos a por el general Arche y su grupo.
—Soldado: Entendido comandante.
Y el se retira para unirse al resto cerrando la puerta, pero esta vuelve a ser abierta y es Takedo.
—¿Que sucede general Takedo?
—Takedo: Vengo a reportar la situación de patrulla, no hay novedades ni actividades enemigas.
—Okey, de todas formas tomate un descanso junto a tus hombres por ahora, debemos concentrarnos en traer a Arche y los suministros.
—Takedo: Precisamente me preocupan ellos.
Parece que pensamos igual.
—Tranquilo he enviado a un grupo con cazadores de espiritus como apoyo.
—Takedo: Es bueno escuchar eso, aun que conociendo a Arche, es seguro que el estara bien pero el clima claramente lo atrasara.
—Si, espero que el y su equipo regresen enteros.
El se acerca y me da una palmada en mi hombro derecho.
—Takedo: Manten la calma, eres nuestro comandante en jefe asi que no titubees.
Esa palmada se convierte en un aliento de animos y esperanza que colma mi ansiedad.
—Gracias compañero.
Takedo se despide con un gesto de saludo y cierra la puerta.
—Lo lograran.
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En la entrada de Nueva Zanos
Luego de que nos reunimos en la salida hacia Rutian, nos dan rifles de asalto y una ropa especial para mimetizarnos con el ambiente del valle. Nos guia un general creo.
—Megáfono: Pongan atención para los nuevos soy el general Takedo y nos iremos al valle de los aullidos para asistir al grupo del general Arche como seguramente ya les informaron, con esos trajes que les acabamos de proporcionar el frió no les afectara tanto sin mermar la movilidad, ademas nos permitirá no ser vistos con facilidad desde el aire por los demonios aun que aun así la amenaza seguirá siendo siempre la fauna del lugar.
—Takedo: Los voluntarios que se nos unieron os agradezco de corazón que lo hayan hecho y quiero que sean de ayuda en todo momento y todos nos cuidaremos las espaldas entendido.
—Todos: ¡Si!
Y luego emprendemos la marcha hacia el valle, el frió a pesar de llevar el traje es fuerte o tal vez solo soy yo que debido a mi cuerpo me afecta mas las cosas. Prefiero que ellas se queden a salvo y recuperen sus energías, todavía sigo algo agotado pero puedo aguantar lo que haga falta por ahora. Nos internamos en el tupido bosque escuchando sonidos de aves sobre nosotros, leves movimientos entre la maleza y el aullido del viento a lo lejos.
—Takedo: El clima esta por empeorar pero estoy seguro que tal vez nos da chance de llegar a ellos o no, faltan muchos kilómetros, nadie se separe.
Y nos mantenemos al tanto uno del otro, el ambiente da un aire de sorpresa y la noche se posa casi sobre nosotros.
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Mientras en Nueva Zanos...
El que Alex se haya ido con los demás no se si tomarlo de valentía o estupidez sabiendo el que su energía chi sigue algo reducida y tanto Arakiela, Konoka y Margo como yo estamos preocupadas por el hecho, somos conscientes que también tenemos las energías mermadas por lo que podríamos ayudar de forma muy limitada.
—Konoka: Es molesto estar aquí mientras los demás arriesgan sus vidas otra vez.
—Margo: Pero en nuestra situacion lo mejor que podemos hacer es ayudar a la gente de aqui.
—Si, hay que esforzarnos y confiar que el equipo regresara sano y salvo.
Y nos incorporamos a los oficios de los soldados, A Arakiela y Margo les asignan ayudar con los agricultores en la cosecha de las bayas y inventariado.
—Soldado: ¿Tu y la peliblanca tienen experiencia medica?
Konoka gira de un lado a otro su cabeza dándole a entender al soldado que ella no tiene conocimientos.
—Yo si pero ella tambien me puede ayudar.
—Soldado: Muy bien vayan a la tienda medica y asistan a los doctores de inmediato.
—/Konoka: ¡Si!
Nos dan algunos insumos e instrumentos para asistir a los demas en la tienda.
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Mientras en valle de los aullidos...
Horas de caminar se sienten cortas la verdad, el clima por ahora esta empezando empeorar de a poco. El general que nos guía saca su radio.
—Takedo: Arche me escuchas, repito me escuchas Arche.
Una estática acompaña al sonido del viento y el bosque.
—Takedo: Aqui Takedo a Arche, me escuchas, repito me escuchas.
Y esa estatica continua.
—Radio: Aquí Arche, te copio.
Dicho ruido culmina con una respuesta del grupo que buscamos.
—Takedo: Menos mal Arche, ¿donde te encuentras compañero?
—Radio: Estamos al noroeste del valle en una cueva a las cercanias de los restos de un avion.
—Takedo: Entendido, ¿cual es tu situacion?
—Radio: Mientras rescatabamos los suministros nos emboscaron varios enemigos, perdimos a 5 y estamos atrincherados en la cueva.
No hace falta meditar en eso que dijo.
—Takedo: Muy bien vamos en camino, resistan como mejor puedan.
El general apaga su radio.
—Takedo: ¡Ya oyeron continuemos!
Aumentamos el paso para tratar de llegar antes que la tormenta llegue al valle o los demonios encuentren al grupo del general Arche. Cada movimiento de nuestros pies es entorpecido por la nieve.
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En el centro temporal de mando...
Me encuentro de nuevo observando el mapa de Saenz y me pregunto como están mis amigos Arche y Takedo.
—Me preguntaba donde estabas líder de los cazadores de espíritus Tendo Chihaya.
Es ella que abre la puerta y me doy cuenta que durante todo el tiempo entre el ataque a Rutian a ahora no ha sido mas que mera fantasma.
—Chihaya: Lo siento es que he estado ocupada con la evacuacion de los indigenas del continente.
—Pues que yo sepa dicho proceso no te debería llevar tanto tiempo, mientras estabas con ellos, nosotros tuvimos que pelear sin tu ayuda.
—Chihaya: Es satisfactorio saber que no hubo bajas de nuestro lado y a propósito de la evacuación esta se ha completado también, los aborígenes están a salvo en Nueva Zanos y he implementado una zona para que ellos estén de forma provisional.
—Esta bien, ¿Puedes encargarte de la patrulla junto a unos soldados?
—Chihaya: Como ordene.
Y ella se retira.
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En la tienda de medicos.
Atender a los heridos es dificil debido a la gravedad de sus heridas ya que algunos son solo de darles analgesicos, otros un vendaje fuerte pero hay algunos con miembros amputados o completamente destrozados que les urge una cirugia.
—Konoka: Me pregunto como estaran Arakiela y Margo.
—Eso tambien me pregunto, pero estoy segura que estan dando lo mejor de si.
—Doctor: Señorita necesitamos unos vendajes y anestecia.
—Entendido.
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En otra parte en la ciudad de Nueva Zanos...
Nos encontramos ayudando en la recoleccion de bayas en el campo de cosecha para luego llevarlas al almacen junto a granos y ingredientes tanto para alimentos como medicinas.
—Arakiela: Bolitas blancas.
Justo en ese momento un copo de nieve pasa por mi rango de vision, alzo mi vista al cielo y un miles de copos de nieve caen suavemente sobre nosotros.
—Recolectora: Vaya parece que debemos apresurarnos si aquí esta empezando la nevada mas al este debe estar muy fuerte.
—Si.
Espero que Alex y las chicas esten bien.
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De regreso al valle de los aullidos...
Luego de atravesar kilómetros de nieve espesa y tupido bosque llegamos a los restos de uno de los aviones en los que nosotros los de Rokut venimos.
—Takedo: Atentos a su alrededor aqui emboscaron al grupo de Arche, todos juntos.
Desenfundamos los rifles y miramos minuciosamente el entorno ante cualquier movimiento hostil.
—Takedo: Muy bien parece que es una cueva cercana a estos, y por lo veo alrededor al sur de este punto hay una elevación considerable por lo que iremos a allí a averiguar si hay alguna cueva.
—Todos: Si.
Y al ver los restos destrozados del avión agradezco a Alexa el estar vivo tras ser derribados. Nos internamos nuevamente en el bosque para ir a esa elevación montañosa en busca del grupo de Arche, al llegar a las faldas de esta, empezamos a observar con cuidado cualquier apertura que significase una cueva. El clima esta empezando a empeorar ya que los aullidos empiezan a acrecentar.
—Soldado: ¡Aqui!
Uno de los soldados le grita al general para ver una cueva y al acércanos cautelosamente salen unos soldados de esta.
—Soldado A: Menos son refuerzos adentro que el vendaval se acerca.
—Soldado B: Sabia que no nos abandonarían.
—Takedo: Todo el mundo adentro, los cazadores de espíritus levanten un muro de tierra para resguardarnos del clima.
Tal como lo ordeno escarbamos un poco en la nieve para tocar la tierra y levantar un muro evitando que los enemigos o la fauna del bosque nos ataque.
—/Cazadores: Arte chi, muro de tierra.
Una vez adentro de la cueva vemos a varios soldados con vendajes con signos de que tuvieron una pelea encarnizada.
—Arche: Es bueno que llegasen bien, malditos demonios a pesar que eran pocos pudieron acabar con 5 de nosotros y herirnos antes de huir.
—Takedo: Tranquilo, medico venga a aquí.
Y uno de los soldados llevaba una insignia de ser medico en su uniforme se acerca presuroso a tratar las heridas del otro general.
—Takedo: Tanto el enemigo como tu se subestimaron mutuamente pero aun así es bueno que la mayoría este con vida, es una desgracia no poder darle una sepultura digna a esos caídos ya que no vimos sus cuerpos por ningún lado del camino hacia aquí.
—Arche: Eso no le gustara a Cowdery.
—Takedo: El me envio por ti y el equipo.
—Arche: Bien partiremos mañana, con los vendajes que me han dado estare en condicion de moverme adecuadamente.
—Takedo: Si, los vientos vienen bramando.
Estamos mucho mejor aqui dentro.
—Takedo: Descansemos, necesitamos estar con energia ante todo, algunos hagan guardia y luego duerman.
—Todos: Si.
Y empezamos recostarnos en algun lugar de la cueva para poder dormir un poco, estoy temblando por el frio a pesar del traje, me acurruco bien para tener calor suficiente para mi.
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—Arche: Cometí un error y perdimos a 5 grandes soldados.
—Takedo: No te culpes por siempre, ademas mira a tu alrededor 5 perdiste pero salvastes a muchos mas.
—Arche: Tienes razón, ademas debemos llevar los suministros a Nueva Zanos.
—Takedo: Exactamente debemos tener valentia ante todo.
Y caemos presas del cansancio.
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En Nueva Zanos...
Luego de ayudar a los demas en las distintas tareas que tanto el ejercito como civiles nos encargaron, nos dirigimos a la tienda de campaña para poder dormir ya que ha anochecido y el vendaval azota la ciudad.
—Alexa: Wuahhh que friooó hay afuera.
—Konoka: Menos mal estamos ya en la carpa para estar a salvo.
—Arakiela: Yo no siento frió.
—Por que tampoco sientes calor.
—Konoka: Que graciosa Margo.
—Al menos intento pero estoy completamente exhausta de las tareas, no es comparado a luchar pero si exprimen cada centímetro de fuerza que tenemos.
—Alexa: Nuestras energías están casi renovadas y podremos pelear nuevamente.
—Si, pero me preocupa también Alex que decidió ir sin nosotras con el equipo de rescate y lo peor de todo, recuerda que no se ha recuperado del todo como para luchas constantes.
—Alexa: Estoy segurisisima de que no le pasara nada y volvera en una pieza con los demas.
—Konoka: Bueno a dormir que alterarnos no nos ayuda.
Y nos acostamos tratando de conciliar el sueño.
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En el centro temporal de mando...
La nevada es demasiado fuerte que nubla la vista bella de la ciudad y solo se ven destellos borrosos.
—Chihaya: Ya he vuelvo de la patrulla y justo a tiempo.
—Excelente pero todavía faltan Arche y Takedo.
—Chihaya: Esos generales fueron entrenados por Kinozaki como tu y no me sorprenderia que llegasen a aqui mañana.
—Lo se a veces pierdo la fe pero tus palabras me alientan nuevamente.
En eso un soldado entra rapidamente.
—¿Que ocurre?
—Soldado: Comandante revisamos con pájaros espías el valle nuevamente y hay patrullas enemigas por todos lados.
—Maldita sea con esos demonios de mierda.
—Chihaya: Esto es problematico pero no creo que los encuentren con tanta facilidad.
—Puede ser, soldado ve e informar a los demas de reforzar las defensas aereas y terrestres.
—Soldado: Si señor.
Y cierra la puerta.
—Chihaya: Deberias ir a dormir Cowdery, estar con esas ojeras no te los traera devuelta.
—Tienes razon dormire un poco.
—Chihaya: Buenas noches comandante.
Ella se retira cerrando la puerta por detras, voy a un sofa en la sala y me recuesto para intentar dormir.
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A la mañana siguiente en el valle de los aullidos...
Luego de dormir con algo de problemas estamos en mejor condicion para cualquier situacion.
—Takedo: Muy bien despejen el muro de tierra.
El bosque esta tranquilo.
—Arche: Ya me encuentro mucho mejor, los demas saquen el equipo afuera y nos prepararemos para llevarlos a la ciudad.
—Todos: Si.
Uno a uno empezamos a cargar las pesadas cajas de suministros, los demás con mucha facilidad lo hacían, para mi me resulta mas fácil arrastrarlas un poco. Luego de sacar unas cajas descansamos un poco y escucho el ruido de una rivera cercana, al abrirnos paso por unos arbustos me sorprendo de lo cristalina que es el agua y los demás soldados ven alrededor. Lavo un poco mi cara a base de juntar el agua entre mis manos, es muy fría y menos mal solo es en el rostro. Me seco un poco con mi traje y al levantar la mirada a tan solo unos 10 metros una de esas cosas peludas de color negro profundo me observa, causando que el agua se me escurra de entre mis manos, estoy paralizado del miedo.
—Takedo: No vayas a correr o nos matara.
No me he percatado que todos están callados y atentos a las acciones de la criatura. Esta nos mira de forma sanguinaria y penetrante, tan solo de recordar que de milagro escape junto con Alexa de ellos así como evocar su brutalidad hace que cada centímetro de mi se estremezca.
—¿Qu...e...que hace?
—Takedo: Nos examina, no vayas a apartar la mirada de el y trata de mantener la calma.
Es facil decirlo que hacerlo.
—¿Y si corremos?
—Takedo: 5 segundos le tomaria estar enfrente nuestra.
—B...bien.
Mi corazón late descontroladamente a causa de que a unos metros esta una de esas criaturas que nos dieron la bienvenida al continente, el no quita su mirada de nosotros que en el peor de los casos tendremos que huir o enfrentarlo sabiendo que algunos morirán.
—Takedo: No hagan nada.
Lo dice en voz baja como instando a que estemos tranquilos. La bestia se levanta, nos ve un poco mas agitando las ramas y se pierde en lo profundo del bosque. Suspiramos de alivio ya que un enfrentamiento mortal se evito.
—Takedo: Menos mal nos permitirá irnos, no vayan a separarse.
Seguimos el camino cargando los suministros hacia Nueva Zanos, pero me extraño un poco ante esas palabras.
—¿Como que nos permitirá?
—Takedo: Esas criatura son conocidas por los indígenas de Saenz como E'ricu'tha.
—¿E'ricu'tha?
El general se rasca la cabeza un poco.
—Takedo: Bueno en el idioma común se traduciría como maestros de la valentía.
—Pero cuando los conocí me atacaron junto a una compañera de una forma brutal.
—Takedo: Te haré una pregunta, ¿intentaste huir?
Creo que terminare como un estúpido.
—Si.
—Takedo: Bueno los E'ricu'tha son criaturas fuertes y grandes del bosque, usualmente cazan animales de la zona pero por lo general son tranquilos con los humanos a menos que los provoques, respetan a los seres vivos que tienen determinación y entereza.
—¿Y que tiene eso que ver?
—Takedo: Al huir lo que hiciste fue mostrarles que eras débil y hasta donde se sabe de esas fieras, una vez te fijan como débil te persiguen hasta matarte y poseen una fuerza sobrehumana.
—Pero casi en el ultimo momento estos huyeron.
—Takedo: Eso indica que demostraste tener firmeza ante ellos, esas criaturas son muy inteligentes y solo cazan a los débiles o ingenuos que se crucen con ellos, en las antiguas crónicas de los indígenas había un ritual para que alguien en su tribu fuera un guerrero y este consistía en que se internara solo al bosque, cuando estas criaturas lo encuentran lo juzgan y ven si realmente tiene fortaleza y valentía ante un poder descomunal, si el guerrero pasaba su prueba volvía sano y salvo a su tribu pero si fallaba nunca lo volvían a ver y hoy en día ese ritual sigue llevándose a cabo y las interacciones humanas con estos seres es muy tranquila, los ganaderos y algunos mineros o leñadores usualmente los ven pero al tener firmeza y no temer a su presencia estos pasan de ellos.
—Tal vez por que temo a la muerte termine huyendo de ellos.
—Takedo: Pero sigues vivo muchacho, significa que pasaste por sobre tu miedo y llegaste con tu compañera a la ciudad.
No se si fue eso o simple chiripazo por que hasta donde tengo recuerdo temo pelear y huyo de estos cuando es posible. Mi madre me enseño para que me pudiera defender y tuviera caracter para que aun que perdiera siempre me levantase con una sonrisa y dando la otra mejilla.
—Arche: Parece que llegaremos a la ciudad un poco antes de lo planeado.
—Takedo: Es bueno eso
—Es un alivio por ahora.
—Soldado: ¡Al suelo!
Somos derribados en el acto por una onda de explosion fuerte que deja malheridos a algunos, al ver al cielo sobre los arboles varios demonios nos estan atacando.
—Arche: ¡A cubierto!
Nos posicionamos usando los arboles como escudos ante ellos. Abrimos fuego para acabar con ellos antes.
—Demonio A: Sello demoniaco, descarga de caos.
—¡Arte chi, lanzallamas!
Detono ese ataque en el aire destrozando algunos arboles, el resto de cazadores de espiritus lanzan ataques hacia ellos, algunos son asesinados por las balas y otros por nuestros conjuros.
—Demonio B: Maldicion, sello demoniaco, espinas de vacuidad.
—Cazador: Arte chi, muro de viento.
Uno de los cazadores repele la lluvia de espinas con el conjuro muro de viento para prevenir heridas fatales, aprovecho para acercarme a los heridos junto a otros para alejarlos del combate y reponerlos.
—Tranquilo compañero, arte chi, oleada de niebla.
La neblina lo envuelve curandolo de a poco, los médicos y cazadores también hacen lo mismo, una vez se reponen vuelven a luchar.
—Arche: Vamos soldados demosles una patada en el culo a esos cerotes.
—Soldados: ¡Si!
Enardecidos contraatacamos a los demonios que también intensifican el embate.
—Takedo: ¡Granada!
A su aviso nos cubrimos para que explote una granada alejando un poco al enemigo.
—Arche: Que esos suministros lleguen a la ciudad, algunos avancen y cubran la caravana el resto luchad.
Algunos se van para llevar los suministros siendo escoltados por cazadores de espiritus.
—Demonio A: Sello demoniaco, murcielagos del purgatorio.
—Arte chi, katana original.
Hago en trozos a uno de los demonios.
—Takedo: Retrocedan hay que irnos antes que vengan refuerzos.
Paso a paso intentamos alejarnos de la lucha ya que no seria sorpresa que vengan mas demonios.
—Arte chi, lanzallamas.
Lanzo el conjuro a modo de crear una barrera de fuego debil que los mantendra un poco a raya.
—Demonio: B: No escaparan, sello demoniaco, descarga de caos.
—Arte chi, lanzallamas.
El ataque llego antes y nos explota en la cara siendo disparados unos metros hacia atras de esta.
—Takedo: Maldición me duele todo.
Takedo saca una pistola de su bolsillo y abre fuego contra uno de los demonios que avanza lentamente con sed de sangre.
—Demonio B: ¿Que rayos?
Un aullido fuerte se escucha a lo lejos, de entre la espesura del bosque una de esas criaturas salta y derriba al demonio seguido de varios de sus congéneres.
—Arche: ¡Rápido vayámonos de aquí!
Un soldado y el general Arche cargan a Takedo para huir.
—¿Por que no nos atacaron?
—Arche: Que importa y no creo que debamos averiguarlo.
Con toda prisa tratamos de alcanzar al grupo que se adelanto a la ciudad.
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Mientras en la batalla...
Observo una mirada completamente llena de rabia y desprecio a un ser como yo que es mucho mas superior que ellos, me levanto y golpeo de forma brutal a uno de ellos causando que salga disparado unos metros pero el resto me ataca con brutalidad hasta sujetarme. Escucho sus dientes crujir y una ansia de matar.
—Bestia: ¡Graaaaaaar!
Un rugido que amedrenta al mas aguerrido.
—No, ¡Noooooooooooooooooo!
Y así un demonio conoció una forma de morir que ningún ser vivo desearía padecer antes, carne desgarrada y miembros separados, huesos crujiendo y siendo rotos por el apetito de estas bestias del bosque.
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Lejos del combate...
Aullidos numerosos se escuchan a kilometros de donde estamos.
—Arche: Vamos no se detengan ya falta poco.
De la adrenalina perdimos la noción del tiempo que recorrimos por huir de los demonios y de esas bestias, al llegar a un cerro podemos ver que a unos kilómetros esta la carretera.
—Takedo: Menos mal, pronto veré un medico.
—Arche: No te ves tan mal compañero solo te dieron en la pierna y unas quemaduras.
Un breve alivio logramos avanzar un poco mas al divisar al grupo que transporta el suministro.
—Soldado: Mirad menos mal que estan a salvo.
—Takedo: Si soldado, es bueno que tambien esteis sanos, debemos seguir y completar la mision.
Seguimos con paso apresurado para llegar a la carretera antes que el clima o las bestias nos alcancen, en una hora llegamos a esta y avanzamos con un poco mas de calma, la fatiga fisica se hace muy notoria debido al esfuerzo de luchar y correr sobre la espesa nieve que dificulta los pasos.
—Arche: Mirad llegamos a la base.
—Es bueno.
Caminamos con esperanza, al pasar la entrada de la ciudad, nos escoltan y se aseguran de que estemos bien, recibo un poco de vendaje y tratamiento de quemaduras y heridas de la batalla. Tras eso me dejan irme a las tiendas de campaña, la noche cae nuevamente cuando me dirijo al lugar donde las chicas estan afuera viendo el cielo.
—Hola chicas.
Al verme me ven con rostros de entera felicidad y nos abrazamos.
—Margo: Nos tenias preocupadas.
—Lamento eso pero debido a lo que me paso aprendí un par de cosas.
—Alexa: Estoy feliz que estés sano y salvo.
—Bueno ando con vendaje y quemaduras, ando fatigado pero de ahí a mas estoy bien.
—Konoka: ¿Que cosas aprendiste?
—Cosas que me ayudaran a ser mejor persona o por lo menos a intentar serlo.
—Arakiela: Tambien me alegro que regresaras en buen estado.
—Gracias chicas, ahora si me disculpan me adelantare a dormir un poco.
Entramos a la tienda, me guardaron como un gentil gesto la cena que repartieron, esta algo tibia pero son fideos y granos que no dudo en comerlos.
—Agradezco la comida y a dormir un poco.
—Alexa: No tenemos sueño.
—No dije que ustedes.
Y al tocar la suave cama provisional, el sueño me arrebata como siempre.
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—Margo: Menos mal esta a salvo.
—Konoka: A juzgar por sus heridas estuvo en un riesgo enorme, era voluntario y decide ir.
—Era algo necesario para el.
—Margo: Ahhh, como que necesario, el pudo haber muerto.
—Recuerden que Alex a pesar de ser un cazador de espíritus y con poderes de ángel y demonio, su instinto de batalla no esta pulido siquiera, el recibió un entrenamiento común y no uno militar completamente aplicado, el tiene miedo o al menos eso siento y titubea en algunas cosas.
Todas nos miramos como en total acuerdo.
—Konoka: A veces pienso que es un idiota.
—Margo: O esta intentando ser temerario.
—Tal como dijo el, intenta ser mejor persona.
Y miramos a el durmiendo con un rostro de que en un dia vivio muchas cosas, es un chico debil de cuerpo pero fuerte de corazon.
Continuara...
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