9
Paloma
—Pues veras, yo iba llegando para desayunar como cada domingo, cuando tu mama quien por cierto me dijo que no me esperaba, que por que yo había avisado que no vendría, lo que no recuerdo — lo fulmine con la mirada — Y cuando tu mama se fue y yo iba a entrar me encontré con Tristán — lo miramos.
—Bueno yo... yo venia... — carraspeo — Yo vine a traerte tu teléfono lo dejaste anoche en el coche.
— ¿En serio? Ni cuenta me había dado.
— ¡Que raro! — dijo Lu.
—Tu cállate — levanto las manos a forma de rendición.
Todos guardamos silencio.
—Por cierto bonito atuendo — comento Lu después de varios minutos silencio
— ¿Eh? — Señalo mi ropa — ¡Oh! — recordé que llevaba puesta mi pijama de minions, me había recogido el cabello en un chongo y llevaba puestas mis calcetas de colores, sentí como me empezó arder la cara.
—Bueno por si no te has dado cuenta es domingo por la mañana — respondí muy digna.
—Si lo note, es por eso que estoy aquí ¿Qué hay de desayunar? — ¡Maldita sea! Se me había olvidado hablarle y decirle que no viniera, aun estaba muy enojada con el ¿O ya no? Por cierto Tristán no me había regresado el teléfono.
—No hay nada, ¡Que pena! Mi madre no cocino hoy — sonreí triunfante, quería sacarle la lengua y bailar ¡Punto para mi! Pero con el ahí no me atreví.
—Princesa — si aun lo quería matar — No seas grosera, Tristán madrugo y vino solo para entregarte tu teléfono, lo mínimo que podrías hacer es invitarle el desayuno — ¿¡Que!?
—Eso no es necesario, yo me reti...
—No Tristán no aceptamos un no por respuesta, ¿Paloma? — el muy maldito lo están disfrutando de lo lindo, y me estaba retando.
—Si, por favor quédate solo que aguarden un poco veré que preparo — pude ver la maldita sonrisa en la cara de Lu, me las iba a pagar.
—Lu instala a Tristán en la sala — era la primera vez que lo llamaba por su nombre, y había sido tan sencillo — Ven ayudarme preparé unos hot-cakes.
—Princesa, no hay que ser descortés, como voy a dejarlo solo, además eso lo haces tu sólita y te quedan muy bien — ¡Lo mato! Mínimo le escupo a su plato.
Pensé en ir y cambiarme, pero seria muy notorio además ¿Por qué lo iba hacer? Si normalmente siempre pasaba así la mañana del domingo.
Treinta minutos después ya tenia todo preparado, los llame a la mesa, evite hacer contacto con la mirada de Tristán. Note que dudaba mucho en ponerle miel o mermelada pero no dije nada. El desayuno fluyo de una manera ligera y muy agradable, Lu la monopolizo la mayoría del tiempo y el le siguió el ritmo, todo me indicaba que ya tenían camaderia y disfrutaban de la compañía del otro, yo solo asentí o decía algunos monosílabos.
Terminamos el desayuno y se despidieron, en esta ocasión ni siquiera le pregunte a Lu si se quería quedar. Yo quería estar sola. No, necesitaba estar sola, cuando cerré la puerta mi corazón latía desbocado, me lleve las manos al pecho ¿Por qué El me hacia sentir así? ¿Por qué perdía el control? Lo mejor seria no volver a verlo, evitar cualquier encuentro con el.
Tristán
— ¿Entonces vamos al taller? — me pregunto Luis
—Si, solo que antes tengo que ir a otro lugar, te alcanzo mas tarde ¿Esta bien?
—Si te espero.
Montamos nuestras respectivas motos y di para el lado contrario, pero solo le di la vuelta a la manzana, me estacione frente a la casa ¿Qué estaba haciendo? Me podía decir mil cosas o justificar otras tantas, pero en el fondo sabia que ninguna era cierta, por que ni yo mismo entendía lo que me estaba pasando.
***
— ¿Tristán? ¿Tristán? ¿Oye estas escuchando?
— ¿Eh? Perdón Fernando yo...
—Ya es la tercera vez ¿Me puedes decir que carajos esta pasando? Y no me vengas con la mierda de que nada pasa — suspire.
—Ni yo mismo lo se. — eso era verdad.
— ¿Cómo? — la mirada de preocupación de mi amigo me animo a sincerarme.
—Recuerdas a Paloma.
— ¿Al pequeño demonio? Si que hay con ella.
—Ese es el maldito problema, no lo se.
—No entiendo.
—Ni yo tampoco — me puso mala cara — pero déjame tratar de explicarme.
Le conté que últimamente pensaba seguido en ella, lo del café y el teléfono y lo del desayuno incluso lo de la erección.
— ¡Estas loco! A ti ni siquiera te gustan los hot-cakes, odias lo que tenga azúcar.
—Lo se.
—Además es la hija de la amiga de tu mama y no de cualquier conocida, cuantas veces escuchamos a tu madre hablar de su amiga del cariño que le tiene. Y si como fuera poca cosa tiene novio y solo para rematar es menor de edad ¡Que carajos estas pensando!
—Yo...
— ¡No! Si no lo estas haciendo eso me queda claro, no estas pensando.
—Lo se, lo se créeme yo mismo le he dado mil vueltas a todo esto y creo llegue a una conclusión.
— ¿Cuál?
—Que todo esto es por que ella es diferente.
— ¿Diferente? ¿Qué acaso tiene dos cabezas? ¿Tres piernas?
—No seas idiota, ella no es como ninguna mujer con la que me haya relacionado.
— ¡Exacto! Es una niña y relacionado no es la palabra, si no acostado haber tenido sexo sin compromiso.
—Precisamente. — pensé en voz alta.
— ¿¡Que!? No, no, no, no, ¡De verdad te volviste loco! Perdiste la razón.
—No, no la perdí, pero se que si me la llevo a la cama todo esto se me pasara. — le asegure.
—Tristán no estoy de acuerdo contigo, solo evítala ten sexo con otras mujeres y deja de ser un bastardo, para empezar saldremos esta noche con mujeres A-D-U-L-T-A-S- y dispuestas a pasarlo bien y ni se te ocurra negarte no lo voy a permitir.
Los días seguían su curso, mientras yo trataba de estar todo el tiempo ocupado en el trabajo para no tener tiempo de pensar. Había evitado el encontrármela en la casa, salía muy temprano y volvía muy noche. Solo había mantenido una o dos llamadas con Luis, pero no había regresado al taller.
Esta noche de nuevo habíamos salido, el pretexto que la semana entrante iba a empezar el juicio y tendríamos que viajar a Monterrey.
El bar se encontraba a rebosar. Fernando había reservado una mesa y ya habían llegado las amigas que esperábamos. Hubo una con la que hubo química así que me concentre en ella, peo aun así hubo momentos en los que deseaba no estar aquí.
Teníamos una hora en este lugar cuando la canción que empezó a sonar se me hizo familiar, pero no lograba ubicarla
"Pero el tiempo se para, y te acercas diciendo
Yo no te conozco y ya te echaba de menos
Cada mañana rechazo el directo y elijo este tren"
Y de pronto todo encajo, esa canción era la que ella cantaba el día del café, la chica a mi lado empezó a cantar y entonces me sentí desubicado y fuera de lugar. Me levante y fui a la barra, pedí una cerveza y mientras me decía que por hoy y en este momento me podía permitir el pensar en ella.
— ¿Qué te pasa? — me pregunto Fernando mientras se sentaba a mi lado.
—Nada solo estoy cansando y algo preocupado por lo de la semana que entra.
— ¿Solo eso? — me miro con detenimiento.
—Si. — dije de mala gana.
—Oye ¿Me podrías prestar tu teléfono? — ahora lo mire yo interrogativo.
—Me quede sin pila y tengo que ver si llegaron unos correos que necesito a primera hora, no tardo — le entregue mi teléfono y seguí bebiendo.
Después de varios minutos escuche a Fernando.
— ¡Vaya amigo! Que bien se ve en esta foto.
— ¿Qué? — me giré para ver.
—No se puede negar que el uniforme le sienta muy bien. — dijo mirando mi celular.
— ¿De que carajos hablas? — Vi que observaba la foto de Paloma — ¡Dame eso! — se lo arrebate.
— ¡Oye! Tranquilo ya te entiendo ¿Oye y si la compartimos? — puso una estúpida sonrisa, la cual sentí el impulso de borrar con mi puño.
— ¿¡Que te pasa!? ¡Eres un imbécil! — saque unos billetes y los deje en la barra y me marche.
Llegue a mi coche y golpee el volante con fuerza, ¿Qué demonios había sido eso? ¿Por qué había reaccionado así? Sabía perfectamente que Fernando bromeaba, jamás habíamos compartido una mujer, pero aun así me molesto mucho la insinuación.
Saque mi celular y mande un mensaje, la respuesta llego siete minutos después. Sonreí eso era lo que me hacia falta.
Paloma
Metí mis manos dentro de la chaqueta, levante nuevamente mi pie derecho y le di golpecitos a la punta tres veces seguidas y lo regrese a su lugar, y después lo hice de nuevo. Mire hacia el frente buscando a Lu que había ido por unos refrescos, no lo vi y de nuevo volví a la rutina con mi pie, hacia eso cuando estaba nerviosa y quería que algo sucediera.
Y en este momento me encontraba incomoda, nerviosa y deseando que Lu apareciera. De nuevo me repetía que no deberíamos de estar aquí, pero acepte venir por que lo creía capaz de venir solo y se había emocionado tanto cuando lo invitaron.
Levante de nuevo la vista y lo vi venir, respire tranquila.
— ¿Me extrañaste mucho?
—Si mucho engreído — le respondí.
—Aquí tienes tu coca cola. — me dio la lata.
—Lu seguro que... — me miro y ya no me atreví a decirle que me quería ir.
— ¿Seguro que? Mía. — me miro directo a los
Ojos.
—De que abrieron el refresco delante de ti. — dije como cualquier cosa.
—No.
— ¡No! — por instinto aleje el refresco de mi.
—No por que es de lata y esta cerrado. — se rio.
—Ahh si es cierto, que tonta no me había fijado. — estaba nerviosa.
— ¿Por qué no me dices que te pasa? — sabía que ya no iba poder salir por la tangente.
—Bueno es solo que... este lugar no me gusta ¿No vas participar verdad? — mi voz sonó a súplica.
—No, no te preocupes solo venimos para ver, además del hecho de que no conozco a nadie y... ¡Tristán!
— ¿Qué? — me giré sorprendida.
— ¿Qué demonios hacen aquí? — escuche su voz y sentí que el corazón se me paralizo, pero de nuevo su tono grosero y mandón, me llene de furia.
— ¿Disculpa? — me gire para enfrentarlo — No sabia que este lugar era tuyo.
—No, no es eso si no...
— ¡Oh! Ya veo teníamos que pedirte permiso para venir. — lo desafié.
— ¡Por supuesto que no! ¿Sabes que? Olvídalo.
—Luis ¿Qué hacen aquí? — se giro hacia Lu ignorándome olímpicamente.
—Supe de este lugar por un chavo que me llevo su moto, le gusto mi trabajo y me hablo de las carreras y me invito y aquí estamos.
—No creo que este lugar sea para ustedes — bufe.
—No si eso ya nos quedo claro lo has repetido, vemos como los arrogantes nos ven como poca cosa — me miro de una manera que sentí que tenia ganas de ahorcarme. Suspiro.
—Miren a su alrededor — No podía negar que tampoco a mi me gustaba estar aquí, pero no se lo admitiría.
— ¿Qué? ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué no estamos tomados? ¿O que no me visto como esas zorras?
— ¡Exacto! En este lugar todos son adultos y ustedes unos niños.
— ¿¡Que!? ¡No inventes! Solo estamos a meses de ser mayores de edad oficialmente — puso os ojos en blanco.
—Mira niña — ¿Niña? ¿En serio? No si en verdad es un verdadero idiota — Puede haber problemas — lo ignore — ¡Bien! Luis ¿Vas a participar?
—No lo pensaba hacer, ¿Pero tú vas? — Lu sonaba esperanzado.
—Si a eso vine.
—Entonces lo haré. — le aseguró.
— ¡No Lu! Me dijiste que no lo harías que solo verías.
—Lo se Mía, pero no se si tenga otra oportunidad, solo una carrera.
—Puede ser peligroso.
—Es lo que estoy tratando de decir — opino el engreído.
—Solo una y nos vamos, lo prometo. — me di cuenta de que ya no escucharía lo que decía.
Lu y don idiota arrogante se fueron a inscribir.
—En veinte minutos comienza — Me dijo Lu cuando regreso.
—Ten cuidado por favor. — le pedí.
—No te preocupes que puede pasar — me abrazo.
Cuando comenzó la carrera trate de estar lo más calmada que podía, me repetía una y otra vez en que consistía la participación. Cinco vueltas después termino y aunque Lu no gano se le veía muy feliz, me pidió que nos quedáramos para ver la de Tristán y acepte.
—Voy por otro refresco antes de que empiece — dijo Lu y yo asentí.
Tenia que admitir que sentía curiosidad por verlo en acción. Los participantes tomaron su lugar, busque con la mirada a Lu pero no lo vi.
— ¿Oye bonita por que tan sólita? — escuche a un tipo que me miraba, lo ignore.
Seguí buscando a Lu, pero tampoco tuve suerte esta vez, mire hacia donde seria la carrera y me encontré con la mirada de Tristán.
—No seas orgullosa bonita, te invito un trago — lo volví a ignorar.
La carrera dio comienzo.
—Te puedo llevar en mi moto — aquel hombre seguía insistiendo.
Respire de alivio cuando Lu llego a mi lado.
— ¿Qué pasa? ¿Estas bien? — me conocía tan bien.
—Si no te preocupes, ya dio inicio la carrera. — mentí.
—A poco vienes con ese niño bonita, necesitas un hombre — Lu se giro para enfrentarlo.
—Solo ignóralo, Lu esta tomado. — lo tome del brazo.
— ¿Qué te vas a esconder detrás de la bonita? J aja j aja ja miren chicos, un niño que se esconde en las faldas de una mujer. —el hombre alardeó.
—Solo ignóralo repetí — vimos pasar a Tristán.
—Ven bonita conmigo vas a disfrutar — me tomo del brazo y yo me sacudí de su agarre.
— ¡Suéltala! — grito Lu, el hombre me volvió a tomar del brazo.
—Quítamela — lo reto.
Lu se le fue encima, pero el no era un chico de puños así que el hombre fácilmente le dio un puñetazo y lo sentó, sin embargo se paro inmediatamente y ya venia de nuevo.
—La señorita dijo no ¡Imbécil! — me gire cuando escuche su voz, Tristán ya se encontraba a unos cuantos pasos, en cuanto estuvo cerca le dio una patada directo en el pecho haciéndolo caer y llevándome con él, pero antes de siquiera tocar el suelo Tristán me había sujetado el brazo y evitando que cayera y poniéndome detrás de él.
El hombre se levanto furioso y se vino sobre Tristán, pero el estaba preparado y le dio un golpe de lleno en el rostro, uno de los amigos se dejo venir listo para pelear también, pero Lu lo tacleo y lo empezó a golpear, todo estaba sucediendo muy rápido, pero yo lo veía en cámara lenta. El hombre se levanto con la cara llena de sangre tratando de mantener el equilibrio pero Tristán de nuevo lo pateo haciéndolo caer, el hombre se puso de pie y levanto las manos dando a entender que se rendía.
— ¿Ya no te sientes Romeo cierto? — Tristán escupió las palabras — ¡¡Maldito imbécil!! — yo seguía detrás de él y estaba muy asustada, pero sentí como tomaba impulso para volver a golpearlo, por inercia me puse delante de él y lo abrace.
—No — fue todo lo que pude decir, me miro a los ojos y de nuevo sentí como me perdía en los suyos.
— ¡Ey vamos! ¡Tristán! ¡Paloma! — se rompió el contacto.
— ¿Qué? — pregunto Tristán.
—No escuchan ¡Patrullas! Policía vámonos — nos apuro Lu.
— ¿Paloma? — mire a Tristán — ¿Te encuentras bien? — Asentí — ¿Oye?
— ¿Si?
—No me quejo es una posición muy agradable pero tenemos que irnos.
— ¿Cómo? — me sentía aturdida.
—Ven — me tomo de la mano y empecé a reaccionar.
— ¿Lu? ¿Y Lu?
—Aquí estoy Tranquila ¡vamos!
Empezamos a correr hacia las motos, Tristán nunca soltó mi mano y yo termine montada en la moto, abrazada a su espalda.
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