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8

Paloma

Las manos me sudaban y el corazón me golpeaba con demasiada intensidad ¿¡Que demonios me pasaba!? No era la primera vez que hacia esto así que no tenia por que ser diferente, me gustaba mucho mi trabajo, es mas lo disfrutaba y solo por el hecho de ayudar es que participaba en la subasta, pero esta noche se sentía diferente y solo por el hecho de saber que él estaba ahí. Pero por que me tenia que afectar era lo que no comprendía por que me hacia sentir así ¿Así? Ni siquiera me lo podía explicar a mi misma.

Las luces descendieron en el escenario y vi que Mario me acompañaría en el piano

—¿Lista? — me pregunto Gaby.

—Sssi-ii.

—¿Estas nerviosa?

—Solo un poco — me miro.

— Además tu novio siempre hace lo mismo da su aportación pero a cambio te hace cantar. Y los nervios son solo al principio, suerte.

—Eso espero que se me pase pronto. — trate de respirar profundo, de antemano sabía que no lo hacía tan mal, nunca iba a ser una cantante profesional pero era muy entonada y tenía buena voz, al menso eso me decían.

Subí al escenario le hice una señal Mario y comenzó a tocar, cerré lo ojos y comencé a cantar, sentí como la luz me iluminaba abrí los ojos y seguí cantando evitando mirar hacia donde estaban ellos.

"Si fuera mas guapa y un poco mas lista,

Si fuera especial, si fuera de revista

Tendría el valor de cruzar el vagón

Y preguntarte quien eres.

Te sientas en frente y ni te imaginas

Que llevo por ti mi falda más bonita.

Y al verte lanzar un bostezo cristal,

Se inundan mis pupilas.

De pronto me miras, te miro y suspiras

Yo cierro lo ojos, tu apartas la vista

Apenas respiro me hago pequeñita

Y me pongo a temblar.

Y así pasan los días, de lunes a viernes

Como las golondrinas del poema de Bécquer

De estación a estación enfrente tú y yo

Va y viene el silencio.

De pronto me miras, te miro y suspiras

Yo cierro los ojos, tú apartas la vista

Apenas respiro, me hago pequeñita

Y me pongo a temblar.

Por mas que me repetía que no mirara hacia ellos, no lo pude evitar, me encontré con un par de ojos azules que me observaban detenidamente entonces todo lo demás desapareció y me perdí en su mirada.

Y entonces ocurre, despiertan mis labios

Pronuncian tu nombre tartamudeando,

Supongo que piensas que chica mas tonta

Y me quiero morir.

Pero el tiempo se para y te acercas diciendo

Yo no te conozco y ya te echaba de menos.

Cada mañana rechazo el directo

Y elijo este tren.

Y ya estamos llegando mi vida ha cambiado

Un día especial este once de marzo.

Me tomas la mano, llegamos a un túnel

Que apaga la luz.

Te encuentro la cara, gracias a mis manos.

Me vuelvo valiente y te beso en los labios.

Dices que me quieres y yo te regalo

El ultimo soplo de mi corazón.

No podía negarme a mi misma que estaba cantando para él, y me sentía fascinada al notar que él estaba perdido igual que yo. Seguí cantando por inercia hasta que la canción termino, la gente comenzó a aplaudir y la realidad me golpeo, agradecí y huí al baño.

¿Qué había sido todo eso? Empecé a morder la uña de mi pulgar ¿Acaso me gustaba? No, no, no eso no podía ser, ¿Él y yo? no para nada no teníamos nada en común, además me cae mal ¿O no? Éramos muy distintos, vivíamos en mundo diferentes, además estaba segura de que a él yo ni le pasaba por la mente, había visto el tipo de mujeres que le gustaban y yo no entraba ni en último lugar, y lo último que necesitaba en mi vida era un amor unilateral.

Moje mi cara y respire lento tenia que salir de aquí.

—Mía estuviste grandiosa, cantaste con mucho sentimiento diría que mejor que nunca, se lo agradecemos a tu novio — me dijo en tono amargo.

—Gracias Mario — me costo mucho no poner los ojos en blanco, mire el reloj aún quedaba media hora para el cierre.

Tenia la esperanza de que cuando saliera él ya se hubiera marchado, pero no, hoy todo conspiraba en mi contra, evite acercarme a la mesa, aun no le encontraba explicación a mi nerviosismo y las mil sensaciones que me llenaban en ese momento. Varias veces trate de mirar a hurtadillas pero me encontraba con su mirada.

Seguí manteniendo mi postura de indiferencia pero todo se fue a la mierda cuando Lu se acerco para decirme que me esperaba fuera.

Trate de retrasarme hasta donde me fue posible, cuando Salí del café ellos charlaban como si fueran viejos amigos y eso me gusto.

— ¿Lista? — me pregunto Lu.

—Si, pero... — mire a Tristán — No creo que sea necesario que nos lleves, no es muy noche y quizás tengas cosas que hacer.

—Bromeas ¿Cierto? Después de que me dejaste seco, lo mínimo que puedes hacer es aceptar mi caballerosidad — me dijo en tono mandón ¿Caballerosidad? Ja idiota y patán como pude pensar que quizás me gustaba ni en otra vida.

—Lo siento no sabia que me gastaba tu quincena y te dejaba en banca rota por una labor altruista ¿Si quieres te presto algo?

—No seria mala idea — me miro fijamente retándome.

— ¡Chicos! ¡Chicos! Bandera blanca mejor nos vamos —Lu abrió la puerta del asiento trasero y subí sin decir ya nada. En serio que es un imbécil, lo que tenia de guapo lo tenia de.... ¡AHHG! grosero y mandón.

Cerré mis ojos para tratar de tranquilizarme o me iba a poner a balbucear, fingiría que dormía no tenia intención de hablar nada mas, pero no resulto ser tan buena idea mis sentidos se encontraron atrapados en el aroma de su colonia que llenaban el coche.

—Oye tiene su genio — escuche a Tristán, pero no abrí los ojos, no iba a caer en su provocación.

—No tienes idea — dijo Lu riéndose ¡Maldito Lu! Esta vez si le patearía el trasero.

—Pues no la tienes fácil en domar a la fiera — Muérdete la lengua me repetía.

Afortunadamente el trayecto fue corto y en cuanto paro el coche descendí, ni siquiera espere a que Lu me abriera la puerta.

—Gracias... ahh y dime a donde hago el reembolso de tu dinero — me miro con el ceño fruncido pero no dijo nada.

Entre a mi casa dando un portazo ni siquiera me despedí de Lu ya ajustaría cuentas con ese traidor. Respire hondo antes de saludar a mi madre.

—Mía ya estas en casa ¡Que bien! Te sirvo algo de comer.

—No mama gracias no tengo hambre, hoy vengo más cansada - y muy molesta pensé - Que de costumbre, me voy a dar un baño y después haré algo de tarea, tú ya deberías de ir a dormir.

—Bien lo haré pero no te desveles mucho — le di un beso.

—Ahh por cierto Lu no vendrá mañana a desayunar.

—¿Por qué? — Me levante de hombros — Esta bien.

No pensaba decirle a mi madre de lo que me había hecho ese mal amigo y que no tenia ganas de verlo.

Tome mi pijama, mi reproductor de música y me fui directa a la ducha, no tenia ni diez minutos dentro cuando ya estaba pensando en él, me decía a mi misma que era normal tenia que analizar lo que había pasado, aun no entendía por que me había sentido así, sacudí mi cabeza como sin con eso lograra sacar los pensamientos, termine mi baño me puse mi pijama y tome mis cuadernos para hacer tarea.

Minutos después me encontraba de nuevo pensando en lo mismo, deje mis cuadernos y tome el libro que estaba leyendo cuatro paginas después mi mente seguía donde mismo, del libro ni me había enterado, lo deje y apague todo solo deje programado mi reproductor por treinta minutos mas.

Fue peor, parecía que la oscuridad me hacia pensar mas en el azul de sus ojos, y la música no ayudaba, apague el reproductor y me volví recostar y en medio de la oscuridad el silencio me grito lo que me negaba a escuchar Él... me gustaba.


Tristán

Como lograba sacarme de mis casillas ese demonio, con que gusto le daba otro uso a esa boca que ella solo usaba para molestarme, y con que placer me la pondría sobre las rodillas y le daba un par de nalgadas para educarla y quitarle lo berrinchuda.

—En serio que tiene su genio. — le repetí a Luis.

—No, es solo un caparazón ella es la persona mas dulce que conozco, ella tiene un gran corazón. — hablo de una manera en que a leguas se notaba su devoción por ella.

— ¿La quieres mucho? — no pude evitar preguntar.

—Si ella significa mucho para mi, no concibo mi vida sin ella — en ese momento me sentía como un ladrón queriendo robar un afecto que ya tenia dueño.

—Creo que eres muy joven para pensar así, tienen una vida por delante y apenas empiezan a vivir.

—Si es cierto, pero algo te puedo asegurar ella y yo siempre estaremos juntos.

Sentí una punzada de envidia, Luis a su corta edad el... ¿El que? Sufriría cuando ese amor terminara ¿O tal vez ella? En este momento sentían la magia del primer amor y todo lo ven color de rosa.

— ¿Nos vamos? — su voz me saco de mis pensamientos.

—¿Eh? A si te llevo a tu casa.

—Te quedaste muy pensativo.

—Si... pensaba en que mañana te puedo llevar la moto negra y recoger la roja ¿Te parece? — mentí.

—Si esta bien, solo que por la tarde todos los domingos desayuno con Mía y su mama.

— ¿Con ellas? — seguía sorprendiéndome mientras más conocía de su relación.

—La señora Lomeli hace muy rico de comer.

—Pensé que Paloma.

—¿Qué? No ella cocina algo se defiende, pero entre y tu y yo su mama es la que cocina mejor.

Llegue a mi casa aun con la mente embotada ¿Qué había sucedido conmigo hoy? Se suponía que solo iría a recoger la moto y después saldría de ahí ¿Por qué acepte ir? Me mire en el espejo retrovisor ¿Curiosidad? ¿O realmente quería verla? No, solo curiosidad, por ver su trabajo además hacen una buena obra.

Mi teléfono vibro sacándome de mis cavilaciones.

—Fernando. — respondí en automático.

— ¿Dónde carajos estas? — sonaba muy molesto.

—En mi casa.

— ¿Seguro? — ahora su voz sonó con incertidumbre.

—Si seguro.

—Tristán ¿No estas en algún club de pelea? O ¿En alguna carrera? — su pregunta me sorprendió.

—No de verdad estoy en casa. — le asegure.

— ¿Pero que paso? dijiste que solo irías por la moto. — su voz detonaba preocupación.

—Si pero... estuve toda la tarde con Luis — lo mejor seria decir la verdad, bueno casi toda la verdad.

— ¿Luis? ¿Esta bien? — sonaba escéptico.

—Si.

—¿Y tu? - por supuesto que entendía su pregunta, se traducía ¿Tuviste algún ataque de pánico? Por extrañar a Henry o por tener que dirigir una empresa que me hace sentir culpable.

— ¿Yo qué? — respondí con molesto.

— ¿Estas bien? — su tono de preocupación me desarmó.

—Si solo cansado. — eso en parte cierto, mi mente estaba embotada.

—Te estoy esperando, ya estoy en el bar...

—Hoy no amigo, ya me voy a la cama.

— ¿De verdad esta bien?

—Si. — le asegure.

—Bien entonces duerme te veré mañana. — se que no me creía del todo, pero no insistiría más.

¿Realmente estaba bien? Un sonido en el asiento trasero llamo mi atención, busque de donde provenía deslumbré una tenue luz, fui a la parte trasera. Encontré un teléfono celular y un leve aroma de perfume, me senté y pulse el botón para mi sorpresa el teléfono no tenia contraseña, en la imagen estaban Luis y Paloma haciendo una cara chistosa, pensé que no debía ver mas y lo cerré.

Baje del coche y fui directo a mi habitación.

Volví a observar el reloj marcaba las dos, me gire tratando de conciliar el sueño, pero todo era en vano no podía dejar de pensar me levante y fui por un vaso de agua, al regresar vi de nuevo el teléfono, no lo pensé dos veces y lo tome la imagen de ellos apareció de nuevo, deslice mi dedo y la imagen de un ángel apareció me quede observando la imagen hasta que el celular se apago, lo volví a dejar y minutos después lo volví a encender marcaba la entrada de un mensaje era de Luis:

"Princesa ya no estés enojada, duerme tranquila Te quiero"

¿¡Que demonios!? ¿Qué estaba haciendo? Invadiendo su privacidad, me frote en la sien ¿Qué era lo que pasaba conmigo?

Y aun sabiendo que estaba mal lo revise, fui a la carpeta de imágenes tenía muchas imágenes de lugares muy bellos, la mayoría eran arboles con hojas de color. Después fui a sus fotos casi todas eran con Luis, y unas cuantas con su mama y muy pocas con otra gente, encontré una de ella con su uniforme pero lo mas hermoso es su sonrisa, tenia una manera de sonreír que iluminaba sus ojos y me dejaba embobado... la mande a mi teléfono.

Después fui a su música la cual era rara traía oldies de los 60¨s y 50¨s, música en español ingles, le gustaba el pop y había otra que era ¿China? No lo sabía decir. Cerré la carpeta de música fui a su facebook para ver su perfil, la mayoría de sus publicaciones eran citas de libros. Tenía pocos amigos.

Si que era rara, pensé como era yo a su edad ¿Qué me gustaba? Menee la cabeza yo a su edad era un bastardo irresponsable.

Cerré el teléfono, creo que no había cambiado mucho solo que ahora también era un maldito acosador.


Paloma

Había despertado temprano, o más bien no había dormido mucho. No dejaba de preguntarme ¿Por qué pierdo el control cuando miro sus ojos? Eso no me gustaba, me hacia sentir nerviosa, insegura y... perdida. Seguí recostada pensando en mil soluciones, en mil respuestas hasta que mi madre se asomo por la puerta.

— ¿Ya despierta? Va a llover.

—J aja ja ya me levanto.

—Esta bien, solo que hoy no me quedo a desayunar, se presento un problema y...

— ¿Segura que es por eso? ¿O por que no viene Lu? — hice un puchero.

—Me descubriste.

— ¡Mama!

—Tu empezaste — se rió.

—No te preocupes, ve y resuelve el problema nos vemos mas tarde — me levente de la cama fui y le di un beso — Te aviso si Lu me trae esta noche.

—Si por favor.

—Te acompaño.

—No mejor arregla tu desastre — dijo señalando los libros y cuadernos en el suelo.

—Ok.

Tome mi reproductor y audífonos le puse play la voz de Julieta Venegas sonó, levante los libros y me vi en el espejo ¡Maldición! No había trenzado mi cabello, me hice un chongo y fui a la cocina por un cereal inexplicablemente tenia hambre.

"Suelta el listón de tu pelo,

Desvanece el vestido sobre mi cuerpo y acércate a mi"

Cantaba a todo pulmón mientras bailaba, me serví mi cereal y me dirigí a la sala cuando me quede petrificada.

— ¿Ustedes dos que hacen aquí? — pregunte.

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