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27

Paloma

Los ojos de Tristán se agrandaron por la sorpresa y después apareció su hermosa sonrisa.

—Me lo merecía — reconoció.

Le di un trago a mi café, él me miro y sus ojos se oscurecieron un poco a la vez que que adquirían un brillo, descendió su mirada a mi boca, tome una servilleta para limpiar los restos de crema pero él tomo mi mano impidiéndomelo, se levanto se inclino hacía a mi puso sus labios sobre mi labio superior y lo chupo con suavidad, enseguida deslizo su lengua haciendo que una descarga eléctrica me recorriera el cuerpo, encendiendo terminaciones que ni siquiera sabían que existían por un momento lo imagine sin camisa mientras mis dedos recorrían su piel y aspiraba su aroma, de pronto sentí una inmensa necesidad de saltarle encima.

Me removí inquieta en la silla mi respiración tenia un ritmo acelerado, tenia que pensar aclararme la mente. Lo mire y sus ojos de un tono azul claro estaban teñidos de un tono mas oscuro, su respiración era pesada y acelerada como la mía.

—¿Desean ordenar algo mas? — la voz del chico que nos atendía rompió las atmósfera.

—¿Ángel? — me pregunto Tristán.

—Nn-no gracias, voy al baño — respondí ¡Espacio! tenía que moverme.

—Voy a pedir la cuenta ¿De acuerdo? — asentí sin mirarlo.

Una vez en el baño me metí en un cubículo, baje la tapa del inodoro y me senté me lleve la mano al pecho pude sentir como mi corazón martillaba a un ritmo desenfrenado. Me sentía muy acalorada, no me lo podía negar me sentía excitada.

Eso debería de asustarme pero por una extraña razón no solo no me asustaba sin no que me gustaba la sensación.

Me gustaba mucho la manera en que él me hacia sentir.

Fui al lavabo y me moje la cara, cuando me vi en el espejo note que estaba muy sonrojada. Reuniendo todo mi valor salí del baño.

Tristán ya me aguardaba de pie, tenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, su cabello desordenado y esa sonrisa que ya amaba ¿Para que negarlo?

¡Dios! ¿Cuanto tiempo podría mantener mis hormonas en control?

Si no me controlaba terminaría violándolo, sonreí la idea me resulto fascinante.

—¿Vamos? — asentí, no podía ni pronunciar palabra. El tomo mi mano y yo sujete la suya con fuerza.

—¿Que vas hacer en la tarde? — me pregunto en cuanto llegamos al coche.

"Aparte de imaginarte sin camisa, comerte a besos y soñar contigo" pensé.

—Nada, termine mis pendientes — respondí.

—¿Puedo disponer de ti? — ¡Oh si por favor! mi imaginación estaba muy desatada.

—¿Que tienes pensado? — le pregunte mientras de nuevo divagaba.

—Por lo pronto invitarte a comer y después tengo una sorpresa.

—Soy toda tuya — cuando respondí de nuevo se le oscurecieron los ojos.

—Eso suena muy tentador — me respondió con la voz ronca.

Estaba jugando con fuego y eso no era bueno, pero se sentía tan bien.

—Mejor vamos — dije y me subí al coche, él cerro la puerta y fue a su lado.

En el camino llame a mi madre, para decirle que pasaría la tarde con Tristán ella me respondió que estaba bien pero notaba la risa en su voz.

—¿A donde te gustaría ir a comer? — me pregunto.

¿Comida? lo que menos tenia en este momento era hambre.

—Honestamente no tengo hambre.

—Pero tenemos que comer, estaremos ocupados toda la tarde — me replico.

—Bien ¿Por que no me sorprendes?

Me regalo su sonrisa, sentí calidez en mi pecho.

Y vaya si me sorprendió, terminamos en un lugar pequeño, sencillo. Nos llevaron a una mesa de madera con un mantel cuadriculado.

—¡Hola Tristán! lo saludo un señor ya mayor con una enorme sonrisa.

—Benito — respondió y le estrecho la mano con afecto.

—Que gusto muchacho, ya tenía rato.

—Si, he estado muy ocupado — Benito me miro.

—Ya veo — sonrío.

—Ella es Paloma, mi novia.

Benito tomo mi mano y deposito un beso.

—Muy bella y dulce — le dijo, sentí como se me subían los colores al rostro — Hombre con suerte — le palmeo la espalda — Lastima que no sea lo mismo para ti dulzura.

—¡Benito! — lo regaño Tristán y me reí.

—Nada, nada por cierto ¿Y tu hermosa Nana?

—Bien, ella se encuentra bien aun asustada por tu cortejo.

Los dos se rieron mientras yo los veía incrédula.

—¿Lo mismo de siempre? — le pregunto Benito.

—Ángel aquí venden la mejor pizza hecha en horno de piedra ¿Tienes algún gusto en especial?

—No me gustaría probar lo que recomienda la casa.

—Ademas de bella inteligente, lo dicho bastardo con suerte ¿Vino de la casa?

—Por supuesto — respondió Tristán.

Benito se retiro con su enorme sonrisa.

—¿Nana? — pregunte intrigada.

—Para el amor no hay edad — me respondió divertido.

Minutos mas tarde regreso Benito con una botella de vino y una pizza la cual me parecía muy grande para dos personas. Benito se retiro y Tristán comenzó a servir.

—No gracias — le digo cuando va a vertir vino en mi vaso — No tomo — le aclaro.

—Créeme, esto te gustara — me dice y sirve — Solo un sorbo, confía en mi.

Lo hago y me sorprendo al sentir que es dulce al paladar, con un rico sabor a uva. Después me incita a comer un trozo de pizza, no puedo evitar gemir, el sabor del queso y salsa de tomate derritiéndose en mi boca es genial.

—Tenias razón es sorprendente, exquisita — le digo.

—Si su cocción en horno de piedra la da un sabor único.

—Y el vino también es genial.

—Te lo dije, es casero Benito lo hace.

—Realmente encontraste una joya — su sonrisa es amplia.

No me explicaba como habíamos logrado comernos las tres cuartas partes de la pizza, según yo no tenia hambre, pero ahora me sentía demasiado satisfecha y muy feliz ¿Por que negarlo?

Revise mi teléfono cuando timbro.

—Lu — respondí.

—Princesa ¿Donde estas?

—Adivina.

—¿En la biblioteca? ¡No inventes! ya salimos de prisión por unos días — me reí.

—No, no estoy en la biblioteca.

—Pues ni idea.

—Estoy comiendo una riquísima pizza con un vaso de vino exquisito.

—Ya te arreglaste con Tristán ¡Por fin!

—Oye ¿Como...

—Como la palma de tu mano. Es obvio, dale mis saludos. Bueno te llamo por lo siguiente ¿Recuerdas a Tomas?

—Si, ¿Que hay con él?

—Su familia tiene una casa de campo a las afueras de la ciudad, nos invito a pasar las vacaciones Lucy también nos acompañara, así que seriamos los cuatro.

—Suena genial, pero tengo que preguntarle a mi madre, te llamo mas tarde.

—De acuerdo, te quiero fea.

—Yo te odio — colgó.

Tristán me miraba con curiosidad, le conté lo de la casa de campo.

—¿Quieres ir? — me pregunto.

—Suena bien, días de descanso.

—Si entiendo — note algo en su voz ¿Tristeza? no supe definir.

Después de despedirnos de Benito fuimos al edificio que pertenecía a la compañía de Tristán.

—¿Que hacemos aquí? — le cuestione temiendo su respuesta.

—Es parte de la sorpresa — ¡Maldita sea!

—Tristán no creo que sea buena idea — me sentía atemorizada de entrar, ¿Que dirían todos? ademas con toda seguridad todas las chicas vestían impecables, con seguridad usaban zapatos altos, maquillaje y yo... me mire, aun usaba falda tableada y a cuadros de uniforme, casi no me maquillaba y mi cabello normalmente estaba sujeto en una coleta.

Tristán ya había detenido el coche frente a la entrada principal, se bajo le entrego las llaves a un chico y fue hacia a mi lado, me ofreció su mano y no me pude negar.

Pero en cuanto ingresamos al edificio sentí ganas de salir corriendo, todos nos miraban, quise soltar la mano de Tristán, el se giro y me miro con el ceño fruncido.

—¿Que pasa? — me pregunto hablandome al oído.

—Nos están mirando — respondí con un susurro.

—Eso es normal, nunca me habían visto llegar con una chica y menos tenerla tomada de la mano, que no te preocupe, mejor acostúmbrate.

Sentí vergüenza y de nuevo por instinto quise soltar su mano.

—Ángel, si haces eso de nuevo te besare aquí en el vestíbulo y frente a todos — se me agrandaron los ojos y me quede pasmada, él simplemente sonrió.

Tristán

A ciencia cierta sabia lo que era dar este paso, siempre había sido muy cuidadoso con mi vida personal, sobre todo con mis conquistas. Pero no me importaba en lo mas mínimo darles motivos para especular y se dedicaran a inventar historias, me sentía tan feliz como no lo había estado en años.

Paloma era como un aire fresco, limpio y natural que me había llenado los pulmones, mostrándome que aunque la vida no es lo que se espera, hay muchas cosas que te hacen ver que vale la pena.

—Sentía su nerviosismo, quiso soltar mi mano dos veces pero no estaba dispuesto a soltar yo la suya, si ella fuera consciente de la fuerza que me transmite, nunca me soltaría.

Su cara se torno roja cuando amenace con besarle frente a todos si trataba de soltar mi mano una vez mas ¡Era tan dulce!

En vez de ir al ascensor que me lleva directo al piso de mi oficina, tome el de uso general.

Con cada piso que nos deteníamos la gente volteaba a vernos, y la que entraba en cuanto nos veía guardaban silencio después del saludo riguroso.

Mi ángel trataba de ocultarse detrás de mi, eso me hacia sonreír como un estúpido.

En cuanto llegamos a mi oficina y la señorita Ruiz nos vio primero se reflejo la sorpresa, pero inmediatamente se repuso y vino hacia nosotros reparando en nuestras manos unidas.

—Buenas tardes señor Hamilton ¿Hay algún problema con el elevador personal?

—Buenas tardes señorita Ruiz y no, no lo hay simplemente hoy quise utilizar ese. Quiero una reunión con el grupo de arquitectura que esta diseñando el café de Av. las Rosas en quince minutos.

—Bien señor ¿Algo mas?

—Si quiero presentarle a Paloma Villanueva, mi novia.

—Mucho gusto señorita.

—El gusto es mio, pero por favor llámame Paloma — le dijo muy sonrojada mi ángel, por lo visto teníamos que trabajar mucho en eso.

—Lo haré ¿Les ofrezco algo de tomar?

—No gracias — respondió mi ángel.

—Un café — pedí.

—Bien señor.

Entramos a mi oficina le pedí a mi ángel que me esperara, fui a la habitación que tenia aquí. Cambie mi ropa por otro traje y corbata, cuando regrese de nuevo junto a ella sostenía la fotografía que tengo en el escritorio de papá y Henry.

—¿Los extrañas mucho?

—Todos los días — respondí en un susurro.

—Por supuesto que pregunta tan tonta.

—Créeme no lo es — mi ángel dejo la fotografía sobre el escritorio y me miro Mi padre... era un hombre apasionado de la vida, su trabajo, la familia pero sobre todo de mi madre — ella espero en silencio a que continuara.

—Siempre decía que había que vivir todos los días como si fuera el ultimo, que el trabajo no tenía que ser una obligación si amabas lo que hacías. Que la familia siempre era lo primero y que él se sintió un ser completo el día que se caso con mi madre.

—¿En serio? — pregunto asombrada.

—Si, mi padre provenía de una familia de principios muy sólidos, mi abuelo era un hombre honrado, trabajador y mi abuela también fue una buena persona, pero en eran muy fríos en los afectos, jamas vi una demostración de amor en publico. En cambios mi padres no podían dejar de tocarse siempre con cualquier pretexto — sonreí al recordarlo.

—¡Woo! — exclamo.

—Cuando se es niño es hermoso ver a tus padres que se aman mucho pero... cuando tienes veinte es un poco — hice un gesto — Aun así es maravilloso ver como el amor puede ser mas grande con el paso de los años.

Y en cuanto a Henry es el hermano que a todos nos hubiera gustado tener, él siempre fue mi cómplice, mi apoyo mi guía. Solo tenía veinticinco años cuando murió. Él no pudo tener un amor como el de mis padres, no tuvo la dicha de ser padre de ver sus sueños realizados.

Ninguno de los debió morir, aún tenían mucho que dar en la vida.

—Lo siento mucho — me dijo mientras me abrazaba, fue tan reconfortante, sentí tanta paz. La senté encima del escritorio y yo me senté en una silla frente a ella, quería poder ver su cara.

—Ellos habían ido a las afueras de la ciudad, los había contactado una familia que quería convertir una propiedad que tenían en un hostal. Como terminaron temprano decidieron regresar ese mismo día, querían... — se me quebró la voz — Querían sorprenderme ya que ese día era mi cumpleaños — termine en un susurro agachando la mirada.

—¡No! — me dijo y la mire de nuevo —Ni se te ocurra, se que te sientes mal, pero no es tu culpa, lo oyes.

—Tal vez, pero si no hubiera sido mi cumpleaños ellos... ellos no hubieran tratado de regresar el mismo día y el accidente no hubiera ocurrido.

—Tristán eso no lo puedes saber. Tu no ibas conduciendo el otro coche así que no te hagas esto. La vida, el destino, los designios de Dios todo el mundo tienen una opinión diferente pero la muerte siempre sucede.

Levante mi mirada buscando sus ojos vi amor y ternura en ellos, la abrace de la cintura metiéndome entre sus piernas, descanse mi cabeza sobre su pecho y ella me abrazo con una mano y con la otra acaricio mi cabeza.

Me separe para verla de nuevo y ella me regalo una dulce sonrisa. Entonces la bese al principio solo fue la necesidad de su contacto, pero mi beso se fue haciendo mas intenso a medida de que ella me respondía de la misma manera, parecía que ella había sido creada para mi, se amoldaba entre mis manos y mi boca con tanta perfección.

Entonces mi necesidad creció, quería, deseaba tomarla ahí en ese momento hacerle el amor, poder perderme en ella... pero no era así como quería que recordar nuestra primera vez.

El intercomunicador timbro, me separe de ella con la respiración entre cortada y una prominente erección, mi ángel se encontraba sonrojada y con los labios un poco hinchados, me di cuenta de cuan intenso había sido el momento y de que me había puesto de pie y me encontraba encima de ella.

El intercomunicador resonó de nuevo, los dos sonreímos.

—Señorita Ruiz — respondí aclarándome la garganta.

—Señor el equipo ya esta en la sala de juntas.

—En cinco minutos — respondí.

Ingresamos a la sala de juntas de la mano y Hugo, Paco y Luis como los llamaba yo por diversión no parecían asombrados de verme llegar con mi ángel, el chisme debío correr como la pólvora.

—Paloma ellos son Hugo Becerra, Francisco de Aragon y Luis Mendoza.

—Un placer — dijo ella y les estrecho la mano.

—Ella es Paloma Villanueva, mi novia y estamos aquí para ver los avances y que la pongan al tanto del diseño del café.

—Sera un placer — respondió Hugo.

Tomamos asiento y la imagen del proyector dio inicio, Luis fue el encargado en explicar todo, solo tomo media hora en conocer el proyecto.

—¿Bien que opinas? — le pregunte a mi ángel.

—Es grandioso, quedara mucho mejor que el primero los señores Arellano nunca se hubieran permitido hacer algo así. Mil gracias.

—No tienes nada que agradecer, no es nada comparado con lo que ellos hacen.

Se acerco y me hablo en un susurro.

—Si estuviéramos solos ya te hubiera saltado encima para darte un beso, te lo mereces.

Apenas había abierto la boca para responder, cuando la puerta se abrió y Fernando entro.

—¿Que haces aquí? — pregunte extrañado.

—Escuche rumores se que el jefe había llegado tomado de la mano de una hermosa chica que trae uniforme de colegiala y que ademas es muy sexy. Así que imagine que era mi demonio.

—¿Mi? ¿Tu? — pregunte molesto.

—Hola guapa — fue directo a Paloma ignorándome.

—Hola Fernando — se dieron un beso en la mejilla.

—¿Te gusto el proyecto?

—Si es genial, hicieron un trabajo maravilloso — respondió con una gran sonrisa.

—Me alegra escuchar eso, las licitaciones terminaron, así que pueden empezar mañana mismo.

—Perfecto — respondí con acritud —¿Ya te vas? — le pregunte.

—Si amigo ya me voy... pero antes necesito hablar unas palabras con "Mi demonio" — enfatizo las ultimas palabras.

Aparto a mi ángel le paso un brazo por sus hombros, quera saltarle encima y quitarlo.

—¿Pequeña le diste su merecido? — le pregunto.

—¿Su merecido? — le pregunto ella algo confundida.

—Si ¿Lo hiciste sufrir lo bastante por ser un imbécil? —Paloma le dio un codazo juguetón — Bien si se sigue portando mal, avísame — le guiño un ojo —Yo ya estoy educado y ademas de estar disponible.

—No lo dudo — le dijo ella sonriendo.

—¡Fernando que te estoy escuchando!

—Ups, nos atraparon, adios preciosa — le planto un beso en la mejilla.

—Fernando vete a la mier...

—¡Ey! ese lenguaje hay una pequeña presente — soltó una tremenda carcajada y se marcho.

***

Después de dejar a mi ángel en su casa me fui a la mía, sonreí y negué con la cabeza viernes por la noche y no tenía ganas de salir. Me hubiera gustado quedarme mas tiempo con ella,pero no quiero que se sienta abrumada y salga corriendo.

Al llegar a casa me cambie de ropa y me fui al gimnasio, aun tenia mucha energía cumulada y se intensificaba mas cuando la recordaba sobre mi escritorio con su uniforme y besandome e imaginando todo lo que no sucedió ¡Necesitaba un buen baño de agua fría!

Mi teléfono timbro y una gran sonrisa apareció en mi rostro cuando vi que era mi ángel.

—¿Ya me extrañas?

—Mmm ¿Que te diré? las saladitas son horneadas.

—Ja ja ja que chistosa.

—La verdad es que si, he estado pensando en ti — me infle como un globo del gusto.

—Es bueno escuchar eso, por que yo también te extraño y me gustaría estar contigo.

—¿Que estas haciendo?

—Nada, solo pensar en ti — eso era muy cierto solo que ella no tenia ni la menor idea de como la pensaba.

—Te llamo por que ya hable con mi mama y me dio permiso para ir con Lu a la casa de campo — eso me cayo como un balde agua fría.

—¿Cuantos días te vas? — pregunte resignado.

—Doce o trece.

—Casi dos semanas — ¿Por que ahora? ahora que todo parecía ir mejor entre nosotros.

—Si así es.

—¿Y... y cuando te vas?

—Mañana.

Hacia rato que mi ángel había colgado, pero yo seguía viendo el teléfono, no quería que ella se fuera y me dejara. Y entonces tuve una idea.

—Fernado necesito un favor.

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