26
Paloma
— ¿Mía? — me llamo mi madre cerré la puerta, tome aire y puse mi mejor cara.
— Dime.
— Estas molesta — no era una pregunta, me miro— No digas nada si no quieres.
—Má, no se que decir, es solo que no me gusto lo que hizo.
— ¿El que lo anunciara delante de todos? O ¿El que les haya dejado claro de manera tan sutil y posesiva que eres suya?
— Las dos cosas — tenia que reconocer que no sabia que me molestaba mas.
— Ya, entonces estas furiosa.
— Si pero también muy confundida. Mejor iré a tomar un baño.
El agua caliente me ayudo mucho a relajar mi cuerpo, pero no ayudo para nada en mi cabeza.
Al salir me puse mi pijama, aún era muy temprano pero no tenia ninguna intención de salir me pondré a leer y a escuchar música.
Mi celular timbro y al revisarlo supe que era Tristán quien llamaba, rechace la llamada y vi que tenia varias notificaciones, veinte llamadas perdidas, cuatro mensajes de texto y seis de voz todas eran de él. ¡No lo podía creer! Apenas hacia que ¿Una hora? Que lo había dejado en mi puerta.
Mi celular volvió a timbrar está vez era Lu, no dudaba y estuviera con el, rechace la llamada y apague mi teléfono y de nuevo me sentí muy molesta.
Apague las luces de mi habitación solo dejando encendida la de encima de mi cabecero y tome mi libro.
Media hora después no me había enterado de nada, mi cabeza seguía hecha un lió, escuche el teléfono de la casa y después a mi madre hablando, entonces la escuche venir a mi cuarto me gire del lado contrario a la puerta y fingí dormir, escuche la puerta abrirse.
— No vas a poder hablar con ella — Escuche a mi madre que decía.
— Porque ya está dormida.
— Si, llego se baño y se durmió.
— Realmente estaba cansada.
— Mañana será lo mejor.
— Buenas noches.
Ya no se escucho nada más pero sabia a ciencia cierta que mi madre seguía en el cuarto.
— Mía sabes que tendrás que hablar con él.
— Lo se, solo que en este momento no puedo y no quiero... Y él no lo entiende — respondí resignada.
La escuche salir.
***
¡Dios! Seis de la mañana y ya la cabeza me estaba matando, decidí salir mas temprano solo por si acaso, no quería encontrarme con él. Termine de recoger un desayuno que no había tocado, me despedí de mi madre quien me miro extrañada pero no dijo nada, revise que llevara mis llaves y me dirigí a la puerta, me asome con precaución para ver si estaba ahí pero no había nadie.
Sabia que era lo mejor pero no puede evitar sentir decepción, incluso con toda intención había dejado mi teléfono apagado y en casa. Tenía que concentrarme está semana era muy importante había evaluaciones y entrega de trabajos.
Me deje caer literalmente en la silla, deposite mi cabeza sobre la mesa y agradecí en silencio por lo frió de la superficie.
— ¿Química? — escuche.
— Si, enserio esa materia va a acabar conmigo antes de graduarme — respondí sin levantar mi cabeza.
— Princesa siempre dices eso y siempre lo logras.
— Pero me cuesta mucho — me queje — Definitivamente esa materia es mi karma — suspire.
— Mía... ayer...
— No — levante mi cabeza — Lu no lo hagas ¡ Por favor! no te pongas en esa posición.
— Pero deberías darle la oportunidad de decir algo, hoy ni siquiera le has respondido el teléfono.
— Lo olvide en casa.
— No te creo jamas lo has hecho — me reto.
— Lo se, pero salí a prisa y lo olvide — mentí.
— ¿No piensas hablar con él? — me pregunto mirándome a los ojos.
— Si lo haré — respondí con enfado — Se que tengo que hacerlo pero en este momento no, necesito mi tranquilidad y paz mental para lo que se nos viene esta semana.
— ¿No crees que exageras?
— Tal vez, no tengo experiencia en estos asuntos así que actuó como pienso y siento. Y solo se que en este momento realmente creo que fue un gran error dejarme llevar y aceptar.
— Mía...
— No Lu, yo necesito no olvidar mis objetivos.
Guardo silencio sopesando lo que le había dicho.
— Respeto lo que dices así que solo opinare cuando tu me lo pidas.
— Gracias por entender. — le di un beso en la mejilla.
— ¿Que hacemos hoy en la tarde?
— Yo tengo tarea de investigación, así que me la pasaré en la biblioteca y lo mas seguro es que casi viva ahí está semana.
Sono el timbre por fin había anunciado el termino de este día tan largo de clases.
***
Le di otro sorbo a mi capuchino de crema irlandesa frío, suspire era la primera vez en cuatro años que le mentía a Lu. Pero realmente necesitaba estar sola, bueno... así era en ese momento pero ahora ya no parecía tan buena idea, mil pensamiento rumiaban en mi mente y no lograba tener paz.
— Paloma — me llamaron, me gire para ver quien era.
— ¡Lucy!
— ¡Hola! ¿Que haces aquí?
— Vine a tomarme un café mientras estudiaba un poco — ella sonrió.
— ¿Puedo sentarme?
— Adelante — respondí sorprendida.
— Hay algo que me gustaría... saber — ¡Maldición! en este momento lo que menos necesitaba era escuchar de "las maravillosas cualidades de Tristán" — ¿Como lo haces?
— ¿Hacer que? — pregunte desconfiada.
— El estudiar tan duro y ademas trabajar — ¡Vaya eso no me lo esperaba!
— No te voy a mentir diciendo que ha sido fácil, hay momentos que pienso que no puedo mas.
— ¿Y que te motiva a seguir?
— El saber que puedo hacerlo y que es algo que realmente quiero.
Ella se quedo en silencio y pensativa eso me deconcerto hoy no actuaba como de costumbre, incluso parecía otra persona.
— ¿Por que quieres saber? — pregunte para romper el silencio.
— Yo he estado pensando últimamente en mi futuro, creo que nunca lo había hecho tengo que reconocer nunca me he tenido que esforzar por nada, se me educo dentro de lo establecido en mi medio social, no creo que mis padres pensaran que fuera malo, ya que a ellos se le educo de la misma manera.
— Pero desde el día que te conocí y te escuche decir sobre estudiar y trabajar me sentí inútil por primera vez en mi vida — sonrió con disculpa.
Estaba muy sorprendida esto era lo último que había esperado no tenia ni idea de que decir.
— Patética ¿Cierto? — me dijo con un dejo de tristeza.
— No digas eso lo importante es darse cuenta de algo que nos hace sentir vacíos y buscar alguna solución.
— ¿De verdad crees que aun puedo hacer algo diferente con mi vida?
— Por supuesto, siempre hay mas tiempo que vida ¿Ya tienes pensado algo?
— La verdad es que si, siempre me han gustado los niños — la mire sorprendida — Si, me gustaría ser maestra.
— Wooo estoy sorprendida, pero creo firmemente que los deberías de hacer.
— No lo se.
—¿Que te detiene?
— Mi familia lo ve innecesario, dicen que solo me case y olvidare todo.
— ¿Y tu que piensas? — le pregunte intrigada.
— La verdad es que si me gustaría casarme y mucho, poder tener mi propia familia pero no creo que eso interfiera en que pudiera dar clases.
—Yo pienso igual y realmente creo que deberías intentarlo — sonrió de una manera que se ilumino el rostro, por primera vez no la vi como una barbie, si no como una mujer con sueños y anhelos yo también le sonreí.
—Muchas gracias... Paloma te veo triste y ya me imagino por que es — quise decir algo — NO, no digas nada. A cualquiera de nosotras el arranque de Tristán de macho cavernicola marcando territorio nos hubiera encantado pero por lo poco que te conozco se que a ti no y estas molesta. — abrí los ojos por la sorpresa, pero a la vez me sentí aliviada, era lo que necesitaba alguien que me entendiera.
—Lucy la verdad es que ni yo misma me entiendo, por un lado la racionalidad me dice que...
—Se porto como un idiota descerebrado — asentí — Si normalmente actúan así cuando sienten celos.
—¿Celos? ¿Pero de que?
—De todo, de todos.
—Pero eso es absurdo.
—Cierto, pero para él eres el tesoro mas grande, lo mas valioso que tiene y cree que todo el mundo se lo quiere robar — puse los ojos en blanco — ¿Infantil?
—Definitivamente — asegure.
—Si, así es el amor, nos vuelve infantiles e irracionales y hacemos cosas que jamas pensamos — quise debatir eso, pero no encontré argumentos — Yo te diría que hablaras con él, cuéntale sobre las cosas que no te gusta y a su vez escuchalo.
—Ya lo había pensando — confesé.
Al llegar a casa lo primero que hice fue revisar mi teléfono, tenia treinta llamadas mas de Tristán, diez mensaje de voz y otros tanto de texto todos habían sido del transcurso de la mañana, pero después de medio día no había mas.
Varias veces estuve a punto de llamar pero no me atreví ¿Que le diría? Por mas que lo pensé no encontré respuesta. Así que decidí que esperaría a que él me llamara de nuevo.
Pase la tarde sumergida entre libros y cuadernos pero la llamada nunca llego. De nuevo pensé en llamarlo pero no me atreví.
Así pasaron los siguientes cuatro días, hoy ya era viernes y por fin habían terminado las presentaciones y examanes.
Me encontraba en la última clase, me repetía una y otra vez que solo quedaban pocos minutos y después dos semanas de vacaciones. No tenia la menor idea con tanto tiempo libre.
Tristán no había vuelto a llamar y yo no lo buscaría, me había convencido de que él había cambiado de opinión y tal vez era lo mejor.
— ¿La señorita Villanueva? — Escuchar mi nombre me saco de mis cavilaciones, busque con la mirada quien me llamaba. En la puerta había una botarga de un minion con unos treinta globos en la mano, todos me miraban incluido mi profesor.
— Soy yo — dije y me puse de pie.
Entro al salón y me entrego un sobre y los globos que llevaba, lo mire confundida, una vez que tome las dos cosas se retiro. El silencio reino salón, todos me miraban expectantes, abrí el sobre.
"No te deseo suerte porque se que no la necesitas tengo a la novia mas lista y dedicada, aunque ella tenga el novio mas imbécil"
No pude evitar sonreír, levante la mirada y todos me observaban. Después se armo un relajo entre los que querían saber y los que especulaban, el maestro dándose por vencido dio por terminada la clase, guarde mis cosas en la mochila y salí del salón, todos me miraban por donde pasara por culpa de los globos ¿Y ahora qué? ¿Lo llamaba? ¿Esperaba? Tenia que ver a Lu... ¡Maldición! Recordé que el había salido mas temprano.
Lucy me había dado su número y si... no, iría a buscarlo.
Sin pensarlo dos veces me dirigí a la puerta de salida, cual fue mi sorpresa Tristán se encontraba recargado sobre su coche y me miraba fijamente. El corazón se me desboco y sentía mariposas en mi estomago, las manos me empezaron a sudar y se me seco la boca.
¡Dios! después de cinco días sin verlo me parecía mas guapo aún, no podía negar que ese aire de rebelde sin causa me hacia babear por él. Escuche risitas y cuchicheos, al parecer no era la única.
Sentí el impulso avasallador de irmele encima, poner mis brazos en su cuello y mis piernas alrededor de su cintura y besarlo intensamente para... ¡O por Dios ya estaba reaccionando como él!
Tristán
No podía dejar de pasearme de un lado a otro, no sabia como iba a reaccionar mi ángel, ya había necesitado de todo mi autocontrol para no haberla buscado en estos días, pero Fernando tenia razón ella necesitaba estar tranquila para estudiar, aunque no lo había logrado del todo. Todos los días la había espiado cuando salia de su casa y de la escuela, algo mas fuerte que yo me arrastraba a hacerlo, suspire y mire mi reloj había pensado muchas maneras diferentes de que le diría cuando la tuviera enfrente de nuevo, pero nada me dejaba satisfecho.
¿Pero como hacerlo cuando no tienes experiencia? Con Anna nunca me nació hacer algo así, y con algún regalo costoso quedaba todo resuelto, y con las otras mujeres que había estado solo era por una noche.
Me pase la mano por el cabello y nuevamente vi el reloj. Tenia que hacer que me escuchara, si esto no funcionaba buscaría otra forma.
Aunque si era honesto seguía sin entender muy bien que le molesto, Fernando me había llamado imbécil por no entenderlo y Lu solo meneo la cabeza, pero los dos habían llegado a la misma conclusión tenia que hablar con ella.
Observe hacia la escuela y entonces la vi, aun se encontraba algo lejos pero era inconfundible, su manera de andar y obviamente los globos sobresalían, me recargue en el coche y me dedique a observarla mientras se acercaba.
De pronto me sentí como un pervertido acechando a la estudiante, que con solo verla hacia que el corazón me latiera desbocado, ademas de lograr que cierta parte de mi cuerpo reaccionara y me hiciera imaginar de mil maneras como quitarle ese uniforme.
Tenia que pensar en otra cosa no había manera de que ella no notara mi "entusiasmo" cuando se acercara. Pero no fue necesario la preocupación me lleno cuando vi su semblante, tenia un gesto de contrariedad en el rostro.
Cuando llego se detuvo dejando un espacio como de dos metros de distancia entre nosotros, me miro fijamente.
— Hola — salude nervioso.
— Hola — me respondió sin transmitir ninguna emoción y sin dejar de mirarme.
¡Maldita sea! Las manos me picaban por atraerla, abrazarla fuertemente y besarle hasta que me dolieran los labios, habían sido muchos días sin ella.
— Paloma yo... — suspire con frustración.
— ¿Si?
— Ángel... — ella espero, no me lo iba a poner fácil — ¿Podemos hablar? — Pregunte nervioso ¿Que acaso tengo catorce?
— Si.
—¿Podemos ir a un café? — Necesitaba un lugar tranquilo ademas de un poco de tiempo, toda la semana pensando que hacer y ahora estoy en blanco.
— Será lo mejor — respondió pensativa.
Acomodamos los globos en la parte trasera del coche después abrí la puerta para que ella subiera pero antes de hacerlo me dio una larga mirada. Yo también subí y me puse en marcha, inmediatamente la canción Earth Angel resonó en los altavoces, ella me miro y un atisbo de sonrisa curvo su comisura, si era necesario me quemaría en el maldito infierno, pero ella sería mía.
Todo el trayecto lo hicimos en silencio, incluso cuando llegamos al café ella me dejo hablar a mi, su obstinado silencio me puso aun mas tenso ¡Que no se supone que las mujeres hablan hasta por los codos! Si, pero una vez mas ella me demuestra que es diferente.
Un chico nos llevo hasta nuestra mesa y nos pide nuestra orden.
— Para mi un café negro y sin azúcar — pido.
— ¿Descafeinado? — pregunta el chico.
— No — anota en su libreta — Y para mi novia — le aclaro, ya he notado que la ve disimuladamente — un capuchino de crema irlandesa, crema batida y chispas de chocolate — el anota y se va.
Entonces la miro y tiene un gesto entre contrariedad y sorpresa ¡Maldición! creo que la volví a joder.
— ¿Como... — Empieza a preguntar.
— Soy observador — respondo alzándome de hombros, ella de nuevo solo me mira y no puedo descifrar que esta pensando.
— Tristán... — empieza.
—Ángel antes de que digas algo, solo escúchame por favor. — Llega nuestra orden y espero a que el chico se valla antes de continuar.
— Se que te pedí que confiaras en mi y le dieras una oportunidad a lo que te ofrecí. Pero en unos cuantos minutos lo jodí todo, no te voy a mentir al principio no lo entendía, no lograba explicarme porque estabas molesta. Después me sentí frustrado cuando te negaste a hablar conmigo, Fernando y Lu trataron de hacerme entender.
Pero me gustaría que te pusieras en mi lugar, no regresabas voy a buscarte y te encuentro tomada de la mano de Tomas, ademas varios de los imbéciles que estaban ahí no dejaban de verte. Así que no le vi nada de malo en decirles a todos que eras mi novia — termino de hablar atropelladamente.
— Tristán puedo entender que te molestara verme tomada de la mano de alguien mas pero ¿No podías solo preguntar? En cambio asumiste, desconfiaste y eras tu quien me pedía que confiara — quería replicar decir algo, ¿Pero qué? lo que ella decía era cierto — Y no solo eso, tuviste que presumir tu juguete nuevo mientras lo marcabas con tu nombre.
— Lo siento, no era mi intención hacerte sentir así — y eso era verdad, pero no me arrepentía de haberles dejado en claro a todos que ella era mía ¿ Que carajos? ¿Que me pasaba? Yo nunca había sido territorial mucho menos celoso, pero con ella como todo era nuevo y diferente.
— Tristán soy una mujer capaz de luchar por lo que quiere, no soy una Julieta esperando a su Romeo, que trepe por el balcón le hable de promesas de amor para llevarla al altar. Se te olvida que a mi me gusta que me tomen en cuenta, dar mi opinión expresar lo que quiero no necesito a alguien pensando por mi y dirigiendo mi vida.
Me quede pasmado ella no solo me gustaba, también la admiraba.
— Ángel realmente lo siento, por favor discúlpame — me miro impasible — ¡Por favor! Se que soy un gran imbecil pero por favor dame otra oportunidad — le pedí
— Ya lo hice — dijo por fi y la mire sorprendido — Hace cuarenta minutos cuando te vi parado sobre tu coche, pero quería escuchar lo que tenias que decir — me guiño un ojo y le dio un sorbo a su café y después solo me sonrió.
¡Definitivamente estoy mas que jodido!
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