22
Paloma
Tristán me miro por un largo tiempo, no podía descifrar sus pensamientos.
De pronto sonrío de medio lado y sus ojos se iluminaron.
-Bien, si así lo quieres, así será - me dijo aun con esa sonrisa tan dulce y a la vez tan enigmática.
Ahora fui yo quien lo miro, me hizo sentir desconcertada.
-Amiga ya que no puedes dormir me quedare acompañarte.
-¿¡Que!? No, no es necesario.
-Por supuesto que si, para eso son los amigos. Apuesto que a Lu no le pedirías que se fuera.
-Tristán...
-Hazme un campo en tu cama, me voy acostar.
-¿¡Que!? ¡No! estas loco - podía ver como le divertía la situación.
-Bien, dormiré en el suelo - tendió la cobija, acomodo su almohada y se acostó. Yo lo veía sin saber que hacer o que decir.
-Buenas noches Ángel - me guiño un ojo y después los cerro.
No se por que, pero algo me decía que esto no iba a resultar como lo había pensado.
Recordé los días que habíamos pasado en el hotel, que fácil parecía todo entonces. Suspire.
De pronto Tristán se sentó y se quito la camisa.
-No te molesta ¿Cierto? acostumbro a dormir sin ella.
No pude responder, mis ojos viajaron involuntariamente a su dorso ¡Maldita sea! Por que lo tenia tan perfectamente marcado, pase saliva, como me gustaría tocarlo deslizar mis dedos por el y aspirar su aroma mezclado con su perfume que tanto me gusta y envuelven mis sentidos.
¡Concéntrate!
Me regañe mentalmente, lo mire al rostro y el muy maldito tenia su jodida sonrisa tan sexy, que me hace quedar embobada y contener la respiración ¡Malditas hormonas adolecentes! El aún sonriendo se volvió acostar, pero esta vez boca abajo. Ahora mis ojos viajaron por su espalda, siguiendo las líneas del tatuaje de las alas y los músculos que se le marcaban debajo de el. Un calor me invadió.
- ¿Segura que no quieres que vaya a la cama? - podía sentir en su voz la picardía.
¡Maldición! Me acosté y me cubrí la cara con la almohada, definitivamente esto ni iba ser nada fácil ¡Oh Dios! Soy virgen, y aunque no he tenido una relación de donde aprender, he leído mucho en los libros y se por donde va esto. Necesitaba un baño de agua fría.
Abrí los ojos y vi a través de la ventana que la luz del sol era intensa, con toda seguridad era muy tarde. De nuevo los recuerdos de lo sucedido me inundaron, primero la explosión, después los gritos la gente... sacudí la cabeza no quería recordar, una lagrima involuntaria rodo por mi mejilla.
De pronto recordé a Tristán y lo que habíamos hablado, me gire pero el ya no estaba en la habitación, sonreí y sacudí la cabeza, no definitivamente no me la pondría fácil.
Fui a la cocina, mi estomago reclamaba algo de alimento, me encontré a Lu sentado en la barra.
-Hola guapo.
-Hola princesa veo que dormiste muy bien. - lo fulmine con la mirada, por supuesto que entendía el doble sentido de sus palabras.
- ¿Y los demás? - pregunte.
-Fernando se fue, no sin antes hacerme prometer que estaría al pendiente y cualquier cosa llamaría.
-Ah.
-Princesa ¿Quieres hablar de lo sucedido? - Negué con la cabeza - Sabes que estaré aquí - tomo mi mano, asentí.
Nos quedamos un rato en silencio y como Lu no lo mencionaba, tuve que preguntar.
- ¿Y Tristán? - quise sonar de lo mas casual.
-Fue a su casa.
No dijo más y yo me mordí la lengua para no preguntar.
-Mía ¿Qué paso anoche?
- ¿Anoche? - me miro con cara de pocos amigos.
-Si entre tú y Tristán - conocía ese tono, estaba hablando en serio. Suspire.
-Lu, le pedí que solo fuéramos amigos.
- ¿Qué tu que? ¡Esta loca!
-No quizás si lo estuviera no me importaría nada, y simplemente me dejaría llevar.
- ¿Y que te detiene?
-El miedo.
- ¿Miedo? ¿A que sea como tu padre? - lo mire, ese había sido un golpe muy bajo - Mía perdón yo...
-No tienes algo de razón, yo... yo no quiero repetir la misma historia.
-Mía no tiene por que ser así.
-Lo se pero... no es solo eso. Cuando estoy con el no me importa nada, todo me parece perfecto y siento que piso sobre nubes, mis hormonas se revolucionan y... y se que seria capaz de de darle lo que me pida y aun mas y... ese es el problema sin pedirlo el tomo mi voluntad y yo se la entrego.
-Mía ¡Por Dios! Solo tienes diecisiete años, que no es el momento para enamórate y equivocarte y volver a enamorarte.
-Tal vez pero hay equivocaciones que salen muy caras. Además esta su temperamento, me vuelve loca cuando actúa como un bastardo. En ocasiones he creído que actúa así por que esta celoso, pero me lastima comportándose como un idiota y yo... no se, no tengo mucha experiencia en relaciones pero de algo estoy segura las cosas no funcionan así - suspire frustrada - Simplemente somos como el agua y el aceite.
-No se que decirte, todo lo que dice suena con mucha lógica, pero también se que si no das un paso toda la vida te preguntaras ¿Qué hubiera pasado?
- ¿A pesar de todo?
-A pesar. ¿Alguna vez has escuchado decir a tu mamá mama que se arrepiente? ¿Qué si pudiera regresar el tiempo tomaría otra decisión?
-No, nunca. — Y lo que era peor estaba segura de que aún lo amaba.
-Piensa que no todo puede ser bueno o malo.
- ¿Crees que debería arriesgarme?
-No lo se, pero lo que si te puedo decir que yo en tu lugar, lo haría.
- ¿Pero y... si no funciona?
-Seguirás con tu vida, dime aunque funcione ¿Vas a dejar tu sueño de irte a estudiar fuera?
-No por supuesto que no -Lu sonrió ampliamente.
Iban a dar las seis de la tarde y ni Fernando ni Tristán habían regresado, tenia que reconocer que me sentía decepcionada. Había hablado con mi madre por teléfono pero no le conté nada, ya que estuviera aquí lo haría, podía asegurar su reacción enloquecería literalmente.
El timbre de la casa sonó al mismo tiempo que el teléfono, Lu me hizo una seña indicándome que atendería la puerta, así que yo tome el teléfono.
- ¿Bueno?
-Mía ¿Cómo te encuentras? Lo siento no pude ir hoy a tu casa, pero me gustaría ir mañana.
-Mario - tenia que hablar lo mas pronto posible con el, no debí de haber aceptado esa salida - No es necesario gracias, yo estoy bien.
-Aun así, tengo ganas de verte.
-Mario - me frote la cien - Hay algo que... - me quede muda, cuando me gire y vi la comitiva en pleno, Tristán, Nana, Fernando y la señora Hamilton - Mario lo siento hablamos después, me da gusto saber que te encuentras bien.
-Mía espera dime ¿Cuándo puedo ir a verte?
-No lo se hablamos luego - colgué, me sentía nerviosa de cierta manera es como si hablar con Mario fuera algo malo, y la mirada fría y dura de Tristán me lo confirmaban.
-Paloma supimos lo que paso, yo quería hablar con tu madre, pero Tristán se negó y estuvimos discutiendo por horas, hasta que llegamos al acuerdo de que te preguntara.
-Señora Hamilton no por favor, no quiero que mi mamá se entere por teléfono, afortunadamente yo estoy bien y no es necesario alarmarla, ya le contare cuando vuelva.
-Si tienes razón, pero muy mal hecho que no me avisaran, a ti no te culpo querida pero ustedes tres - dijo señalando a Fernando, Lu y Tristán - sigo muy molesta.
-Mi niña ¿De verdad estas bien? — Nana vino a mi lado y me abrazo.
-Si Nana, el medico me dio de alta, aun me fatigo pero me dijo que con los días pasara.
-Entonces ¿Por qué tu tristeza? - todos me miraron, sentí como me ruborizaba.
-Yo... yo siento mucha pena por lo sucedido, el café no era solo un negocio en ese lugar había... - se me corto la voz.
-Los dueños son personas con un gran corazón, su único hijo murió de cáncer muy joven y ellos a través de ese negocio ayudan a instituciones con donaciones - comento Tristán.
- ¡Que pena! - Hablo Nana -No te preocupes - me palmeo la mano - Ya veras como todo se arregla.
Al dar las nueve me sentía fatigada, aun me costaba respirar pero había pasado una tarde muy placentera. Nana y la señora Hamilton se habían empeñado en hacer la cena y todos habían ayudado.
Prepararon baguettes y como el comedor era pequeño se opto por comer en la sala, Lu, Fernando y Tristán se habían acomodado en el suelo, todos bromeaban, en ese momento me sentí feliz aunque solo faltaba mi mama para sentirme plena.
Nunca tuve una familia siempre fuimos mi madre y yo, pero esto se acercaba, podía notar la misma reacción en Lu, desde que sus padres habían muerto no había estado así. Un bostezo involuntario me gano.
-Y a es hora de marcharnos - anuncio la señora Hamilton - Paloma deberías venir a pasar la noche con nosotras.
-Le agradezco, pero prefiero quedarme.
-Te podríamos cuidar - me dijo Nana.
-Lo se, y se que me consentirías mucho, pero no es necesario, además mi madre llamara mas tarde y no quiero que se alarme.
-Pero estarás sola - dijo la señora Hamilton.
-En realidad...
-Ella no estará sola, nosotros dormiremos aquí - Tristán interrumpió a Lu y le dijo a su madre.
-Ustedes que van a saber de cuidarla.
-Nana no somos tan inútiles, anoche lo hicimos - comento Fernando.
-Paloma ¿Si sirven de algo?- me pregunto Nana.
-Se defienden - nos reímos. La mirada de la señora Hamilton me atrapo y me desconcertó.
Después de que se marcharan fui consiente de que tenia que marcharme a mi cuarto y eso me puso nerviosa, ¿Y si Tristán me seguía de nuevo? ¿Resistiría la tentación de saltarle encima y comérmelo a besos? Inconscientemente me toque los labios, aun podía sentir el calor de su beso, suspire. Sacudí la cabeza ¿Qué demonios estaba pensando?
-Deberías ir a la cama, necesitas descansar - me dijo Fernando.
-No aun no tengo sueño - mentí - ¿Vemos una película?
- ¿Segura? - me pregunto Lu.
-Si con eso me dará sueño.
Pero la única verdad era el miedo ante la expectativa de que pasaría. Podía decirme mil veces que no quería que el me siguiera, pero sentía decepción de solo pensar que no lo hiciera.
¿Por qué todo tenia que ser tan complicado? ¿Por qué tenia que razonar tanto las cosas?
Nos acomodamos para ver la película, la que por cierto no tenia ni idea de que iba, Fernando se instalo en el sillón de dos plazas, Tristán en el de una y Lu en el de tres, y yo a mi vez fui y me recosté poniendo mi cabeza en la piernas de Lu, pero fue muy mala idea, me quede profundamente dormida.
Tristán
Llevábamos quince minutos de película cuando Paloma se había quedado dormida ¿Por qué era tan terca?
Con toda intención me había sentado en este lugar, la podía observar sin que ella lo notara.
Al estar ahí viéndola mientras ella se quedaba dormida, reflexione sobre lo que ella me había dicho la noche anterior ¿A que le temía?
-Chicos me voy, no veo necesario quedarme - anuncio Fernando.
-Alguien te llamo ¿Cierto? - cuestione y el sonrío.
- ¿Honestamente? Si, además el pequeño demonio se queda en buenas manos - se levanto para marcharse - Si necesitan algo no duden en llamarme.
-Lu llevare a Paloma a su cama - sin esperar respuesta la tome en mis brazos.
La acosté y la arrope, ella suspiro y se acomodo. Vi que tenia su cabello suelto y sin pensar se lo trencé como a ella le gustaba, la vi una vez mas con detenimiento y Salí.
Al regresar a la sala vi a Lu sentado.
-Te hice un café.
-Gracias - me senté quedando frente a el.
-Tristán ¿Qué sientes por Mía? - me atragante por la sorpresa de la pregunta.
-Lu yo...
-Mía me conto lo que hablaron anoche.
- ¿De que fuéramos solos amigos? - asintió
-Ahora yo te lo pregunto ¿Qué sientes por ella?
-Tantas cosas a la vez que no se ni como explicarlo o controlarlas.
- ¿El amor es una de ellas?
-Con sinceridad no lo se, pero algo si te puedo decir todo esto que ella provoca en mi jamás lo había sentido.
-Tristán, si ella realmente te importa aléjate.
- ¿Qué? ¿Cómo? No, no puedo, no quiero.
-Ella es muy frágil, aunque siempre finja ser muy fuerte, ella merece a alguien que le ponga el mundo a sus pies y la ame sin reservas, y ya que tú no sabes si se lo puedas ofrecer dale le oportunidad de que alguien más lo haga.
- ¿Como el tal Mario? - dije con acritud, Lu me miro.
-Si como el, ¿Sabes? Tiene año y medio detrás de ella buscando una oportunidad.
-Sin quererlo me has quitado un peso de encima - sonreí y el me miro -Si no lo ha conseguido hasta ahorita dudo que lo haga, a ella no le interesa - amplié mi sonrisa.
-No lo des por sentado, el que persevera alcanza. - se me borro la sonrisa
-Lu...
-Quiero dejarte algo muy en claro, ella es la única familia que conozco, te aprecio y eres el primer amigo que tengo, pero no dejare que la lastimes, aclara tus pensamientos y si encuentras sinceridad y amor en ellos, tendrás mi apoyo, si no simplemente retírate aun estas a tiempo.
Después de la platica Lu se quedo mirando el televisor, se lo agradecí ya que me permitió centrarme en mis pensamientos, no podía negar que me molesto lo que me dijo, pero reconocí su valor para enfrentarme y el cariño que sentía por ella.
El maldito elevador no llegaba y la impaciencia me mataba, así que decidí tomar las escaleras, corrí con todas mi fuerzas, los pulmones me ardían pero tenia que llegar. Mire de nuevo aquella espiral de escaleras que no tenían fin, un poco mas me decía. Cuando por fin logre llegar no podía ni siquiera respirar, aun así me obligue a continuar, Salí al piso del departamento y jadeando, empapado de sudor llegue a la puerta, un miedo me invadió... yo conocía esa puerta, el mismo numero, mire a los lados no, no había nadie... igual que aquella vez, tome el pomo de la puerta y sentí el mismo frio de aquella vez, lo gire con decisión, respire hondo empecé a empujar la puerta la mano me temblaba yo... yo sabia lo que encontraría ahí, no quería verlo... de nuevo, pero lo tenia que hacer.
-¡¡No!! - escuche un grito que me detuvo, busque de donde provenía pero, no había nadie.
Mire de nuevo aquella puerta, solo se había abierto unos pocos centímetros, de nuevo lleve mi mano temblorosa a empujarla.
-¡¡¡No!!! - de nuevo el grito esta vez mas fuerte y acompañado de un sollozo.
- ¡No quiero! - ese grito me sacudió logrando que me despertara, me incorpore de golpe y algo desorientado ¡Maldición! Esa era Paloma, busque a Lu pero no estaba, corrí a su cuarto.
Me quede en la entrada estaba llorando aferrada a Lu no pude evitar la punzada de celos, debería ser yo quien la consolara, solo yo.
-Princesa, solo fue un mal sueño - ella seguía sollozando - ¿Quieres hablar de eso? - negó con la cabeza.
-Yo... - entonces me vio, tenia los ojos rojos y con lagrimas, fue tan solo por unos segundos, escondió la cara en el pecho de Lu.
-Tristán ¿Podrías traer un vaso de agua? Por favor - no respondí pero salí de ahí, por supuesto que había captado el trasfondo de esa petición.
Me quede en la cocina recargado en la barra ¿Cómo podía consolarla? ¿Cómo? Cuando yo mismo aun estaba sudando por la estúpida pesadilla, pensé que ya lo había superado... que equivocado estaba, me pase las manos por el rostro.
No. Eso no me alejaría, tome el vaso de agua y fui a su cuarto.
Cuando entre ella estaba acostada de lado, solo podía ver su espalda, Lu aun sentado en la cama tenia su mano cerrada en un puño en alto por encima de ella, comenzó abrirla lentamente y después a cerrarla de nuevo lentamente, me quede inmóvil.
-Los malos sueños se han ido junto con las cosas feas, ya la he atrapado. — le decía en voz baja.
Deje el vaso a un lado y salí de ahí.
Lu vino después de algún tiempo.
-Ella se ha quedado dormida de nuevo - me dijo mientras se sentaba.
- ¿Es sobre el incendio? - asintió.
-Pero se niega hablar de ello.
-Lu ¿Qué fue eso? - pregunte imitando lo que le había hecho con la mano.
- ¿Lo de abrir y cerrar la mano?
-Si.
-Es algo que Mía invento cuando yo me sentía triste, dice que así la tristeza, las cosas malas y los malos sueños quedan atrapados y los aleja.
-Oh.
- ¿Alguna vez la has visto estar parada en un lugar y levantar el pie derecho, tocar la punta tres veces, regresarlo y empezar de nuevo?
-Si, varias veces ¿Eso que significa?
-Cuando esta nerviosa y quiere que algo ocurra, lo hace mientras piensa ¿Pasara? ¿No pasara? ¿Vendrá? ¿No lo hará? - Me le quede viendo - A si es ella - sonreí, si, así era ella por eso me gustaba, esa inocencia que emanaba siempre me atrapaba.
Paloma
Tal y como me lo había imaginado, cuando mi madre llego se había armado un revuelo, primero se cercioro de que estuviera bien y después enloqueció, regaño a Lu y a Tristán por no haberla llamado, incluso Fernando se llevo lo suyo cuando quiso argumentar en su defensa.
Podía ver el debate de Tristán por ser regañado, abría la boca y la volvía a cerrar, solo apretaba los puños.
Después de que mi madre se calmara les agradeció lo que habían hecho y los invito a comer.
Esa misma tarde cuando Tristán se marcho y me miro vi algo en sus ojos que me provoco vacio al cerrarse la puerta detrás de el.
Y esa sensación me había acompañado en estas cuatro semanas, si desde ese día no lo había visto y eso se suponía me debía hacer sentir mejor ya que creía volvería a mi paz mental. Pero no era así, no solo lo extrañaba, lo añoraba.
Había llegado al parque que se situaba en frente de la cafetería... bueno lo que quedaba de ella.
-Sabia que estarías aquí - escucharlo me sobresalto.
- ¡Tristán!
-Hola Ángel.
- ¿Ángel? - lo cuestione.
-Si, si Lu te llama Mía por que es tu amigo, yo te quiero llamar Ángel.
- ¡Vaya! Tengo un nombre que parece no les gusta mucho.
-Tu nombre es hermoso, pero me gusta saber que solo yo te digo así - no podía negar que también a mi.
- ¿Cómo supiste que estaría aquí? — cambie de tema.
-Fui a tu casa y como no te encontré, fue fácil imaginar donde estarías.
-Si el viejo habito, mas de año y medio viviendo a trabajar aquí a casi a diario - dije con pesar.
- ¿Ya pudieron arreglar algo con el seguro?
-No, y por lo que se, no aplica encontraron el modo de zafarse.
-Lo siento.
-Gracias.
-Ángel tengo algo que decirte - lo mire a los ojos - Yo... bueno la constructora levantara de nuevo el café.
- ¿¡En serio!? — me miro de una manera muy dulce y emocionada.
-Si, pero tengo dos condi... peticiones. La primera es que absolutamente nadie sepa que fui yo, Fernando se encargara de lo legal, pero en todo lo demás será a través de ti.
-Cuenta conmigo ¡Muchas gracias! - me abrazo y sin contenerme le di un beso en la mejilla.
-No me agradezca, primero escucha... hay algo mas.
-Si la otra petición, ¿Qué es? — me miro directo a los
Ojos.
-Si... quiero... quiero que...finjas ser mi novia.
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