12
Tristán
Hoy por fin daba inicio el juicio contra el señor Smith, esperaba que fuera corto ya había transcurrido el tiempo para reunir pruebas y hacer investigación, lo que a mi se me hacia una total estupidez desde el inicio tenían todo así que lo único que tenían que hacer era culparlo y salir de este maldito asunto de vez.
El juicio daría inicio a las diez de la mañana, así que Fernando y yo arribamos a las nueve y treinta. Los hijos de Smith llegaron con un grupo de abogados, en cuanto me vieron me insultaron y amenazaron, pero no lograron intimidarme, en cierta manera los entendía el era su padre.
El juez cito el caso, los agravantes y dio paso al desahogo de pruebas, los alegatos de ambas partes no se hicieron esperar. La parte acusadora señalaba y los defensores rebatían, y así se fue el día dándonos cita para el día siguiente.
Durante tres días más estuvimos escuchando testigos, abogados y acusados, y aun no se llegaba a ningún acuerdo. Yo me encontraba al borde, sentía que estaba perdiendo el control
—Fernando, no entiendo que pasa, se supone que era caso resuelto y tenemos cuatro días y no veo nada claro.
—Tristán esto es así, yo te dije que no era necesario que estuvieras todo el juicio, con que solo hubieras asistido a la última audiencia y esperar la sentencia.
—No, si era necesario esa gente confió en mi cuando vine hablar con ellos.
—Tienes razón, pero cálmate ¿De acuerdo?
—Tratare pero tengo ganas de...
—No, ni lo pienses no podemos darnos el lujo de un escándalo, tu tranquilo.
—Bien — respondí de mala gana.
—Por cierto ¿Cuándo viaja Vivían?
—Mañana.
—¿Y cumplirás tu palabra de alcanzarla?
—Tengo que hacerlo, se vienen las fiestas y siempre las hemos pasado juntos, por cierto ¿Te vas a España?
—Si, le prometí a mi madre que iría, si te aburres o cambias de idea eres bienvenido.
—Gracias, pero esta vez no lo creo.
—Estas sospechoso ¿Qué no me has dicho?
—Nada.
— ¿Tristán?
—Bien, Alejandra y su hija a lo igual que Luis vienen con nosotros.
— ¡Lo sabia! Con razón aceptaste tan fácilmente, pero te recuerdo una vez mas ¡Es una niña! Y además lleva al novio — con tantas cosas no le había contando lo de la farsa del noviazgo, pero antes le preguntaría a Lu si estaba de acuerdo.
—Ya vez no tienes nada de que preocuparte, mejor tomemos esta copa y vayamos a dormir, esperemos que esto termine mañana.
Como todos los días anteriores la cita en el juzgado era a la misma hora, de nuevo volvimos escuchar de lo mismo ya cerca de las tres de la tarde el juez nos indico que todas las pruebas se habían desahogado, y que todos los testigos habían hablado y se procedería a dar la sentencia.
—Declaro al señor Jonh Edward Smith de sesenta y tres años de edad, nacido en Londres Inglaterra y con la ciudadanía Británica... culpable de abuso de poder, abuso de confianza y fraude cometido contra las empresas Hamilton de origen Ingles y con sede en la ciudad de México y Monterrey.
El acusado puede salir bajo fianza pagando una suma que se acordara con sus abogados.
Me puse de pie indignado quería alzar la voz y decir lo molesto que estaba, sentí la mano de Fernando detenerme, lo mire y negó con la cabeza.
— ¡Pero es injusto! Si lo culparon pero no pagara.
—En cierta manera lo hará, tú sabes que es un hombre muy avaro y la fianza será muy alta.
—Aun así quedara en mi libertad para seguir haciendo de las suyas.
—Yo no apostaría por eso — lo mire interrogativo.
Al salir del juzgado la prensa, incluido CNN ya esperaban.
—Ahora nos toca — seguí a Fernando aun sin comprender muy bien.
—Señor Hamilton una declaración.
—Buenas tardes a todos los medios presentes — se me adelanto Fernando — Como todos ustedes ya lo saben el señor Smith fue encontrado culpable, el señor Hamilton aun se encuentra consternado con lo sucedido, ya que como es sabido este señor fue socio de su padre por muchos años.
— ¿Fue? - se escucho la pregunta.
—Si lo fue — venciendo el miedo de hablar al frente, tome el control — Como ustedes comprenderán no puedo seguir en una sociedad donde no hay confianza. Nosotros ofrecimos apoyar al señor Smith si era inocente, pero ya que el resultado nos mostro lo contrario se le retira cualquier apoyo y se rompen los lazos alguna vez constituyo nuestra sociedad.
— ¿Entonces esta declarando que el señor Smith ya no pertenece a las empresas Hamilton?
—No. Hay una clausula donde si algún miembro de la mesa directiva es acusado y encontrado de algún hecho ilícito, pierde todo derecho. Se le pagan sus acciones conforme la ley — logre hablar con voz firme y fuerte.
—Es todo lo que se declarara por el momento ya habrá un comunicado oficial que se les hará llegar, gracias — hablo Fernando.
—Gracias por la información.
Una vez en el hotel decidí que ya no tenia ningún caso permanecer en Monterrey.
—Fernando, no creo que sea necesario quedarme mas tiempo, regreso a México.
—Si aquí no puedes escaparte, pero esta bien yo tengo que quedarme por lo menos hasta que vea lo de la fianza.
—Tomare el siguiente vuelo, estamos en contacto.
—Tristán se prudente.
Llame a la aerolínea y conseguí un vuelo que partía en dos horas. Empaque mis cosas y salí del hotel, no deje que Fernando me acompañara, había trabajado mucho y lo que faltaba necesitaba descanso.
Mi vuelo transcurrió tranquilo y a tiempo, fui directamente a mi casa. Todo se encontraba en relativa calma, Jazmín me informo que Nana se había marchado con mi madre, lo que no era de extrañar, decidir informar a mi madre lo sucedido.
—Querido que gusto escucharte.
—Igualmente madre ¿Qué tal su viaje?
—Maravilloso, aunque aquí ya se siente el frió ha nevado.
—Me da gusto madre, ¿Todo bien? ¿La casa? ¿Ya hay personal? ¿El chófer?
—Tranquilo todo en orden ¿Y tú como estas?
—Bien, todo bien pero quiero que sepas algo — le relate lo sucedido.
—Así que ya término todo, me alegro por ti.
—Te dejo descansar, pero cualquier cosa me llamas no importa la hora ¿De acuerdo?
—Lo haré, te lo prometo, solo que recuerda aquí yo soy la madre, además no estoy sola recuerdas a Nana y Alejandra, están conmigo.
—Cierto, ok me relajare pero tengan cuidado - colgó.
Me di un baño y me disponía a tratar de dormir cuando sentí que la respiración me faltaba ¡Maldita sea! Un ataque de ansiedad estaba por venir. Comencé a caminar por la habitación, repitiéndome que tenia que calmarme todo ya había pasado.
Solo tarde quince minutos en ponerme unos jeans, camiseta, una sudadera y mi tenis. Monte en mi moto y salí por la ciudad sin medir la velocidad.
Después de vagar por una hora me di cuenta de que si bien había podido evitar el ataque de ansiedad, aun me sentí ansioso, pensé que seria bueno parar y fumarme un cigarrillo. No acostumbraba a fumar, pero era algo mas que había probado con la esperanza de que me ayudara.
Detuve la moto para ver donde estaba y buscar alguna tienda para comprar cigarros, cual fue mi sorpresa al ver que estaba frente a su puerta.
Paloma
—No Lu, no es necesario.
— ¿Pero estas segura? Yo puedo ir pasar la noche contigo.
—No, por que tienes que estudiar y si vienes no lo harás además ya termine mi presentación, acabo de tomar un baño me pondré un rato a leer y me iré a la cama ¿Qué puede pasar? N-A-D-A.
—Bien pero te llamare por la mañana y si ocurre cualquier cosa llámame ¿Oíste? Cualquier cosa.
—Si papá lo hare, pero por lo pronto estudia, te veo mañana — colgué
Fui a la cocina a encender la tetera me apetecía un café. El timbre de la puerta me sobresalto ¡Increíble! Lu no entendió el mensaje, fui abrir.
—De verdad estoy bien... ¡Tristán! ¿Qué haces aquí?
— ¿Esperabas a alguien? — me pregunto con el ceño fruncido.
— ¡No! Si, bueno no creí que eras Lu, estuve hablando con el e insistió en... espera no me has dicho ¿Qué haces aquí?
—Bueno... yo... yo vine por que... por que acabo de hablar con mi madre y ellas están bien. — iba a responder pero me soltó de pronto
¿Pero que no deberías preguntar antes de abrir la puerta? — eso me sorprendió pero me molesto su tono.
—Si, lo se yo también hable con mi madre. — ignore su pregunta.
—Si bueno... le dije a mi madre de que me aseguraría de que estuvieras bien.
—Mmmm pues gracias, como ves me encuentro bien.
—Si lo veo — él seguía en la puerta, el silencio se hizo latente, y yo no tenia la menor idea de que hacer, la tetera comenzó a pitar.
—Oye ya que estas aquí ¿Quieres pasar? — dije esto antes de pensar.
—Si esta bien. — se encaminó a la sala.
—Estaba por tomar una taza de café ¿Quieres?
—Estaría bien, gracias pero sin azúcar — con razón, pensé —No me gustan las cosas dulces —¡Muérdete la lengua! ¡Muérdete la lengua! Solo asentí.
Seguíamos en la barra de la cocina, él sentado al frente y yo parada por dentro nos tomábamos el café en medio del silencio.
Después de terminar el café y ver que él no decía nada, pensé que lo mejor era ser directa.
—Tristán, no quiero ser grosera pero no entiendo que haces aquí.
—Ya te dije que solo me quería asegurar de que estabas bien.
—Pues gracias ya ves que estoy bien así que...
—Tengo hambre. — solito de pronto.
— ¿Eh?
—Tengo hambre ¿Tu no?
—No de hecho yo...
— ¿Vamos a cenar? — me interrumpió.
— ¿Qué? No mírame ya ando en pijama, pero no hay problema puedes ir tranquilo. — lo anime.
— ¿Pedimos algo?
— ¿Cómo? — no estábamos hablando el mismo idioma.
—Si mira yo tengo hambre, no puedes salir y a mi no me gusta comer solo - así sonaba muy fácil, pero aun no entendía — ¿Entonces?
—Esta bien — aún no sabía por que acepte — ¿Algo en especial?
— ¿Te gusta el sushi?
—Si pero te advierto que no tengo mucha hambre.
—Enterado.
—Voy por el numero telefónico de uno aquí cerca.
Después de ordenar le pedí que fuéramos a la sala, pero de nuevo ahí no sabia que decir.
—Y dime ¿Ya tienes todo listo para el viaje? - me pregunto.
—Si.
Silencio.
— ¿Y para la presentación de mañana?
-Si, todo.
— ¿A que hora es?
—A las nueve.
Silencio... de nuevo. Sonó el timbre y me levante como resorte seguida de él. Nos sentamos a comer y fluyo un poco de conversación, hablamos de la comida, pero después volvimos al silencio. Yo quería preguntarle mil cosas, pero no tenia idea de cómo, note que a él le pasaba lo mismo.
Pero a pesar del silencio no se sentía incomodo el momento. Vi mi reloj eran las diez treinta, habían pasado dos horas desde su llegada.
—Creo que ya es tarde — dijo cuando me vio.
—Algo, y soy muy floja para levantarme. — espera y entendiera la indirecta.
—Bien, ¿Entonces que hacemos?
— ¿¡Como que qué hacemos!? — lo mire extrañada.
—Si, ¿Vienes a mi casa o me quedo yo aquí? — se encontraba de pie con las manos en los bolsillos.
— ¿¡Que!? — me puse de pie inmediatamente.
—Si tú decides. — se levantó de hombros.
—No, no, no, no, estas loco, ni pienso ir a tu casa, ni tu te vas a quedar aquí, de ninguna manera. — trate de empujarlo en dirección a la puerta, pero no se movió ni un centímetro.
—No, quien esta equivocada eres tu, no es una pregunta es algo decidido, no voy a permitir que pases la noche sola. — me advirtio en un tono que no permitia replica, estaba en shock, esto no podía estar pasando.
—Mira Tristán soy una persona casi adulta, la cual ha tenido que pasar algunas noches sola en casa a causa del trabajo de mi madre así que...
—No lo dudo, pero resulta que yo no me entere de esas veces por lo tanto...
—Por lo tanto es hora de irte a tu casa. — señale la puerta con la mano.
—Esto es así de fácil: uno- vienes a mi casa y todo resuelto, o dos- paso la noche aquí ya sea durmiendo en ese sofá o afuera de tu puerta toda la noche. — dijo muy decidido y mirándome directo a los ojos.
— ¿¡Que!? ¿Cómo que afuera? ¡Estas loco! — estaba perdiendo el control.
—Tu decides — se sentó cómodamente en el sillón.
— ¿¡Es en serio!? — me miro — ¡No lo puedo creer! ¡Esto no esta pasando! ¡¡Ahhggg!! Esta bien — acepte a regañadientes — Duerme en ese sofá, voy por unas mantas y almohada — podría jurar que veía su expresión entre satisfacción y burla ¡Odioso!
Deje las mantas a un lado del sofá, y después fui a recoger todo lo de la comida, iba y venia el solo me observaba, saque la basura y fui a lavar los trastes, estaba rumiando de coraje y tenia que ocuparme de algo. Comencé a trenzar mi cabello.
—¿Qué haces? — me pregunto, suspiré antes de responder.
—Voy a lavar los trastes — ¿Qué estaba ciego?
—No con tu cabello — me moría de ganas de decirle ¡que te importa!
—Siempre lo trenzo para dormir. — la paciencia se me estaba terminando.
— ¿Por qué? — ¿¡Por que!? ¡Que te importa!
—Por que si no amanece hecho un enredo.
—Eres extraña — ¿Extraña? Mira quien habla.
— ¿Y eso es un cumplido o un insulto? — lo desafié.
—No, disculpa no es una ofensa, solo que eres diferente nunca había conocido a alguien como tu.
— ¿Cómo yo? ¿Y eso es bueno o malo? — me giré para verlo.
—No lo se, no lo se - por lo menos es honesto.
—Bien ya termine, que tengas una buena noche — me fui a mi cuarto sin mirar atrás.
Y como era de esperarse mi cabeza era un huracán, no podía encontrar una respuesta a todo este embrollo. ¿Por qué carajos estaba aquí? Ni siquiera nos llevábamos bien, no podemos ni conversar como la gente normal ¿Por qué se preocupa por mí? ¡Maldición!, ¡Maldición!
Vi la hora de nuevo tres de la mañana, tenía que dormir o la presentación se iría al carajo.
Cerré los ojos tratando de dormir, no podía y de nuevo me encontraba pensando ¿Y si me asomaba? Solo un poco, con toda seguridad el ya estaría dormido ¿Espiar? ¿En serio? No si la falta de sueño me estaba afectando.
El despertador sonó puntual, abrí mis ojos siete y treinta de la mañana, Dios no quería levantarme tenia mucho sueño y todo por... me levante de un salto ¿Estaría aun ahí? O ¿Seguiría dormido? Me asome sin hacer ruido, si, estaba aún en el sofá y se encontraba dormido, se veía tan apacible y dulce mientras estaba ahí. Me acerque mas y mi corazón golpeo con fuerza de verdad era muy guapo, hermoso por lo menos lo era para mi, me acerque me moría de ganas de tocarle la cara y el cabello me gustaba tanto su color tan obscuro.
—Buenos días — me saludo sin abrir los ojos.
— ¡Maldición! Me asustaste.
—No te han dicho que es de mala educación espiar a la gente mientras duerme.
—Yo... yo... no te estaba espiando, solo... solo quería saber si aun estabas vivo ¿Quieres café?
—Si seria perfecto. — sonrió el muy ladino.
Deje la tetera en la estufa y fui a ponerme el uniforme, me hice mi acostumbrada coleta y tome mi mochila.
Casi caigo al piso cuando entro a la sala y lo veo yendo a la cocina, iba descalzo con el pantalón en su cintura baja, sin camisa a lo que dejaba a la vista un abdomen marcado y una sobresaliente "V" que resaltaba aún más por el pantalón oscuro en su piel blanca a y el cabello revuelto ¡Por Dios! Estaba jodidamente caliente "Jodidamente caliente" ¿Qué me pasaba? Tenía que dejar de leer tanta tontería, Si hasta calor tenia, desvié mi mirada.
— ¿Te preparo tu café? — me pregunto sonriendo ¡Maldición! Si parecía saber lo que pienso.
—¿Eh? Yo... si... no voy, me gusta muy dulce.
—¿En cuanto tiempo hay que salir?
—En treinta minutos — bien, si no lo miraba podía contestar coherente.
— ¿En serio? — me pregunto extrañado.
—Si por que ¿Te quieres quedar?
—No, no es eso pero es en serio logras estar en ese tiempo — lo mire confundida — Lo que pasa es que nunca he conocido a una mujer que este lista en ese tiempo.
— ¿Y conoces muchas? — ¡Maldición! La pregunta se me escapo, no debí de haber preguntado —Bueno por que yo si.
Salí de la cocina y revise mi mochila para ver si llevaba todo. Trate de no estar quieta en el mismo lugar, descubrí que no podía dejar de mirarlo y el muy maldito no se ponia la camisa, y entonces lo vi llevaba un tatuaje de alas que empezaba en sus espalda y se extendía a sus brazos, me gusto y mucho pero me gusto como se veía en esos brazos marcados y... ¡Malditas hormonas! Vaya hoy no podía dejar de maldecir.
— ¿Decías algo? — me pregunto.
— ¿Qué? ¡No!
—Como no dejas de balbucear — ¡Maldita sea!
Una vez que tuve todo listo y termine mi café, le anuncie que me marchaba en diez minutos, que ya solo lavaría mis dientes, el se puso sus tenis.
Dentro del baño, me quería ahorcar ¿Cuáles eran las probabilidades?
—Paloma ¿Terminaste? — se asomo por el baño.
—Casi.
—Bien — entro al baño, me quede sorprendida, apenas iba a salir cuando me pregunto — ¿Este es tu cepillo dental? — Asentí — Lo voy a tomar prestado, te comprare uno mas tarde — lo tomo de mi mano y a continuación se cepillo los dientes, se mojo la cara y se peino con sus manos el cabello.
— ¿Vamos? — asentí y lo seguí, y de nuevo repare en su tatuaje ¿Por qué unas alas? ¿Acaso se creía un ángel? Mire el reloj ¡Maldición! Ya era hora ¡Ubícate!, tome mis cosas y apresure a Tristán.
—Bueno gracias, por ser mi "Ángel de la guarda" pero ya es tarde me voy, le dije una vez que estábamos en la calle.
—Paloma, espera. — me pidió.
—Tristán lo siento pero...
—Lo se, mira le ordene a Jefferson que viniera y te llevara a la escuela.
— ¿Ordenaste?
—Si, te llevaría yo mismo pero...
—Me imagino que estas muy ocupado.
—No, de hecho no pero ni loco te subiría a la moto con esa falda.
—¿Qué? No esta corta. — dije mirándola.
—Tal vez, pero no quiero que nadie te mire.
Espera ¿Ordene? ¿No quiero que nadie te mire? ¿Qué demonios le pasa?
—¿Ordene? ¿No quiero? bien... bueno Tristán te dejo — en un arrebato le di un beso en la mejilla, el cual lo desconcertó mucho — Ahí viene mi transporte — me aleje corriendo.
—¿¡Qué!? ¡¡Paloma!!
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