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Paloma

—Madre.

No, no funcionaria abrí mis ojos con resignación, vi como le daba un beso en la mejilla

—Alejandra — hizo lo mismo con mi madre.

—Paloma — lo vi con la intención de hacer lo mismo conmigo le di una mirada de advertencia, poco le importo me dio un beso en la mejilla, sentí como la cara me ardía y el corazón latía desenfrenado. Estaba cien por ciento segura de que estaba roja como un tomate, y el muy idiota sonreía de oreja a oreja.

—Tristán — lo salude, el tomo asiento a un lado de su madre quedando justo en frente mío.

Si lo pateaba bajo la mesa solo para quitarle esa estúpida sonrisa podría alegar que había sido un accidente ¿Seria muy notorio? Sonreí de solo pensarlo.

—El que solo se ríe de sus maldades se acuerda — me dijo Tristán en una mirada llena de curiosidad.

—No tienes idea. — sonreí petulante.

— ¿Qué te hace tanta gracia? — me pregunto mirándome fijamente.

—Solo el hecho de que en dos semanas salgo de vacaciones, un semestre más que término — mentí, aunque solo un poco si me sentía feliz por eso.

—Precisamente por eso estamos aquí — nos interrumpió mi madre.

—No entiendo — dije.

—Es muy sencillo querida, Tristán como tu sabes tengo pendiente un viaje y le pedí a Alejandra que me acompañara, lo cual también le pareció conveniente a ella, lo único que me pidió fue aplazar el viaje dos semanas, para que Paloma pueda viajar con nosotros.

— ¿Viajar? ¿A dónde?

—A Nueva York.

— ¿¡Nueva York!?

—Mía ¿Que te parece?

— ¡Genial! Pero mama ¿Cómo?

—Tu sigues con la idea de hacer la universidad ahí, así que esta es una magnifica oportunidad de que conozcas la escuela, la ciudad y yo de ir buscando un trabajo.

— ¡Mama! — Fui a su lado y la abrace — ¡Gracias!

—No hija, agradece a Vivían ella nos brinda la oportunidad.

-Señora Hamilton muchas gracias — la abrace también.

—No querida gracias a ti, te usamos como la excusa perfecta para este viaje, lo había venido posponiendo una y otra vez, Tristán no podía acompañarme y no quiere que viaje sola - le sonreí agradecida, sabía bien que ella estaba restándole importancia al asunto.

—Bien asunto resuelto, saldremos el viernes trece ya que tengo un evento social y ya confirme mi asistencia.

— ¿El viernes trece? — pregunte.

—Si ¿Hay algún problema? — me pregunto mi madre.

—Lo hay, tengo que entregar al sábado siguiente mi proyecto de ciencias.

— ¿No lo puedes entregar antes? — pregunto Tristán.

—No, no es algo que haya escogido, el maestro lo programo y entrego los horarios.

— ¿Y que hay de ti Tristán?

— ¿Sobre que madre?

— ¿Cuándo viajas?

—Pensé que... — vi la mirada intensa de la señora Hamilton — Bueno podría partir hasta el lunes o martes de la siguiente semana. Tengo que viajar antes a Monterrey, para la última audiencia.

— ¡Magnifico! Todo arreglado - todos miramos a la señora Hamilton interrogativos - Si, todo se acomodo, no me vean así, Paloma no puede viajar con nosotros, tampoco Tristán, así que ellos viajan después - me atragante con el agua ¿Viajar con el? ¡No de ninguna manera! No, no, no no estaba loca.

—Solo si estas de acuerdo Alejandra. — palmeó la mano de mi madre.

—No se Vivían, no creo que a Tristán le agrade ser niñera. — mi madre lo miro.

—No, Alejandra por mi no hay problema, solo que aun no se con certeza la fecha de partida, si ese no es ningún problema para ti, no lo es para mi.

—Estupendo, todo arreglado, ahora a comer.

—Disculpen pero... — quería negarme yo no quería viajar con él, lo que menos quería era la convivencia, conocerlo aun mas, si así no salía de mis pensamientos.

No esto no era bueno.

— ¿Mía? — me llamo mi madre.

—Lo que pasa es... — suspire — ¿Qué voy hacer con mi trabajo? — ¡cobarde! Pensé.

—No te preocupes por eso, ya les avise a los señores Arellano.

—Súper. — respondí resignada.

—Bien ya no hay nada mas de que hablar — dijo mi madre.

— ¿Puedo invitar a Lu? — pregunte esperanzada.

— ¿Lu? ¿Quién es Lu? — pregunto la señora Hamilton.

—Madre es Luis — me quede sorprendida ¿Cómo era que lo conocía? Entonces no me había equivocado, Lu había estado con Tristán.

—Sera bienvenido, ese niño me agrada.

¡Bien! Punto a mi favor ya no tendría que viajar sola con el, bueno eso si no mataba a Lu antes.


***

Me pase toda la tarde balbuceando y hablando sola, aparte de tener que aceptar el hecho de que viajaría con el, termine yendo a trabajar en su auto. De verdad tuve que haber hecho algo muy malo ya que el karma me estaba pasando factura.

Primero el silencio incomodo, parecía que los dos teníamos mucho en que pensar o no sabíamos ni que decir, lo único que nos ayudo en el trayecto fue la música, al parecer teníamos gustos parecidos aunque el fuera mayor ¿Mayor? ¿Por cuantos años? No recordaba su edad, y ahí otra vez hablando sola.

Por fin el día termino, vi a Lu esperándome, respire aliviada, había llegado a pensar que no vendría. No se que me estaba pasando últimamente pero la inseguridad y el miedo estaban apareciendo de nuevo.

Tenía años que no me sentía así.

— ¿A dónde quieres ir? ¿A tomar un café? — pregunto burlón.

-J aja j aja ja ¡Que chistoso! Vamos a mi casa.

—De acuerdo.

Tenia tantas cosas que decir y a la vez preguntar, pero no sabia como empezar ¿En realidad estaba preocupada por el? O ¿Era por mí?

—Lu — le entregue un refresco.

—Gracias.

—Te he extrañado mucho estos días.

—Lo se princesa yo también.

— ¿Si te pregunto que has hecho en estos días me lo contarías?

—Sabes que eres la única persona a la que nunca le mentiría.

—Quizás me aprovecho de eso... ¿Sabes? Estoy celosa.

— ¿De mi?

—Si de ti y tu nuevo amigo — admití — Creo que me mal acostumbraste, por varios años habíamos sido solo tu y yo.

—Siempre serás mi persona favorita, tú eres mi única familia. — me abrazo.

—Cuéntame ¿Que has estado haciendo con Tristán? además de ir a carreras clandestinas.

— ¿Cómo la palma de tu mano?

—Así es, te conozco como tú me conoces a mí, y vi como disfrutaste la carrera, pero me imagino que has hecho algo más.

—Si, la verdad es que hasta a mi me tomo por sorpresa esa amistad, de hecho hay algo que quiero contarte — me hablo del encuentro con su tío, que le había contado la farsa de nuestro noviazgo y la verdad sobre su preferencia sexual.

De nuevo sentí envidia, pero también alegría por Lu pero, Tristán era un intruso en mi vida.

—Me imagino que entonces tendría que reconocer que mi opinión sobre el esta equivocada y que no solo es un niño mimado y mujeriego, acostumbrado a tener siempre lo que quiere — me miro — lo siento, si logro tener tu confianza entonces merece una oportunidad.

—El parece muy frió y distante y eso lo hace parecer que no le importa nada, pero el se preocupa mucho, solo que se vuelve loco si no tiene el control, como alguien que conozco.

— ¡Yo no soy como el! — replique ofendida.

—Si tú lo dices.

—Ok, no discutiremos por eso, confió en ti.

— ¿Sabes? Me esta dando clases de Kick boxing, para que sepa defenderme.

—Wooo ¿En serio? Vaya parece que tienes un ángel, pues punto a su favor y me alegro mucho por ti, pero Lu el semestre termina en dos semanas y en mate no andas muy bien así que no lo descuides no vaya ser que te quedes retenido.

—Lo prometo.

—Lo que me lleva a decirte algo que he querido gritar desde que te vi afuera en el café.

— ¿Qué?

— ¡Voy a New York!

— ¿Qué? ¿En serio? ¿Pero como? ¿Por qué?

—Bueno la señora Hamilton nos invito, al parecer ella tiene asuntos pendientes y nos invito y mama dijo que si, que seria perfecto para conocer la uni y conocer la ciudad.

— ¡Súper! ¿Por cuánto tiempo te iras?

—Quieren que pasemos navidad y año nuevo.

—Quince días.

—No, de hecho quieren que sea un mes.

— ¡Un mes! — dijo abatido.

—Si y... quería preguntarte si... ¿¡Quieres ir!?

—¡Me encantaría! pero ¿No hay problema?

—No, de hecho a la señora Hamilton le agrado la idea.

—Entonces ¡New york!


Tristán

Di una vuelta mas observando a detalle el lugar, me estacione, sin quitarme el casco me quede ahí para poder ver bien a todo el que entrara, revise la hora aun faltaba media hora antes de que iniciaran las peleas, por fin había encontrado un lugar.

Mientras aguardaba pensé en lo transcurrido durante la tarde. Cuando a mi madre me invito a comer tenia la certeza que era con la intención de buscarme "Novia" de nuevo, así que trate de zafarme pero no pude, con toda intención llegue tarde a la cita, pero cual fue mi sorpresa al verla acompañada de Alejandra y Paloma.

Me sentí aliviado, se me había quitado un peso de encima, cuando salude a mi madre y Alejandra vi la advertencia de que no me le acercara, pero no pensaba desaprovechar la oportunidad, y aunque ella si hubiera podido me hubiera asesinado valió la pena por verla ponerse como un tomate.

La comida fue muy agradable, parecía que el destino no seguía haciendo coincidir. Cuando ella dijo que  tenia que marcharse, de nuevo me aproveche y me ofrecí a llevarla a su trabajo, como era de esperarse se negó, pero note que aunque no este de acuerdo siempre hace lo correcto, así que me salí con la mía.

Aunque viajamos en silencio, note que disfruto la música, si supiera que fue por ella que empece a escucharla.

Cuando llegamos se despidió dando las gracias y un sonoro portazo, sonreí y me quede observándola hasta que desapareció, su perfume se había quedado impregnado en el coche, en serio me gustaba verla con uniforme, su falda tableada, su blusa blanca, la corbata, el chaleco y saco todo le sentaba de maravilla y que decir de sus calcetas arriba de las rodillas y su toque de llevar converse... y de nuevo sentí el bulto en mis pantalones, de verdad tenia que llevármela a la cama pronto los baños de agua fría no funcionarían para siempre.

Pero como no seria hoy tenia que buscar la manera de desahogar tanta energía, y aunque por lo regular era una pasar la noche con alguna mujer que quisiera estar en mi cama, tenía que reconocer que últimamente eso no me apetecía.

Y aquí estaba, vi el reloj quince minutos, entre al estacionamiento donde se llevaría la pelea. Esta vez no había jaula, seria una pelea a mano limpia. Estacione mi moto me quite la chamarra, el casco se me acerco un hombre de mediana edad y con tatuajes.

— ¿T.A.? - me pregunto.

—Si.

—Bien, me imagino que no es tu primera vez — sonreí — Entonces conoces las reglas — asentí — Hombre de pocas palabras, me gusta. Muy bien, entonces sabes que no las hay, esto termina cuando cae uno y ya no se levanta, te puedes quedar vestido de la cintura para abajo, pero te tienes que quitar la camisa y solo puedes usar cinta en las manos.

—Lo entendí.

—¿Traes el dinero? — Se lo entregue — Tu vas en la segunda pelea, contra el halcón, puedes acercarte y ver las peleas o quedarte aquí y te mandare llamar cuando sea tu turno.

—Me quedare aquí — asintió y se marcho, mi costumbre era no hacerme notar y solo observar.

La primera pelea solo duro veinte minutos, comienzo a calentar un poco ya que la adrenalina empezaba a fluir.

Dentro del círculo lo único que captaba mi vista era a mi contrincante, los gritos ya no me distraen, pero todo me lleva a un éxtasis de adrenalina. Lo primero que hago es observar sus movimientos.

Con mi mano derecha froto mi hombro y brazo deslizándolo por el tatuaje en forma de ala que me hice cuando Henry murió, siempre es mi manera de sentirlo conmigo.

Suena la campana y los dos comenzamos a movernos, el da el primer golpe hacia la derecha y logro esquivarlo, pero ahora usa su izquierda y aterriza en mi ojo abriéndome la ceja, así que es ambidiestro, sonrió sentir dolor siempre es mi incentivo ya que me hace sentir vivo.

Hago un movimiento con mi puño izquierdo, el se pone en modo de defensa para detenerme aprovecho su descuido y uso mi puño derecho, lo tomo de la nuca cuando retrocede y lo estrello contra mi rodilla, el me toma de la pierna que esta en el suelo y me tumba, pero no lo suelto, lo traigo conmigo, en cuanto siento el piso tomo impulso para darme la vuelta y que sea el quien quede con la espalda en el suelo, lo logro con algo de esfuerzo y comienzo a golpearlo con mi puño, el trata de pararme y casi lo logra, así que lo golpeo con mi cabeza para dejarlo inconsciente, funciona.

Salgo del estacionamiento, algo maltratado y sangrando de mi ceja, llevo unos billetes mas en el bolsillo pero eso no es lo que me hace feliz.

Pongo en marcha mi moto y me alejo de ahí, Me detengo y observo hacia sus casa, meneo mi cabeza inconscientemente llegue aquí, me quedo unos minutos mas y me marcho.

Tenia que reconocer que me atraía más de lo que pensaba, aunque me repitiera una y otra vez que si me la llevaba a la cama se me pasaría ¡Dios! Tenía que hacerle caso a Fernando y alejarme de ella pero... me atrae como la miel a la abeja.

Llego a mi casa y voy a mi coche por unos documentos, ya que tenia la seguridad de que no dormiría mucho, al abrí la puerta y al ingresar mis fosas nasales se inundaron con su aroma que aun flotaba en el aire. Esa mocosa me estaba volviendo loco.

—Fernando.

—Tristán ¿Tienes la maldita idea de que hora es?

—Ya se, y se cuan de mal humor te pones si te despiertan pero tengo que decirte algo antes de vernos en la oficina.

—Esta bien ¿Qué pasa?

—No es grave pero, te veo en el café de siempre en treinta minutos.

—Tristán no me jodas.

—Te espero — colgué antes de que empezara con sus quejas, se cuanto diría en cuanto me viera.

Y no me equivoque cincuenta minutos mas tarde escuchaba como no dejaba de regañarme, tenia veinte minutos que no paraba.

—Fernando, se que debería tener un comportamiento "Mas normal" pero entiende es la única manera que conozco de sacar todo el maldito infierno que llevo. Tengo que estar al frente de una empresa, en la cual se supone que Henry llevaría y nuestro padre iría detrás nuestro, tengo que pelear día a día con gente que lo único que quiere es verme caer.

—Todos los días tengo que mantener mis ataques de furia o de pánico, adoro a mi madre pero tengo que estar al alba con ella ya que no para de ponerme trampas para que tenga una novia y por ultimo escabuirme de nana por que me conoce mejor de lo que me gusta.

—Así que dime amigo ¿Están difícil entender el por que busco liberación de algún modo?

—No Tristán, y créeme te entiendo, pero dime no puedes dejar esa liberación para cuando tengas viajes, ¿Qué va a pasar en la oficina cuando llegues? Todo el mundo se preguntara que te paso. En menos de una semana tenemos que ir a Monterrey.

—Es por eso que te pedí que vinieras, mira informa en la oficina que tuve que irme antes, aquí traigo los pendientes, por favor ocúpate.

— ¿Te vas a Monterrey?

—No, hasta la semana que entra — me miro de nuevo el ojo y sacudió la cabeza

—¿Ya te vio un medico?

—Es solo una pequeña abertura en la ceja, es más bien mi ojo hinchado.

—En serio amigo ¿No has pensado en hacer yoga? — me reí o haz como yo, créeme el sexo es muy liberador.

Los días siguieron sus curso, trabajaba arduamente para dejar todo en orden antes de ir al juicio y después a Nueva York, cada que pensaba en ese viaje deseaba que los días fueran mas de prisa.

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