CAPÍTULO XIII
Capítulo 13:
"Las lágrimas de un Ángel"
SEGUNDA PARTE
Originalmente:
"Un Ángel sin cielo"
*Narra ÁNGEL*
Habíamos pasado todo el día en la playa, ya para la mitad de la mañana la vergüenza tanto de Byte y la mía habían desaparecido, más aun viendo a Mery y Lucy dándose muestras de cariño, sin ningún tipo de reparo.
Fue fascinante ver a Franco y a Erick demostrando sus dotes culinarios a la hora del almuerzo, más aun viéndonos muy bien atendidos mi amigo By y yo por nuestros respectivos amores, lo único que les hacía falta es que masticaran la comida por nosotros.
Después del almuerzo fuimos de nuevo a la playa y esta vez sí nos bañamos, todos corríamos por la orilla del mar. Casi por llegar el atardecer Erick tomó mi mano y nos despedimos de todos, comenzamos a caminar hacia el bungalow. Al entrar y cerrar la puerta Erick se volteó, me sujetó con pasión y comenzó a besarme mientras casi corría hacia la habitación arrastrándome detrás de él, hicimos el amor como locos. Yo estaba embriagado de felicidad.
Erick estaba recostado boca arriba, sus manos las tenía colocadas bajo la nuca y en su rostro se pintaba una sonrisa boba, la de siempre. Yo me sentía juguetón, así que armándome de valor, así desnudo como estaba me senté sobre el abdomen de Erick que también estaba desnudo, colocando mis piernas una a cada lado de su cadera y mis manos apoyadas en sus hombros. La sonrisa de Erick se ensancho y me decía dulces frases de amor.
¡MALDICIÓN! Como puede cambiar tu vida en un parpadeo. Fue una fracción de segundo... una sola palabra bastó para cambiar mi paraíso por el infierno en el que en este momento estoy viviendo. Pensándolo bien, aún no es el infierno... ¡Nooooo, aún no! estoy aún en el limbo. Será mañana que el infierno abrirá sus puertas para mí cuando ya no esté junto a él. ¡Maldita sea! ¡Maldito destino que se burla de mí!
¿Por qué? ¿Por qué en este momento? ¿Por qué esa palabra?
Una palabra, 5 letras juntas, 1)*2)*3)*4)*5)* solo 5 letras...
O D I A R... ¡No! ¿A quién podría odiar? ¿Al destino? Este solo se cumple, este solo existe para cumplir su cometido. ¿A Erick? Nooo, ¡a él jamás!. ¿A mí? Si, tal vez a mí, por ser cobarde, por lo que haré.
R A B I A.... ¡No! Por un momento la sentí, quería separarme de Erick y gritar y maldecir y romper todo en esta habitación, por una simple palabra. Pero no pude hacerlo, las emociones se aglomeraron una tras otra, como las olas en la playa, detrás de una viene la otra y en el intermedio en donde chocan las que van y las que vienen, en ese lugar en donde se forma la turbulencia me encontraba yo, ahogándome, sin ver la salida, sin poder pronunciar una sola p*t* palabra.
D O L O R... ¡Sí! ¡Dolía! No sé en qué preciso lugar dolía, pero era muy profundo el dolor.... Una sola palabra lo había anunciado ¡Yo, lo había perdido! ¡No podía reclamarlo como mío!
Fijé mis ojos en Erick, si lo iba a perder, memorizaría sus ojos, su rostro, cada parte de su cuerpo. Podía sentir el peso de toda mi angustia, de todo mi dolor y de toda la tristeza en mi rostro, lo sentía desencajado. En este momento podía sentir lágrimas que salía de mis ojos y tras su recorrido por mis mejillas caían sobre mi torso y el torso de Erick. Mis ojos seguían fijos en él.
Erick aún estaba con sus brazos bajo su cabeza y esa boba sonrisa que me enamoraba, noté como esta desaparecía de su rostro, yo podía notar como su felicidad se trasformaba en preocupación. Estaba aún sentado sobre su abdomen y Erick se incorporó poco a poco, quedando sentado en la cama de frente a mí, conmigo sobre él. Colocó sus brazos en mis hombros y trató de separarme y colocarme sobre la cama mientras me cuestionaba...
-¿Qué ocurre? ¿Qué pasa? ¿Te lastimé? ¿Te hice daño?-
Yo coloqué mis manos en sus brazos y ejercí toda la presión que pude para que no me quitara de la posición en la que me encontraba, no quería separarme de él, no quería romper el contacto que nos unía en ese momento. ¡Yo no quería perderlo!.
Estaba aún en el limbo, estaba en la turbulencia que formaban las olas del mar, ahogándome, muriéndome; casi por instinto de supervivencia y como si fuera un grito de auxilio, las únicas palabras que salieron de mi boca fueron... -¡¿ERICK, POR QUÉ?!-
Erick de nuevo ejerció presión para girarme y colocarme sobre la cama, su respiración y las facciones de su rostro denotaban su angustia. Abrió su boca para decir algo, pero yo no quería escuchar nada, estaba aterrado porque volviera a pronunciar esa palabra. Coloqué mi mano sobre su boca y recosté mi cuerpo sobre él y empujé poco a poco su torso indicándole que se recostara, él volvió a quedar sobre la cama boca arriba, yo aún sentado sobre su abdomen, coloqué mi rostro sobre su pecho, escuchando los fuertes latidos de su corazón, de mis ojos brotaban más lágrimas, trataba de controlar mis sollozos, pero no podía, así que entre el llanto musité...
-¡Erick, te amo!, pase lo que pase, veas lo que veas, sientas lo que sientas, solo recuerda eso! ¡Este ser que tienes frente a ti te ama más que a su propia vida!-.
Ahogue las últimas palabras para que Erick nos las escuchara... -¡perdóname por lo que haré, perdóname por lo que he hecho!-
Erick sujetó la mano que yo había colocado en su boca y la besó, trató de decir de nuevo algo, pero, yo volví a impedir que pronunciara palabra. Ya lo había decidido, si lo iba a perder memorizaría su rostro en mi mente, para no olvidarlo jamás, tatuaría mi piel con el fuego de sus carias, para que no se borraran jamás, grabaría este amor en mi alma, porque no amaría a nadie más y esta vez sí cumpliría mi promesa.
Me incorporé y fije de nuevo mis ojos en los ojos de Erick, sonreí como tonto y para tranquilizarlo susurré:
-No te preocupes, no pasa nada. Soy caprichoso ¿sabes?. El primer día de clase, al comenzar el nuevo semestre, habremos olvidado este momento, todo quedará claro.-
Sonreí, sonreí como bobo y traté de ocultar mi abatimiento, coloqué mi rostro cerca de la oreja de Erick, junté fuerzas y de la forma más apasionada le pedí...
-¡Erick.... hazme el amor!-
Erick se tensó, es un necio porqué intentó decir algo de nuevo, pero yo retiré mi mano de su boca y coloqué mis labios humedecidos de la forma más coqueta y sensual que la vergüenza me permitía.
Escuché un profundo suspiro de parte de Erick, sentí como su cuerpo se relajaba y para incitarlo, sin mostrarle mi rostro el que había colocado en su cuello, comencé a mover mi cintura en un seductor vaivén, despacio, suave, sugerente...
Erick se resistió, más su cuerpo no. Su miembro poco a poco aceptaba la invitación que le hacía.
Erick de una forma salvaje apartó mi torso de él e hizo que mi rostro quedara frente al suyo, su quijada estaba tensa. Me asusté, aquieté mi cuerpo y mis ojos se posaron en los suyos, no sabía que esperar, la sonrisa boba se fue de paseo y mi rostro quedó serio, lleno de preocupación.
Erick poco a poco giró mi cuerpo hasta que estuve apoyado sobre la cama boca arriba, mientras mi cuerpo giraba los brazos de Erick no se separaron de mí, el quedó ahora sobre mi viéndome directamente a los ojos, sus brazos de la mano al codo estaban apoyados sobre la cama, uno a cada lado de mi cabeza, su cadera ejercía presión sobre la mía, a pesar del conflicto emocional que era evidente en su mente, él comenzó a moverse provocándome ahora a mí.
¡Dioooosssss! La sensación del cuerpo de Erick sobre el mío es un sueño, su piel antes fresca, ahora irradiaba un calor intenso, su ceño aún estaba fruncido, su quijada aún mostraba un poco de tensión, aunque no tanto como hace un momento, sus labios estaban apretados. Escuchaba su respiración agitada y contenida al mismo tiempo.
Erick colocó su cabeza en mi cuello, sus labios sobre la piel que cubría mi yugular, los pulsos que emitia la presión de la sangre que corría en mi vena se sentían de una forma sobrenatural, yo estaba extasiado, hasta ese momento no había sido consciente de los sonidos que emitía, más que gemidos eran quejidos, eran protestas, mi espalda se arqueó y distendí mi cabeza hacía atrás, dándole a Erick una clara y exigente invitación para que me poseyera.
Erick retiró sus brazos y los llevó por debajo de mis piernas, sujetándolas y llevándolas hacia arriba, mi evidente excitación no me permitía razonar ya, Erick entró en mi cuerpo repentinamente, de una forma bestial. Solté un grito asfixiado y mi cuerpo se retorció bajo el cuerpo de mi amante, tratando así de liberar el dolor que me provocaba. Erick había llegado hasta lo más profundo de mí ser, sin juegos previos, sin preparación, sin lubricación, si un p*t* preservativo y luego permaneció inmóvil. Estaba a punto de objetar la situación, cuando sentí la tibieza de minúsculas gotitas sobre mi cuello. ¡Diooooossss, cuanto lo amaba! Al final mi objeción, se convirtió en una simple palabra...
-¡¿Erick?!-
Erick respiraba como una bestia a la espera, echado sobre mí, con su rostro en el mismo lugar de mi cuello. Él solo se quejó entre dientes... -¡No vuelvas a hacerlo!- -¡No me vuelvas a preocupar de esa manera! -¡Casi me vuelvo loco! ¡Si vuelve a ocurrir, te castigaré de nuevo!-
La sonrisa boba apareció de nuevo en mi rostro, ¿cómo no amarlo?, ¿cómo evitar sentir lo que siento?.
Susurré en su oído: -¡Erick... ámame!.-
Sus labios se volvieron necesitados, habidos de deseo, pasionales, recorrían mi rostro, mi cuello y mi torso, sus movimientos empezaron quedos, pero fueron cobrando más fuerza y más energía. Me desquiciaba la sensación de sentir a Erick al natural dentro de mi cuerpo, era sublime y único el sentirlo sin látex de por medio. Mi pasión se desbordaba, ya no aguantaba más y exploté, retraje los dedos de mis manos y mis pies tratando de evitar que las emociones se escaparan de mí ser, quería retenerlas lo más que pudiera.
En ese instante sentí como Erick sucumbía ante la pasión, escuche un quejido ronco provenir de sus labios y luego la quietud.
La boba mueca en mi rostro no desaparecía, menos aún que veía a Erick lidiar con una guerra de antemano perdida. Él no quería abandonar mi cuerpo, se resistía, se negaba y ejercía toda la presión que su cuerpo le permitía para no salirse de mi interior, él no lo deseaba, pero su cuerpo ya estaba agotado y su miembro perdía dureza. Esta escena me provocó risa y Erick aún en su batalla chillaba -¡No te rías!... ¡No te rías!-
El movimiento que la risa provocó en mi cuerpo hizo que lo inevitable pasara. Yo aún no podía contener la risa y Erick solo volvió su rostro a mí haciendo un puchero, lo que me hizo reírme aún más.
Cuando al fin pude contener la risa que casi llega al punto del llanto y a pesar de tener frente a mí la realidad ¡yo lo perdería!, mi ser había encontrado la paz, así que de nuevo la sonrisa boba en mi rostro, ya había conseguido lo que deseaba, *ya había memorizado indeleblemente su rostro en mi mente ¡no lo olvidaría jamás!, ya el fuego de sus caricias había tatuado mi piel ¡no se borrarían jamás!, ya este amor estaba grabado en mi alma ¡jamás me permitiría amar a nadie más!.*
De nuevo llego el amanecer, preparamos las cosas, nos despedimos del paraíso y emprendimos el regreso a la ciudad, trataba que mi pena no se hiciera muy evidente, pero Byron tenía esa seria mirada y la interrogación marcada en su rostro. Erick iba serio, aun tratando de encontrar respuesta a mi conducta. Franco estaba preocupado, veía a By, veía a Erick y me veía a mí, sin entender lo que estaba pasando, a decir verdad, solo yo sabía lo que ocurría y lo que estaba por venir. Llámenme cobarde, ódienme, pero no podría permanecer más tiempo a su lado y eso lo sabrían todos el primer día de clases del segundo semestre.
Al llegar a la gasolinera a las afueras de la ciudad, estacionamos por un momento, nos despedimos de Mery y Lucy que se irían a su apartamento y Diego se pasó al asiento trasero del jeep, haciéndole compañía a By y a Franco. Ya íbamos de camino a casa, cuando Diego rompió el silencio, nos contó que las chicas preguntaron qué era lo que pasaba con nosotros, que nos veían cambiados y les preocupaba el silencio.
Llegamos a casa, Erick estacionó su jeep, se bajó del auto, abrió mi puerta y me ayudó a bajar mis cosas. By también se bajó, me abrazó fuertemente y me dijo:
-Estoy preocupado, ¿qué pasa contigo?- Yo sonreí y lo abracé mucho más fuerte que él y le dije -eres un buen amigo- y me despedí.
Cuando By me soltó Erick tomo mi rostro entre sus manos y me empezó a dar besos suaves en los labios. Me dijo -¿te veré el lunes?- Yo le respondí: -Te prometo que el lunes veras a la persona que amas. ¡Por favor Erick, no me odies!-
Coloque mi mano en su boca, no quería escucharlo. Me puse un poco de puntillas y coloque mi nariz en su cuello y aspiré su aroma. Las últimas palabras que pronuncie antes de avanzar a mi casa fueron: -¡Acqua de gio, no lo olvidaré!-
Llegue a casa, abrí la puerta y al estar dentro y haber tirado todo lo que llevaba, me deje caer y quedé arrodillado a mitad de la antesala, todo el llanto contenido lo solté y al girar mi rostro, bajando de las gradas venían esos profundos ojos verdes, en un principio venía sonriente, pero al ver mi abatimiento dejo de reír y corrió a mi lado, gritándome -¡¿estás bien?¡ me abrazó tan fuerte y no dijo nada más. Yo entre sollozos solo le pedí: -¡por favor perdóname, soy un cobarde, pronto estaré bien, pronto todo estará bien!-
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