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CAPÍTULO X

Capítulo 10:
"Verdades y confesiones de amor"
PRIMERA PARTE

Dedicatoria y agradecimiento:
Este capítulo lo dedico a MikanSakura315, gracias por el voto de confianza y por seguirme.

Narra *ERICK*

Estábamos todos en la playa, Byron y mi Ángel hablaban y reían, alrededor de la fogata que habíamos encendido. Diego jugaba pelota con Lucy y Mery. Franco y yo, les dijimos que iríamos a la casa por refrigerios, que si necesitaban algo más. Mi amado niño solo me veía, a pesar que durante los últimos días se había vuelto "mi dulce compañía" se notaba que estaba tan resentido conmigo, pero como dijo Franco, para encontrar la dicha se necesita pasar por el purgatorio y aquí me encontraba yo, pagando la factura por la felicidad venidera. Yo convertiría esa carita en una llena de felicidad, sus ojos ya no me verían así, me verían con mucho amor, porque estaba decidido, yo iba a conquistarlo.

By como siempre muy servicial nos dijo que nos acompañarían, Franco lo vio y le dijo que no había necesidad, que disfrutaran de la playa, Byron dijo que estaba bien.

Ya en la casa Franco me ayudó a arreglar unas cosas, ya estábamos por terminar así que le pedí que fuera a traer la hielera que se había quedado en el jeep, para poder bajar a la playa refrescos. Aproveché el momento y terminé de arreglar todo lo que había planeado.

Bajamos con la hielera, todos corrieron para tomar algo de ella. Cuando ya todos estábamos sentados, Franco (que dolor de cabeza era mi amigo) arrojó sobre By una bolsa, sobre Diego otra. Ángel, Byron y Diego se asomaron para ver que era y ¡Por el bendito universo, que niños eran!, se pusieron de pie, comenzaron a bailar alrededor de la fogata y a colocar los malvaviscos que Franco les había arrojado, sobre los palillos largos de madera que servían para hacer pinchos que iban en la otra bolsa. Los niños muy dadivosos nos ofrecían de vez en cuando alguno que otro.

Aunque talvez para nadie más era perceptible, Franco tenía esa mirada y una sonrisa muy bien disimulada.

Fue tan gracioso ver a mi amado Ángel dar un brinco cuando sin que se diera cuenta me fui acercando y quede casi a su lado. Se llevó las manos sobre el pecho y abrió sus ojos, mientras pronunciaba:

-¡Erick, me asustaste!-

Adoraba ver cada una de sus expresiones, cada detalle de él. Respiré profundamente y me arme de valor para decirle:

-Lo siento, no quería asustarte! Solo quiero que me acompañes, te quiero mostrar algo....- (extendí mi mano y se la ofrecí)

Mi amado niño, solo seguía allí viéndome y después de meditárselo tomo mí mano, mientras miraba hacía otro lugar.
Me fui caminado de la mano de mi amado, subimos por la cuesta que está antes de llegar al bungalow, estábamos ya cerca pero le pedí que se detuviera, lo tomé por los hombros y lo hice girar, el volvió a abrir los ojos admirado.

Los hermosos colores de la puesta del Sol se reflejaban en su rostro y más en el brillo de sus ojos.

Rompí el silencio y le pregunté:

-¿Te gusta?-

Él sonrió y me dijo: -¡Sí!.

Lo volví a tomar de la mano y comencé a caminar de nuevo con él junto a mí. Yo lo guíe a mi habitación, supuestamente Diego y By ocuparían la primera habitación del lado derecho, las chicas ocuparían la que estaba al fondo a la par de estos, yo ocuparía la que estaba frente a los chicos junto con mi Ángel (con vista al mar), aunque en un principio él no estaba muy convencido. Franco ocuparía la que está al fondo a la par de la mía (también con vista al mar).

Llegamos a la habitación siempre de la mano. Mi Ángel en un principio se sorprendió, claro ya todo en el interior había cambiado drásticamente, no era la misma simple habitación en la que habíamos dejado nuestras pertenencias. Doc "mi cómplice" y yo nos habíamos encargado de colocar todo lo que había traído de contrabando desde mi casa. Flores, pétalos de rosas, los dulces que tanto le gustan a mi amado, sábanas de seda blancas, cortinas a tono con las sábanas, solo que transparentes. Yo quería que este momento fuera especial, me había propuesto que él no olvidaría estos días, ni yo mismo lo haría, siempre lo recordaríamos y este sería el inicio de nuestro amor, de una relación que perduraría por el resto de nuestras vidas, porque estaba seguro de lo que sentía, había llegado al punto de sacrificio por él y para él.

Después de la sorpresa, su rostro mostró un gesto de disgusto, fijó sus ojos en mí y me lanzó: -¡¿Qué significa esto?!-

¡Mierda, la cagu*!, ¡No le gustó!. Claro somos hombres y yo lo quiero tratar como a una chica, con cosas que se utilizan para cortejar a una chica. Tiene que estar fúrico. Lleve mis manos a la cabeza en señal de frustración y le dije -¡¿No te gustó?!-

-¡No me refiero a esto Erick!- Y con sus manos hizo un movimiento señalando toda la habitación.

-Me refiero a que primero vilmente me rechazas, me das a entender que el problema es "mi falta de experiencia", me humillas, me desprecias, me haces llorar amargamente por tu desprecio, me haces sentir la peor m**rd* y ahora tan campante, tratas de llevarme a la cama! ¿Por qué eso es lo que quieres, o me equivoco?- -¿Qué te has creído?- -¿Qué iba a ser así de fácil?-
-Necesito que me expliques, porque realmente no entiendo tus acciones.-

(SUSPIRE PROFUNDO) Exhale todo el aire que había contenido ¿era eso?, la tranquilidad volvió a mi cuerpo, me acerqué con cautela a él y trate de tomar de nuevo su mano, pero él se alejó. Yo extendí mi mano con calma y le supliqué:
-¡por favor!-

Mi Ángel titubeo por un momento, pero luego aceptó mi mano. Lo conduje hacía el pequeño sillón que se encontraba a un lado de la habitación y lo invité a sentarse, lo cual hizo a regañadientes y yo me senté sobre la mesa de centro frente a él, en donde estaba colocado el bowl que contenía los dulces que tanto le gustan. Casi me río cuando observé que sus ojos se posaron sobre estos y se quedó hipnotizado viéndolos, mientras se mordía el labio inferior. Era tan tierno verlo así. Luego como si saliera del trance en el que se encontraba, me miró, tratando de colocar de nuevo el rostro enojado que me había mostrado momentos antes.

Yo haciendo acopio de un poco de astucia, tome un paquete de los dulces, corte una punta del envoltorio y me eché uno a la boca (!rayos! ¿cómo podían gustarles estos dulces tan ácidos a mi niño y a Byte?) Aunque hacia caras por la acides del dulce, comencé a jugar con el, lo movía hábilmente con la lengua, lo colocaba entre los labios y luego lo llevaba dentro de mi boca de nuevo volviendo a jugar con el, lo termine y coloque otro.

Era gloriosa esta escena, su rostro, sus movimientos inquietos en ese sillón. Siendo aún más astuto, tomé el bowl y lo coloque frente a él y le dije -¿quieres?-. Por respuestas solo vi como mi amado y orgulloso Ángel volteaba su rostro y cortante me decía -¡NO!-.

Coloqué uno de mis brazos sobre sus piernas y apoyé todo mi peso en ellas para que no se levantara, con mi mano libre sujete su nuca y lo atraje hacía mí, claro, el opuso resistencia, pero pudo más mi determinación que su rechazo. Coloqué de nuevo el dulce entre mis labios y se lo ofrecí. Él se rindió y lo sujetó con sus dientes, con cuidado de no topar mi boca, lo introdujo a su boca y de nuevo volteo a ver hacía otro lado.

(SUSPIRO PRONFUNDO) -Verás, ¡yo te deseo!-
Mi Ángel giró su mirada sorprendida hacía mí. Yo buscaba en toda la habitación un punto fijo donde mirar, donde enfocar no solo la mirada, sino mis ideas, buscaba las palabras correctas para explicarme, para llegar a su corazón y sanar el daño que había causado. (¡Recontram**rd*, la había cagado de lo más lindo!) Nunca pensé que lo lastimaría tanto, solo pensaba que feliz se tiraría entre mis brazos cuando supiera que todo eso lo había hecho por él.

Continué explicándole:
-Obviando todo lo que haya pasado antes de ese día.... ¡Te he deseado más que a nada en este mundo, desde ese momento exacto en que te vi parado frente a mí, en ese sucio baño!- -¡Más aún te desee cuando vi como de una manera magistral derribabas a Damian y a su compinche amigo!- -¡Mucho más aún, cuando te tuve entre mis brazos, ese día en tu habitación!-

Entonces encontré la fortaleza que buscaba y lo miré fijamente a sus ojos que se habían humedecido, para continuar...

-En tu habitación, mientras te desvestía, mientras te acariciaba, necesitaba que tú te entregaras a mí con la misma pasión con la que yo te quería amar. Tus reacciones, tus caricias, tus movimientos, eran... inseguros, inexpertos (note como giraba sus ojos y los cerraba conteniendo la respiración).

-Eso me molestó en un principio, pero solo porque no lo entendía, no sabía que ocurría, porque no reaccionabas como yo lo deseaba, hasta llegue a pensar que te habías arrepentido y que ya no lo deseabas, pero continué, de pronto como si un balde de agua fría me cayera encima, me di cuenta... tu no tenías experiencia, tu eres virgen, no habías tenido relaciones con nadie.-

Sin darle tiempo de reaccionar, me sinceré:
-¡Yo me sentí- (hice un movimiento con mis manos, como tratando de pescar del aire la palabra correcta) -¡impropio!- (En ese momento sus ojos casi se salen de sus órbitas)

-¡Yo sentí que no era merecedor del privilegio de ser primero en tu vida!- -Yo he sido sexualmente activo desde los catorce años.- -He tenido sexo desde entonces, no con muchos, pues siempre he sido selectivo; siempre he sido cuidadoso, siempre me he protegido.-

-Y de pronto me topo contigo, en un principio pensé que tu tenías mucha experiencia (moví mis manos tratando de buscar las palabras adecuadas y continuar) Me miras directo a los ojos, a pesar que te sonrojas mantienes tu mirada, a veces contoneas las caderas cuando caminas y eso me vuelve loco, muchas veces sentía que con tus expresiones me seducías y me invitabas a seducirte y de pronto caigo en cuenta que realmente no es así, a pesar de desearte tanto no tuve el valor de robar tu primera vez. No así. No sabía cómo reaccionar, sí ya sé, no reaccioné muy bien.-

-Ese día en tu habitación, me sentía tan confundido, no me sentía merecedor de ti, pero aun así te deseaba,... ¡te deseaba mucho más!. Eran sentimientos encontrados. Yo y mi confusión solo queríamos escapar y buscar la forma de ordenar mis pensamientos. Necesitaba un punto de equilibrio.

-Entonces otro balde de agua aún más fría cayó sobre mí. Y lo supe, pero al saberlo me quedé aún más confundido. Al salir de tu casa, conduje sin rumbo, casi llegaba a casa, pero no quería estar allí, así que seguí de largo hasta que llegué a casa de Doc. Solo estacioné el automóvil enfrente y me quedé sentado allí. Doc apareció y me hizo pasar a su casa, me quedé todo ese fin de semana y le conté todo y él me hizo ver lo que ya era evidente para mí.... Así que Doc, en su infinita sabiduría, me ayudó a entender muchas cosas. Entre ellas... Mi pasado, no lo puedo cambiar.
Pero obviando todo ese pasado, te puedo jurar que desde el momento que te convertiste en mi "Ángel de la guarda" en aquel baño, no he querido estar con nadie más, mi vida comenzó a girar alrededor tuyo. Doc en ese entonces me dijo, si quieres sentirte digno de amarlo, tienes que hacer un ritual de purificación, libera tu alma, tu mente y tu cuerpo para poder entregarte a él.-

Entonces mi amado interrumpió...
- Eres un egoísta Erick, ¿me has hecho sentir así como me he sentido todos estos meses, solo para sentirte bien tú?-

Reaccioné:
-¡NOOOOOOO!. ¡TU NO ENTIENDES!. No es eso, no es así. No lo hice por mí, muchas veces estuve a punto de caer en la tentación y mandarlo todo a la mierda y encerrarte en algún lugar y... (hice un ademán con la mano para simplificar la explicación)-

- Doc me sugirió que te demostrara que estaba dispuesto a cambiar por ti y que estaba dispuesto a estar solo contigo y amarte solo a ti. Así que, casi desde que comenzó el semestre, yo no lo he hecho y créeme, eso no me hace sentir muy bien. Y el día que estábamos en la casa de Byron, ¡Dioooosss, cuanto te deseaba! Estaba en mis límites y al llegar a casa, fui directo al baño y cuando iba a empezar a aflojar un poco de presión en mi entrepierna, no pude hacerlo. No quise hacerlo. Era como echar todo por la borda.-

Narra *ÀNGEL-kun*

Yo no podía creer todo lo que Erick me estaba diciendo. Santo cielo, tanto así se ha estado conteniendo durante este tiempo. Ya no pude contener la risa. ¡¡¿CÓMO NO IBA A AMAR A ESTE IDIOTA?!!

Erick hizo un puchero y con voz lastimera me dijo: -No te burles-

Puse la cara más seria que podía y lo miré directamente. Mordí mi labio inferior por un lado y con suma osadía me senté en el borde del sofá y llevé la punta de mis dedos a la virilidad de Erick.

Él cerró los ojos y respiró profundamente. . . y mientras exhalaba el aire que había llevado a sus pulmones me decía.

-¿Ves cómo creas mucha confusión en mi vida?-
Continuó diciendo:
-Me coqueteas, me tomas, me alejas, me vuelves a tomar y me vuelves a alejar. Haces que desee únicamente follarte y saciar mis más bajos instintos, pero, luego me haces sentir tanta ternura y una pasión que no se acabaría con el solo hecho de poseerte carnalmente. Necesito más de ti. Ahora, en este preciso momento, te necesito tanto.-

Erick estaba excitado, demasiado, lo sentía en el calor que irradiaba a través de la tela de su pantalón, se sentía en la dureza que se sentía en el toque de su miembro. Sentía como de un momento a otro explotaría. No podía creer que todo este tiempo se haya contenido, solo para llegar a este momento que cada vez se volvía más especial. ¡Como lo deseaba!

Ya no quería hablar, ya no quería más confesiones ni más verdades, solo quería y necesitaba que Erick me reclamara como suyo y me poseyera. Guarde silencio y me puse de pie frente a él y comencé a retirar lentamente mi playera. Él se sentó derecho y me vio con sus ojos llenos de confusión pero al mismo tiempo cargados de lujuria. Yo comencé a caminar hacía la cama, fui dejando tras de mí las sandalias, desabrochando mi pantalón corto playero, dejándolo igual en el camino y por último el bóxer. Justo cuando llegaba al borde de la cama, totalmente desnudo, me volteé y miré como Erick se incorporaba, comenzaba a caminar hacia mí y mientras lo hacía se quitaba su ropa igual que yo. Sus ojos en ese momento me causaron ¡terror!. El arrepentimiento de realizar mis acciones, me había llegado de golpe, justo en ese instante. ¿Quién diablos manda a la oveja a pasearse frente al lobo feroz hambriento? Erick ya no era una fiera, ya no era una bestia, se había transformado en la peor pesadilla de alguien virgen como yo.

Casi por alcanzarme, como mecanismo de defensa y por puro instinto de supervivencia coloque mis manos en su pecho, contuve la respiración y cerré mis ojos con mucha fuerza. Mi único pensamiento en ese momento fue -¡me destrozará!-

Sin ningún tipo de miramiento, Erick derribo con su pecho la barrera que imponían mis manos, su acción hizo que mi cuerpo temblara violentamente, se posiciono a milímetros de mí, su frente descansó en mi hombro, su mano se entrelazó con una de las mías y respiró profundo, mientras decía... -Solo dime que me perdonas ¡por favor!- -¡Di que me amas!-

¡Dios! ¿Cómo no voy a enamorarme de él?. Talvez Erick no se esperaba mi reacción, pero si él estaba a punto de explotar luego de casi 6 meses de abstinencia, imagínenme a mí con un poco más de 16 años de vida sin saber lo que era amar. Ya no podía más. Coloqué sobre la nuca de Erick mis brazos y ejercí presión indicándole que necesitaba que me cargara. El entendió a la perfección mi deseo y como el genio de la lámpara maravillosa, lo cumplió. Una vez superada la gravedad que me unía al suelo, mis piernas rodearon la cintura de Erick. El contacto de su piel hizo que perdiera por un momento la noción del tiempo y del espacio. Erick me besaba de una forma salvaje, ni siquiera me daba tiempo a que yo le respondiera, me colocó sobre la cama y comenzó a besar todo.... ¡TOOOOODO MI CUERPO!, no quedó en mí un solo milímetro de piel que no haya sido reconocido. Mi cuerpo se retorcía de placer, si él iba a hacer algo más tendría que ser en este preciso momento, ya no podía más, ya no quería esperar.

-¿¡Erick!?-

Se estiró un poco para alcanzar un frasco negro y unos sobrecitos dorados que estaban justo en la gaveta de la mesita de noche, los dejó a un lado y de nuevo comenzó con el rito de besar mi cuerpo y mis labios, su cuerpo se movía de arriba hacia abajo sobre mí, realizando fricción sobre nuestras erecciones, casi me lleva al borde de la locura. Sujeto mi cintura y me coloco boca abajo, coloco una de las almohadas para ayudar a que mi trasero quedara expuesto y luego empezó a acariciar mis nalgas y mi abertura, mientras me acariciaba, besaba y dilataba, ascendió y acerco su rostro a mi oreja y en un susurro me dijo:

-No puedo prometer que no dolerá, pero procurare causarte el menor dolor posible-

Tomo mi muñeca y estiro mi brazo hacia atrás, colocando mi mano en su abdomen, luego siguió hablando en mi oreja:
-esta será mi contención, te prometo que si presionas tu mano, me detendré inmediatamente-

Erick empezó a llenar mi trasero con el líquido del frasco negro, que al tacto se sentía tibio y después de unos segundos la zona inundada con lo que había aplicado producía una sensación de cosquilleo, sentía los dedos de Erick entrar y salir de mí, me desquiciaba las sensaciones que me hacía vivir por primera vez. Con el rabillo del ojo observe los movimientos de Erick al colocarse un preservativo.

Lleve mi boca a la almohada, la mordí y con mi mano libre agarre fuertemente la sabana que se sentía tan suave y tibia debajo de mí, (el toque de esas sábanas me hizo recordar la canción que le gustaba tanto a mi padre, cuando le pregunté por qué su gusto por esa canción, me contestó que estuvo a punto de no casarse con mamá y esa fue la canción que le dedicó antes de regresar a Canadá, antes que mi madre fuera y entrara corriendo al aeropuerto y le dijera que adonde fuera él, ella iría. Esa era la misma canción que yo había escuchado hasta el cansancio la noche en que Erick me dejó en mi habitación llorando). Claro estas no eran sábanas de satín, estas eran de seda y una seda tan especial, que me hizo rememorar todo aquello. (Nights in white satin. The Moody Blues).

Cerré con fuerza mis ojos y mis dientes apretaron aún más la almohada, sentí la punta del miembro de Erick en mi entrada y con un movimiento suave comenzó a entrar dentro de mí.

!Dolía como la m**rd*! Yo, entre respiraciones erráticas y sollozos mezclados con gemidos, por momentos estaba tentado a presionar mi mano sobre el abdomen de Erick, pero justo en ese mismo instante él se detenía, como si supiera leer mi mente o como si pudiera sentir mi dolor.

El calor y la cercanía del cuerpo de Erick me indicaban que estaba a punto de entrar completamente en mí. Escuchaba sus gemidos y por momentos su boca hacia un sonido embelesante, el que algunas veces se hace cuando se prueba algo delicioso.

No podía resistir más, tenía que verlo, contorsione mi cuerpo de la cintura para arriba lo más que pude, procurando que mi trasero no se moviera de la posición en la que se encontraba.

En ese momento Erick tenía los ojos cerrados y sus labios entreabiertos. Era la viva imagen de la sensualidad. Abrió sus ojos y dibujo una suave sonrisa en sus labios, casi imperceptible. Nos quedamos así viéndonos mientras mi cuerpo cedía paso a la virilidad de Erick quien llego a lo más profundo de mi y se quedaba quieto.

De pronto, la ventana que estaba en la cabecera de la cama se abrió completamente, las cortinas que debido a la brisa que entraba alzaron vuelo y rodearon y se enredaron en nuestros cuerpos, transportándonos a vivir esta bella fantasía. El roce de las suaves cortinas agregó un poco más de fuego a nuestra pasión.

*Narra ERICK*.

Mientras lo hacia mío, procuraba no provocarle mucho daño, cerraba mis ojos y me contenía para no invadir de un solo empujón su cuerpo. Yo quería hacer especial su primera experiencia. Despacio, con movimientos suaves sentí como su interior cedía y dejaba que yo entrara por completo. Tuve que armarme de toda mi voluntad para no comenzar con un frenesí de movimientos hasta alcanzar el clímax.

Sentí como se removió y al abrirlos para saber que sucedía, mis ojos se toparon con los suyos, en su carita angelical se veía como lagrimillas se escurrían por sus mejillas. Sonreí con dulzura y estaba a punto de estirarme lo más que pudiera para besar sus húmedos y rojos labios, cuando la ventana que hasta ese momento había permanecido medio cerrada, se abrió por completo, la brisa del mar se dio paso al interior de la habitación.

Las cortinas blancas de seda transparente, eran muy largas y el viento saturado de sal las elevaba y hacia que estas jugaran y se enredaran con nuestros cuerpos, en su vaivén, las suaves cortinas cubrieron a mi amado "Ángel" y por momentos creaban el efecto de alas colocadas a su espalda.

Llegue a pensar que realmente estaba ante una presencia angelical. Mi niño me volvía loco.

-Ángel, ya no puedo más- Susurre con voz entrecortada.

Él colocó sus dos manos en la cabecera de la cama y ese movimiento hizo que mi miembro entrara mucho más profundo y por accidente chocara con su punto débil, sin querer lo había encontrado, el cuerpo de mi Ángel se estremeció violentamente y de su boca se escapó un excitante sonido, ya no pude más, ya la contención que nos había impuesto, él la había retirado. Comencé con movimientos calculados, pero haciendo llegar mi miembro al punto dulce, quería escuchar más su voz y esta no se hacía esperar, con cada embestida un delicioso sonido de su boca.

Yo pensé que la locura y la excitación no podían llegar a más, me di cuenta de mi equivocación cuando Ángel pronunció:

-Erick, siento que me quiero desmayar, siento mucho calor en mis hombros y mi cuello y una sensación de vacío en mi abdomen, tengo como ganas de llorar-

Sujeté fuertemente la curva formada entre las piernas y la cadera de mi amado niño y comencé a penetrarlo sin reservas, cada vez más rápido, cada vez más directo hacia el punto que le producía placer.

Estire mi mano y atraje su rostro hacía a mí, sin dejar de penetrarlo con el ímpetu que lo hacía, lo comencé a besar y a explicarle:

-Es el orgasmo, ¡es tu primer orgasmo! y lo estas teniendo entre mis brazos.-

Comencé a quejarme como loco, yo también estaba llegando al clímax.
Era tan delicioso sentir su calor y su estreches y tan reconfortante saber que yo era el hombre al que había privilegiado con su amor.

Entre gemidos ahogados y respiración entrecortada, nos corrimos al mismo tiempo, mientras nos gritábamos ahogadamente el amor que sentíamos el uno por el otro.

Me quedé quieto, armonice mi respiración y fui saliendo despacio de su interior, retirando con un desechable el preservativo. Yo lo sujetaba por la cintura con una mano, lo fui recostando despacio boca abajo sobre el colchón, con algunas toallitas húmedas lo fui limpiando.

Él sonreía y me miraba con esos profundos ojos verdes, yo pensé que no existía una felicidad más grande, hasta que él a punto de dormirse me dijo:

-¡Erick, te amo!-

Yo empecé a besarlo y a darle caricias y cariño, mientras le decía:
-¡Si tú me amas la mitad de lo que yo te amo a ti, seremos felices para siempre!.-

Él sonrió satisfecho y se fue quedando dormido, yo lo atraje lo más que pude a mi cuerpo y me dormí a su lado.

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