Capítulo 9
"El viaje al paraíso"

Narra *FRANCO*

Fue solo un momento en el que nos descuidamos, al regresar ya no encontramos ni a Erick ni a su amor, los empezamos a buscar, lo habíamos prometido. Byron llegó y toco a la puerta del baño de su habitación y como siempre ese niño impetuoso no espero respuesta y solo empujó la puerta. Allí estaba Ángel-kun parado, con los brazos entrelazados al frente y llorando. Erick estaba recostado sobre la pared del fondo, con los brazos apoyados en sus piernas que estaban recogidas. Sabía que mi amigo no estaba bien, sabía lo difícil que había sido llegar hasta este punto.

Byron tomó a Ángel, lo llevó fuera, yo me apresuré al lado de mi amigo y aunque sabía que era algo tonto le pregunté cómo estaba. Yo sabía cómo estaba, he estado como él durante un poco más de dos años.

Estaba a punto de ayudar a levantarse del suelo a Erick cuando Byron entró diciéndonos que Ángel se había ido. Erick con voz angustiada me dijo:

-No soy capaz de ir tras él, no soy tan fuerte. Por favor Franco, llévalo tú a su casa, yo me iré a la mía, necesito tranquilizarme un poco.-

Me arrojó las llaves del jeep, fui de prisa a buscar a Ángel, iba camino abajo rumbo a su casa, en sus ademanes notaba que secaba cada tanto sus lágrimas; yo sabía que tampoco él estaba bien, lo cual fue más evidente cuando estuve a su lado y al voltear vio que el conductor del jeep no era su amado.

En ese momento tomé con fuerza mi celular, iba a llamar a Erick, él tenía que venir acá, él tenía que remediar la tristeza de este niño. Pero ya se había pasado por tanto, ya faltaba tan poco, solo dos partidos más y una semana entera de exámenes finales y luego.... "el paraíso para estos dos enamorados".

Le dije que subiera, que lo llevaría a su casa, si él me decía que no, yo le diría que igual iría detrás de él hasta saber que llegó a salvo a su casa, pero no hizo falta, él solo subió. Quería buscar las palabras correctas, las palabras mágicas para aliviar un poco el sufrimiento del Ángel y se me ocurrió, lo mejor era mostrarle con evidencias lo mucho que él significaba para Erick. Le mostré las fotografías del grupo, el antes y el ahora de Erick. Yo lo notaba en Ángel, era un chico muy inteligente y muy deductivo, no hacía falta que se lo explicara con lujo de detalle, él lo sabría, lo notaria. Y así fue, nunca me esperé la reacción que él tendría, creo que el darse cuenta le removió el piso. Sé que a partir de ese momento estarían bien.

No me equivoqué, el domingo terminó y ya estábamos todos en el jeep, a punto de llegar a la casa del "Ángel de mi amigo", el niño ya estaba parado frente a la puerta de su casa esperándonos, Erick estaba en shock, solo lo veía, ese chiquillo llevaba el cabello estilizado, iba bien arreglado y yo sé que no me correspondía a mí, pero había que darle crédito, olía tan bien. Lucía una sincera y coqueta sonrisa. Observé a mi amigo y estuve a punto de ponerle la mano bajo la mandíbula para procurar cerrar su boca, pero no hizo falta, su "Ángel de la guarda" lo saludó muy contento y Erick le respondió con una sonrisa que no cabía en su rostro. Luego saludo a todos y así comenzó esa semana.

Henos aquí otra vez, ya pasados los finales, ya terminado el campeonato que por cierto ganaron los de tercero. Estábamos frente a la casa de Ángel que subía las cosas que llevaría al viaje, su madre nos aconsejaba y nos recomendaba a su amado niño y a él le hacía una lista de cosas que no debía olvidar. ¡Tenían ojos tan semejantes!, si tomáramos fotografías únicamente de sus ojos y las colocáramos una a la par de la otra, no sabríamos decir de quien eran, si del hijo o de la madre.

Llegamos a una gasolinera que estaba casi a las afueras de la ciudad, allí Lucy y Mery nos esperaban en su vehículo, Diego ocupó el asiento de atrás, él viajaría con ellas y así comenzó nuestro viaje de 4 horas y media. Claro, se nos hizo más tarde, porque parábamos constantemente, que por golosinas, que por tomarnos unas fotos, que por contemplar el paisaje, que porque los médicos recomiendan que cuando se hacen viajes largos, se deben tomar descansos para estirar las piernas y despejar la mente.

Yo me moría por llegar, ese era un lugar que ya conocía, viajábamos constantemente con Erick y su familia a pasar los descansos largos. Pero estaba seguro que ni el "Ángel de mi amigo", ni Byron, ni Diego, habían visto alguna vez un pedazo de cielo como al que llegaríamos. Y así fue, los primeros en salir corriendo fueron los dos niños que viajaban en el jeep, de ellos y Diego solo se escuchaba admiración, sus ojos no les alcanzaba para contemplar tanta belleza.

Erick y yo comenzamos a bajar las cosas, las llevamos dentro del bungalow y empezamos a distribuirnos las habitaciones. Las chicas ocuparían uno, yo creo que nadie lo sabe y lo ha notado, pero ellas son pareja. Yo ocuparía otra habitación, Byron y Diego la otra y cuando le dijimos a Ángel que si compartiría la habitación con Erick, este solo se puso serio, fue a la cocina y empezó a tomar agua muy rojo. Byron fue a su lado y se secretearon por unos minutos, luego volvieron a acercarse tomaron sus cosas y las entraron a las habitaciones que ocuparían, no sé qué le dijo Byron a ese niño, pero lo convenció.

Ya instalados, nos dirigimos todos a la playa, llevábamos todo para hacer una fogata, pasar el resto de la tarde allí.

La estábamos pasando muy bien, todos reían, yo no, yo fingía. Si estaba feliz por mis amigos, Diego ya había encontrado la paz, Byron seguían siendo su apoyo, Erick volvió a sonreír gracias a su "Ángel de la guarda" y ese niño el día de hoy estaba viviendo en el paraíso. Pero, yo sentía una profunda tristeza en el alma, el amor es muy traicionero, yo vi cuando venía, traté de esquivarlo, traté de huir de el, pero no me dejó en paz hasta meterse por debajo de mi piel y tan profundo en mi ser, un amor imposible, un amor que se convertiría en el más bello sueño de mi vida, pero solo sería eso, un sueño.

Erick me hizo una señal, yo comprendí y me levanté de la arena, mi amigo les dijo que iríamos por refrigerios.