Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

En un oscuro callejón sin salida

Estación de policía
Mexicali, Baja California.
0900 horas del 11 de marzo de 2023

Para el comandante Ramirez la mañana estaba siendo atípicamente tranquila a pesar del ajetreo habitual de la comisaría y la contingencia vivida gracias al maldito criminal que aún ni siquiera habían logrado identificar.

Ya había pasado más de una semana desde el cuarto y último homicidio del asesino en serie y eso, en cierta forma, le hacía más fácil la existencia a los agentes del orden pues el caso Ángel de la Muerte se estaba convirtiendo en un dolor de cabeza monumental debido a que la prensa no dejaba de meterse donde nadie la estaba llamando. Desde que apareció el primer cadáver había transcurrido ya un mes y medio y en ese período de tiempo fueron sancionados varios agentes por venderle información confidencial a los zopilotes que se hacían llamar periodistas. Y cuando cosas así sucedían los del alto mando presionaban a los investigadores para ponerle fin rápidamente al asunto en aras de evitar dañar la imagen del municipio y el estado.

No obstante, de momento tan desagradables personajes no se habían manifestado. Quizá porque incluso para ellos era obvio que no trataban con un asesino cualquiera. O tal vez estaban esperando que pasaran más días antes de abrir el pico para reclamar avances y despedir gente. A fin de cuentas no era un secreto para nadie la falta de evidencia vinculante al delincuente. Aunque nada de esto le quitaba la rareza a la ausencia de reacción por parte del alcalde de Mexicali o la gobernadora de Baja California.

No sé por qué las víboras andan tan calladas pero seguro es que más temprano que tarde van a venir a regar su veneno en mi jurisdicción. Y si me joden mucho les voy a cortar la cabeza de cuajo. A mí no van a meterme presión ni quitarme el condenado caso, pensó mientras revisaba la documentación recolectada del caso intentando ver si se había pasado algo por alto.

Totalmente en vano. No estaba leyendo nada que no hubiera sido leído ya en más de una ocasión.

Su determinación era admirable, sí, pero, ¿lograría llegar al fondo del asunto? Una incógnita cuya respuesta todos deseaban que fuera un sí.

―Permiso, jefe, ¿puedo pasar? ―Habló Meneses, uno de los investigadores a cargo del dichoso caso, asomando su cabeza por la puerta de la oficina de Emiliano.

El experimentado comandante dejó el expediente a un lado de la mesa y se acomodó en su silla antes de invitar a pasar al subordinado.

―¿Qué te trae por aquí, Alejandro? ¿Alguna información del caso? ―Cuestionó apenas el otro se sentó en el sitio correspondiente.

El agente hizo una mueca que denotaba incomodidad. En realidad la información no era otra más que malas noticias y sabía que eso le iba a amargar el humor al jefe. Y el jefe malhumorado y amargado era algo que había que temer.

―Volvió a matar a otro ―fue lo que dijo y el golpe al escritorio por parte de su superior no se hizo esperar.

―¡Me lleva la que me parió! ¡Maldito psicópata del demonio! Ni siquiera quince días de tranquilidad me permite tener ―espetó quejándose. A él le hubiera importado un carajo no poder agarrarlo si se hubiera conformado con las primeras cuatro víctimas. Pero no. Al jodido asesino no le bastó matar a cuatro y quedar en libertad. Tuvo que ir a por la quinta víctima y tuvo que hacerlo dentro de su jurisdicción. Un completo imbécil porque este nuevo asesinato acabó con cualquier posibilidad de darle carpetazo al caso. Y ahora se iba a empeñar en joderle la existencia a quien fuera el responsable de los homicidios. ―Dime que esta vez sí encontraron algo en la escena del crimen por favor ―pidió pasándose las manos por el cabello canoso en un intento por conservar la calma y bajarle al alteramiento de su ritmo cardíaco.

―Recién hace media hora que encontraron el cuerpo. Aún no tengo mucha información de la evidencia recabada pero, según la valoración preliminar de la forense que levantó el cuerpo, la data de la muerte es entre las diez de la noche de ayer y las tres de la madrugada de hoy. Ya el occiso está en la morgue esperando a que le hagan la autopsia así que posiblemente después del horario de almuerzo ya esté hecho el informe y sepamos de qué manera murió la víctima aunque por lo que ví se metió un tiro él solito ―comentó el joven agente de treinta años con una mueca de desagrado.

Claro estaba que la escena del crimen no iba a ser un jardín lleno de rosas y que el cadáver iba a ser algo difícil de ver. Sin embargo, nadie lo había preparado para ver a un hombre de su edad y misma complexión física con los sesos afuera, el cuerpo lleno de hematomas, sin dedos en las manos y con el aparato reproductor metido en la boca. Sentía nauseas solo de recordarlo.

―Está pálido, agente. ¿Se encuentra bien? ―Cuestionó el comandante con auténtica preocupación buscando una botella de agua en las gavetas de su escritorio.

Era consciente de la inexperiencia de este agente en particular. Hasta hacía apenas tres meses trabajaba en una estación de un pueblo olvidado donde lo peor que podía pasar era que alguien se robara una tiendita. Y haber sido trasladado a una ciudad como Mexicali donde habían crímenes que resolver todos los días era algo a lo que le iba a costar acostumbrarse.

―Sí, sí. No se preocupe, comandante. Es solo que no me hizo bien recordar cómo dejaron al muerto. Con este ese animal se ensañó, creáme. Cuando vea las fotos del informe forense me dará la razón ―aseguró aceptando el agua que le fue brindada.

―Te falta mucho camino por recorrer, chamaco. Ya en medio año o un poco más te habrás acostumbrado a ver cuanta atrocidad el diablo incita a que los criminales hagan ―hizo una pausa ―o habrás renunciado a tu puesto.

No mentía.

―O me habré tirado de un puente ―bromeó o al menos intentó hacerlo.

La verdad era que sería complicado para él lidiar con lo que conllevaba su trabajo en Homicidios.

El comandante lo comprendía. Todos en la policía fueron como Alejandro. Incluso él.

De repente el teléfono fijo comenzó a sonar. Una y otra vez. Insistentemente.

―Comandante Ramírez al habla ―dijo tomando la llamada de mala gana.

―Hola papá ―escuchó decir a su interlocutor.

Esbozó una sonrisa.

―Ann ―pronunció el nombre de su hija sorprendido aunque, también, un poco molesto. ―Te dije que no me puedes llamar cuando estoy trabajando. La linea debe estar desocupada por si surge cualquier eventualidad ―la regañó sin importarle estar acompañado.

Fue audible para él la risa descarada de su criatura.

―Te estoy llamando en plan profesional ―explicó. ―Me asignaron la autopsia del cadáver que encontraron hace una hora y quería preguntarte si necesitas que vaya personalmente a la estación para exponer el informe médico-legal o si con subirlo al sistema ya es suficiente. Al parecer Julián se va a jubilar este mes y voy a ser la forense que se encargue del caso a partir de ahora.

―No me gusta nada que te den el caso. No porque dude de tus capacidades sino porque es un caso bastante delicado y trabajar en él podría incluso ser peligroso ―replicó molesto con los jefes de Medicina Forense. ―El asesino ya ha matado a cinco personas si contamos esa que tienes en la mesa esperando para ser picoteada, Ann. Me preocupa que se filtre tu nombre a la prensa y ese maldito te haga algo ―confesó mientras despachaba con un gesto al agente Meneses que seguía escuchando la conversación como vieja chismosa.

―No te preocupes, papá. A mí nada me va a pasar ―aseveró. ―En dos horas nos vemos en la comisaría para comentarte mis hallazgos. Te quiero ―añadió y, sin darle oportunidad a replicar, colgó.

Su hija era tan necia y tozuda como él mismo. De eso no tenía ni la menor duda.

***

Estación de policía

Un par de horas más tarde…

Faltaba poco para el mediodía cuando la doctora Ramirez aparcó afuera de la estación de policía donde su padre trabajaba. En el recorrido desde la entrada a la sala de reuniones, donde sabía que ya la esperaban, muchos de los policías veteranos la detuvieron para saludarla y preguntarle cómo le iba en su trabajo como médico forense. La mayoría porque la conocían desde que era una niña y el resto por pura necesidad de chisme. A todos les respondió lo mismo.

Para el momento en que logró entrar a la sala en el ambiente se respiraba tensión. También miedo, morbo y curiosidad.

―Hola a todos. Perdón por la demora pero no quería pasar ningún detalle por alto antes de escribir el informe. Espero no haberlos hecho esperar demasiado ―comentó ofreciéndole a su padre la carpeta donde había guardado las tres hojas escritas a toda prisa un rato atrás.

Emiliano asintió con la cabeza y se dispuso a leer lo escrito. Como era lógico, no entendió ni media palabra. Parecía que su hija había escrito el informe en árabe. Pero lo que sí vio bien fueron las fotos que mencionó Meneses horas atrás. Y tuvo que darle la razón en cuanto a que resultaban impactantes.

Uno a uno todos los presentes fueron hojeando el reporte. Por supuesto, lo único en lo que se fijaban eran las fotos. Sabido era que los médicos escribían en un idioma que solo era comprendido por los trabajadores de farmacia. Intentar leer algo de lo escrito ahí era una perdida de tiempo. Al menos hasta que alguien se encargara de teclear lo escrito para poderlo imprimir. Sin embargo, dada la naturaleza de la situación Emiliano creía que era más conveniente efectuar la reunión con celeridad. En casos como este cada segundo, minuto, hora y día era preciado.

Además, por su mente aún rondaba la filtración a la prensa del anterior informe del SEMEFO. Prevenir que el suceso se repitiera era su principal prioridad. Después de todo, que fuera su hija la forense a cargo del caso iba a resultarle conveniente. O no.

―Ya puedes empezar con la exposición ―le indicó a la doctora especialista en Medicina Forense.

En respuesta obtuvo un asentimiento.

La joven entonces encendió el proyector previamente colocado en un lugar ideal, tomó el puntero que había llevado y se preparó para comenzar a exponer el reporte ante la atenta mirada de su padre y ocho investigadores más. Todos y cada uno de ellos metidos hasta el cuello en el caso. Aunque el elevado número de detectives de homicidios no había servido de mucho por el momento teniendo en cuenta que estaban en un oscuro callejón sin salida si de avances se trataba.

No obstante, Ann poseía valiosa información que aportaría una luz de esperanza a la estancada investigación policial.

―Para empezar reitero mi saludo a cada uno de los aquí presentes ―inició obteniendo un asentimiento general. ―Creo que está de más recordarles que la información que estoy a punto de brindarles es de carácter confidencial así que voy a saltarme esa parte e iré directamente a aquello que considero más relevante ―añadió y esas palabras fueron suficientes para despertar la curiosidad del resto. ―Como ya saben la víctima es un hombre relativamente joven, de piel blanca, cabello negro lacio, ojos color café y complexión física atlética, que fue hallado en el interior de un almacén abandonado en las condiciones que se muestra en las fotografías proyectadas, que también constan en el expediente como evidencia ―aclaró señalando cada una de las fotos para hacer énfasis en un punto en particular. ―En la escena del crimen se encontraron una pluma de cuervo, una nota y dos bolsas de nylon ubicadas a un par de metros del lugar donde se encontraba el cadáver, una contenía material biológico: nueve de los diez dedos de las manos del occiso; y la otra los documentos del fallecido. Gracias a estos documentos se pudo identificar correctamente al sujeto como Raúl Pérez Montiel y se procedió a avisar a sus familiares del suceso tal como lo indica el protocolo. Posteriormente fue realizada la necropsia y se analizó el material biológico hallado en la escena del crimen, incluido el pene introducido en la cavidad bucal de RPM, obteniendo resultados que, creo, podrán arrojar un poco de luz al panorama de la investigación ―comentó en un tono bastante esperanzador. ―Se confirmó que la muerte tuvo lugar en algún momento entre las diez de la noche de ayer y las tres de la madrugada de hoy pero la mutilación del cadáver fue realizada post-mortem así que deduzco que el culpable debió salir del almacén entre las cuatro y las cinco de la madrugada tras acabar con su macabra obra de arte pues el cuerpo fue encontrado a primera hora de la mañana. También es importante señalar que la escena del crimen y el modus operandi coinciden completamente con cuatro crímenes previos llevados a cabo en los últimos dos meses lo cual confirma la teoría de un posible asesino en serie. Aunque, en realidad, no es él quien les quita la vida sino que les tortura y hostiga hasta el punto en que pierden la razón y deciden suicidarse. Por eso oficialmente la causa de la muerte es el suicidio. Sin embargo, salta a la vista que la víctima fue torturada en horas previas al deceso. Los hematomas esparcidos a lo largo de su tórax y rostro lo demuestran. Por ende, se abre la investigación por el delito de tortura e inducción al suicidio en contra de quien resulte implicado ―explicó recordando lo dicho por su jefe antes de salir de la morgue legal. ―Ahora, lo verdaderamente importante es que se halló ADN que no pertenece a la víctima debajo de las uñas de los dedos y que fue aislada una huella dactilar parcial en la nota dejada junto al cuerpo. Además, en la escena se encontró un cabello no perteneciente al occiso cuyo ADN coincide en un noventa y nueve porciento con el hallado debajo de las uñas. ¿Qué quiere decir esto? Que el instigador o asesino se descuidó creyendo que no cometería errores y se equivocó ―concluyó y en ese preciso instante los rostros de cada uno de los espectadores mostró algo que ya creían extinto: el rayo de la esperanza.

No era mucho lo descubierto pero al menos era un avance en comparación a lo arrojado por los informes anteriores. Después de todo, la inclusión de la doctora Ramirez en el caso había tenido buenos resultados. Y ahora era el turno de los detectives para aportar nueva información que llevara luz a la investigación y los sacara del oscuro callejón sin salida donde llevaban metidos casi dos meses.

Nota de autora:

¡Hola! A partir de hoy habrán actualizaciones cada semana. Espero que la historia te esté gustando.

¿Qué te pareció el capítulo? Leo tus comentarios (⁠•⁠‿⁠•⁠)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro