Me quedé pensando, tratando de encontrarle algún sentido al amor mientras iba recorriendo las calles de Cebrica, siendo una mañana lluviosa. A pesar del cielo nublado el ambiente tenía mucha iluminación, pues los rayos de luz se colaba por pequeños agujeros entre las nubes, más la luz artificial de las farolas, los auto-móviles y las casas. Llegué a mi hogar, abrí la puerta y vi a Kerfuffle dormida, cubierta con su manta. Me acerqué a ella, acaricié su hermosa melena y la desperté con un beso en la frente.

—¿Cariño, eres tú? —preguntó adormida.

—La verdad no estoy seguro —respondí mientras ella se acomodaba para que me pudiera sentar.

—¿Cómo que no estas seguro? —su rosto expresaba confusión.

—Mi sueño, ya no tiene sentido —le dije.

—¿De qué estás hablando?

No alcancé a responder por el ruido de alguien tocando la puerta, volteamos y estaban Pazuzu viendo desde la puerta que olvidé cerrar.

—¿Hoy no tenías que trabajar? —pregunté.

—Pues sí, pero toda la noche estuve perfeccionando mi inventó y creo que finalmente volará y ya a estas alturas me da igual lo que ocurra con mi trabajo.

—Y quieres que te ayude, ¿No?

—Si no es mucho pedir —. Vi a Kerfuffle y ella me sonrió.

—Vamos.

Salimos del departamento, cerré la puerta y en medio de la lluvia fuimos corriendo a la sabana, aunque tuvimos que esperar a que parará la tormenta para empezar con los intentos. 

Trabajamos durante todo el día, por cada intento fallido anotábamos las condiciones de vuelo y nuestras teorías de la posible falla, a la par que íbamos perfeccionando el diseño. Era una tarea pesada pero los dos estábamos emocionados y motivados, pues ambos confiamos en nuestros conocimientos.

—¡Intento treinta y cuatro! —grité a la par que mi amigo se montaba en el vehículo y lo prendía. El vehículo agarró impulso y parecía que iba a ser otro intento fallido pero en eso empezó a tomar vuelo y se elevó un poco. Aterrizó de forma suave y mi amigo fue corriendo a verme; preguntó emocionado:

—¿Cuánto tiempo me mantuve en el aire?

—Cinco minutos y te elevaste un estimado de 10 metros.

—Hagamos otro intento, pero quiero que seas tú quien lo conduzca.

Me subí en el vehículo y lo activé, este empezó a moverse y poco a poco ganó altitud para luego surcar los cielos. Perdí la noción del tiempo que volé, pues estaba más enfocado en sentir el choque del viento en mi cara, a la vez que veía algunos edificios cercanos, teniendo mucho cuidado de quedarme en la sabana pues iba a una baja altitud. El aterrizaje no resultó tan bien: no logré controlar bien el vehículo y me estrelle en seco contra el suelo, quedando bastante aturdido por el impacto.

Mi amigo fue corriendo a ayudarme, me arrastró y me colocó lejos de los restos del invento.

—¿Estás bien? —me preguntó bastante preocupado.

—Te parece que estoy bien —respondí bastante adolorido mientras me levantaba.

—¿Necesitas ir al hospital? —decía al ver algunos golpes y cortadas en mi cuerpo.

—Perdón por destruir tu proyecto —hable algo apenado.

—Da igual, se puede reconstruir —su voz era calmada—, ahora lo que me preocupa es que te encuentres bien.

—No te preocupes por mí, no tienes motivos para ello.

—No digas tonterías —empezamos a caminar de regreso a la ciudad— ahora vamos a que te revisen.

Llegamos al atardecer a uno de los hospitales de la Región Sur, luego de que evaluaran mis heridas consideraron que me quedará una noche en observación. Mi amigo se quedó a mi lado todo el tiempo y entrada la noche, se durmió en un sofá que se encontraba en la habitación. Me quedé despierto a altas horas de la noche, sin poder conciliar el sueño por el dolor que sentía pero luego de un tiempo me dormí.

Desperté, pero ya no estaba en donde debía estar pues las paredes eran de piedra cincelada, en vez de ladrillo blanco. Salí del lugar y en el pasillo me encontré cara a cara con la alicornio de fuego pero está vez ya no iba a escapar.

—¿Quién eres tú? —le pregunté con curiosidad en mi voz.

—Así que ya no me tienes miedo, ¡Ja! Y yo que creía que eras igual de débil que tu padre —hablo con sarcasmo.

—¿Mi padre? ¿Qué sabes sobre él?

—¡Es un idiota! —gritó con una voz tan fuerte que hasta movió mi pelo—. Quería quitarme del poder luego de que exilie a mi hermana, pues no le pareció justo lo que hice.

—¿Y porqué le hiciste eso a tu hermana?

—Esa debilucha pensó que podía revelarse y tratar de derrocarme, pero nunca pensó que yo también tenía un lado oscuro —se quedó pensando con una sonrisa bastante tétrica —. O debería decir, quemante.

—Pero, ¿Porqué mi padre se metería en tal lío?

—Tu padre tenía sentimientos equivocados por la princesa equivocada, pues tales emociones debían de ser sólo para mí —me quedé muy confundido con esa última frase.

—¿Puedo preguntar quien eres en realidad?

—Será mejor que lo veas por ti mismo —la alicornio de fuego empezó a emitir un brillo muy alto y cuando este se apagó ella había cambiado: ahora su cola y cabello de fuego se hicieron de color arcoíris, además tenía un Sol en los flancos.

—¿Quién eres tú?

Desperté de golpe, pues me había caído de la cama, causando que mi amigo también se despertará de un sobresalto.

—¡Ay! —gritó sorprendido.

—Creo que, acabó de descubrir algo —le dije desde el suelo con una voz adolorida.

—Si te refieres al piso, ese ya fue descubierto hace mucho.

—Necesito investigar mi pasado.

Me dieron de alta y fui a un archivo el cuál tiene un registro de la gran mayoría del pasado de Cebrica, incluso de la época en la que vivíamos en Equestria. Si había algún rastro de mi pasado tenía que estar ahí. Mientras caminaba por las calles iba pensando en aquella alicornio y en todo lo que sabía de Historia, dándome cuenta de que me faltaba información de varios momentos históricos; he dependido demasiado de mi memoria y eso provocaba un sesgo de información importante.

Al llegar al archivo empecé a buscar todo lo que se relacionara conmigo: notas de periódico antiguas, algún texto histórico que me mencionara, cualquier cosa en la cual saliera mi nombre y el de Celestia. Pasadas algunas horas encontré un libro muy similar al que me dio Kerfuffle, pero era más grueso y al leerlo me di cuenta que tenía una información que no estaba en el otro, no solo la parte de Twilight Sparkle sino más cosas de la historia de Equestria:

"[…] Durante la noche trágica, la Princesa Luna se convirtió en Nightmare Moon, empezó a odiar a su hermana por el mal trato que esta daba a los científicos, pues estos empezaron a cuestionar su importancia y poder siendo las cebras las que más estaba sufriendo, además de tener celos y envidia acumulada […]"

—Eso explica el odio de varios contra Equestria… —pensé en voz alta y continué.

"[…] en la batalla de el Castillo de las Dos Hermanas no se vio en ningún momento a Celestia, en su lugar estaba peleando una alicornio con colmillos, melena y cola de fuego, además de un Sol negro en sus flancos […] se hacía llamar Nightmare Star […]"

—Que nombre tan original; espero que haya algo de mi padre más adelante.

"[…] Nightmare Star había desterrado a la alicornio de sombras […] Celestia empezó a cazar a todas las criaturas que la cuestionasen y destruir todo lo que haga mención a su alter ego […] No se supo nada sobre el paradero del Maestro Constructor Cebra ni de su hijo..." 

Y ahí terminaba el libro, habiendo solo una mancha de sangre seca en la siguiente hoja. Estaba bastante confundido con la información: Celestia tuvo un hijo y este desapareció, y ahora entendía del porque se busca la destrucción de Equestria. Pero no me decía nada sobre mi padre y que había sido de él, e incluso llegué a pensar que yo era tal hijo perdido…

Salí del archivo ya entrada la noche y quise volver a ver a Nibiru pues necesitaba desahogarme. Fui recibido de muy buena manera, pues al ver que no había comido me hizo una pequeña pizza artesanal y una sopa de estrellas. Me quedé dormido en el sofá, de nuevo, y en mis sueños empecé a recordar algunos hechos de mi vida: desde un momento en el cual abordé un enorme barco de madera y una cebra de nombre Éon me enseñó carpintería y construcción; hasta cuando creé uno engranaje con forma de dos cruces cruzadas, siendo este el dibujo de mis flancos.