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31

No pienses ni por un momento
Que en mi silencio te quiero menos
No creas que por qué me alejo no
Lo siento aún más cerca. No dudes de
Que todavía eres eso que habita en
Mi pecho. Eso que llama mi boca
Cuando callan. Eso que busca mi
Alma cuando se siente perdida.
— Brandon.

Tristán

Volví a sumergirme una vez más, estiré mi mano y comencé a nadar, lento y suave, tomaba aire de vez en cuando, cuando llegue al otro extremo me sentía agotado, la falta de aire y la leve punzada del pecho me indicó que era suficiente por hoy.

Me fui directo a las regaderas quería darme prisa y pasar por la oficina antes de ir a casa. Aunque era sábado y no se trabajaba quería revisar unos papeles, no urgían pero me ayudaban a estar con la mente ocupada.

Dos horas más tarde mi teléfono vibro.. de nuevo Sara! Lo dejé a un lado y vi la entrada de un nuevo mensaje de buzón de voz. Ya sin pensarlo la bloqueé y quizás era infantil pero ella no entendía y realmente quería paz.

La alerta de un nuevo mensaje atrajo mi interés aunque me extraño, iba a tener que cambiar mi numero y hacerlo privado.

Respire aliviado cuando vi que era de Fernando.
-Llámame en cuanto veas esto. - Lo hice.

-¿Donde andas? - fue lo primero que dijo.

-Buenas tardes también para ti, me encuentro muy bien , que amable por preguntar.

-Anda gilipollas que te den, y bueno ya sabiendo que te encuentras bien quiero que salgamos esta noche.

-Amigo la verdad no creo que sea buena compañía.

-No, si buena compañía nunca, pero te recuerdo que eres mi único amigo y de verdad necesito salir una noche de juerga - Lo entendía pero no tenía ganas. - Se lo que me vas a decir pero entiéndeme con la niña realmente ya no tengo oportunidad de escaparme y ni hablar de mujeres y mi vida sexual.

-Amigo en verdad...

-No me hagas suplicarte, o me acompañas esta noche o tendré que contarte de lo triste que está mi amigo.

-¡No! ¡Ni se te ocurra! Esta bien - acepte sin poder evitar reírme - ¿Y que plan tienes para esta noche?

Fernando estacionó el coche y lo miré.

-¿De verdad?

-¿Que? Me lo recomendaron mucho.

-Haber seamos honestos tú no bailas eres un saco, y yo ni se diga.

-¡Lo se! Pero nunca es tarde para aprender - Lo mire con cara de incrédulo - Esta bien, esta bien, pero es un lugar tranquilo y con buena música y además aquí a Sara no se le ocurrirá buscar.

-En eso tienes razón- admití. Mire de nuevo el letrero de luces llamativa "El rincón de los Rumberos" ¡Dios! Baje del coche resignado y seguí a mi amigo.

El lugar se encontraba repleto, no se podía observar mucho, la música era vivo y se escuchaba a muchas personas cantando, aplaudiendo. Mi amigo le indicó al mesero que nos ubicara en la segunda planta, yo lo seguía mientras trataba de verlo todo. Nunca había estado en un lugar así, y reconocía que si Fernando no me hubiera traído arrastra jamás lo hubiera hecho.

La parte superior era estrecha, solo para poder caminar entre las mesas que se encontraban pegadas al borde y así poder observar la planta baja, la cual tenía un gran escenario con varios músicos, coristas y un par de cantantes que lo hacían muy bien. Al centro del salón se encontraba una gran pista dónde la mayoría de las parejas parecían de concurso por su manera de moverse, la cual era muy... muy... no encontraba la palabra correcta, solo lo podía explicar como mi madre decía "Es el ritmo de la sangre latina" Aunque de pronto el baile pudiera parecer muy candente, sexual, era realmente un arte la manera en que dos cuerpos encontraba ese equilibrios perfectos de movimiento.

El mesero nos trajo la carta, la observé y no entendía muchos de los nombres de la bebidas, Fernando estaba igual.

-Si me permiten la recomendación, nuestra bebidas de mayor demanda y gusto son la conga y el mojito -  sabía lo que era un mojito pero no tenía idea de lo que era lo otro, iba a preguntar cuando Fernando se me adelantó.

-¿Nos puede traer una de cada una para probar?

-Por supuesto- el chico anotó en una pequeña libreta y se marchó. Mire a mi amigo.

-¿Qué? No me podía decidir las dos se oyen buenas - fingió disculparse.

-Olvídalo - le dije y me concentré en observar el lugar, realmente era muy colorido y las siluetas en las paredes de parejas bailando o de instrumentos musicales destacaban bastante. no reconocía la música pero el ritmo era contagioso  voltee a ver mi amigo para comentarle lo que me parecía cuando lo vi mirando fijamente hacia la pista de baile, seguí su mirada.

Ahí se encontraba Sandy bailando, y tenía que decir que lo hacía muy bien, tarde en reaccionar cuando me di cuenta que si estaba aquí lo más seguro era que ella también estaría, sabía que en los últimos meses la amistad entre las tres se había fortalecido.

No me equivoqué ahí apareció en medio de la pista bailando con un hombre joven, los dos se movían al mismo ritmo, sentí un impulso asesino cuando vi como él deslizaba sus manos por su caderas y las movía la ritmo de la música, después fue subiendo lentamente sus manos por sus costados hasta llegar mas arriba de su cintura, entonces puso sus manos en sus hombros y la giró para que quedar de espaldas a él, se movieron lentamente al ritmo de la música y después la hizo girar de nuevo, quedaron de frente y empezaron a bailar aún con más ritmo, al final la tomó de nuevo en brazos bailaron un poco la la giro y por último la dejó caer hacia atrás sosteniendo su peso.

Tenía que reconocer que no me agradaba para nada la manera en que la tocaba, me hacía hervir la sangre y quería darle un buen par de golpes, pero no podía negar que era un baile y que ella lo disfrutaba mucho y eso... me hacía entenderlo.

La música termino y todos aplaudieron, unos rieron, otros más se retiraron y otros se quedaron a esperar la siguiente pieza.

Me giré hacia Fernando, él me miraba con precaución.

-¿En serio? -Lo cuestione - ¿Así que te recomendaron el lugar?

-¡¿Que?! De todos modos hubieras venido, en cuanto supieras que ella estaba aquí, incluso lo hubieras hecho sin mí.

-!Vete a la mierda!

De sobra sabía que lo que decía tenía mucho peso, así reaccionaba siempre. Iba a hablarle  a Fernando sobre lo que traía en mente, pero él se había puesto de pie y miraba fijamente hacia la pista de baile, sabía que lo mejor era no mirar, tenía la certeza de que no me gustaría lo que pasaba ahí... pero el impulso  fue más grande.

La música resonaba y la pista se encontraba llena de parejas moviéndose al ritmo, ahí estaba de nuevo Sandy y Paloma pero la revelación fue ver al duende, jamás me imagine que ella bailaba y lo hiciera también. Hellen estaba sumergida en el ritmo y el chico con el que estaba lo hacía muy bien, ella parecía otra, y no por su ropa o peinado si no por que no había rastro de la chica callada y tímida que siempre rondaba la oficina.

De nuevo vi a mi amigo y vi como no le quitaba la mirada. Decidí que lo mejor sería marcharme, me puse de pie para decirle lo que había decidido cuando empuje al mesero que traía nuestras bebidas,  el líquido me mojo la ropa, Fernando me miro.

-¿Esta bien señor? ¡De verdad lo lamento! No vi que se iba a poner de pie. - El chico no dejaba de disculparse.

-Esta bien, no te preocupes, fue mi culpa, solo indícame donde se encuentra el baño.

Me fui al sanitario al secarme un poco y a limpiarme las manos y el líquido que me cayo en el cuello, esto era otro indicador para marcharme.

Regrese a la mesa y no encontré a mi amigo, lo busque con la mirada y lo encontré con ellas, maldije por no haberme ido antes, entonces me di cuenta de que los cuatro me miraban, el solo marcharme ya no era una opción.

Resignado me acerque, salude a todos y se me presento a los presentes.

-Jefe que gusto, que coincidencia. - Ni ella se lo creía.

-Si, la verdad es que yo lo traje a rastras, me recomendaron el lugar y teníamos ganas de tomarnos unos tragos - En ese momento lo único que quería era matarlo, no mire hacia ella ni una sola vez, los chicos con los que estaban se marcharon a bailar con otras personas, solo quedamos nosotros cinco.

-Será mejor que nos vayamos- le dije a Fernando.

-No, el lugar y la música están de ambiente.

-Si, pero ellas vienen acompañadas y nosotros venimos a tomar unos tragos, estamos interrumpiendo su noche. - le insistí.

-No hay problema si gustan pueden acompañarnos - nos dijo Sandy.

-Les tomamos la palabra - dijo mi amigo, mire a Paloma.

-Gracias, pero yo si me retiro, disfruten su noche - me despedí y salí de ahí sin mirar atrás.

Cuando llegue a casa todos dormían,  me serví una bebida y me senté, tenía tanto que pensar, tantas emociones...






Paloma

No podía negar que cuando lo vi mi corazón estalló en una carrera loca, me imagine tantas cosas que él haría, todas menos que él simplemente se marcharía.

Lo seguí con la mirada hasta que salió del salón, pero él ni una sola vez miro atrás.

Se que yo tome la decisión, se que no podemos estar juntos, que su inseguridades nos lastiman pero aún así... me duele y mucho, además se qué hay algo más lo veo lo siento, se que el día que hablamos él me abrió su corazón de un modo que me hizo sentir amor , ternura y sentí su dolor.

Se que esa conversación nos dio un tiempo, un lugar, sentí como ese viaje le dio mucho y me alegro mucho por él, pero también empiezo a darme cuenta que con ese viaje yo.. yo me quede atrás.

Los días siguieron su curso muy lentamente para mi gusto, traté de seguir con mi vida como si él no hubiera regresado pero era difícil, aún que la distancia duele es más fácil sobrellevar la separación, me estaba planteando irme con Lu al menos por unas semanas, pero antes tenía que dejar todo arreglado y los trabajos terminados, yo no me podía dar el lujo de simplemente huir.

Por primera vez tenía ganas de ser como esas tontas de los libros que dejan que el mundo ruede mientras se instalan en su depresión... pero no yo no era así, mi depresión me hacía trabajar más que nunca.

Cerca de las cinco de la tarde, Hellen me anunció que Vivían se encontraba aquí y quería verme.

-¡Hola querida! Espero no interrumpir - me saludo con sus dos acostumbrados besos - ¿Estas muy ocupada?

-No, solo algo de trabajo diario, pero que gusto verte- la lleve a la pequeña salida de dos piezas qué hay en mi oficina y le pedí que tomara asiento.

— Si a mi también me da gusto, el día del cumpleaños de María José ya no pudimos sentarnos a conversa, y realmente quería venir desde hace días pero con los meses que pase fuera se me acumulo demasiado los pendientes.

-No te preocupes yo entiendo, por cierto ¿Como esta Nana? -

—Se puede decir que bien, tiene sus achaques de la edad, pero es una mujer muy fuerte ya la conoces, por cierto me pidió que vayas a verla.

— Si claro por supuesto, yo también tengo muchas ganas de verla.

-Es una promesa,  Bueno querida aparte de venir a verte y saludarte vine a traerte la invitación para la fiesta de cumpleaños de Tristán.

—Sabía que en unos días sería su cumpleaños, pero no tenía idea de qué fuera a festejar, él no acostumbraba hacerlo - dije algo sorprendida.

-Si tienes razón, desde que su padre y Henry fallecieron él no lo había festejado.

—Pues me da gusto saber que ha cambiado de opinión.

—Seré sincera contigo, se que principalmente lo hace Por complacernos a Nana y a mi, por qué aunque accedió se que esto no es lo que él tenía en mente.

Me gano la curiosidad y abrí la invitación, definitivamente esto no era algo que a él le gustara.

- Pero su cumpleaños no es...

-Si, tienes razón es hasta el día siguiente, pero como te darás cuenta el evento es algo más de compromiso social, así que lo dejaré tranquilo ese día para que él pueda disfrutarlo como guste.

—Comprendo, muchas gracias por la invitación pero no creo que sea buena idea que yo vaya. Como ya sabes Tristán y yo ... pues no estamos juntos y quizás a él no le agrade el que yo asista.

—Dime algo ¿Tristán se ha portado grosero contigo o  acaso tú no lo quieres ver más?

—¡Dios no! Él es un caballero, él no..

—¿Entonces eres tú quien ya no lo quieres ver más?

—No, es solo que... — como le explicas a la madre del hombre que vuelve tu mundo un caos que tú le pediste no verse más, que él me ha estado sacando la vuelta y que lo único que quisiera es poner distancia entre él y yo, por salud mental.

—Creo que solo te estoy siendo inoportuna y créeme no es mi intención.

—No Vivían, te agradesco el que pienses en mi, se que después de que mi madre murió tu siempre has estado pendiente de mi...

-No querida, no quiero que te sientas presionada. ¿Sabes que? Solo piénsalo y si lo crees conveniente te veré ahí.

—Maldita sea — tome la hoja del diseño las estruje y la tire. El mal genio que me acompañaba en los últimos días parecía incrementar conforme se acercaba la dichosa fiesta.

Y mi mal genio no solo me molestaba a mi, ya les había tocado un poco a Hellen y Jacob.

Por qué no era fácil tomar una decisión, sabía a ciencia cierta y estaba segura de que lo correcto sería no ir, mi cabeza no dejaba de decírmelo, pero mi corazón me decía lo contrario, ¡Soy una maldita mazoquista!

Sintiéndome aún más frustrada me deje caer en mi silla, mi teléfono sonó, lo mire con mala cara y lo dejé sonar, pero inmediatamente entro de nuevo una llamada,

—Hola Lu.

—Hola princesa, ¿Como estas? ¿Todo bien?

—¡De maravilla! — respondí con sarcasmo.

—¡Ya veo! Aún está en la disyuntiva de tomar la decisión de la fiesta.

—¿Pero... como..? Como la palma de tu mano — respondí sintiéndome molesta.

—Me gustaría poder decir que si, pero no, Vivían me llamo para invitarme.

—¿Entonces vas a ir? — pregunté muy desconcertada.

—No lo se, dime ¿Tu irás?

—¡No lo se! - me queje.

—¿Que es lo que no sabes? — me cuestionó.

—Eso que no lo sé, se que no debería ir, que es lo correcto.

—Pues simple no vayas.

—Pero si soy honesta me muero de ganas de verlo, y antes de que me digas que yo tome la decisión de que termináramos y que estoy loca y que soy voluble eso ya me lo he dicho yo, pero aún así me gustaría ir solo por verlo.

—Pues entonces solo ve — bufé — Haber princesa se que tu sola te contradices, se que la razón y el sentimiento no se ponen de acuerdo, pero no crees que en esta ocasión lo mejor es acudir y verlo, aunque te arrepientas después, que solo estarte preguntando que hubiera pasado y estar arrepentida de no haber ido.

—Si tal vez tengas razón.

—Se que la tengo, como también para mi no fue fácil tomar una decisión, Tristán como amigo es único, nunca voy a olvidar que cuando más necesite él y Fernando me ayudaron, que hoy tengo la empresa que fue de mi padre gracias a ellos. Pero como tu hermano tengo ganas de romperle la cabeza.

—¡Lu!

—Así que... yo si voy a ir, se lo debo y además me gusta el chisme, y lo quiero ver por mi y no que me cuenten.

-¿Están seguros de esto? - volví a preguntar .

-¡Que si! - me respondieron al unísono.

¡Dios! Están nerviosa, insegura... comencé a morderme el pulgar de la mano derecha, sentí la mano de Hellen en mi hombro.

—Imagínate si tú estás nerviosa como me siento yo, solo quiero salir corriendo de aquí y esconderme en mi casa — termino en un susurro.

—¡Ahh no! Eso si que no — Jacob nos miro a las dos — Las dos son mujeres hermosas, independientes y fuertes hemos logrado una empresa pequeña pero que va prosperando, no creo que una fiesta sea más que eso— sonreí tenía razón.

—Hellen— la llamó Sandy — Se que no es tu manera habitual el traer ese tipo de vestido straple y que el maquillaje y peinado lo sientas demasiado pero créeme te ves hermosa, ese tono azul con tu color de piel y ojos te hacen lucir espectacular, ya se, ya se lo que me vas a decir, que es una fachada quizás lo de encima pero por dentro sigues siendo tu — sonreí al pensar que eso era cierto — Y tu — me apunto con un dedo  — Se que la situación entre ustedes esta rara últimamente pero donde está la mujer que puso en su lugar al famoso Arquitecto Albany y además se gano su respeto, así que vamos antes de que las lleve a rastras.

—Yo te ayudo — mire a Lu con ganas de matarlo cuando hablo —¿Que? No me veas así, sabes que tiene razón y ya deja de pensar solo disfruta la noche, te prometo que si algo no anda bien o no te sientes bienvenida nos vamos.

—¿Lo prometes?

—Con el corazón — sonreí como niña.

—Bien, ahora ven ayudarme a bajar del coche por que con este vestido que me obligaron a usar, si me obligaron — les reproche — No puedo moverme fácilmente,  lo único es que es negro y no dorado o rojo como querían.

No iba a negar que el vestido era hermoso, demasiado bello y caro pero no era mi estilo habitual, el vestido era  en corte de sirena, lo cual significa ajustado hasta las rodillas de manga larga y sin escote al frente, pero la espalda simplemente no tenía,  por lo menos hasta la cintura o un poco más abajo, unas finas tiras de piedras brillantes era lo único que cubría mi espalda y no es que cubrieran mucho, respire una vez más profundo, tomé el brazo de Lu y en cuanto puse un pie en el suelo la lluvia de flash empezó.

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