25
En caída libre llegaste a mis brazos. No en el momento justo, pero justo a tiempo. Y te sequé las lagrimas a besos, te sané las heridas con caricias, y con retazos de mi espalda te remendé las alas. Y ahí mismo te abracé hasta ahogar todos tus miedos, hasta que las alas que anidaban en mis brazos volvieron a soñar de cielos. Y una mañana, sin saberlo, te lanzaste al vuelo...
Tristán
Revise de nuevo el reloj, solo dos minutos más tarde que la última vez. ¡Maldición! Suspiro de frustración. Miro de nuevo hacia el edificio, hay máquinas, personas llegando, pero no hay rastro de ella.
Me recuerdo que tengo que ser más paciente, ¡Más! Me grita mi subconsciente, en quince días no he sabido nada de ella, ¡Quince días! Los cuales además han sido un maldito infierno.
Ella simplemente desapareció, sin darme ninguna explicación de lo que sucedió con aquel idiota ex novio, y se que no está con él por que lo he mandado seguir. Pense que al tener las placas de aquel coche había conseguido algo, solo saber que era de alquiler.
Al departamento que compartimos no ha regresado ni una sola vez, ni a su oficina, ni a la empresa, y ese par de amigos suyos son unos cabrones no ayudan en nada, no me han querido decir si por lo menos esta bien, y estoy cien por ciento seguro de que ya saben toda la historia, ¡Sobre todo ese duende salido de los infiernos!
La he buscado en todos los hoteles, ¡Nada! Incluso mande a seguir a sus socios y con ninguno esta. No tengo ni la menor idea de donde se está quedando.
Las discusiones a casi diario con ese mal amigo, por que él a hablado con ella, y aunque me jura que no sabe donde está, no le creo, además no entiende mi confusión, algo dentro de mi sabe que aquello tiene una explicación, pero al no encontrarla me vuelvo loco, y es cuando pienso que estuvo con él y me gana la rabia, si tan solo ella... ella hablara conmigo.
Me froto la cara aún con más frustración.
Y para colmo Sara, desde que entro a la empresa me acecha aún más, en las tres ocasiones se metió en mi oficina dispuesta a seducirme, pero no entiende que ya no me provoca nada ¡Nada! Ni siquiera la ves que la encontré sobre mi escritorio solo con ropa interior, solo logro cabrearme y tener que poner seguridad para llegar a mi oficina, la cual ahora siempre está con llave y tener que usar un elevador privado, no tiene ni vergüenza ni límites.
Miro de nuevo el reloj, tres minutos más.
Veo que llega un auto, pero es Albany, se dirige hacía los trabajadores.
Pienso en bajarme del coche para caminar, dar vueltas hacer algo, pero ya he visto periodistas ¡Malditos buitres! Además estoy seguro de que si me ve es capaz de irse.
Solo me queda esperar.
Mi teléfono vibra, es Sara por novena vez esta mañana, rechazo la llamada de nuevo. Entra otra llamada estoy a punto de apagar el maldito teléfono cuando veo en la pantalla que esta vez es "El mal amigo"
-Traidor - respondo.
-Buenos días, también para ti amigo - puedo sentir su sarcasmo.
-¿En que te puedo ayudar? - le digo en tono no seco.
-¿Donde estás?
-No es asunto tuyo- le digo tajante.
-Tristán carajo no vayas a montar otro espectáculo, la directiva no está muy contenta, ya hay todo tipo de rumores, ¡Piensa por favor piensa antes de actuar!
-¡Por mi se pueden ir todos al carajo!
-Si a ti te importa una mierda, pero piensa en ella, la arrastras y ella es la que sale peor parada en todo esto.
¡Maldita sea! Tiene razón.
-Solo... solo quiero verla, quiero asegurarme de que si va a venir; no haré nada, te lo aseguro.
-Esta bien confiaré en que ya no la dañarás más, te recuerdo que en tres horas tenemos la firma con los nuevos inversionistas.
-No te preocupes ahí estaré.
Termine la llamada, ya no quería escuchar nada más.
El reloj siguió su marcha lenta... Y entoces ahí aparecio, venia con paso tranquilo y sus manos en los bolsillos, su semblante distraido y triste. Abri la puerta del coche para ir a su encuentro, pero los malditos reporteros fueron mas rapidos, me debati entre la necesidad de ir por ella y protegerla de ellos... protegerla, ya no arruinar mas su vida.
Cerre de nuevo la puerta, golpeé con furia el volante. ¡Maldita sea! Es todo lo que podía hacer, si iba en este momento todo se convertirá en un circo, y nuevamente los medios harían de las suyas.
Saque mi telefono y marque a toda prisa, en el segundo timbre me respondió.
-¿Que sucede? - se escuchaba preocupado.
-Tienes que mandar seguridad a la iglesia.
-¿Por qué? ¿Que sucedió?
-¡Aun nada, pero quiero matar a todos esos hijos de puta!
-Amigo tranquilo, hare lo que me pides, pero no lo empeores, piensa en ella.
-Por que pienso en ella no he salido ni del coche, pero en cuanto apareció todos los malditos reporteros se le fueron encima.
-¡Hijos de puta! Amigo ya estoy en eso, mandare seguridad y que no les permitan el acceso.
-Por favor evita que publiquen su mierda.
-Amigo no creo que se pueda, ya de por si nos van a crucificar por negarles acceso, pero haré la que pueda.
-Gracias- susurre.
Ella parecia aun mas abatida, pero logro pasarlos, respire mas tranquilo cuando ella ingreso a la construcción y les negaron el paso a esos hijos de puta. Quería ir y solo abrazarla, pero tendría que esperar hasta que se fueran.
Fernando fue rápido, en menos de treinta minutos el área fue desalojada, aún así espere en el coche unos minutos más.
Mi teléfono vibro, en la pantalla vi el nombre de mi amigo.
-Tristán ya logre por medio de un permiso de seguridad que se mantengan alejados, le debemos una a Thorpe el se movilizó con mucha rapidez. Logramos que por lo menos en el trabajo la dejen tranquila.
Ahora, se cuánto quieres verla pero sal de ahí.
-No - dije tajante.
-Entiende no es por ti, es por ella. El día de mañana acude a la construcción con el pretexto de supervisar, eso parecerá más normal o simplemente cítala en la oficina eso sería lo mejor, Trata de arreglar tu estupidez sin testigos.
-¡Maldita sea no quiero! Necesito hablar con ella.
-No seas egoísta, imagínate lo que ella está pasando, primer día de trabajo y ya se le fueron encima y ahora tu.
De sobra sabia que Fernando tenía la razón, pero mi lado egoísta le importaba un pepino, yo solo quería verla, hablar con ella y aclarar todo.
Me sentí derrotado al saber que irme era lo mejor para ella.
-Esta bien, me marcho... pero mañana nada me detendrá.
-Se lo que te cuesta, pero por favor dale un respiro.
Colgué sin decirle a mi amigo que me marchaba, pero mandaría a Morgan a seguirla, hoy sabría donde se estaba quedando.
****
No daba crédito a lo que escuchaba, ella simplemente se había esfumado, Morgan no logro encontrarla. Mi límite había llegado al fondo ¿Como era eso posible? Él jamás me había fallado.
Trate de llamarla por teléfono varías veces sin resultado, incluso llame a su oficina y de nuevo el duende de lentes solo dijo que no se encontraba y no sabía en qué momento volvería que le daría el recado, ya sin recursos le pedí a Sandy que la citara en la oficina.
-Señor- sonó la voz de Sandy a través de la línea telefónica.
-Si Sandy, dime.
-Ya logre comunicarme con la arquitecta Villanueva y... y dice que en los próximos días ella no puede acudir a la empresa, pero... que ella concretara una cita con usted cuando esté disponible, pero que si es algo urgente me puede dar el mensaje.
¡Por supuesto que ya me lo esperaba! No me lo va a poner fácil de ningún modo! Apreté los puños y traté de respirar lento.
-¿Señor..? - Sandy estaba a la expectativa.
¡Muy bien Ángel, vamos a jugar!
-Esta bien Sandy, no hay problema.
Logre estacionar a buena distancia y donde podía ver la entrada, Fernando tenía razón a pesar de la orden de restricción aún había varios periodistas.
Y ahí llego ella, esta vez venía con paso más firme, si esta vez no la habían tomado por sorpresa, ella simplemente los ignoro y pasó de largo.
Algunos periodistas se retiraron, pero otros se quedaron en la espera.
Esperaría, total si no podía verla aquí la seguiría a su casa.
Cuando por fin logre ingresar traté de parecer lo más casual, primero fui al área de máquinas. Converse con algunos trabajadores fingí estar supervisando.
Así fui recorriendo el área de trabajo hasta que la vi, se encontraba en los pasillos subterráneos, me fui acercando despacio y pude escucharla reír, mi corazón salto ante ese sonido.
Y ahí fue donde escuché la voz de un hombre.
-Es verdad, la gente de esa época tenía la certeza que una mujer "Rolliza" como se les decía, eran mujeres sanas y mientras más curvas eran de mejor clase social, incluso la mayoría tomaba cerveza para lograr ese físico - decía la voz.
-No inventes.
-No invento, la historia no lo cuenta, incluso hay pinturas que lo prueban, ¿Aún no lo crees? No te rías, tendré que llevarte al museo para que me creas.
Ya sin pensar más me acerque, ellos se encontraban de espaldas viendo una pintura, ella negaba con la cabeza y sonreía y él... él la miraba embobado, apreté los puños.
-Buenos días - guarde mi manos en los bolsillos y trate de sonar muy casual.
Él sujeto me miro inmediatamente, mi ángel tardo un poco más en darse la vuelta.
-Señor Hamilton- su saludo fue seco, frío me acerqué a ellos.
Su acompañante, era un hombre vestido de manera informal, cabello algo despeinado.
-Ben, el señor Tristán Hamilton, dueño y presidente de la compañía...
-¿El jefe? Me imaginaba a un hombre mayor - me tendió la mano - Benjamín Cárter - le di la mano aún con recelo.
-Ben es el restaurador que se contrató - explicó mi ángel y se quedó esperando alguna respuesta. ¿Ben? Ya lo tutea, Al ver mi silencio fue directa - ¿Hay algún problema o urgencia?
-Necesito hablar contigo - me molesto su pregunta, como si no tuviera idea alguna de lo que quiero.
-Señor, como se da cuenta estoy ocupada - replicó enseguida.
-Belleza, por mi no te preocupes, yo puedo esperar - ¿Belleza? ¡Hijo de puta! Apreté aún más los puños en mí bolsillos. ¡Contrólate! Me exigí mentalmente.
-No, Ben. Señor Hamilton ya le deje dicho con su secretaria que estos días estaba hasta el tope de trabajo, que si era algo urgente me lo comunicara y yo me ponía en contacto. Así que si no es nada importante del trabajo me disculpa - se giro hacia el pintorcillo, el nos miro, primero a mi y después a ella.
-Esperare a que termines - dije apretando los dientes, esta vez no me iba sacar de mis casillas, me alejé para recargarme en la pared del frente.
-Ben prosigamos, entonces podemos trabajar a dúo.
Deje de prestar atención y me concentre en las cosas que le iba a decir, esta vez me iba a escuchar y... de pronto ella estaba parada frente a mi, por su mirada deduje que seguía muy cabreada.
-Es mejor que me diga que quiere para que se marche, es muy incómodo trabajar con espectador, solo le advierto no voy a tener ninguna conversación sobre algo personal, aún hay reporteros esperando para seguir arrastrando mi nombre, mi empresa a sufrido graves consecuencias por lo mismo.
Me quede mudo, no es lo que tenía en mente, se que íbamos a discutirlo pero me había dejado sin argumentos , además el payaso de brocha gorda no dejaba de mirarnos, ella me miraba retándome con la mirada.
-Angel - dije por fin.
-Arquitecta - me corrigió, suspire de frustración. - Angel tengo que hablar contigo - le solté antes de que me interrumpiera otra vez., su mirada se encendió, sabía la bronca que me echaría, abrió la boca pero antes de decir algo el payaso nos interrumpió.
-Disculpen - los dos lo miramos - Belleza tengo que ir a la parte superior del atrio, mientras ustedes hablan. ¿Te parece si ya que te desocupes te invito a comer?
-Ben...
-Que pena "campeón " ella ya tiene compromiso - él la miro esperando su respuesta, lo juro quería arrancar su cabeza.
-Ben, Gracias pero así es ya tengo un compromiso previo.
-Bien Belleza será en otra ocasión- se le acercó y le dio un beso en cada mejilla ¡Que hijo de puta! Ni que fuera italiano o español, tuve que recurrir al poco control que tenía, si lo ponía en su lugar agravaría más las cosas. - Será en otra ocasión, hasta luego señor Hamilton- me volvió a dar la mano, no respondí pero si le di la mano.
-¡Ahora si me vas a escuchar! - dijo mi ángel en cuanto el pintorcillo de brocha gorda salió. - Tu y yo no tenemos nada de que hablar excepto de trabajo, y eso mientras dure el contrato que tienes en tus manos.
-Angel...
-Señor Hamilton por favor! Respete mi decisión, no más. Y me marcho por que como usted dijo tengo un compromiso.
Ella se dio la vuelta otra para marcharse, instintivamente la sujete.
-Dígame si no puede entender lo que le digo, y terminemos el contrato de una vez.
Hubo algo en su mirada o en su voz... no lo se pero la solté y ella se marchó... solo la deje ir.
Paloma
Me obligo a caminar sin mirar atrás, el corazón me palpitaba con fuerza y mis ojos amenazaban con llorar, tenía que alejarme de ahí, de él.
Todo en mi ser me pedía a gritos que regresara, que lo escuchara... pero sabía que esto tenía que ser así.
¡Dios! ¿Cuánto tiempo iba a tardar esta vez en lograr dejar todo atrás? De sobra sabia la respuesta.
Necesitaba pensar en el trabajo, mientras más ocupada este mi mente, menos pensaré en él.
Acudí a la cita que ya tenía previa, era una mujer de unos cuarenta años que quería la construcción de un bungalow para visitas dentro de su propiedad, prometí entregar los planos en tres días, normalmente siempre me tomaba una semana pero el trabajo era mi mejor opción en este momento.
Después me dediqué a vagar por Central Park, me gustaba mucho su inmensidad, en este lugar se que siempre puedo perderme entre la gente, sentirme uno más como cualquiera de ellos. Me siento cansada pero me niego a volver a casa me niego a solo ponerme a llorar, aunque sienta como mi corazón se parte en dos, siempre he odiado el sentirme vulnerable. ¡Ese es el jodido sentimiento del amor!
Necesito tanto a Lu, a mi mejor amigo, a mi hermano, pero de sobra sabia que si lo llamaba dejaría todo y vendría de nuevo corriendo y el tenía que poner en orden sus asuntos que ya había dejado por mi, como también sabía que arremetería con todo, esta vez no dudaba que se le fuera encima a Tristán.
Si solo hubiera aprendido a no ser tan hermética tendría amigas para pasar una noche de chicas donde podríamos hablar mal de los susodichos.
Suspire ¡Una noche de amigas!
Y... ¿Por que no?
Saco mi teléfono, tenia que llamarlas antes de que lo pensara dos veces y me arrepintiera.
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