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Paloma

Sali de mi casa con un poco de pesar, aunque me gustaban los días lluviosos hoy no era el mejor de los días.

La pequeña empresa que habíamos logrado montar se encontraba ubicada en un buen lugar, aunque no era en las calles principales de Nueva York, pero por el precio de arrendamiento no se podía pedir mas.

Era un edificio de tres plantas, en las cuales el primer piso era de odontologos, y en el segundo había una agencia de publicidad. Nuestros horarios no nos permitian coincidir mucho, sin embargo ya nos reconociamos de vista.

Nuestra oficina se encontraba en el último piso, a Helen y Jacob no les había agradado la idea en un principio, pero a mi me había encantando, su fachada de diseño de siglo diecinueve aún se mantenia, y aunque no era un edificio muy alto me gustaba poder ver a través de los ventanales durante la noche, las estrellas que resplandecian cuando las luces de la oficina se encontraban apagadas me reconfortaban.

Cuando ingrese Helen ya se encontraba.

-Hola Helen.

-Paloma ¡Que gusto! - me abrazo. - ¿Que tal estuvo tu reunion?

-Bien, realmente creo que logre hacer progresos y mas contactos. He sabido que pronto habra un concurso para una licitación para la construccion de un edificio.

-¡Woo! Eso es muy bueno ¿Y de que va? ¿Un Hotel? ¿Escuela, oficinas empresa?

- No me dieron muchos detalles, se supone es un secreto a voces, pero igual ire preparando algo, una vez que se lance la convocotaria pondre los detalles.

-Me agrada la idea, cuenta conmigo.

Mi oficina era algo pequeña tambien, y solo consistia de unos estantes y un escritorio de madera tallada a mano que habia logrado conseguir en el mercado de pulgas, un lugar donde todo era de segunda mano, pero si buscabas a conciencia se conseguian cosas hermosas y antiguas. De hecho asi era como había logrado amueblar mi departamento, todos los muebles provenían de ahí, incluso mi pequeña biblioteca se abastecía de ese lugar.

Lu no dejaba de momestarme con eso, aunque él tambien había comprado algunas cosas ahí.

Lo unico nuevo en mi oficina era mi mesa de trabajo, en la cual había invertido mi primer sueldo.

Desde que había venido a Nueva York para estudiar nada había sido fácil, pero todo lo que tenía o había logrado era por mi propio esfuerzo.

De eso me sentía muy orgullosa.

Me enfrasque tanto en el trabajo del diseño que traia en mente que no senti el transcurso de la mañana, hasta que Helen se puso frente a mi.

-¿Pasa algo? - pregunte cuando vi que se estrujaba las manos.

-¡Si! ¡Tenemos un gran problema! - dijo alterada.

-¿Que sucede? - Helen era pequeña, delgada, rubia, ojos azules con gafas y con cara de niña, pero era muy aprensiva, tímida pero tenia un caracter muy dulce.

-¡Una tragedia! - exclamo mirando al cielo. Aunque realmente la adoraba, en ocasiones como estas sentia ganas de sacudirla, la mire esperando. - Jacob quedo de ver a un cliente en veinticico minutos en el restaurante La fayette.

-¿Y? - cuestione cuando no prosiguio.

-¡Que esta atrapado en el trafico y no va a llegar! ¿Te parece poco? — se retorcía las manos mientras se paseaba de un lugar a otro.

-Tranquila, no es muy grave el problema, ve tu en su lugar y problema resuelto.

-¡¿Qué?! ¿Te has vuelto loca? ¡Yo... yo no... ¡No! No puedo, sabes que me vuelvo un manojo de nervios, y todo se me enreda... No ni hablar. Puedo hacerme cargo de todo pero desde aqui, los clientes son de ustedes.

Suspire, ¿Cuantas veces habíamos tratado de ayudarla con eso?

-Helen...

-¡¿Que vamos hacer?! - ya estaba histerica.

-¡Helen!

-¿Por que me gritas? — se detuvo de pronto.

-Respira... solo respira, bien, ahora llama a Jacob y dile que mande a mi correo lo que le iba a mostrar al cliente, y dame el archivo lo ire leyendo mientras voy a la cita.

-Si, si ya me pongo en eso - se me quedo viendo.

-Helen solo tengo veinte minutos para llegar.

-Es verdad - salio corriendo de mi oficina.

A falta de presupuesto todos teniamos que desempeñar dos funciones, los tres nos habiamos conocido en la universidad de arquitectura y nos habiamos titulado juntos.

Jacob era arquitecto y nuestro relacionista publico, Helen arquitecta y secretaria, y yo ademas de la arquitectura llevaba el trabajo como contador.

Me puse mi abrigo, tome mi bolsa con las cosas necesarias, mire a la ventana y para mi pesar llovia. ¿Por que hoy? Vi mi abrigo y mis zapatos, mis preferidos ¡Demonios!

Tome mi paraguas junto con el archivo que me entrego Helen.

La lluvia afortunadamente era ligera, y la parada del subterraneo solo estaba a dos cuadras.

Pero al llegar a la estación me di cuenta que no sabia a cual de los restaurant de la franquicia me tenia que dirigir.

Llame a Helen.

-Paloma - respondío al segundo timbre.

-Helen ¿A cual de los restaurant tengo que ir?

-A la Fayette, ya te habia dicho.

-Si, pero a ¿Cual de ellos?

-Al del centro.

¡No! ¿Por que ese? La empresa de Tristán se encontraba muy cerca.

-¿Es-estas segura? -. Titubie aún esperanzada de que se hubiera equivocado.

-Si, la dirección es correcta.

¿Por que? No podía dejar de peeguntarme, desde que supe de su empresa siempre evite acercarme.

¡Dios tenía que ser racional! Él tenía cuatro años viviendo aquí y jamas no habiamos encontrado ni por error, asi que tenía que ser madura y seguir con mi vida, el tiempo había seguido, yo había continuado con mi vida y él... él por lo que sabía hacía mucho tiempo me había dejado atras.

Ademas era una decisición que yo había tomado y sabía que no iba a ser facil... pero no tenía idea de cuanto.

Cuando llegue al restaurant ya me esperaban.

-Señor Jones - salude - Quiero antes que nada ofrecer una disculpa ya que Jacob se encuentra atascado en el trafico y no podra llegar, pero yo los atendere en su lugar.

-No es necesario su disculpa, lo importante es que ya se encuentra aqui, le presento a mi esposa.

-Mucho gusto señora Jones, Paloma Villanueva - una señora de como unos sesenta años, muy bien conservada y de mirada dulce me dio su mano.

-¿Entonces tu eres la dueña? - me pregunto.

-Algo asi - sonreí - De hecho es una asociacion, pero se podría decir que si, soy la responsable.

-¡Vaya era muy jovencita! Pero decidida me gusta - dijo la señora Jones mirando  a su esposo.

Puse mi mayor esfuerzo en presentar el proyecto, en las circunstacias actuales dependiamos de todo trabajo que nos llegara.

-Estoy realmente satisfecho - me dijo el señor Jones - Es exactamente lo que necesito. Ustedes se haran cargo de todo ¿Cierto? No sabes cuanto detesto pelear con los trabajadores y sobre todo que no entreguen a fecha.

-Por supuesto señor Jones.

-Entonces no se hable mas.- me ofrecio la mano a modo de cerrar el trato.

-Querida te aseguro que si hacen un buen trabajo, se te abriran muchas puertas - me indico la señora Jones.

-Paloma eso ni lo dudes, el selectivo grupo de amigas de mi esposa son la mejor publicidad que puedes obtener.- lo mire extrañada y divertida por su tono de voz.

-¡Alfred! - la señora Jones le dio un golpe jugueton.

-Sabes que es cierto, en cuanto vean la remodelacion de nuestro hogar todas empezaran a encontrar defectos en las suyas y querran que el trabajo lo haga quien hizo el "Milagro"

-Bueno eso es cierto. - sonrio con dulzura, por un momento me recordaron a los señores Arellano.

Me despedi de la pareja, ellos habían insistido mucho en que los acompañara a comer y me hubiera gustado, pero tenía citado al jefe de contratistas.

Al salir a la calle vislumbre que aún continuaba una leve llovizna.

Me encontraba a cinco cuadras de la estación del subterraneo, asi que comence a caminar.

Había avanzado dos cuadras cuando mi telefono sono, me detuve para responder.

-Jacob.

-¿Aún esta en la reunion?

-No, de hecho voy a tomar el tren para regresar a la oficina.

-Yo estoy en la oficina puedo ir por ti.

-No te preocupes no es necesario.

-Pero llueve ¿Segura?

-Si, estoy a unas cuadras de la estacion.

-Bien, entonces nos vemos aqui.

Termine la llamada y guarde mi telefono. Saque mi mano de mi abrigo y quise sentir las gotas de lluvia, la brisa era aún mas inperceptible, pero segui siendo muy fría.

Cerre mi paraguas e iba a comenzar a caminar cuando me llego un rico aroma a cafe, me gire para buscar de donde provenía.

A mis espaldas se encotraba un prqueño local, y aunque casi toda la pared frontal era de vidrio, no se podía ver hacía adentro.

Mire mi reloj, y como me imaginaba tenía el tiempo justo para llegar a la cita. Mire una ves mas con pesar, pero un día de estos regresaría.

Prosegui mi camino, las calles conenzaron a llenarse de mas personas, pero aún asi me sentía mas sola que nunca.

Tristán

Mi telefono sono una vez mas, revice la pantalla y vi que de nuevo era Sara, ¡Dios! Era tan intensa. Esta era la cuarta llamada en el transcurso de la mañana.

-Sara- respondi resignado.

-Amor ¿Te encuentras ocupado? No molesto ¿Cierto? - Últimamente... demasiado. Desde que había accedido a esa locura de la boda no me la podía quitar de encima. Al parecer ya se sentía con el titulo de esposa.

-Estoy en una reunion - mentí.

-Ups, entonces sere breve, esta noche habra una cena en casa de mis padres y contamos contigo - traduccion: vamos a poner una nueva fecha para la boda.

-Sara en verdad lo lamento esta noche no puedo, ya tengo un compromiso previo.

-¿Y no lo puedes cancelar? - esa vocecita de niña de tres, era tan desquiciante, me frote la sien - Anda la vamos a pasar muy bien, y despues de la cena... mucho mejor.

-Me imagino, pero no puedo cancelar.

-Entiendo... entonces te acompaño - suspire frustrado.

En pocas palabras "Quiero meter las narices en todos lados para que noten mi precesencia como tu futura esposa"

-Sara... voy a una reunion para hacer negocios, no a socializar. Ademas solo seremos hombres.

-¿Seguro?

-¡Sara!

-Bien, bien no me hagas caso, amor es que me pongo celosa - de nuevo esa vocecita - Se cuantas mujeres andan detras de ti y...

-Sara entiende lo de las vegas fue producto de una noche de copas, si es verdad que fue muy inrresposable de mi parte, ya que te di una idea erronea, tu y yo solo compartimos noches de fiesta y sexo.

-Osito ¿Como puedes decir eso? Si es cierto, iniciamos asi, pero esto se ha vuelto mas profundo.

-Sara creo que es momento de darnos un tiempo y...

-Amor no digas eso, ya no dire nada. Mejor anda a tu compromiso y hablamos mañana - colgo sin darme tiempo de decir nada mas.

¡Maldilta sea! ¿Como había sido tan imbecil? Tenía que buscar la manera de quitarmela de encima. Esto ya se me estaba llendo de las manos.

Mire por la ventana y vi que brisiaba, odiaba este clima, donde no llovia pero esas pequeñas gotas mojaban.

Días parcialmente grises, con lluvia suave, parejas abrazadas por debajo de sus sombrillas, todo me la recordaba... sus días favoritos.

Ademas el trafico estaba imsoportable, ya teniamos quince minutos sin lograr avanzar mucho.

-Jefferson - llame al chofer.

-¿Señor?

-Deten el coche ire caminando, el trafico parece no terminar.

-Si señor.

El fuerte viento me golpeo en el rostro, subi las solapas de mi abrigo y comence a caminar. Afortunadamente eran escasa las personas y la brisa era casi inperceptible.

Aún faltaban dos cuadras mas para llegar a la empresa y mi cuerpo pedía a gritos cafeína, vi un pequeña cafeteria... no era a lo que estaba acostumbrado pero quizás serviria.

A travese la calle y entre, no, definitivamente no era un lugar para mi, pero tenía que reconocer que tenia un aroma exquisito. Tome una mesa frente al ventanal, inmediatamente una joven como de diecisiete años vino a tomar mi orden.

-Un café negro -ordene.

-Enseguida señor ¿Crema? ¿Azucar, normal, dietetica?

-Café negro y solo - dije tajante, eso basto para que la chica saliera de prisa.

Me quede sumergido en mis pensamientos mientras miraba a tráves de la ventana.

¿Que estaba haciendo? ¿Hacía donde iba? Tenia treinta años y si, había logrado quedarme en su totalidad con la empresa, incluso habia logrado hacerla una de las empresas en construcción mas grande y reconocida.

Podía tener el capricho que quisiera, un auto, una moto, un viaje, mujeres... si mujeres bellas, tontas y frivolas para que negarlo. Aunque en gran medida era mi culpa, nunca me esforce en buscar a alguien que valiera la pena. Una bella mujer con buen cuerpo y facil era a lo que recurria para mis noches de fiesta.

Como extrañaba esas noches donde podía desquitar todas mis frustraciones en una pelea callejera o en una carrera de moto clandestina.

Como acto reflejo lleve mi mano a mi pecho y senti la cicatriz debajo de mi camisa...

Saque mi telefono y busque entre mis contactos... pero ninguna me parecía buena idea, igual saldria algún lugar de moda.

Esa era una ventaja de ser quien era, tenía acceso a cualquier lugar y las mujeres venían solas a mi.

Llame a Fernando.

-¿Que pasa? - fue su respuesta.

-Nada, solo... te parece salir esta noche.

-¡Vaya! Parece que sales de caza - respondio en tono burlon.

-Digamos que necesito... hum... aire fresco - y ademas aunque no lo reconociera en voz alta era la manera de quitarme de encima a Sara, con toda seguridad mañana saldria en las revistas de chismes.

Con el tiempo me habia vuelto cinico y despreocupado.

-Por supuesto que voy... yo tambien necesito respirar - los dos nos reimos.

-Paso por ti como a las diez - dije mientras veia en mi reloj que iban a dar las seis.

-No amigo, mejor dime donde y nos vemos ahí, recuerda que vamos de caza y cada quien va a necesitar un auto - me explico.

-Precisamente, conociendonos vamos a salir con tragos, asi que de regreso vamos a necesitar un taxi.

-Cierto, entonces te espero.

La mesera regreso dejando el cafe en la mesa, esta vez ni siquiera me miro.

De cerca el olor era aún mas rico, y no me equivoque fue una delicia en mi paladar.

Al depositar la taza en la mesa mire por el ventanal, y me llamo la atención la figura de una mujer.

Ella esta de espaldas, llevaba un abrigo blanco que le ajustaba a la cintura, y tenía un paraguas blanco con figuras de ¿Moños? Y letras...¿Hello Kitty? Si creo eso decía. Me parecio algo infantil.

Ella saco su mano y la dejo palma arriba tocando la lluvia, al ver que era casi imperceptible cerro su paraguas.

Seguía de espaldas a mi yo esperaba que se girara, pero no lo hacia ahora podía ver su cabello que iba recogido en una coleta.

Vi que saco su telefono y lo llevo a su oido y entonces vi que... levanto su pie y lo golpeo tres veces en el pavimento y lo repitio.

Había algo en ese acto que me dejo... ¿Extrañado? No sabía realmente como.

Me sentía muy intrigado con esa mujer, quería que se diera la vuelta y verla, con toda seguridad usaba gafas o era fea.

Termino su llamada y guardo su telefono, yo no le podía quitar la mirada, pense que si era bella igual la abordaria y ya tendría con quien pasar la noche.

Entonces se giro miro hacía el local suspiro, miro su reloj nego con la cabeza y comenzo a caminar.

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