▄︻デ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗𝐈𝐈𝐈 ══━一
Con las manos temblorosas, Samael respondió, aun sin querer apartar a Romina de su lado.
—Hola Carlos— trago saliva en seco.
—Quiero que me escuches bien, ya me dijeron que estas haciendo— el corazón de Samael dio un vuelco al escuchar la voz de Carlos.
—Eh, ¿de qué hablas? — Sonaba nervioso.
—Ya alguien va a recoger a Romina, quiero que te alejes de mi hija—
Romina miró a su amado y lo que vio le rompió el corazón, Samael se había quitado el celular del oído y respiró pesada y temblorosamente. Ella sabia que me dolía no verla de nuevo.
—Esta bien, Carlos— respondió por fin —Estar lista—
El padre de Romina no dijo más. Cuando cortó la llamada unos leves sollozos salieron de sus labios. Se aferró a la joven y ella a él.
—Esta bien Sam, nos veremos pronto— dijo algo preocupada.
—Te juro que te voy a encontrar, no me importa que tenga que hacer— rápidamente se limpió las pequeñas lágrimas que se habían formado en sus ojos.
Ella asintió y dejó un beso en su mejilla, él la soltó por fin y dejó que empacara sus cosas. La veía con una expresión triste, aquella joven a la que quería cuidar, amar y consentir se le estaba llendo sin posibilidad de hacer nada para evitarlo. Romina término de empacar y le dio un abrazo con todas sus fuerzas.
—Te amo, siempre lo hice— su dulce voz ahora temblaba.
—Yo a ti mi niña, yo te amo a tí— La abrazo de vuelta, apretó los ojos y beso su frente —Te voy a extrañar mucho mi niña preciosa—
—Y yo a tí Sammy— sonrió y escuchó en la planta baja la voz de Aaron.
—Ten cuidado con él, por favor— la miró preocupado.
—Lo tendré Sam, no te preocupes—
Un último beso antes de bajaras escaleras, vio a Beatriz con miedo y luego sus ojos cambiaron al ver a Aaron. Tenía una expresión preocupada, y también se le veía molesto con Betty.
Aaron extendió su mano para abrazar los hombros de la chica.
—Vamos bombón— dijo suavemente —Yo también te voy a cuidar bien—
Le dio una mirada severa a Beatriz y sacó a Romina de la casa, la subió al auto y condujeron hasta el aeropuerto. La miraba de reojo, y veía lo triste que estaba, en ese momento comenzó un conflicto interno dentro de Aarón. Pues aunque sabia que su hermano significaba mucho para ella, había algo más que no lo dejaba en paz.
—Eh, Romina— dijo mordiendose el labio nerviosamente.
—¿Si? —
—¿Sam te dijo algo sobre mí? — tragó saliva nervioso.
—Sí, y quiero saber si es verdad Aarón— lo miro con una expresión de inminente decepcion.
—Yo, yo si era un mujeriego, sí, solo buscaba acostarme con mujeres, sí, yo era y probablemente soy aún una basura— dijo mientras frenaba en una esquina —Pero algo que no seré es un mentiroso contigo, te diré todo, todo absolutamente todo—
La miró, su mirada denotaba honestidad y más que nada miedo. Romina tomó su mano y sonrió levemente. Le daba su aprobación para que el fuese honesto.
—Yo, he hecho cosas malas Romina, y no me arrepiento de muchas de ellas— hizo una breve pausa acomodando sus ideas —Pero si hay algo de lo que me arrepiento es de haber estado con tantas mujeres—
Estaba sonrojado por la vergüenza, trataba de evitarle la mirada y su ansiedad se notaba demaciado.
—Aaron, basta— tomó su mejilla con una de sus manos.
—Pero, yo no.. Tú no, no te mereces a alguien como yo— le dolían sus propias palabras —Quizá Samael tiene razón, quizá mereces a alguien como él—
—Sabes, mi corazón está conflictuado desde que el me dijo que me amaba— confesó —Pero, al final, no lo se—
—¿No sabes si te ama? — acarició su hombro levemente.
—No se si deba esperar a que podamos estar juntos—
Aaron asintió, no quería obligarla a nada, pero debía hacer algo para hacerla sentir mejor al menos. Comenzó a conducir hasta la entrada de un hangar privado.
El joven dejó el auto con uno de sus trabajadores y caminó con Romina hasta el jet privado. La tomaba de la mano mientras despegaban, pues aún estaba triste y nerviosa.
—Tranquila, yo hablé con tus padres, y bueno, puedo ser bastante convincente— sonrió y la tomó de la mano.
—Gracias, Aaron— le sonrió de vuelta.
—Lo que me pidas, yo lo hago por y para ti— dejó un pequeño beso en sus nudillos
Se acomodó en los brazos de Aaron y se quedó dormida, apenas eran las dos de la mañana y su vida ya estaba de cabeza. No tardaron en aterrizar en Ciudad de México, Aaron la llevo a casa donde sus padres ya la esperaban. Al llegar, simplemente la recibieron con una bofetada en cada mejilla.
—Estás enferma ¿verdad? — dijo su madre.
—Nos has decepcionado tanto Romina— la voz de su padre ya se habia relajado.
La joven tenía los ojos llorosos y la mirada en el suelo; por su parte, Aaron estaba parado detrás de ella cuidando que no la fueran a lastimar más de lo que les había permitido antes. Ella no dijo nada, se despidió de Aaron y subió a su habitación.
No sólo había perdido a su mejor amiga ahora, si no que no vería más al hombre del que estuvo enamorada desde sus quince años; además, había perdido la confianza de sus padres.
Y claro, Macarena no tardó en comenzar las burlas. Las cuales sorpresivamente cesaron después de que la voz de Aaron resonara por la casa.
—No se si tienes suerte, o no— comenzó Macarena —Pero que tu noviecito sea líder de un cartel te hace intocable—
—De verdad.. — estaba respondiendo cuando su hermana le dio una mirada de odio.
—Por ahora, Romina— bufó —Por ahora—
Macarena se fue a su habitación, y Romina se quedó en la suya. Aún estaban las flores que Aarón le había mandado días antes y en su falta de sueño solo podía pensar en ellos dos, aquellos hermanos que le habían robado el corazón.
Como podría decidir entre ambos, Samael tan maduro y gentil, pero también tan sexy y atractivo; y Aarón tan divertido y romántica además de guapo y tentador. Tendría que tomar una decisión pronto, antes de que fuera tarde.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro