La alarma de la joven sonó a las 7am; al despertar aún tenía el celular en el chat de Samael, lo cerro rápidamente para después comenzar a arreglarse, se metió a bañar y se arreglo lo más bonita que pudo para cuando pasaran por ella.
Al bajar a desayunar ya eran las 8:30, y Samael ya le había escrito. Con emoción la chica le respondió y bajo corriendo hasta el comedor donde su madre ya le tenía el desayuno preparado.
—¿Ya lista mi amor? — con una sonrisa en el rostro la mujer le dejó un beso en la frente a la menor.
—Sí mamá, ya estoy lista— la chica tomó asiento y desayuno rápidamente.
Metida en sus pensamientos solo podía ver a Samael en ellos. Estaba emocionada por verlo, aunque sabia que probablemente el solo la veia como una sobrina quizá.
A los pocos minutos sono la alarma de un auto, Romina estaba en el baño lavándose los dientes mientras que oía algunas voces en la sala.
—Te la encargó mucho compadre— se oyó la voz de su padre.
—No te preocupes, va a estar bien— respondió el hombre mientras le daba unas palmadas en el hombro a su amigo.
—Claro claro, eso lo se— río levemente y llamó a su hija —¡Romina! Ya llegaron por ti—
A toda prisa bajo las escaleras, acomodandose la mochila donde llevaba su equipaje.
—Listo, perdon la tardanza... — recuperando el aire miro a su padre y luego lo miro a el.
Los ojos de ambos conectaron haciendo que un leve tono rojizo se asomara en las mejillas de la chica. Le regaló una tímida sonrisa y se despidió de sus padres con un abrazo; su madre le dio un beso en la mejilla y le dio unos billetes para que tuviera por si las dudas, mientras que su padre le daba un beso en la frente antes de despedirse.
—Pórtate bien hija, no les des problemas—
—No te preocupes papá, no lo hare— le dió un abrazo y salió de la casa.
Cuando salió, miro el auto y su corazón se aceleró. No había nadie dentro, eso significaba que iría sola con Samael.
<< Ay Dios ay Dios ay Dios.... Me voy a morir>>
—Hubo un... Pequeño percance— dijo con una risita nerviosa —Mi esposa y Mónica se fueron al aeropuerto primero....—
El hombre se veía tenso, pero Romina no pregunto...
—Ah, claro no hay problema— respondió mientras acomodaba su mochila en el piso del asiento delantero.
—Bueno... Eh... ¿Estas lista?— su voz denotaba nerviosismo.
— Sí, lo estoy... — dudo un momento —¿Esta todo bien? —
— Este... Si... Todo bien— aquellos ojos avellana estaban fijos en el volante mientras que miraba de reojo a la joven.
— De acuerdo... Este... Y ¿cuanto se hace de aquí a allá?— trato de disipar la tensión.
—Es una hora y media... Quiza dos— en un alto noto que la chica estaba algo incómoda —Oye, tranquila todo va a estar bien—
—Sí lo se.. Solo que es mi primera vez viajando sin mi familia—
—Entiendo, todo estará bien ya lo verás— se sintió tentado a tocar su pierna para calmarla, pero lo disimulo mirando hacia la palanca y cambio la velocidad.
Aunque el hombre intento disimularlo, la chica lo noto; en menos de lo que ella pensó ya estaba roja y su corazón latía rápidamente.
—T-tienes razón..— la fémina jugaba con sus anillos.
—Oye, hay algo que debo y quiero decirte— se orilló y la miro.
—¿Que sucede?— por algún motivo estaba nerviosa de lo que iba a decirle.
—No se como empezar... Pero, cuando lleguemos con Mónica y mi esposa por favor te pido que me ignores—
El corazón de la chica se le fue a los talones. El estómago le dolía y un mareo la atormentó.
—Esta bien... ¿Hice algo... — esta fue interrumpida.
—No, fui yo... No te preocupes— le acarició la cabeza a modo de calmarla.
—De acuerdo—
Samael le regaló una sonrisa y siguió conduciendo, en su mente se repetía lo que su mujer le había dicho.
<< —Samael, ¿en que tanto piensas?— su mujer le preguntó mientras se vestía de nuevo.
—En nada, no es nada— se levantó de la cama y se encerró en el baño. —¿En que pienso? Pienso en esa mocosa...— se dijo a si mismo>>
Justo en ese momento su mente me hizo recordar lo bien que se se había sentido esa noche, pensar en la joven le había traído más placer que pensar y tener ahí a su mujer.
Un leve tono rojizo se asomo en su rostro al revivir aquel momento de placer; espantó el recuerdo de su mente y respiro profundo.
Romina aún sentía su corazón latir rápidamente, estaban por llegar a entregar el auto, lo que significaba que el resto del camino irían a pie hasta la Sala de abordar del aeropuerto.
—Y Moni, ¿esta emocionada?— la joven intentaba sacarle conversación.
—Si que lo está, estaba muy contenta en la mañana y quería venir pero su madre no la dejó—
—Entiendo, al menos estaré con ella estas dos semanas— su voz se llenó de emoción —¡Y pasaré mi cumpleaños con ella!—
¿Su cumpleaños? Samael recordó entonces que sí, el cumpleaños de la chica era ese fin de semana.
—¿Cuantos años cumples?— la pregunta salió de la nada, como si fuera una necesidad saberlo.
—Dieciocho, estoy muy emocionanada— saco su celular y texteo a su amiga.
Para el mayor ya era un alivio oir eso. Solo debía esperar hasta ese fin de semana...
Samael no era el único que estaba ansioso por que ella tuviera la mayoría de edad, su hermano Aarón también.
Estaba algo ansioso y nervioso pues ese viaje le provocaba inseguridad, después de todo, la familia de la joven no iria.
Por parte de Aarón, se dedicó a calmar su mente y ponerse a hacer cosas productivas en vez de salir de fiesta y acostarse con tantas mujeres; solía sentarse cada 2 horas a ver su celular quizá Instagram o sus 32 chats sin leer de whatsapp. Pero le sacó de onda un mensaje... De su cuñada.
Betty casi no hablaba con el pues su esposo trataba de mantenerse al margen del trabajo y vida de su hermano menor; pero ese mensaje hizo que una vocecita en su cabeza le disparara alarmas.
-"Hola Aarón, me gustaría saber algo... Quizá puedas ayudarme. Mi esposo esta distante, desde hace unos días no es el mismo... Digamos que desde que te fue a ver ¿que está pasando? "
Trataba de hacer memoria ¿de qué habían hablado?
—Romina.... — dijo en un susurro para sí mismo. —Ese malparido no me la va a quitar—
Dejó la botella de cerveza en la mesa y marcó.
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