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A UN AÑO CONTIGO

Ángel -ese no es su verdadero nombre, pero dada su naturaleza y que no quiso darle el poder sobre él a su nuevo dueño revelándole su nombre, es llamado así-, es cautivo de un humano multimillonario que lo compró en una subasta ilegal de ángeles, porque poseer a un ángel, un ángel real, te da el deseo más poderoso que pueda existir y él lo necesitaba. Pero, ¿qué pasa si te toca un ángel con voluntad de acero, uno al que puedes dominar y someter en cuerpo, pero no en alma?

* * * * *

Ángel despertó en una enorme cama tamaño king size, había espacio suficiente para alejarse del humano. Se tragó el suspiro que luchaba por salir, el último año había sido el peor de su larga existencia, incluso peor que su primer año en la Tierra.

Ángel, y otro grupo de ángeles rebeldes en busca de diversión, habían bajado a la Tierra hace tal vez un siglo. Una especie de vacaciones, se habían dicho. Pero su gran error fue mezclarse con los humanos, algunos cayeron rendidos a sus pies, entregándose en cuerpo y alma, confesando secretos personales y de su raza, secretos celestiales celosamente guardados.

Cuando Ángel, y otros más, quisieron regresar a su hogar, se les negó la entrada.

"Han traicionado a los suyos, en favor de los humanos, y con ellos seguirán hasta que sus vidas lleguen a su fin o vuelvan todos dispuestos a redimirse".

Así que Ángel y unos pocos más se autoimpusieron la misión de recuperar a sus hermanos para poder volver.

Fue así que Ángel había terminado en una subasta ilegal. Él quería recuperar a sus hermanos y, en lugar de eso, terminó cautivo.

Casi se rió de la ironía del asunto. Quería salvar a sus hermanos y terminó en manos Darren Wolf. Un poderoso humano, tan poderoso como sus millones podían hacerlo, pero no lo suficiente para no necesitar un deseo de un ángel, el deseo de Ángel, uno que no estaba dispuesto a concederle.

Se agarró al poste de la cama que tenía más cercano y estaba dispuesto a salir antes de que Darren despertara, pero no lo logró. Su cuerpo se tensó cuando, sin que lo haya sentido o escuchado moverse, sintió el de su dueño pegado al suyo, la dura erección frotándose contra él, alineándose contra su trasero, buscando su entrada.

Ángel cerró los ojos. Sabía que luchar era inútil, lo intentó sus primeros días cautivo, pero al final terminó justamente así, en la cama del lobo. Wolf, a veces se preguntaba si ese realmente era su apellido.

Sintió un beso entre sus omóplatos, creería que era tierno ese roce de labios contra su piel si no lo conociera, no había ternura ni cualquier otro sentimiento en Wolf.

Su ceño se frunció mientras luchaba por contener sus alas en su lugar. En estado de excitación era imposible y Darren sabía cómo encender su cuerpo. Él seguía frotando su erección ya goteante contra la grieta en tu trasero, y una de sus manos había acariciado sobre su cadera y después su abdomen para descender y envolver su propio miembro ya también duro.

Una mordida, donde antes había estado besando, lo hizo gemir por fin. Sintió la sonrisa satisfecha de su lobo y después su lengua aplacando el ardor y haciéndolo estremecer.

Sus caderas se sacudieron sin que él lo quisiera, el deseo ya ardiendo en su vientre, sus piernas temblando de anticipación. La mano que envolvía su erección dio un tirón más fuerte, y la cabeza hinchada del miembro de Darren por fin encontró su entrada, presionó sólo burlándose de él, sin penetrarlo todavía.

—Vamos, cariño —su voz era dulce, quien no supiera la verdad creería que eran un par de amantes y no un humano y su ángel cautivo—, sabes que lo quieres.

Darren se introdujo sólo un par de centímetros, sin preparación previa, sus cuerpos ya no lo necesitaban y además él disfrutaba extender a su Ángel, que el ligero ardor que pudiera sentir le recordara a quién pertenecía.

Ángel cerró los ojos y se dijo, por enésima vez, que no disfrutaría, no le dejaría ganar. No esta vez. Intentó perderse en la profundidad de su mente, dejarle sólo un cuerpo que tomar, pero en ese momento Darren soltó su erección y salió lo poco que había entrado. Un gemido de decepción se le escapó a Ángel, no pudo evitarlo. Podía decirse una y otra vez que no lo disfrutaba, que no lo quería, pero no era verdad y ambos lo sabían.

Perdió el calor del cuerpo a su espalda cuando Darren se arrastró hasta mitad de la cama. Ángel la primera vez quiso sostenerse del poste mientras lo montaba, pero habían aprendido a la mala que necesitaba espacio.

Darren se recostó, sus piernas ligeramente abiertas, una de sus manos tras su cabeza, y la otra sosteniendo firmemente su erección para él. Ángel suspiró y habló por primera vez, su voz armoniosa ese canto que ponía incluso más duro a Wolf: —Mi cuerpo no es nada si es lo único que tienes.

Darren apretó su erección y gimió, sus ojos oscuros encontrándose con los azules del ángel, movió un poco sus caderas, y sonrió. —Lo sé, cielo, me lo has dicho, pero ambos sabemos que tengo mucho más que eso.

Ángel frunció los labios y no dijo más, pasó una pierna a cada lado de su cadera, se sostuvo sobre sus rodillas, iba a separarse y descender el mismo, pero Darren se alzó un poco, llevó la mano que había estado tras su cabeza su trasero, abriéndolo mientras Ángel descendía, Darren manteniendo su erección en su lugar mientras Ángel se empalaba en aquel duro miembro.

Darren se dejó caer de nuevo sobre la almohada, ambas manos en las caderas de su ángel. Ambos gimieron, sintiéndose unidos. —Tú eres el cielo, Ángel. Sentirme dentro de ti lo es.

Ángel se negó a creerlo, sólo quería su deseo. No respondió, plantando ambas manos en el pecho musculoso del hombre, comenzó a moverse, primero arriba y abajo, subiendo y bajando sobre esa erección que ya conocía tan bien, después adelante y atrás, o haciendo círculos, presionando sus músculos, haciendo gemir a Darren.

Los ojos oscuros de Wolf se abrieron cuando sintió a Ángel temblar, y sus caderas se sacudieron más fuerte, estaba cerca y no podía perderse el momento, no quería perderse el momento. Puso sus propias manos en el colchón. buscando apoyo para empujarse hacia arriba, rozando la próstata del ángel más fuerte.

Mientras él miraba fijamente el rostro de Ángel brillando por el sudor, deliciosas gotas resbalando por sus mejillas, los de Ángel se cerraron, su boca abierta en un gemido silencioso, mientras chorros de semen salpicaban el abdomen y pecho de Darren, pero no era eso lo que él quería ver, fue cuando una última sacudida de caderas de Ángel terminó con su autocontrol y sus alas salieron libres. Saliendo más allá de los postes de su enorme cama, el blanco luminoso casi cegándolo, el aura dorada envolviéndolos a ambos.

Darren se mordió la lengua para no decirlo: que lo amaba. Ángel no se lo creería, hace mucho le había dicho que lo único que tendría de él sería su cuerpo.










* ~ * ~ *

ACLARACIÓN IMPORTANTE: No hay abusos en la historia ni Síndrome de Estocolmo. Necesitan seguir leyendo para entender que sucedió para llegar a este punto de su historia y la relación/conexión entre Ángel y Wolf; realmente hay una razón muy profunda. Gracias por darle una oportunidad y espero les guste ❤️

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