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70. Olvidarte

Te amo y tú también me amas. Ni los cielos ni el infierno nos hubiera podido separar, y lo hiciste tú… ¿por qué?
(Emily Brontë)



Wolf estaba mirando hacia su jardín, desde la ventana de su habitación. Si todo salía bien, hoy sería libre.

«¡Logramos hacerlo! ¡Matamos a Susan!».

Wolf todavía recordaba con exactitud cómo se sintió hace días cuando Mark le llamó para decirle que lo habían logrado. Le había contado muy emocionado que: —¡Por poco y todos morimos, Wolf! ¡Fue horrible! Y muy emocionante, pero sobre todo horrible. Resulta que a mí me dejaron encargado de Michael. Porque Michael no podía enterarse de lo que Alejandro estaba haciendo, obviamente se preocuparía. Entonces yo me quedé a vigilarlo. Muy muy ansioso, porque todos estaban arriesgando sus vidas y yo ahí, sólo asegurándome que Michael no saliera de casa...

Wolf se había sentido un poco mal. Porque cuando Ángel se fue, él sintió que moría. El dolor de saberlo lejos, de perderlo. Pero ¿cómo sería tener a la persona amada a tu lado y que no te recuerde? No sabía si él podría vivir sabiendo que Ángel ni siquiera sabe que él existe, que no sabe...no siente lo que significa para él.

—...¡Pero entonces él sintió algo! —Mark estaba diciendo cuando volvió a escucharlo—. Y salió de casa y yo tuve que ir tras él y sólo pensaba en que iban a estar muy molestos conmigo. Y tú sabes que no me gusta decepcionar a nadie. Y cuando llegamos ahí, ¡Theo estaba afuera de la Central! Y yo estaba como “¡¿Qué está pasando?!” y Michael como “¡Alejandro y Cris están adentro, los siento!”.

Y Wolf sentía su corazón latiendo con fuerza mientras Mark hacía una pausa para respirar. 

—Bueno, como sabes —dijo Mark ya más tranquilo—, el plan era que Cris usara su magia para controlar tanto tiempo como fuera posible a Susan, la harpía que intentaba robar el alma de Theo. Esto para que Alejandro pudiera retratarla y así capturar su alma. Al quitarle esa última alma que había robado, no pasaría como con los humanos que siguen viviendo pero vacíos. Ella dejaría de existir y si lográbamos hacerlo con ella, entonces probablemente con Stella también...

«Y entonces yo no moriría –pensó Wolf–. Viviré, recuperaré mi alma. No me iré al infierno ni perderé a Ángel para siempre. Él tendrá su deseo siempre disponible y será libre. Y libremente me elegirá...»


—La cosa es, como después me contaron, que ella se dio cuenta y la magia de Cris se estaba debilitando. Sabes que él sólo es un aprendiz. Y Susan estaba por ganarles cuando Michael llegó, ¡porque los sintió en peligro! Ya sabes, porque su alma está entrelazada a la de Alejandro. Y su magia mezclada con la de Cris porque fue su aprendiz. Y juntos lo regresaron a la vida... Y, para no hacerte esto largo, ¡lo logramos!

Y Wolf sintió en este punto que su corazón iba a explotar. ¿Era cierto? ¿De verdad tenían una oportunidad? ¿Podían ganarle a Stella?

—Bueno yo no hice mucho, pero estaba ahí. Y ahora te tengo dos noticias. Una muy buena y otra medio mala. ¿Cuál quieres primero?

Wolf dijo que la buena, porque ya estaba cansado de las malas.

—¡La buena es que Michael recuperó su magia! Y con su ayuda será mucho más fácil vencer a Stella, Wolf. ¡Podemos recuperar tu alma y serás feliz con Ángel durante mucho mucho tiempo, como yo lo he sido con Abdiel!

Y Wolf no quería falsas esperanzas. No quería ilusionarse hasta que fuera real, que ya estuviera hecho. Pero no pudo evitarlo. Y quizá había llorado un poco de emoción.

—Y la mala —Mark había bajado la voz— es que Abdiel también sintió que yo estaba en peligro. Lo siento mucho, Darren. Ya sabe todo. Tuve que decírselo. Y me dijo que te daba sólo tres días. Si tú no hablas con Ángel, él lo hará.

Y habían pasado ya esos tres días.

—¡Pero tengo un plan! —Mark le contó muy emocionado—. Sólo dejaremos que Michael descanse un poco y que lo pongan al día con todo lo que se ha perdido. Ya le pueden contar la verdad de su muerte y su regreso y cómo perdió la memoria y también olvidó que tenía magia... Pero, después de eso, estoy seguro que querrá ayudar; porque ya me contaron que Ángel y tú los ayudaron a ellos. Y es lo justo. Entonces, Wolf, ¡contacta a Stella y acabaremos con ella! —y sí, Mark había sonado muy emocionado mientras lo decía. Lo que hizo reír a Wolf.




* * * * *


—¿Estás seguro que estás bien? —Ángel preguntó—. Has estado muy raro últimamente. Muy callado los últimos días, distante y... —se calló de repente, sus mejillas levemente enrojecidas porque todavía no le gustaba mucho hablar de estas cosas—. Y... Ni siquiera has...hemos... Ya sabes...

Wolf dejó lo que había estado haciendo para mirarlo. No pudo evitar sonreír cuando notó su ceño fruncido y cómo miraba fijamente cierta parte de su anatomía. Caminó hasta él y sólo entonces el rostro de Ángel se levantó y su mirada se encontró con la suya. Esos hermosos ojos azules se iluminaron cuando una sonrisa tímida jugueteó en sus labios. El suave rubor en sus mejillas creció cuando se detuvo frente a él y tomó sus caderas con sus manos, tiró de él y las pegó a las suyas. Ahora los dos podían sentirse, duros, hambrientos por el otro. Y no sólo sus cuerpos se deseaban, sus almas –lo que quedaba de Wolf, al menos– también se movían ansiosa por tocarse. Ambos podían sentirlo.

Wolf llevó una de sus manos a la espalda baja de Ángel, rodeándolo con su brazo y apretándolos un poco más. Ángel gimió y echó su cabeza para atrás. Wolf subió su otra mano, acarició un lado de su cuello, una de sus mejillas y finalmente tomó su barbilla. Besó su mandíbula y después tiró de su rostro para un beso. Sus labios se encontraron hambrientos, en terreno conocido pues ya eran expertos en volver loco al otro sólo con un beso.

Ángel estaba sin aliento, completamente ruborizado, sus labios hinchados por el beso en una sonrisa perezosa y sus pupilas dilatadas, su mirada desenfocada cuando Wolf dijo: —¿No hemos tenido sexo?

Ángel no se alteró. No como lo había hecho durante todas las primeras veces en que Wolf lo tocó, cuando era evidente que lo deseaba pero no quería aceptarlo. Siguió sonriendo y su corazón se aceleró, pero fue por un motivo muy diferente a la molestia. Su entrepierna latió y movió un poco sus caderas, provocando que Wolf jadeara y sus dedos se clavaran en sus caderas. —Simplemente no habíamos estado... ¡Ah! —gimió cuando Wolf tomó ambas mejillas de su trasero entre sus manos, piel con piel pues se había colado bajo su pantalón, y los pegó más juntos, sus erecciones frotándose—. Umn. Juntos... No habíamos estado... J-juntos... —se movió hacia atrás y después hacia adelante, cuando sintió el dedo de Wolf sondeando. Dios, sus piernas empezaron a temblar y su miembro dolía. Necesitaba...—. ¡Aaahh! —gimió más fuerte cuando la mano libre de Wolf apretó su erección y molió la suya en su muslo—. ¡Te extrañé! —le dijo, sin aliento—. Wolf, Darren, yo te am...ah... —el “Te amo” se quedó sin decir cuando ese dedo por fin se introdujo un poco a la vez que tiraba de sus pantalones y su ropa interior para tocar directamente su miembro.

Lo último que vio antes de cerrar los ojos fue a Wolf sonriendo orgulloso. ¿Cómo pudo odiarlo al inicio sólo por hacerlo sentir así?

Pronto su pantalón se había ido, junto con el resto de su ropa y los zapatos. La mano de Wolf envolvía su erección dura, su pulgar jugando con el líquido en la punta. El mismo que usó como lubricante para prepararlo, agregando más dedos.

—Yo también —Wolf dijo, su voz más dulce, más suave, un tono diferente mientras lo ponía boca abajo en la cama y entraba lentamente en él. Poco a poco, hasta estar completamente enterrado. Y Ángel se sentía tan lleno, tan pleno, tan completo. ¿Por qué en el Cielo nadie les hablaba de esto? ¿Por qué nadie les dijo que otro ser podría hacerlos sentir así? ¿Por qué les ocultaban el poder de las Almas gemelas y las Anclas reales?

Wolf empezó a moverse cuando Ángel levantó su trasero, buscando más, y después bajó frotando su erección dura sobre las sábanas. Ángel sintió un beso entre sus omóplatos y tuvo que luchar para contener sus alas, porque la sensación de Wolf dentro de él, sus labios en ese punto exacto y sus siguientes palabras eran demasiado. —Te amo. Te amo, Ángel.

Y es que no podía no decirlo. No cuando hoy era el día decisivo. O lograba recuperar el resto de su alma –esos fragmentos que no estaban con Ángel– y eran felices por siempre –lo que sea que el "para siempre" durara para ellos– o Stella ganaba y él ya no volvería a Ángel. Esta podría ser su última vez.

Ángel gimió y, en un movimiento rápido e inhumano, los reacomodó casi sin perder contacto para estar frente a frente y mirarlo a los ojos antes de explotar en un orgasmo increíble y perder el control de sus alas.

No pudo decirlo con palabras, porque un grito fue lo único que salió de él. Pero Wolf lo vio en sus ojos. Ángel también lo amaba, aunque no lo dijera.

—Lo sé —dijo Wolf, con los dientes apretados, empujando una última vez antes de llegar al climax también. Bajó su rostro para besarlo, aunque Ángel no respondiera porque no tenía fuerzas. Mordió ese punto entre su hombro y su cuello, sintiéndose realmente un lobo marcándolo—. Te amo, cariño.

«Y agradezco tanto haberte encontrado, haberte comprado en esa subasta. No importa lo que hoy pasé porque te conocí, te amé y hemos tenido los últimos meses juntos. Te amo con todo mi ser, Ángel, incluso con el alma que no tengo. Pero que pretendo recuperar. Por ti.»


* * * * *


—Estás extraño —Ángel le dijo, horas después. Empezaba a oscurecer. Seguían en la cama, donde habían pasado juntos toda la tarde.

Wolf suspiró, desde la orilla de la cama donde estaba sentado. Se moría por decirle a dónde iba y lo que estaba a punto de hacer. Mordió sus labios y negó. No podía.

Se puso de pie y las sábanas se deslizaron, dejando toda su piel muy visible. Sonrió mientras caminaba hasta él. Amando cómo los ojos de Ángel recorrían todo su cuerpo, encendidos, y después se derritieron un poco cuando se encontraron con los suyos. Todo el amor que ahí había hacía que valiera la pena.

Había sólo ya cuatro rosas. Tenía que hacerlo ya.


Una de las manos de Ángel se posó en su cadera, piel con piel. Y Wolf sonrió un poco más cuando se inclinó y él acarició el rostro de su ángel, antes de un beso suave.

—Estoy bien. Sólo olvidé algo que tenía que hacer en la empresa. Será muy rápido. Volveré en un par de horas.

Ángel lo miró mientras se vestía, confundido por la mezcla de emociones que sentía. No quería dejarlo ir. Pero no tenía ninguna buena razón.

—No tardo —repitió Wolf desde la puerta. Y entonces, luchando con el nudo en su garganta, le recordó—. Te amo. No lo olvides.

Y de nuevo Ángel quería decirlo, pero no pudo.

Se quedó mirando al techo blanco, durante lo que se sintió una eternidad y quizá fueron sólo minutos. No estaba seguro de qué estaba pasando. Casi con ganas de rezar. De pedirle a su Padre cuidarlo, cuidar de Wolf. Su Darren. Su humano.

Pero el Creador estaba tan lejos y molesto. No creía que fuera a escucharlo. Y él estaba aquí, no necesitaba a nadie para cuidar de Wolf.




* * * * *


Salió rápidamente de la cama y se vistió. Después casi corrió por los pasillos de la casa y, ya a punto de salir, algo cambió. Su piel se erizó y algo dentro de él se agitó, algo que sólo en presencia de otro ser celestial despertaría. Sus alas ya estaban libres cuando se dio la vuelta para enfrentarlo.

Uriel usó su mano para cubrirse del resplandor y retrocedió algunos pasos. "Ángel" –que por supuesto no era un simple ángel y no se llamaba así– siempre fue más fuerte que todos ellos. Debía jugar esta partida con inteligencia o acabaría mal. Y además estaba solo, porque Miguel no estaba de acuerdo y dijo que prefería quedarse para siempre aquí en la Tierra que hacerle eso a un hermano. «No es justo –había dicho–. No es justo jugar con su Alma gemela, no es justo quitarle esto y engañarlo así. No voy a ir».

Uriel no entendía la molestia de Miguel. Si todo esto era culpa de Ángel. Por su egoísmo todos sufrían. Y era estúpido que ahora Miguel apoyara esto de las "almas gemelas", la mezcla entre simples mortales y seres celestiales. Era absurdo.

—Hermano —Uriel dijo, sonriendo inocentemente—. No estés tan a la defensiva. Sólo vine a ayudarte. A ti. Y a tu humano, claro. Estoy de tu lado... —levantó sus manos cuando Ángel rugió.

Ángel estaba seguro de que era debido a esto, a él, que se sentía tan extraño y tenía tanto miedo por Wolf. Pero no iba a permitir que nada le pasara.

—Y exactamente por eso estoy aquí —Uriel sonrió. Quizá esto sería más fácil de lo que había esperado—. Sé que no quieres que nada le pase al humano —le costó mucho no decirlo con burla—. Que retarías incluso a nuestro Padre por él... —«Que una y otra vez lo elegirías a él sobre nosotros, que abandonarás a tus hermanos en cada ocasión, que serías capaz de destruir el Cielo por él y darte otra oportunidad no sirve de nada. Porque siempre caerás por él, hermano. El famoso Ángel Caído».

—¿Qué quieres? —el miedo de Ángel creció. Y estaba seguro de que haría todo lo necesario por mantener a salvo a Wolf. Incluso usar su deseo y ser infeliz durante toda su existencia, mientras él estuviera bien.

Uriel tuvo que luchar contra su sonrisa. «Más fácil de lo que pensé».

—Quiero contarte un secreto, hermano. Y ayudarte. Sólo a eso vine. Sólo escúchame, ¿sí? Es por él, por tu humano. Sólo porque sé cuánto te preocupa... ¡Y sé que no quieres verlo morir! —gritó cuando notó que Ángel estaba por irse—. No cuando tú puedes evitarlo, claro.

—¿De qué hablas? —Ángel no le creía nada, porque Miguel quería regresar al Cielo y le había dicho en su sueño que debía matarlo para ser perdonado. Y él nunca haría eso.

—Padre cambió de opinión —agitó su mano, como si con eso borrara todo lo pasado—. Ha decidido ser misericordioso contigo y me mandó a decirte la verdad. Tu humano va a morir... —ignoró el gruñido de Ángel— ...y pronto, si tú no haces algo para evitarlo.

—¿De qué hablas? —preguntó de nuevo. Asustado y furioso.

—Tú sabes, igual que todos nosotros, de las harpías. Sabes que papá a veces se equivoca porque, contrario a lo que creen los mortales, no es perfecto. Que toma decisiones en su beneficio. Él sabe todo lo que pasará, incluso siglos y milenios antes. Y mueve sus piezas de acuerdo a eso, como mejor le conviene.

—No me estás diciendo nada nuevo. Sólo me haces perder mi tiempo y si esto es una distracción, si Wolf está en peligro en este momento, te juro que...

—No jures en vano, hermano. Ya te dije que vine a ayudarte. Bueno, como decía, las harpías... ¿Recuerdas lo que hacen?

—Roban almas —Ángel dijo simplemente.

—Exacto, hermano. Roban almas mortales, viven algunos años hasta que esa alma envejece y luego buscan otra. ¿Y sabes lo que sucede con los dueños de esas almas?

Los ojos de Ángel se entrecerraron. —Mueren, por supuesto. Los humanos no viven sin alma.

Uriel asintió. —Usualmente no. Morirían al instante. Excepto cuando, como dije, Dios decide lo contrario. Tú conoces a alguien que ha vivido sin alma durante un año y está a punto de morir a menos que nuestro Padre decida lo contrario.

—No es cierto —Ángel dijo, creyendo saber a dónde se dirigía esto. Su corazón latió con miedo. Negó varias veces—. No es cierto.

Uriel intentó tomar su mano, pero Ángel no lo dejó. —Desgraciadamente, sí. Si no, ¿por qué crees que él quería el deseo de un ángel? ¿O es que te mintió y te dijo algo más?

Ángel pensó en todas las veces que le preguntó y Wolf se negó a decirle. Cuántas veces evadió la pregunta. Y cómo Siela le había dicho que era por una buena razón y no una egoísta como él pensaba.


—Pero como sé que no me crees, quiero que lo confirmes tú mismo antes de ofrecerte mi ayuda para salvarlo. Porque hay una opción, pero debe ser hoy mismo. Lo antes posible —«hoy, antes de que el maldito humano lo logre por su cuenta y arruine todo nuestro plan»—. Sé que confías en Abdiel. Él también lo sabe. Pregúntaselo a él. Esperaré a que me creas para decirte cómo salvarlo.

—No es cierto —Abdiel nunca le ocultaría algo así.

Uriel se encogió de hombros. —Simplemente pregúntale. Nada pierdes. Si te dice que miento, entonces me iré y nada habrá pasado.

Y no quería creerle. Pero era Wolf de quién hablábamos. Así que lo hizo. Llamó y sin saludar siquiera, fue al grano: —Sólo dime sí o no, Abdiel. No quiero saber nada más en este momento. ¿Wolf está muriendo porque una harpía tiene su alma?

Del otro lado del teléfono, Abdiel suspiró aliviado. —Me alegra tanto que ya te lo haya dicho. Yo le dije a Mark que debía hacerlo, que seguro tú podrías ayudar y...

El teléfono cayó cuando las manos de Ángel empezaron a temblar. Sus dientes castañearon y Uriel podía sentir el Caos viniendo de él. Ocultó su sonrisa. Debía calmarlo antes de que esto se saliera de control y evitar que hablara con Wolf. Ellos no debían verse hasta que Ángel hubiera aceptado. Sólo así evitarían que su Caída se repitiera.

—Padre sabía que él moriría, lo mataras tú o no. Sólo te puso a prueba, claro. Él sabía que tú nunca matarías a un inocente. Y mucho menos ahora que sabe que te importa tanto...

—¿Quiere el deseo? —Ángel preguntó, aunque estaba casi seguro. Su deseo era poderoso, porque él no era un simple ángel—. Tómalo. Tómalo. No me importa, sólo sálvalo. ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo hablo con Él? No me importa. Te lo doy ahora mismo.

—No se trata de eso, hermano. Papá quiere demostrarte tu buena fe sin tomar tu deseo, ese es sólo tuyo y debes darlo libremente.

—¿Qué es entonces? ¿Quiere que vuelva? —porque lo haría. Prefería estar lejos de Wolf, pero que viviera; a verlo morir sin hacer nada para evitarlo.

Uriel negó. —No. Puedes quedarte con tu deseo y permanecer aquí. No es eso lo que quiere.

—¿Cómo? —Ángel no entendía. Eso sonaba muy bueno para ser cierto. Su Padre no era así de benévolo, él siempre ganaba algo con sus tratos.

Uriel bajó su rostro para ocultar su sonrisa. —Quiere tus recuerdos de los últimos meses. Puedes quedarte aquí, es tu elección. Y tu deseo sigue siendo tuyo. Al llegar al límite de tiempo que nos dio, será tu decisión volver o quedarte aquí para siempre. A cambio de tus recuerdos, Él le regresará su alma a Darren Wolf y tu humano vivirá. Lo tendrás todo... excepto tus recuerdos.

Y no es que fuera la primera vez que borrarían los recuerdos de "Ángel".

Ángel sintió que se estaba ahogando. Que recuerdos con Wolf, sus sentimientos, su amor. Su vida juntos. El proceso que pasaron juntos para llegar a este punto. Su Alcla. Su Wolf.

—A menos que tus sentimientos te dominen —dijo Uriel—. Padre dijo que tu deseo no sirve en este caso, porque se trata de salvar una vida destinada a morir... —era mentira, claro.

Y ahora Ángel entendía a Alejandro, al Atrapador de almas, cuando hizo todo lo posible por revivir a su brujo. Él no podía ver morir a Wolf, destino o no.


—Piénsalo. Seguirás aquí y déjame decirte lo que yo pienso. Si realmente tú sientes algo por él, olvidar los últimos meses no puede borrar eso, ¿cierto?


¿Cierto?

Ángel no sabía. Sí, lo amaba, era su Ancla, su alma gemela...excepto que estaba muriendo porque no tenía alma.


—¿No lo notaste raro hoy? Porque ahora mismo está con ella, con la harpía. Debes decidir ahora mismo, porque en los próximos minutos Darren Wolf morirá.

Wolf recogió el teléfono e intentó llamarle. Le diría que no fuera con ella, que buscarían otra manera, una solución juntos. Que si era necesario le daría su alma.

Pero Wolf no contestó.

¿Y si ya había...?

No. Si Wolf hubiera muerto, él lo sentiría. Porque ya no estaría vivo tampoco. No podía vivir en un mundo donde Darren Wolf no existiera.

Lo intentó de nuevo y, cuando Wolf no contestó, le dejó un mensaje: “Te amo. Te amo, Darren Wolf. Lo siento por no decírtelo antes. Dejé ir tantas oportunidades, por miedo y... Lo siento. Lo siento, Wolf. Si yo hubiera sabido... Pero lo voy a arreglar, Wolf. Vamos a estar juntos. Confía en mí, confía en que te amo y...”

El mensaje llegó a su límite. Lo último no se grabó: —Que incluso si no te recuerdo, nunca dejaría de amarte. Volveré a sentirte, a enamorarme de ti. Sólo dame una oportunidad.

Uriel sonrió cuando Ángel lo miró y dijo: —Acepto. Toma mis recuerdos. Sólo dame tu palabra de que él vivirá. Que aunque yo no recuerde los últimos meses, Wolf estará bien. Dime que Padre cumplirá.

—Por supuesto, hermano. Así será. Él vivirá y tú estarás aquí cuando él regrese a salvo con su alma —después chasqueó sus dedos y una pequeña bola blanca, como de humo, apareció.

Ángel se llevó las manos a la cabeza y luego al pecho. Dolía. Algo dolió. Y después el vacío.


Miró a Uriel. —¿Uriel? ¿Qué haces aquí?

Uriel tomó sus manos. —¡Vine a liberarte de tus grilletes, hermano! El humano que te raptó salió un momento y vine a ayudarte. No podemos irnos ahora, porque volverá en cualquier momento. Pero pronto tus poderes volverán y mañana podrás escapar y seguiremos buscando a los demás para volver a nuestro Hogar...

Ante la palabra “Hogar” algo luchó por volver, pero Ángel frunció el ceño. No podía recordar e intentarlo dolía.


—¿Recuerdas nuestro Hogar?

Ángel asintió. Por supuesto que sí, ¿cómo podría olvidar su Hogar?

—¿Recuerdas a tu captor? ¿El hombre que te compró en la subasta y ha intentado aprovecharse de ti?

Ángel hizo una mueca. Algo sonaba mal en eso. Pero sí, podía recordar su desagrado por las palabras del humano y lo mal que se sentía ser tocado y tratado como un objeto y no alguien sagrado. Aunque también se sentía mal el odio en su pecho... ¿Por qué?


Uriel sonrió. Sí, tomó sus últimos meses. Sólo no aclaró cuántos. Ángel dio por sentado que serían todos sus recuerdos de Wolf, pero no, sólo tomó los últimos, los buenos, cuando empezó a sentir algo por él y descubrió que era su Ancla.

Lo abrazó e ignoró como Ángel no le regresó el abrazo. —No te preocupes, hermano. Mañana serás libre y todo estará bien. Sólo debes salir de aquí cuando puedas y verme en el sitio que acordamos. ¿Lo recuerdas?

Ángel asintió.

—Debo irme o me verán y terminaré como tú. Y yo no soy tan fuerte. Gracias por resistir tanto por nosotros, has aguantado los abusos de un simple mortal que se burla de ti y tu cuerpo. Gracias. Gracias por sacrificarte por nosotros. Te veré mañana. ¿Está bien?

Ángel asintió. No se sentía bien. Regresó a la casa, caminó hasta la habitación que se veía obligado a compartir con el humano. Olía a él. Se metió a la cama con desagrado y cerró los ojos. No sabía cuánto tardaría, pero si fingía dormir quizá lo dejaría en paz esta noche. Y mañana, como dijo Uriel, sería libre y pronto volverían a su Hogar.

Hogar.

La palabra le sonaba. Como si hubiera algo más relacionado con ella que no pudiera recordar.


Pero no debía ser nada. Quizá estaba confundido porque estuvo bajo los efectos de los grilletes mucho tiempo. Pero ahora ya no y pronto volvería al Cielo. Ese era su Hogar. ¿Cierto?

Se quedó dormido y una lágrima cayó de su ojo izquierdo.

Dicen que si la primera lágrima que cae es del ojo izquierdo es porque lloras de dolor; y si es del derecho, es de alegría.









* ~ * ~ *

¡Hola! Después se meses. Lo siento por eso. Tuve una racha bastante mala en mi vida y apenas voy saliendo de eso. Espero alguien siga por aquí ❤️

Quedan dos capítulos. El final y un epílogo. Espero subir al menos uno esta semana 🙆, ¿qué piensan que pasará? ¿Ya saben quién es realmente Ángel y entienden el "inicio" de la historia?

También los invitó a leer una historia que empecé hace poco y de hecho es la que me sacó de mi bloqueo y la tristeza que sentía: ENAMORÁNDOME DEL NERD ❤️

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