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60. Siempre juntos

Y me dio la mano. De todas aquellas manos, la suya era la única que transmitía la vida.
(Mario Benedetti)



[Al día siguiente]

—Pero te volveré a ver, ¿verdad? —Mark hizo un puchero y sus rubias cejas se fruncieron—. Volverás, ¿verdad? —estaba tratando de escalar a Wolf para colgarse de su cuello. Este último, con una sonrisa, terminó por tomarlo de la pequeña cintura y ayudarlo. Mark apoyó su cabeza en el hombro de Wolf. Habló casi a su oído: —No es definitivo, ¿cierto?

Wolf no pudo evitar sonreír. Este mocoso acababa con su fachada de insensible y frío. Acarició el cabello rubio del chico y lo revolvió un poco. —No te preocupes. Claro que volveremos a vernos. Antes de que... Uumm... —me muera. Negó y no lo dijo—, puedes visitarme o yo a ti —le sonrió, aunque el chico no pudiera verlo.

Mark frunció el ceño y se alejó un poco para poder verlo. Sus piernas estaban aferradas a Wolf. —Algo no me estás diciendo —usó sólo una mano para tomar el rostro de Darren e impedir que mirara a otro lugar. Se acercó para verlo mejor, se detuvo en sus ojos y los suyos se abrieron con sorpresa, su corazón se sobresaltó—. Darren, tú... —sonaba triste. Él no era un ángel ni tenía poderes como ellos, pero un siglo al lado de Abdiel lo había hecho demasiado observador.

Wolf tragó con dificultad. No apartó la mirada ni giró su rostro y no fue sólo por la mano firme –y más fuerte de lo que hubiera pensado– del chico sosteniéndolo. Fue más su cansancio, estaba harto de cargar con esto solo. —Yo... —sabía que sería difícil buscar a Alejandro sin que Ángel lo supiera, pero ¿y si le pidiera ayuda a Mark?—, Mark, si tú...

—¡¿Qué está pasando aquí?! —dos ángeles muy molestos preguntaron a la vez.

Wolf, sin mover sus manos o soltar a Mark, simplemente los miró.

Ángel había necesitado un momento a solas con Abdiel antes de irse. Necesitaban hablar del Creador y la mentira en la que obviamente vivieron toda su existencia, ¿qué hacer ahora que ya sabían la verdad?

Y ahora, después de haber llegado a un acuerdo, volvía por Wolf a su habitación, ¡sólo para encontrarse con esto!

Mark hizo un puchero. No porque los hubieran encontrado juntos, sino por la interrupción: obviamente Wolf había estado a punto de decirle algo importante. Enterró su rostro en el hombro de Wolf, ignorando los gruñidos de sus respectivas Anclas, y habló en un susurro: —Búscame antes de irte.

Luego lo soltó del cuello y desenvolvió sus piernas para dejarse caer. Wolf no lo dejó ir hasta que estuvo seguro que estaba sano y salvo con los pies bien plantados. Mark le sonrió ampliamente: —¡Tú me gustas mucho! Definitivamente tiene que haber visitas. Muchas visitas.

Abdiel negó, sus celos ya desaparecidos, porque por fin entendió qué estaba pasando aquí. Mark era imposible. Lo tomó en sus brazos. Mark envolvió su cintura con sus piernas, como hiciera con Wolf, pero esta vez se restregó con fuerza hacia adelante y después hacia atrás cuando sintió las grandes manos de su Ancla en su trasero. Gimió alguna palabra que sólo ellos entendieron antes de que tomara el cabello de Abdiel con fuerza y juntara sus bocas en un beso. “Necesito ayudarle” le dijo en silencio, sin separarse ni un poco ni dejar de besarse. Abdiel gimió con cariño y negó, provocando que Mark mordiera sus labios para retenerlo. Ambos sabían quién iba a ganar. Salieron de ahí con un fuerte portazo.

Ángel, a diferencia de Abdiel, gruñó realmente molesto. No estaba todavía del todo acostumbrado a esto de las Anclas, el nivel de posesión que sentía por Wolf. No eran sólo celos o deseo de protegerlo, era puramente ese “mío, mío, mío” latiendo en sus venas.

Wolf se perdió un poco en el beso apasionado y cariñoso –se estaban riendo en medio de tanto lío– de Mark y Abdiel antes de irse. Ángel nunca lo había tomado así frente a alguien más, siempre era tan cuidadoso y reprimid... —Ang... —gimió cuando lo sintió en su costado, sus manos por todo él (una en su espalda baja y la otra en su frente, abarcando su abdomen y bajando hacia su miembro que comenzaba a hincharse), podía sentir la propia erección de Ángel en su cadera y después sus labios y dientes en un lado de su cuello. Marcándolo. Wolf gimió con más fuerza y después se rio, sin aliento, cuando –no tuvo idea cómo– aterrizó sobre el colchón con las piernas abiertas y Ángel acurrucado entre ellas, su mano estaba bajo su cabeza, evitando que se golpeara.

Sus ojos azules estaban oscurecidos como el cielo antes de una tormenta, fijos en él. Las mejillas del ángel enrojecidas. Wolf se lamió los labios, mirando los de Ángel. Esperaba un asalto rudo ahora, sin miramientos, pura posesividad. Pero éste lo sorprendió cuando soltó su erección y bajó su cabeza hasta que sus frentes se tocaron, acunó su rostro con ambas manos, acariciando con sus pulgares. Sólo frotó sus mejillas juntas cuando Wolf suspiró y buscó a ciegas un beso. El cuerpo pesado de Ángel lo estaba aplastando, manteniéndolo sobre el colchón, pero fue todo lo que Ángel hizo. Y, de algún modo, Wolf lo supo. Tomó él también el rostro del ángel entre sus manos y se removió un poco, tratando de alejarse. —Ángel —lo susurró, apenas audible. Besó, por error, su nariz cuando buscaba rozar sus labios y Ángel se movió. Ambos sonrieron, él estómago revuelto y lleno de aleteos. El corazón a punto de explotar cuando Wolf lo dijo: “Soy tuyo, tonto”.

Y entonces, todavía sin dejar de sonreír, Ángel realmente lo besó. Lento y suave, completamente incómodo por las sonrisas. Hubo dientes chocando y risas, por lo torpe del asunto, que después se convirtieron en un gemido cuando Ángel logró bajar los pantalones de ambos por fin y empezaron a frotarse piel con piel. Ardiente. Wolf gritó un poco cuando Ángel los tomó a ambos en una mano, las cabezas goteantes de sus miembros chocaron y todo su cuerpo se estremeció con fuerza. Sus caderas su alzaron, tratando de obtener más de la mano de Ángel, y después... —Oh, Ángel, ¡ah! —su boca se abrió y su cuerpo se sintió flojo, se estremeció y algo vibró dentro de él. Ángel todavía tenía un dedo en su interior, lo removió un poco buscando hasta que encontró ese punto que a él lo enloquecía cuando Wolf presionaba. Hubo una réplica en su orgasmo al sentir el dedo de Ángel en su próstata.

Yació ahí, sobre el colchón. Su cuerpo suelto y su corazón todavía acelerado. Su visión seguía nublada cuando sintió el trasero de Ángel sobre su estómago, se sentó sobre el lío húmedo que había de su corrida y no pareció importarle. Se alzó un poco sobre él, pero no lo suficiente para que no sintiera como se movía hacia adelante y hacia atrás mientras se masturbaba. Wolf podía sentir su miembro tratando de volver a la vida, aunque acababa de tener ese gran orgasmo. Y luego, justo antes de que Ángel llegara al suyo y se corriera sobre él, la visión que éste tuvo lo hizo estremecerse.

Wolf parpadeó, tan sorprendido que ni siquiera limpió el semen de su cara, porque Ángel acababa de imaginarse dentro de él. Mordió sus labios y luego pasó su lengua sobre ellls limpiando los restos que ahí habían aterrizado. ¿Quién hubiera imaginado que Ángel quería...?

Wolf saltó cuando el cuerpo del ángel cayó sobre el suyo. Sus caderas y pechos alineados, las piernas enredadas. Ángel besó su hombro y medio susurró: —Olías como a Mark...ya no —sintió su sonrisa tonta y la satisfacción primaria que Ángel tenía por haberlo marcado.

Y entonces Wolf se rio. —Eres tan tonto —acarició desde su hombro hasta su espalda, jugó con la curva de su trasero. Estaba por decir que era sólo un niño, pero luego recordó que probablemente era mucho mayor que él. Su dedo paso por la grieta de Ángel y sonrió cuando éste gimió al sentirlo; no introdujo su dedo, sólo tanteó el borde y acarició. Amaba como el cuerpo cansado y saciado de Ángel luchaba por reaccionar. Sonrió para sí mismo, quizá podrían cumplir esa fantasía oculta de Ángel cuando estuvieran en casa.

Y quizá fue su imaginación, pero juraría que sintió el rostro caliente de Ángel –¿ruborizado?– cuando frotó su mejilla en su hombro y luego se acercó para besar un lado de su cuello. Wolf sabía que esto no borraba ninguno de sus problemas, pero aun así se giró en el último momento, antes de que se alejara, y le robó un beso rápido.




* * *



Media hora después, tras ya haberse duchado –juntos–, Ángel y Wolf esperaban el taxi que habían llamado. Wolf tuvo que explicarle a Ángel que era de día y no podían sólo volar hasta casa. —Ya bastante tengo que explicar de mi desaparición —susurró de mala gana. Para Charlie y los demás podía funcionar un secuestro del que Ángel lo rescató, pero Siela no iba a creerse eso.

Suspiró cansado, apoyado en Ángel. Éste se giró a mirarlo preocupado porque sintió su angustia como si fuera suya; pero antes de que pudiera preguntar, el taxi apareció.

Ángel metió a Wolf primero –después de agitar sus manos en dirección a Abdiel y Mark, “Mejor sin abrazos de despedidas” había dicho”– en el asiento trasero, para después seguir él. Juntó su mano con la de Wolf y las descansaron juntas sobre su muslo. Cuando le dieron la dirección, el taxista se mostró algo reacio pero al final avanzó. Qué extraño.

Había avanzado quizá diez metros –justo lo acordado– cuando Wolf gritó “¡Espere!” y se bajó diciendo algo sobre su número de teléfono. Corrió hacia Mark que ya se había soltado de Abdiel y venía hacia él. Tuvieron sólo tiempo suficiente para intercambiar unos trozos de papeles y fingir un abrazo antes de que los ángeles llegaran a ellos. Mark le susurró al oído “No es por desconfianza o deslealtad, sólo por seguridad” y Wolf a cambio dijo “Búscalo por mí, por favor”.

Se separaron aferrando y guardando discretamente las notas. La de Wolf, ahora con Mark, tenía sólo un nombre “Alejandro Enaid Stevens Blanco”. Y la que Mark puso en la mano de Wolf tenía su número de teléfono y decía “Tienes que aprender a proteger tus pensamientos y secretos sólo para ti. Llámame”.



* * *

Ya en el taxi, Wolf fue refunfuñando que “No puedo creer que tú, Darren Wolf, hayas actuado así. Como un vil adolescente enamorado que no puede irse sin un abrazo...”

Wolf apretó su mano y no dijo nada. No era sólo un abrazo, no fue simplemente que Mark le caía muy bien y quería despedirse. Necesitaba ayuda para recuperar su alma sin meter a Ángel en –más– problemas y quizá él podría contactar a Alejandro en su nombre. Quizá Mark tenía razón: debía guardar algunos pensamientos sólo para él.

Se forzó a pensar en otra cosa durante el resto del trayecto. Luego inesperadamente el taxista frenó en la esquina y Wolf se tragó su “¿Qué demonios?” porque su propiedad estaba rodeada de patrullas de policía.

Ángel pagó con el dinero que Abdiel le había dado y preguntó algo que Wolf ya no escuchó porque estaba bajando y mirando sin poder creerlo. —El dueño lleva más de una semana desaparecido —dijo el taxista antes de alejarse—. No quiero meterme en problemas, no sé quiénes son ustedes y no me importa.

Hubo una mueca de dolor en Wolf cuando recordó sus últimos momentos ahí: el dolor por la ausencia de Ángel, su Ancla como ahora sabía que era, y la presencia y palabras de Stella.

Parpadeó sus lágrimas cuando sintió la mano de Ángel entrelazarse con la suya. —¿Juntos a partir de ahora, sin secretos? —preguntó girando su rostro y limpiando sus lágrimas.

Wolf asintió, intentando sonreír. —Juntos —y el beso fue un poco amargo porque esa última parte, “sin secretos”, no era del todo cierta.

Avanzaron de la mano la distancia que los separaba de todo ese caos. De vuelta al mundo real.









* * *

Hola por aquí, perdón por tardar. Nos acercamos lentamente a lo que fue el inicio de la historia 🙈🙈

Y SPOILER DE “ALMAS ENTRELAZADAS”: Mark bebé conocerá a Alex ❤

Perdón si recibieron doble notificación. Subí el capítulo sin querer antes de corregirlo todo 💔

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