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56. El corazón de un ángel

Los ángeles podrían respirar, y sus corazones podrían latir, pero ¿cómo pueden querer a alguien de la manera en que lo hago yo?
(T.J.K.)





—Hazme el amor —y ese era un ruego que Wolf nunca esperó escuchar de Ángel. Su ángel.

Se sentía raro. Como si un pequeño fragmento de su vida o su memoria faltara. Débil. Extraño debajo de su propia piel. Vacío y no sólo por la falta de alma –eso nunca lo olvidaría–. Pero ahora mismo, con Ángel regresándole el beso como nunca antes lo había hecho, se sentía también como alguien nuevo y completo. Era extraño, sí, mucho, pero también electrizante. Podía sentir algo que casi llamaría magia corriendo por sus venas.

Se separaron sin aliento. Wolf sobre Ángel. No supo en qué momento había trepado sobre él, pero mientras intentaba alejarse sus piernas temblaron. Quizá no era el mejor momento para esto.

La mano de Ángel acariciando un lado de su rostro lo detuvo. Lo sostuvo con tanta ternura, una mano acunando su mejilla y la otra sobre su cadera. —Es el mejor momento, lo siento y tienes que sentirlo. Te amo. Y tú... —se detuvo en el último momento. Un ligero rastro de duda, de pregunta, al final de la palabra.

Las comisuras de los labios de Wolf se alzaron un poco. Plantó sus manos en el pecho de Ángel e intentó bajar de nuevo. —¿De verdad tienes que preguntarlo? —negó y la mano del ángel en su rostro cayó—. Por supuesto que te amo. No sé cómo o por qué sucedió, pero... —no terminó porque Ángel, todavía con él encima, se sentó llevándolo consigo. Sus manos lo tomaron con fuerza, una en la parte baja de su espalda y otra en su nuca sosteniéndolo mientras lo besaba. Wolf gimió por la sorpresa, Ángel nunca había sido así. ¿Qué estaba pasando?

Quiso separarse, pero Ángel no lo dejó. Fue bajando la intensidad del beso, a la vez que les daba vuelta y depositaba a Wolf sobre el colchón y debajo de él, pero nunca lo soltó. Al final del beso, acarició con su nariz la mejilla de Wolf y éste sintió como toda su piel se erizaba y sus ojos se llenaban de lágrimas. ¿Quién era este ángel y por qué lo afectaba tanto con una simple caricia?


* * *

Ángel tampoco sabía qué estaba pasando, pero ya no podía evitarlo. No podía no tocarlo, no sentirlo. Lo necesitaba como nunca antes creyó necesitar algo.

Desde lo alto miró a Wolf, con adoración. Limpió con sus pulgares las lágrimas que escapaban y luego fue bajando sus manos –por su cuello, hombros, clavículas, pecho, abdomen–, hasta dejarlas en sus caderas. Enganchó la ropa interior –que era lo único que usaban mientras se apretaban juntos y compartían el calor de sus cuerpos hasta que Wolf despertara– y esperó hasta que esos ojos oscuros se abrieron y se encontraron con los suyos: —Quiero... —su ceño se frunció un momento, mientras buscaba las palabras correctas porque ni siquiera él se entendía del todo. Esto era muy nuevo—, no es que quiera tener sexo, Darren. No es...no es sólo tu cuerpo lo que necesito, o el mío lo que te ofrezco. Realmente necesito... Siento que algo me falta ahora mismo, incluso cuando te tengo aquí conmigo. Y no es a ti, es a mí. Estoy incompleto de algún modo. Te necesito... —y entonces era realmente un ángel rogándole a un simple humano—. Por favor.

Wolf suspiró. Él también lo necesitaba, entendía ese anhelo que casi parecería irracional para cualquier otro. Pero estaba agotado física y emocionalmente. Ni siquiera estaba seguro de cómo llegaron aquí...

—¿Es sólo eso? —Ángel preguntó, antes de que él pudiera decir cualquier cosa. Cuando Wolf asintió, el ángel sonrió casi tímidamente antes de comenzar a bajar su ropa interior.

Hubo un cosquilleo en el vientre bajo de Wolf y sus caderas se alzaron involuntariamente. Su miembro se sacudió un poco, endureciéndose. Porque la forma en que Ángel lo miró a los ojos sin dudar, pero como pidiendo permiso, antes de quitar del todo la prenda, sus manos recorriendo sus piernas con ternura...era imposible no reaccionar.

—Déjame hacerlo —Ángel pidió, su mirada llena de concentración mientras con una mano envolvía suavemente el miembro que iba endureciéndose de a poco y con la otra, casi distraídamente, acariciaba su cadera—. Déjame demostrarte que hablo en serio —lo miró de nuevo a los ojos. No era la primera vez que estaban juntos con el ambiente sexual entre ellos, pero era la primera vez que quería rendirse en su totalidad, no sólo por deseo físico, no era debilidad esta vez. Hoy lo quería de verdad, ansiaba ser suyo y sentirlo sin una pizca de culpa. Pero no estaba seguro de qué hacer, siempre se negó tanto que se sentía torpe ahora que quería intentarlo por sí mismo.

Wolf pareció compadecerse de él porque llevó su mano hasta la suya, la envolvió y provocó que juntos apretaran su miembro ya casi completamente duro. Ángel miró como hipnotizado, como sus caderas se alzaban y bajaban mientras juntos lo bombeaban. Bebió cada sonido que emitía. Acarició por instinto sus caderas, sus muslos, presionó su vientre que temblaba. Y luego dio un apretón a su propio miembro que dolía por ser tocado y estaba ya húmedo. Gimió con fuerza antes de soltarse y bajar, no estaba muy seguro de qué estaba haciendo mientras besaba la punta húmeda del miembro de Wolf.

Éste empujó sus caderas y Ángel lo habría dejado entrar, aunque no tenía ni idea de cómo hacerlo sentir bien, pero Wolf tiró de él hacia arriba. Ángel lamió sus labios un poco mientras subía, saboreando literalmente lo extraño del momento. Dejó algunos besos esparcidos por su vientre, abdomen, pecho hasta que los labios de Wolf encontraron los suyos. Gimió y sus manos se movieron tocando sin saber dónde detenerse...

Nunca antes, en la cama, se había sentido así con Wolf. ¿Qué era diferente hoy?

Wolf tomó su rostro mientras se besaban y empujó sus caderas hacia arriba mientras, por instinto puro, Ángel bajaba las suyas. Gimió ante la sensación de sus inglés chocando, sus miembros frotándose cuando repitieron el movimiento una y otra y otra vez. Sus dedos se clavaron en la carne de Wolf y mordió sus labios a medio beso. Su humano gimió por la sorpresa, pero no lo apartó.

Las manos de Wolf empezaron a sondear mientras seguían besándose y frotandose juntos, un lío húmedo ya entre ellos. La izquierda encontró ese punto perfecto entre sus omóplatos y todo su cuerpo se estremeció con fuerza, sus alas cosquilleando todavía dentro. Y la derecha acarició las mejillas de su trasero antes de buscar entre ellas. Sus dedos estaban húmedos después de que hubiera acariciando sus miembros juntos, pero aun así Ángel se tensó cuando lo sintió introducirlos un poco.

Y si bien incluso si era cautivo y se quejaba de lo que lo hacía sentir y desear, Wolf nunca lo obligó a nada ni lo presionó. Sabía perfectamente que lo disfrutaba y se burlaba un poco, pero nunca se detuvo ni preguntó cómo ahora.

Dejó de besarlo y, aunque estaba ya sin aliento, Ángel se quejó y lo buscó de nuevo un poco a ciegas. ¿Por qué se había detenido?

Rodó un poco sus caderas, porque Wolf yacía debajo de él inmóvil. Sus manos también se habían detenido. Ángel arqueó su espalda, buscando esas caricias excitantes en el nacimiento de sus alas, y empujó tratando de que sus dedos volvieron a donde habían estado buscando...

—¿Q-qué...? —Ángel parpadeó confundido—. ¿Qué pasa? ¿Por qué te detuviste? ¿Ya no quier...?

—Te dolió —no estaba seguro de si Wolf preguntaba o decía.

El ceño de Ángel se frunció. —No exactamente, sólo lo sentí. Te siento. Aunque no es nuestra primera vez, sí es la primera que me permito sentir completamente. Por favor, no te detengas, no dejes de quererme. Wolf, te necesito, por fav... —se detuvo con un gemido cuando sus dedos volvieron a presionar y se hundieron un poco más esta vez, a la vez que volvía a besarlo y su mano masajeaba entre sus omóplatos. La sensaciones juntas hicieron sentir a Ángel como un ser sumamente afortunado e indestructible. Tan poderoso. Tan... —Ah, ah... ¡Ah, Wolf! —sus dedos habían encontrado aquel punto dentro de él. Ángel gimió con fuerza cuando Wolf torció un poco y presionó más, se estremeció completamente y en su vientre ardía algo. Creyó que podría correrse en ese mismo instante porque su miembro se sentía a punto de explotar, pero entonces Wolf sacó de golpe sus dedos y lo dejó vacío y temblando. Él gimoteó en protesta, Wolf se rio y Ángel no podía enojarse porque ese era el sonido más hermoso del universo.

Estaba sonriendo cuando Wolf dejó un beso rápido en sus labios. Presionó con una mano su miembro, como si lo estuviera conteniendo, a la vez que tomaba el suyo y lo guiaba a su entrada. Ángel intentó ayudarlo, moviéndose un poco, acomodándose. Pero cada roce contra Wolf amenazaba con llevarlo al borde, así que al final se detuvo y simplemente esperó.

Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando Wolf por fin entró lentamente y fueron uno de nuevo. Desde su pecho escapó un sonido gutural. Wolf acarició su rostro, su cadera, lo abrió un poco más mientras lo penetraba completamente y al final tocó el centro de su espalda. Lo dijo antes de comenzar a moverse: —La noche en que te conocí, algo tiraba desde donde estabas hasta mí. No era sólo el deseo que necesitaba ni lo perfecto que eras físicamente. Porque todos tus hermanos lo eran —Ángel gruñó y Wolf se rio—. Había algo más, Ángel o como sea que te llames, y aunque todavía no lo entiendo me alegro de haberte mirado y haberme acercado para tomarte como mío. Porque así se siente, como que eres mío. Y no entiendo muy bien nada de esto ni cómo ha sucedido, pero te amo, cariño.

Y entonces se movió y Ángel no podía avergonzarse de cómo su cuerpo vibró y se calentó. Su miembro se hinchó, tanto como su corazón se sentía a punto de explotar. Y sus alas golpearon con cuidado las manos de Wolf que acariciaban con ternura y sin saber qué tanto lo perdían con sólo eso. Se extendieron cegadoras sobre ellos justo cuando llegó al clímax y si lo dijo o lo pensó, no estaba seguro, pero Wolf debió escucharlo porque era todo para él: —Te amo, Darren Wolf, te amo. Mi Ancla.

Eran uno ahora. Quizá siempre fue su destino, aunque no lo supieran. Tal vez Wolf debía quedarse sin alma y Ángel sentir curiosidad por el mundo humano para poder encontrarse y estar completos por fin –incluso si parecía que todo les faltaba: el alma y el Cielo los abandonaban–, porque se tenían a ellos.

Ahora sólo debían hablar, confesarse y enfrentar demonios juntos. Y lo importante era lo último: juntos.










* * *

Hola por aquí 🙆, volviendo a esta historia y comenzando el año, gracias por seguir leyendo ❤

Entre hoy y mañana espero también retomar Daddy in love, si es que leen 😉

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