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55. Hacer el amor

Hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos...
(Mario Benedetti)



La mano de Ángel acarició suavemente el rostro de Wolf. Sus dedos recorriendo lentamente y con ternura sus mejillas, la barbilla, la nariz, el contorno de los labios...

Suspiró con fuerza cuando algo, no sabría decir qué, se atascó en su pecho. Se sentía diferente: como a punto de explotar, como si algo poderoso corriera por sus venas. Quería, más que nada, apretar a Wolf contra su pecho, fundirse con él.

Pero no quería despertarlo, deseaba que descansara. Hacía apenas un par de días habían regresado, estaban en una nueva habitación en la casa de Abdiel y Mark. Se refugiarían aquí un tiempo, hasta que tuviera un plan; hasta saber qué hacer, cómo protegerlo del Creador y de los demás ángeles que lo querían muerto. Respiró profundamente, jalándolo con suavidad contra él, hasta que sus pechos chocaron y sintió su corazón. Haría todo por lo él, lo daría todo, ya no tenía dudas. Así que envolvió sus brazos alrededor de Wolf y él también cerró los ojos.

—Te amo —lo dijo una vez más, en un susurro. Últimamente no dejaba de decirlo, como si fueran las palabras mágicas, como si con eso se asegurara de no perderlo nunca. De que lo perdonara, porque Wolf no había despertado todavía; así que no habían tenido oportunidad de hablar aún, de explicarle sus razones. ¿Y qué iba a decirle cuando no podía confesarle la verdad?—. Te amo, en serio lo hago.



* * *

Wolf se removió, sintiendo algo que lo retenía. Se sentía bien, en paz, descansado, como si aquel peso horrible que lo mantuvo como muerto en vida durante semanas se hubiera ido, como si el vacío en su pecho se estuviera llenando. Podía respirar mejor. O quizá sólo había muerto.

Sonrió ante esto último. Quizá así fue. Por fin su cuerpo sin alma dejó de luchar.

¿No había, de hecho, estado con Stella?

Había un velo oscuro nublando sus recuerdos.

Abrió, o intentó, los ojos y los cerró al instante. No reconocía el lugar donde estaba, pero estaba oscuro. Aunque no hacía frío y no era sólo por la simple manta que los cubría.

Los.

Gimió, herido, cuando se dio cuenta de ese plural. Se removió entre sus brazos.

Sus brazos.

¡Esos brazos! Después de haber dormido durante meses con él –pasando desde el hermoso ángel huyendo de su toque, incluso accidental, durante las noches; a su cuerpo traicionero rodando hacia él; hasta los últimos momentos cuando se rindió y lo buscaba cada noche, cuando dormían uno en brazos del otro y sólo así podían descansar– por supuesto que los reconocía.

Sus ojos –maldita sea– se llenaron de lágrimas. ¿Era un sueño?

Ahora que lo pensaba, recordaba varios “Te amo”.

Por supuesto que era un sueño, porque Ángel no estaba, Ángel lo dejó, se fue para siempre y rompió su maldita promesa.

Y debía estar muerto porque ya no dolía.

—Sshh —un sonido, nunca mejor dicho, celestial intentó calmarlo; unos brazos fuertes en un agarre suave y dulce lo apretaron hasta que su espalda chocó contra ese pecho conocido, ese latido familiar. Su corazón—. No me he ido. Lo siento, lo siento, Wolf. Estoy aquí. Es real. Estás bien. Estás vivo...y eres... —y entonces las palabras que realmente le dieron esperanza: —Eres mío.




* * *

Ángel –se dio cuenta apesar de que su corazón se volvió loco, que se sentía como si fuera a morir por decirlo, pero también si no lo hacía– realmente lo sentía así. Quiso decirlo. Y también prometerle:

—Y yo, tuyo —y, Dios, había lágrimas en sus ojos. Y casi podía saborear las de Wolf, su hermoso humano, su Ancla.

Wolf –que entre despierto y dormido, se movió hasta darle la espalda; aunque seguía apretándolo contra él– negó, sin girarse.

—Estoy aquí —Ángel insistió—. Perdóname, por favor, por haberme ido. Por haberte fallado. Creí que era lo mejor —no podía confesarle todo, pero eso era parte de la verdad— para ti.

Wolf se rio. Y fue tan triste y tan seco, que dolió y Ángel se encontró llorando con él.

—Está bien —Wolf, ya sea que aceptara por fin que era real o no, respondió—. Ya no importa.

—Sí, sí importa —Ángel no queriendo ser rudo, pero sin poder evitarlo; los movió hasta que él quedo con la espalda contra el colchón y Wolf, muy sorprendido, sobre él, sentado sobre sus caderas. La posición, que en cualquier otro momento pudo ser puramente sexual, era simplemente de rendición. El hermoso rostro confundido de Wolf se iluminó cuando el resplandor de Ángel llegó hasta él. Era una posición sumisa en su totalidad, incluso si no se daban cuenta: Ángel por debajo de un humano, el único humano ante el que se rendiría. Sonrió. Al que se rindió. Ya lo hizo.

Una de sus manos acarició la cadera de Wolf, amando la textura de su piel. ¿Cómo pudo pensar que viviría sin él, sin volver a sentirlo nunca?

Lo miró desde su posición. Cada línea de su cuerpo y de su rostro. El rostro que acarició de nuevo, atrayéndolo hacia él. Wolf se resistió un poco, desconfiado, quizá ya más despierto. Habló ya casi sobre sus labios: —A mí me importa, me importas.

Las manos de Wolf, ahora sobre sus hombros y brazos, apretando con fuerza, temblaron un poco. Y gimió, como si le doliera escucharlo. Su ojos se cerraron y su frente golpeó la de Ángel. El corazón de éste dolió. Le había hecho tanto daño sin darse cuenta. En su posición de víctima siempre –del ángel cautivonunca se dio cuenta de lo frágil que era su captor, de cuánto sufría Wolf y cómo se daba sin dudar ni desconfiar nunca. Ahora lo notaba, ahora lo sabía: porque su dolor era el suyo, porque podía sentirlo y lastimaba más que el propio.

—Lo siento —Ángel sintió la humedad; sus lágrimas o las de Wolf, no estaba seguro. Tomó su rostro con ambas manos, acariciando—. Mírame —Wolf negó, sus frentes rozándose—. Mírame, por favor.

Wolf suspiró y se echó para atrás. Esos ojos oscuros se abrieron y lo miraron. Ángel acarició bajo ellos. Había tanta cautela en su mirara, que moría por preguntarle. “¿Ya no me quieres?”.

Wolf se alejó un poco, un par de centímetros. Sorprendido. Sus ojos un poco más abiertos. ¿Lo había escuchado?

Humedeció sus labios, como si fuera a responder, pero Ángel se dio cuenta que no era su momento, tenía que dejar de ser egoísta y pensar sólo en él y sus sentimientos heridos. Por supuesto que le dolieron estos meses, pero Wolf sufrió más y era lo importante: asegurarle que, mientras viviera, nunca volvería a dejarlo.

—Escúchame, por favor —Ángel le rogó, acariciando su labio inferior—. Me equivoqué, ¿sí? Me equivoqué, fue un error irme así. Sin decirte nada...

Esos labios temblaron bajo su dedo. —Prometiste...

Ángel hizo una mueca de dolor. Quería aplastarlo contra su pecho, que lo sintiera; quería besarlo y decirle así todo con un beso. Pero tenía que mirarlo a los ojos y asegurarse que entendía y sentía cada palabra: —Lo sé, mi amor, lo siento.



* * *


«Mi amor».

Wolf intentó soltarse entonces. Esto no era real.

No era real. Casi quería reírse de sí mismo por creerlo. Durante un loco instante quiso creer que esto era real, que Ángel realmente lo lamentaba y volvió porque sentía algo por él.

Pero era mentira, porque incluso durante los últimos días –cuando Ángel empezó a rendirse y le entregó su cuerpo– nunca fue cariñoso así, con acciones quizá, con caricias, con su cuerpo, pero nunca hubo palabras, no de su parte, era como si todavía tuviera una última coraza protegiendo su corazón.

—No me crees —y no era una pregunta. Las manos firmes del ángel, sin llegar a dañarlo, no le permitieron alejarse mucho ni apartar la mirada—. ¿Qué tengo que hacer para que me escuches de verdad, para que me creas?

Wolf sólo negó.

Ángel se rindió con un suspiro y lo soltó. Aun así Wolf no se movió. Real o no, le gustaba sentirlo.

Ángel sonrió y se veía tan triste que Wolf quiso besarlo.

—Es verdad —Ángel nunca dejó de mirarlo mientras hablaba—. Estoy aquí, contigo. Volví y no pienso volver a irme. Nunca —toda una promesa en una sola palabra. Pero las promesas, pensó Wolf porque Ángel ya lo había demostrado, a veces eran simples palabras vacías—. Por favor, créeme —Ángel podía sentir en cada fibra de su ser su duda—. Hazme el amor. No puedo demostrarte, no ahora, con palabras cuán real es esto; cuánto te amo —y Wolf juraría que su corazón dejó de latir— y cuánto lo siento. No volveré a irme. Así que hazme el amor y déjame demostrártelo.

Wolf no dijo nada. No podía.

—O no —dijo Ángel, asustado, después de un largo momento de silencio—. Si no quieres, no. No me hagas nada. Sólo déjame seguir cerca y demostrarte cada día que es real: te amo.

Otra vez. El corazón de Wolf saltó enloquecido. Ahí estaba otra vez y ya no parecía un sueño: «Te amo».




* * *

«Hazme el amor».

¿Quién diría que sería alguna vez él quien lo diría, lo pediría?

Y lo peor –o lo mejor, quizá– era que quien más lo necesitaba –se dio cuenta cuando Wolf no aceptó de inmediato– era él. Era él quien necesitaba que todavía lo amara, que le demostrara que todavía lo quería hacer suyo. Que todavía lo quería con él. Quería pertenercerle y que aceptara ser también suyo. Porque se iba a morir si no le daba otra oport...

Wolf lo besó.

Detuvo sus pensamientos con un beso.

Y es que Ángel pareció olvidar que podían sentir lo que el otro, escuchar sus pensamientos. Y éste –Wolf lo pensó– ángel un poco egoísta y muy inseguro sí era el que conocía y el que amaba...

Ángel gimió con fuerza y lo apretó contra él, cambió posiciones y lo aplastó con su cuerpo. «Aquel que amaba».

Lo escuchó. Lo sintió. Era correspondido.

Todavía tenían que hablar y ver hacia dónde iban, tomar decisiones importantes para ambos, pero primero harían el amor por primera vez. Ya habían tenido relaciones antes y había entonces un vínculo creándose ahí, deseo rindiéndose; pero hoy no había dudas, era más que físico y era real, era mutuo: era Amor.

—Hazme el amor —repitó Ángel, sin aliento.








* ~ * ~ *

Hola, por aquí. Muchas gracias por seguirme leyendo y espero tenerlos aquí el próximo año ❤

Gracias por eso 👆❤❤❤

Y, por cualquier cosa que pueda pasar, ¡no olviden seguir mi cuenta de respaldo y que esta historia se encuentra también en litnet!

Si leen ALMAS ENTRELAZADAS y wattpad no les avisó, hubo capítulo hace unos días ❤💙

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