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48. El peligro de los ángeles y las estrellas

Las estrellas se acercarían a nosotros si las llamáramos por su nombre ¿pero quién conoce sus nombres?
(Fabrizio Caramagna)






Mark miró al alto ángel dormir...o algo así.

“Ángel”.

Sabía que ese no era su verdadero nombre. Un ángel llamado “Ángel” sonaba tan irreal, pero Abdiel se había negado a revelarle cómo se llamaba realmente.

Mark dio un paso más cerca de la cama, podía sentir sus piernas temblar, sus propias manos sólo se habían detenido un poco cuando las entrelazó. Tragó, nervioso, acercándose un poco más: no había creído posible que un ángel se viera así.

La piel de “Ángel” estaba pálida, pero no era el tono simplemente blancuzco con el que se presentó aquella primera mañana...



«Abdiel lo había bajado de su regazo de repente y puesto tras él; sus alas, aquellas que ya no solía usar porque había renunciado al cielo por él, extendidas completamente; hubo un gruñido inhumano que lo estremecerse, aunque no de miedo, no por él, temía por lo que fuera que provocaba esta reacción en él; Mark se había pegado a él, su pecho contra la espalda baja del alto ángel que era su destino.

Se había asomado, curioso, a tiempo de ver al otro ángel aterrizar frente a ellos; sus alas eran más grandes y se veían mucho más sanas que las de Abdiel, su cabello rubio brillaba bajo el sol como si todavía tuviera esa aureola celestial que Mark siempre había imaginado al pensar en los ángeles y sus ojos –incluso en la distancia– parecían tan azules e irreales como si fueran un trozo de cielo...literalmente.

A él ni siquiera lo había mirado. Sus ojos fijos en Abdiel, lo habían recorrido de pies a cabeza, demorándose en las alas. El conato de una sonrisa cuando habló, y su voz había hecho estremecer a Mark y pegarse más a su pareja: —Veo que era una exageración aquello de renunciar a ellas por tu humano.

Aquella mano amplia y fuerte se había echado para atrás para recorrer las costillas de Mark y después descansar en su cadera. Simplemente buscando contacto o tratando de tranquilizarlo, no lo sabía y no le importó. Mark lo había amado tanto como el primer toque de esta criatura venida del cielo que, por algún milagro, se enamoró de él y lo llamó “Suyo”.

En un movimiento rápido, rápido e imposible para un humano, Abdiel los había manejado hasta quedar de lado, él con sus alas alrededor del pequeño humano. Las alas que lo envolvían sin dañarlo de ninguna manera.

—Renuncié a mi lugar en el Cielo por él, porque no hay otro lugar para mí en el Universo que éste —apretó a Mark más cerca y este lo abrazó con más fuerza, sus delgados brazos humanos apresándolo y sus labios fueron al cuello del ángel—, no hay nada por lo que lo cambiaría. Pero, al menos hasta que Él decida lo contrario, sigo siendo un ángel y todo lo que eso conlleva. Y sólo hay una razón por la cual lo agradezco y es precisamente él: porque cuando la Guerra empiece y haya que luchar por la Humanidad o contra ella, la razón por la que di simbólicamente mis alas quizá sea la razón por la que las pierda de verdad. Y lo haré con gusto, siempre y cuando logre defender lo que más quiero y permanecer con a su lado.

Mark, sintiéndose más frágil y pequeño que nunca entre dos ángeles que hablaban del apocalipsis –o como quieras llamarle– y de Dios con la facilidad que él hablaría de un viaje en metro o una ida al cine, se había estremecido, enterrando su rostro en el amplio pecho de Abdiel.

Abdiel lo abrazó con más fuerza, no sólo con sus alas, y besó un lado de su cabeza.

Ninguno de ellos vio cuando Ángel bajó la mirada, evitando la amorosa escena frente a él, sus ojos llenos de lágrimas. Su mano tembló, antes de que la otra rodeara su muñeca y la detuviera: recordando el último abrazo, la promesa.

¿Sería capaz él de luchar contra el Cielo, contra sus hermanos y su Creador, por defender a Wolf?

Había lágrimas bajando silenciosamente por sus mejillas, lágrimas que Abdiel no vio aunque presintió.

Y la voz rota de un ángel que se vio separado de su Ancla, su Ancla real y no el engaño que era el Cielo, cuando dijo a través del nudo en su garganta: —Necesito tu ayuda.

Mark había echado una rápida mirada furtiva. Abdiel le había contado una vez: —Los ángeles fuimos la primera creación de Dios. Después él los hizo a ustedes, a Adán y a Lilith, los primeros humanos. Pero Lilith no resultó como Él esperaba, ni siquiera fue Adán quien se quejó, fue Él porque "a su imagen y semejanza" era una mentira. Ustedes, su creación favorita, no debían ser como él, no podían crear ni pensar por sí mismos, vivían en esa bonita burbuja perfecta, en su Paraíso que no requería que abrieran los ojos. Y Lilith lo hizo, ella no quería ser simplemente una extensión de los deseos de Adán, ella quería voluntad propia y eso la condenó al Infierno: a ser llamada “Demonio” como antes Luzbel fue condenado a ser conocido como “Lucifer”, dando paso de esa Luz Bella a la Oscuridad.

«Vino después Eva. Eva debía ser todo lo que Lilith no. En retrospectiva, no fue su mejor decisión insistir en algo condenado al fracaso. Sé que algunos le insistieron, pero nunca quiso verlo. Vino entonces aquel gran "pecado", que de nuevo fue buscar su libertad, su libre albedrío y condenó a ambos esta vez: expulsados del Paraíso. Y entonces el segundo gran error de Dios: la Tierra de los hombres.

«Sabes de los Guardianes, ¿cierto? Fueron mis hermanos encargados de vigilar a los primeros hombres sobre la Tierra, los expulsados del Paraíso, los pecadores. De lejos para no ensuciarse con su existir. Pero, ¿cómo no iban a atraerse las dos creaciones perfectas, o casi, de Dios?

«Obviamente lo hicieron. Los Guardianes fueron, como polillas a la luz, hacia los frágiles y encantadores humanos. ¿Por qué Dios los castigaba así? Estuvieron juntos y surgió de ellos una nueva raza: los Nefilim, mezcla de ángeles y humanos.

«Y el Cielo tembló de miedo porque juntos, juntos eran un peligro. Los sucios humanos rebeldes podían manchar la pureza de los ángeles y corromperlos. Eso dijo Él, eso dijo antes de buscar separarlos para siempre como castigo. La verdad es, mi querido humano, que tenía miedo porque juntos podíamos más que el Cielo: imagina el ingenio humano con la fuerza de los angeles.

«Y por eso intentó separarnos de las que verdaderamente eran nuestras Anclas, nuestras guías en este existir, la liberación de nuestra fuerza real. El Cielo nunca fue más que una bonita manera de encadenarnos, un disfraz para el "Paraíso" nuestro, el que nos encerraba a nosotros.»



...hoy la piel de “Ángel” se veía pálida de un modo ceniciento, hoy no había ese resplandor con el que se presentó a pedir ayuda, el dulce rubor que apareció cuando les contó de un tal Darren Wolf –Mark había estado presente por insistencia de Abdiel, “Se queda o yo me voy. Tómalo o déjalo. Si buscas mi ayuda, no cometas el error de menospreciar lo que más amo...ya que lo hiciste contigo mismo, hermano”– parecía perdido para siempre, su mirada perdió su brillo y parecía incluso más pequeño.

A Mark le daba pena. Su pecho se oprimía sólo de imaginarse lo que el tal Wolf y “Ángel” debían estar sintiendo. Si eran como él y Abdiel: si a él lo separaran de su ángel, se sentiría morir.

¿Cómo “Ángel” podía resistirlo?

¿Y el humano? ¿Cómo estaría el humano?

Mark incluso dudaría de si no había muerto ya –¿dos meses separados? Él no habría durado tanto sin su Abdiel– de no ser porque Wolf, lo había investigado ya, era demasiado importante como para que su muerte no fuera noticia.

Y aún así, hacia casi esos mismos dos meses que nadie lo veía salir de su mansión ni aparecer por su empresa.

Y Mark lo sabía porque, sin permiso de Abdiel, había ido a la famosa empresa farmacéutica “Larga vida”, con aquel nombre raro en otro idioma, para intentar hablar con él.

Pero no había sido aceptado por la seguridad del lugar y el jefe temporal, o subjefe, lo que fuera, un tal Charlie lo miró como si fuera un ser insignificante antes de salir corriendo con su maletín color plata. —Si necesitas empleo, niño, deja tu currículum y quizá te llamaremos.

Mark hizo un puchero. Odiaba que lo trataran así sólo por ser pequeño, si sólo supieran lo fuerte que se volvía cerca de Abdiel. No se sentía valiente sólo debido a su protección, habían descubierto hace ya tiempo que la cercanía entre ambos los fortalecía a los dos y no sólo al ángel. Además de que, obviamente, estaba alargando su vida mortal.

—¡AAAHH! —Mark gritó con tanta fuerza que su garganta dolió cuando los dedos de esa mano helada rodearon su muñeca. Habría tropezado si no fuera por la fuerza con la que “Ángel” lo sostenía.

Esos ojos azules lo miraban sin realmente mirarlo. Daba miedo lo perdido que este ser estaba, ni siquiera durante el siglo que llevaban vagando por la Tierra y buscando volver al Cielo alguien debía haberse visto así de roto y vacío.

Todo el era frío: su piel, su mirada, su aliento. Todo, excepto el calor en su voz cuando rogó: —Darren Wolf, mi Darren, por favor no. No lo hagas.

—¿Qué...? —los brazos y el fuerte tirón de Abdiel lo interrumpieron. Llegó justo a tiempo para protegerlo con su propio cuerpo, sus alas se extendieron y lo rodearon, chocaron con las del otro ángel creando caos y destrucción a su alrededor.

Mark se estremeció, encogiéndose todavía más. Cerró los ojos con fuerza. Él sabía que las únicas alas que nunca lo dañarían eran las de Abdiel, las de “Ángel” –si Abdiel no hubiera llegado a tiempo– lo habrían destrozado como todo lo que ahora mismo yacía roto en la habitación.

¿Por qué “Ángel” había buscado atacarlo?

¿O tal vez, porque su mirada no parecía estar aquí, quería defender algo?

—A alguien —Abdiel susurró a su oído, poniéndolos de pie lentamente. Porque, por supuesto, había estado leyendo en sus pensamientos.

—¿A quién? —Mark tembló mientras Abdiel lo sacaba de lo que quedaba de la habitación.

—¿A quién crees tú, tonto? —la voz de Abdiel, igual que la punta de su ala en su mejilla limpiando un fino hilillo de sangre no eran sino cariñosas.

Mark se estremeció, sintiendo su mejilla curarse. —¿Wolf?

Abdiel asintió.

—¿Qué le pasa?

Abdiel hizo una mueca. —No lo sé, pero... —los alejó con un par de saltos, sus alas nuevamente extendidas cuando el lamento de “Ángel” y el ruido de más cosas rotas se escuchó—, ...pero no debe ser bueno.



* * *



Wolf soñaba. Recordaba.

La sensación de vacío en su pecho, el miedo amargo y afilado en su vientre que fue extendiéndose por todo su cuerpo, como si le corrieran por la sangre en sus venas llenándolo por completo, explotaron casi cegándolo cuando había regresado a casa –“A casa” como Ángel la había llamado una vez, no refiriéndose al Cielo sino a su hogar, el de ambos...por un tiempo–, su mano temblaba mientras abría la puerta y ya lo sabía, por supuesto que sí, que al otro lado no había nadie, que sus ojos no encontrarían lo que buscaba y no era porque su vista estuviera empañada por las estúpidas lágrimas, era simplemente porque aquí ya no había nada para él.

Aquí en su casa, que no era un hogar sin él; aquí en la Tierra, un mundo enorme y vacío si no volvía a su lado; aquí en la vida, si Ángel volvió a su Cielo y la muerte ya no lucía tan mal.

Y se dijo que cuando se tambaleó fue por la pérdida de sangre, aun cuando Charlie no tomaba más de la necesaria.

¿Y para qué, maldita sea, para qué si él ya sabía que lo suyo no era un cáncer, que nada iba curar la ausencia de su alma y la condena cuyo plazo expiraba dentro de sólo unos meses?

Se dijo que el no poder respirar era porque había salido prácticamente corriendo antes de recuperarse por las nuevas muestras tomadas y el otro intento de Cura que le habían inyectado.

Que su garganta cerrada no era un estúpido nudo y las lágrimas no eran por el dolor...

Ángel no cumplió.

Ángel se fue.

Ángel lo había abrazado y besado por última vez.

El mismo maldito dolor que hoy Wolf ya no tenía fuerzas para decirse que no era real.

Literalmente ya no tenía fuerzas.

Siela descansaba a su lado, en la enorme y fría cama. No importa cuánto subieran la temperatura del lugar, Wolf seguía helado y contagiando su frío.

Siela tenía una de sus manos entre las suyas, sus ojos cerrados y sus dedos dibujaban patrones aparentemente invisibles y sin sentido...aparentemente.

Siela venía de una familia que, como su mismo nombre –“Alma”– lo decía, sabía más sobre ellas de lo que cualquier otro humano. Incluso su pequeño Alejandro, que no sabía de su existencia, podía atraparlas en sus dibujos.

A veces Siela lo envidiaba, deseaba tener su don; de ese modo, si ella también fuera una Atrapadora de almas, podría recuperar la de Wolf y ayudarlo de verdad, no sólo darle más tiempo y contrarrestar el dolor.

Siela dibujaba en su piel runas invisibles que compartían la suya, su alma, con Wolf. Con el pequeño niño que estaba escrito en su destino que debía cuidar...porque su propio destino era mucho mayor que el suyo, más importante. Wolf no podía morir sin cumplirlo.

—Niño, niño, no quieres entender que ese ángel terco no te ha dejado. Lo prometió, ¿cómo es que no lo entiendes? Nunca se iría sin despedirse. No sé dónde está, Darren, pero sigues vivo y sé que no es por mí. Así que debe ser que...

Tres cosas sucedieron en ese momento:

El timbre sonó.

Los ojos de Wolf se abrieron de golpe, vacía su mirada buscando algo. Tembló, tembló de pies a cabeza y no era por el frío del lugar. El miedo en esos ojos oscuros estremecía el alma de Siela.

Y un lamento angelical llegó hasta ellos. El grito de Ángel que en algún lugar lo sentía tanto como Wolf: el peligro, la muerte que tocaba a su puerta.





* * *



Frente a la reja de la mansión Wolf, una mujer delgada y alta esperaba. Su piel morena, un fuerte oscuro que contrastaba con el traje blanquísimo y entallado que usaba.

Bajó sus gafas de sol. Retiró un guante de su mano cin un rápido movimiento y después, con ésta, el sombrero que usaba. Sus ojos negros, negros de verdad, buscaron la cámara de seguridad. —Déjame entrar, Wolf. Tenemos que hablar. Algo no está funcionando —sus labios rojos y su ceño fruncidos.

Su mirada bajó hacia sus pies, ahí donde no había sombra alguna.









* * *

Pasó un largo mes sin poder actualizar aquí 😩 creo que nunca había tardado tanto 💔 de verdad una disculpa porque prometía capítulo y nada, pero he tenido muchísimo trabajo 😞

Gracias si es que alguien sigue leyendo, de verdad muchas gracias por no abandonar, por dejar su voto y comentario apoyando esta historia ❤

La semana anterior pregunté si esperaban por un capítulo un poco largo y dijeron que sí, espero haya valido la pena 🙈

¿Qué les va pareciendo el avance de la historia, los giros, los misterios revelados, nuevos personajes como Mark bebé y Abdiel...?

Stella llegó 🙊

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