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46. Recuerda lo que prometí

Pero si nosotros, si no nos volvemos a ver, te deseo, te deseo una vida larga y feliz. Espero que me recuerdes con cariño.
(A.Hazard)





—¿Por qué me estás viendo así? —Wolf detuvo su taza de café a medio camino de su boca. Algo en Ángel estaba mal, desde que tuvo esa pesadilla, aun cuando logró despertarlo...Ángel parecía como si realmente no estuviera aquí...


«—¿Ángel? Despierta. Todo está bien. Sólo es un sueño —Wolf había sentido su pecho apretarse al notar las lágrimas de Ángel.

¿Qué podía soñar un angel que lo hiciera llorar?

—No —Ángel gimoteaba, su rostro cambiando de expresiones.

Sus manos buscaron algo... Tantearon por algo hasta dar con Wolf, sus alas todavía lo cubrían como si intentaran protegerlo de algo.

—Ángel —aunque, por extraño que parezca, las alas de Ángel no lo lastimaban; era más como un cosquilleo que comenzaba ahí donde tocaba y se arrastraba hacia adentro, traspasando su piel, lo hacía sentir extraño—. Ángel, cariño, despierta, por favor. Me estás... Me estás... —no quería sonar débil, no quería decir que lo asustaba.

Él era Darren Wolf, tenía tanto poder y dinero como quería. Él no era débil, no era frágil, no era una víctima.

No quería serlo.

¿Qué tenía Ángel que en sólo unos meses cambió por completo su vida?

Habían comenzado como captor y cautivo. Ángel era sólo un medio para obtener un deseo, un rostro bonito y angelical que lo había cautivado, un cuerpo exquisito...

Y algo más. Wolf nunca lo dijo, pero era como si un hilo invisible lo hubiera llevado hasta esa subasta, tirando de él, guiándolo, hasta que se detuvo frente a la línea de ángeles desnudos y sus ojos ya no pudieron despegarse de ese ángel, específicamente ese que atrapó su atención.

Algo había cambiado entonces, el hilo –lo que sentía como un hilo– ya no tiró, pero lo mantuvo en su sitio. Podía acercarse al ángel, pero no alejarse.

Y ahora, ahora Wolf era un patético humano que había olvidado su propósito, que dio su libertad al ángel, que olvidó su deseo, que se enamoró, entregó su corazón a alguien que nunca se quedaría...aun si eso significaba su muerte.

Él, que intentó dominar a Ángel, terminó como el perdedor de la historia.

Otra vez.

Los ojos de Ángel se abrieron de golpe. Enrojecidos, vidriosos, desenfocados.

Tardó en reconocerlo, pero cuando lo hizo sus manos nunca dejaron de recorrerlo, su cuerpo, su rostro... No era sexual, incluso cuando estaban desnudos y sus dedos rozaban sus muslos, sus caderas, sus hombros, el abdomen... Wolf volviéndose loco, mientras un Ángel que parecía ebrio –o sonámbulo– tanteaba en busca de heridas.

—Ángel, estoy bien, fue un sueño —Wolf ni siquiera preguntó qué había soñado. ¿Los ángeles tenían premoniciones? ¿Y si Ángel había soñado con su muerte y por eso actuaba así?

Ángel hizo una mueca antes de abrazarlo con fuerza. Sus cuerpos entrelazándose. Tan extraño. Sus alas se habían apretado también a su alrededor, como envolviéndolo en un capullo protector.

—Ángel, cariño –ni siquiera lo pensó, las palabras dulces y suaves sólo salieron con naturalidad, así como sus manos recorriendo el cuerpo del ángel, cerca del nacimiento de sus alas. Ángel se había estremecido—. Está bien, de verdad, fue un sueño. Estamos bien, estamos aquí. Estás conmigo.

Ángel había balbuceado algo como “Uriel dijo...” y “No lo haría, te juro que no...” mientras lo abrazaba...»



Ángel se limitó a mirarlo antes de negar. Sus ojos azules se arrastraron sobre él y Wolf sentía casi físicamente su mirada, así como había sentido sus manos sobre su cuerpo, insistentes como buscando algo.

—Nada. Sólo no deberías salir. Me lo prometiste.

Wolf quería reírse y bromear sobre los celos de Ángel, repetirle por enésima vez que Charlie era sólo un amigo, pero esto parecía algo más. Ángel parecía preocupado y se rehusaba a decirle la razón.

—Será rápido —Wolf no lo miró. No podía hacerlo porque si Ángel le preguntaba la razón, no estaba seguro de ser capaz de seguirle mintiendo.

Será rápido. Sólo unas muestras y podré volver.

Él siempre había estado muy involucrado en el proceso, en la búsqueda de la Cura; incluso cuando no entendía absolutamente nada de lo que hacían en los laboratorios. Pero desde que Ángel llegó, lo dejó de lado, todo en manos de Charlie.

Primero, porque ya tenía una opción mejor: el deseo de un Ángel; algo más seguro, rápido y eficaz.

Y después, porque realmente ya no estaba seguro de querer seguir buscando. Era extraño cómo se enamoró tan rápido, por qué cayó tan inesperadamente, pero así fue y si Ángel se iba... No, no si...cuando se fuera, tal vez ya era su momento de rendirse a la muerte. Era su destino. Por ella se había condenado, por Stella.

Pero hoy no podía posponerlo más. Charlie haría demasiadas preguntas si no iba.

Ángel lo miró brevemente. A punto de decir algo, pero pareció arrepentirse en el último momento.

—Haz lo que quieras —entonces se levantó y se fue.

Wolf lo miró irse, sintiéndose extraño. Le dolía el corazón. Tanto que casi consideró quedarse. Tenía un mal presentimiento.

Pero no podía. Tenía que ir.

—Será rápido —se dijo a sí mismo—. Volveré pronto y todo será como antes. Todo estará bien. Todo está bien.

Estaba ya en el auto cuando Ángel apareció de la nada frente a él. Lo hizo tan de repente que Wolf apenas tuvo tiempo de pisar el freno. Aunque salió ileso, la puerta se abrió de golpe y él estaba en brazos de un ángel que temblaba sin control.

Ángel enterró su rostro en el hueco de su cuello. Y Wolf quiso creer que era su imaginación cuando lo escuchó en su cabeza: “Cuando vuelvas, más tarde, sólo recuerda mi promesa.”

«Voy a irme. Sabes que voy a irme. Lo sé y lo sabes. Pero te prometo despedirme antes, no me iré sin que lo sepas.»


Porque cuando Ángel habló, su voz fuerte aunque inestable, sus palabras fueron otras: —Lo siento. Lo siento, no quería molestarme así... ¿Me prestarías tu oficina para entretenerme mientras no estás? No haré desastres, lo prometo —Wolf sintió la sonrisa de Ángel contra su cuello y eso lo distrajo lo suficiente.

—Uumm... —había estado a punto de preguntarle a Ángel que le pasaba, por qué actuaba tan raro, pero lo que salió fue: —Claro, toma todo lo que necesites.

—Gracias —Ángel se separó entonces, su mirada tan intensa, acunó su rostro y se acercó lentamente, lo besó con ternura, pero insistentemente, como si quisiera dejar su marca en él, un recuerdo, una huella, y al terminar juntó sus frentes un momento, como tratando de alargarlo todo lo posible—. Te quiero. Cuídate. Te am... —se interrumpió, negó y lo soltó entonces—. Sólo ve con cuidado.

Wolf estaba boquiabierto. Él no iba a decirlo. No iba a decir "Te amo". Obviamente no.

Se rio, tambaleándose un poco cuando Ángel lo soltó tan de repente. Se sintió como más que sólo una distancia física. —No hables como si me estuviera yendo a la guerra. Como si fuera un adiós. Voy a la empresa y regreso. Tú... ¿Quieres venir?

Ángel lo miró, algo brilló en sus ojos, pero fue fugaz. Quería hacerlo, quería ir con él y asegurarse que estaba bien, que Uriel o alguien más no lo dañaba. Pero no podía, era más útil aquí.

Si buscaba el nombre de los compradores en la Subasta de deseos, podía ir con ellos, recuperar a sus hermanos e irse. A ellos no tendría que convencerlos. Iba a liberarlos, a salvarlos. Y entonces Wolf estaría a salvo también.

Estaría mejor sin él. Más seguro.

Wolf creyó ver una lágrima caer antes de que Ángel desapareciera tan rápido como había llegado.

Sus palabras, aquellas que imaginó, todavía resonaban en su cabeza mientras conducía a la empresa. ¿Qué promesa se supone que debía recordar?

«Siempre cumplo mis promesas, Darren Wolf. Y te lo estoy prometiendo, no me iré sin avisar.»










* * *

¿Qué creen que pasará ahora? 🙈

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