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43. Amores de Tántalo

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puede ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado,
uno de esos amores de tántalo* y azar
que Dios no admite porque tiene celos.
(Mario Benedetti)




[Algunas semanas después]

Wolf había despertado hacía ya rato, pero estaba intentando no moverse, no queriendo despertar a Ángel.

Su ángel.

Mordió su lengua ante el pensamiento, como si con ese simple gesto la idea fuera a desaparecer.

Suyo.

Dios, se sentía tan suyo.

Extendió su mano, sintiendo como su corazón se llenaba con el sentimiento. De verdad se sentía suyo. Apenas se permitió tocarlo, la punta de sus dedos casi flotando sobre la piel suave y sonrosada de sus mejillas. Las yemas bailando en una caricia suave, tan tan suave como el aleteo de una mariposa... Cálido, su pecho se llenó de una calidez que nunca antes de Ángel sintió.

Su mirada recorrió aquel rostro perfecto. No había otra palabra para definir a un ángel y mucho menos al suyo –siempre lo pensaría como suyo–: perfecto. Simplemente, Ángel era perfecto, físicamente perfecto.

Aun cuando estuviera lleno de imperfecciones, Wolf se encontró amando cada una de ellas: porque ellas lo habían traído hasta él. Fue el mayor defecto de Ángel –creerse superior y dueño del destino de sus hermanos– lo que unió sus destinos aquella noche en la subasta de ‘Deseos de ángeles’.

Su cuerpo se encontró moviéndose más cerca de Ángel. Todavía sin llegar a tocarse, simplemente atraído por él. Últimamente no podía obtener suficiente de él, se sentía como un adicto necesitando una dosis diaria. Ángel lo hacía sentir vivo; tanto que sin él no sabía cómo viviría, tanto que llegó a considerar pedirle quedarse mientras viviera...de cualquier manera ya no sería mucho.

Pero la idea de ser rechazado lo detenía. Simplemente imaginarse que, incluso después de saber todo, Ángel pudiera decir “No”, dolía...

Su mano se movió de su rostro hacia su cuello, tocó más de lo esperado cuando Ángel se movió entre sueños, sintió su pulso acelerarse bajo su pulgar. Wolf acarició y Angel se quejó hasta que sus murmullos se convirtieron en suaves gemidos entrecortados. Sus labios se separaron y él se removió, arqueándose, buscando más...

El movimiento provocó que las delgadas sábanas cayeran más alla de sus caderas. Los oscuros ojos de Wolf se fijaron en el hueso afilado, la marcada línea de esa sexy V, el abdomen plano... Él quería aferrarlo con sus manos hasta probar cada centímetro de él, porque sí, todavía lo deseaba; pero también quería aferrarlo para no soltarlo nunca, porque...

Wolf cerró los ojos y sacudió la cabeza; como si así pudiera sacudirse la idea, sacársela del corazón.

Amor.

No podía ser amor. No podía. No cuando precisamente por amor estaba así. No cuando Ángel se iría...

Aunque que había dicho aquella hemosa heroína de sus libros, Tessa, "¿amores merecen el dolor de perderlos?"

¿Lo hacían? ¿De verdad?

Wolf suspiró y alejó su mano que había estado a punto de arrastrarse a través de esa tentadora cadera. Ángel se quejó todavía dormido, como si incluso en ese estado sintiera la pérdida de una caricia que nunca llegó.

Wolf miró la línea que iba desde las costillas de Ángel hasta sus caderas, siguiendo la curva que descendía por sus piernas... Era perfecto. Ángel no era nada como Stella y, sin embargo, era perfecto. Perfecto, puramente perfecto.

Había pensado que ella lo era... Hoy sabía que no fue así, él se había equivocado. La perfección estaba hoy frente a él.

“Si tuviera alma —Wolf pensó—, con gusto te la daría, mi hermoso ángel rebelde. Ángel necio”.

Se acercó una última vez. Un poco más en esta ocasión. Su nariz se arrastró sobre el pecho de Ángel, sintió el roce de piel contra piel, inhaló el aroma dulce y celestial que juraría que llenaba sus pulmones de vida, sintió el latir del corazón que ahí habitaba y que en otras circunstancias habría luchado por llamar suyo.

Sus labios rozaron justamente donde el latido constante parecía llamarlo, cantarle, y después se alejó.


* * *


—¡NO! —el grito de Ángel los sorprendió a ambos.

Su garganta, igual que su pecho se sintió, desagarrada.

Sus ojos azules se abrieron enormes, sin rastro de sueño ya, pero tampoco parecían estar aquí. No miraba nada, su mirada estaba perdida en algo lejano. Su respiración agitada.

—¿Ángel? —Wolf odiaba cuando se mostraba débil, él no quería ser débil nunca más, caer por alguien de nuevo, pero aquí estaba. Casi quería reírse de sí mismo, primero una Stella y ahora un Ángel. El cielo parecía reírse de él.

Su voz dudó, tanto como su mano extendida –insegura– temblaba.

La dejó caer cuando Ángel parpadeó con otro tembloroso "No" medio suspirado.

Se obligó a moverse para salir de la cama. No quería darse a sí mismo falsas esperanzas –aun cuando Charlie insistía–, pero quería tanto creer que era posible, quería que fuera posible, quería aunque fuera un poco más de tiempo...con Ángel.

E, irónicamente, sólo dejándolo podía luchar por ese tiempo.

Y entonces la punta del ala de Ángel rozó su cadera; suave y débil, pero lo suficiente para detenerlo. Ángel también temblaba.

Se miraron. Ángel suplicante. “No te vayas”.

Ángel no podía confesarle la verdad...

Wolf sintió su pecho doler. Él no podía decirle...


—¿Qué...? —Wolf se lamió los labios. Ninguno de los dos había hablado de lo obvio: esa comunicación silenciosa—. ¿Qué pasa?

...que estaba soñando con su Creador...

—Quédate —Ángel lo rogó en un suspiro.

...que su tiempo estaba contado...

—¿Para qué? ¿Qué quieres...hacer? —Wolf quería quedarse, pero... Suspiró frustrado.

—Nada... Todo... —Ni siquiera él sabía. Ángel se encogió de hombros y le dio una media sonrisa—. No vayas a tu trabajo, ni busquemos ángeles perdidos tampoco... Sólo quédate. Tú y yo, Darren. Sólo nosotros. Sólo quédate.

...y que él –el Creador de todo y de todos– condenaba sus sentimientos.

...que le dieron sólo un año y la cuenta regresiva empezó antes de conocerse.


¿Por qué Dios no quería a Ángel con su Ancla, si Wolf lo hacía sentir tan bien, tan poderoso, tan vivo, tan libre?

Wolf lo miró. Su tiempo se estaba acabando –el de ellos juntos y el suyo en este mundo–. Se acercó, el ala de Ángel rodeando su cintura suavemente. Puso una mano sobre su pecho y la otra intentó llevarla hacia su espalda, a aquel punto perfecto. Juntó sus labios a ciegas.

—Bien. Tú y yo. Hoy —y el tiempo que nos quede— sólo tú y yo.

Y Ángel lo besó.

“Aunque el Cielo no lo quiera”.










* * *

*Amores de tántalo: Tántalo es un personaje que intenta engañar a los dioses y robar su poder. En una ocasión les ofrece un banquete preparado con su hijo muerto, cuando los dioses se dan cuenta lo condenan a pasar hambre y sed eternamente... Permanece en un lago que le llega al mentón: teniendo el agua tan cerca, siempre tiene sed. Entonces creo que ya entienden este amor: tan cerca, pero que no se alcanza 😭💔

Porque Dios tiene celos 🙊, ¿por qué el creador de Ángel no lo querrá con su Ancla?

Stella (la misteriosa ex de Wolf) significa "Estrella" en italinano, por eso Wolf habla del Cielo 😅

QUIERO LEER SUS TEORÍAS ❤

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