39. Te quiero
No sé que hice para merecerte y Dios sabe que debería decirte que te vayas, pero está claro que esa nave zarpó... Te quiero a ti. Y soy lo suficientemente egoísta como para retenerte mientras me dejes.
(E.Frank)
—Darren... Wolf... —Ángel sonaba ansioso, desesperado, justo como se sentía mientras aferraba el rostro de Wolf, sintiendo que podría irse en cualquier momento, que quería irse—, no entiendo nada de esto, cómo es posible —¿cómo había pasado de odiar las manos del humano que lo compró en una subasta a necesitarlas sobre él?—, sé cómo comenzamos, sé lo que te he dicho, sé lo que me he dicho —y ya no podía negarlo, no podía seguirse mintiendo—, y tal vez me arrepienta, pero lo haré más si me voy y no lo viví contigo. Yo quiero que lo hagas, que lo hagamos —y agregó, porque sentía que iba a morir si se negaba: —Por favor.
Wolf se congeló, no hizo nada para irse, pero tampoco volvió a besarlo. A pesar de que podía sentir el aliento cálido y dulce de Ángel golpearlo por tan cerca que estaban. Su pecho subía y bajaba, chocando con el suyo, podía sentir lo acelerado del corazón de el ángel...
Pero no podía creerlo, ¿de verdad iba a suceder, aquí y ahora?
Después de semanas de rogarlo, de tentarlo hasta que se rindiera al deseo... Y lo más importante, cuando antes lo único que quería era poseer el exquisito cuerpo del ángel rebelde, ¿lo iba a tener hoy que deseaba más, hoy que quería entrar más que sólo en un cuerpo hermoso?
—Darren, por favor —Ángel lo susurró, se quejó lastimeramente mientras se arqueaba lentamente y volvía a rozar sus labios juntos. Y el tono que usó para decir su nombre tenía a Wolf temblando, tanto como el miembro duro y caliente moliéndose contra el suyo le cortaba la respiración—. Por favor, lo quiero... —una pausa y entonces el infierno e incluso la muerte podrían esperar: —Te quiero.
Te quiero.
No estaba seguro de haber escuchado bien.
Te quiero.
¿Era real?
Te quiero.
Yo también te quiero, pensó mientras tomaba los labios de Ángel entre los suyos, su cuerpo clavando con fuerza al que yacía debajo de él, sus dedos se clavaron entre los omóplatos de Ángel y se tragó el rugido que surgió de la criatura celestial que lo estaba volviendo loco.
No fue un gemido, fue un rugido. Y ambos temblaron cuando una de las manos de Wolf bajó hasta el trasero desnudo de Ángel.
Quería separarse y pedirle esperar, pensarlo bien. Pero también quería sentirlo, aunque fuera una vez. Ángel había dicho "Tal vez me arrepienta, pero lo haré más si me voy y no lo viví contigo...", él hablaba de volver al Cielo, se arrepentiría si se iba y nunca tuvo sexo con Wolf; pero Darren...Darren iba a morir y si había una vida después de ésta, se arrepentiría de no haber hecho el amor con el Ángel que le enseñó que podía volver a amar, que le recordó que su corazón no había dejado de latir todavía.
Wolf nunca pensó que encontraría un regalo diferente al comprar a Ángel y vivir con él.
Ahora si pudiera cambiar su deseo sin perder la vida...lo haría, para vivirla con él.
Ángel bajó una de sus manos, arrastrándola por el rostro de Wolf, el cuello, la clavícula que encontró en su camino –tan perdido en el beso, en el deseo, en las sensaciones, las manos de su humano volviéndolo loco– hacia su miembro duro. Él, él que juró nunca ceder, no caer ante la lujuria de los humanos y el contagio de Wolf hacia su cuerpo, el envolvió su erección con su mano, los dedos de la otra curvándose en el rostro de Wolf.
Darren se separó del besó, respirando apenas, sus caderas se balancearon como si así pudieran sentir más del Ángel que ahora mismo se daba placer por primera vez. Por primera vez se permitía ser libre.
Wolf se movió sobre Ángel, ambos gimiendo, sus rodillas a cada lado de las caderas de éste, sus manos lo soltaron a regañadientes para poder desnudarse a sí mismo. Ángel gimió de nuevo, sintiendo la pérdida, su piel hormigueaba donde Wolf estuvo amasando su trasero y su alas vibraban todavía dentro de él.
Un dedo pasó delicadamente sobre sus párpados cerrados y Ángel los abrió de nuevo, centrando su mirada en el humano que ahora se sentaba sobre él, admiró los músculos de sus brazos mientras se sacaba la camisa, apretó su miembro porque sintió una corriente de electricidad bajar por su columna y luego acumularse en su vientre bajo y recordó la primera vez que supo lo que era un orgasmo, apretó por instinto, tratando de retrasarlo, mientras su otra mano se movía hasta encontrarse con los duros abdominales de Darren Wolf, subió por su pecho, tímidamente, sus dedos bailando sobre la piel suave y caliente, su mano tembló justo antes de que presionara –no muy seguro de lo que hacía– uno de sus pezones.
Wolf gimió, echando su cabeza para atrás, Ángel podía verlo a pesar de las luces apagadas, y ese sonido lo excitó tanto como no creía posible. Su miembro latió en su mano, más líquido preseminal mojando la punta. Quería –y no dejaba de sorprenderse– estirarse y pasar su lengua por la columna del cuello de Wolf, morder su nuez, y después bajar al pequeño botón que ahora se atrevió a tomar entre sus índice y pulgar, el pezón se endureció bajo su toque y Wolf volvió la mirada al frente, sus ojos más oscuros ahora –imposiblemente negros– buscando el rostro de Ángel, del que sólo percibía algunas líneas.
Había algo, algo extrañamente excitante, con sabor a prohibido, al hacer esto sin poder verlo bien, sólo sentirlo.
Wolf se arqueó un poco hacia adelante, parpadeando varias veces, mordió sus labios para no gemir de nuevo y se arrodilló sobre Ángel para poder abrir sus pantalones y bajarlos lo suficiente, junto con su ropa interior, para liberar su erección que había hecho ya un lío pegajoso dentro. La rodeó con su mano, imitando –aunque con más seguridad– los movimientos de Ángel, pasó su pulgar por la punta húmeda y luego se congeló cuando la mano de Ángel dejó su pecho y se unió a la suya.
—Aahh —Habría sido imposible que Wolf se callara ese gemido—. Me vas... Ah... A volver loc-co...
—Mnm —Ángel lo miró, él que podía, adorando el éxtasis en el rostro del humano, amando saber que era él y nadie más quien lo provocaba. Se perdió en su expresión, alejando la locura por estar tocándolo tan íntimamente; se perdió en la calidez, la suavidad y a la vez la dureza del miembro de Wolf, en el líquido que se escapaba y se pegaba a su piel, justo como quería que estuvieran ellos, todo, completamente, sus cuerpos así se cerca, uno mismo.
Una maldita locura.
Y él quería volverse loco...al menos una vez.
—Tú —él respondió tardíamente y sintió los intensos ojos de Wolf buscándolo en la oscuridad—, tú...me vuelves loco a mí —la boca de Wolf se abrió, pero Ángel negó, aunque Wolf no pudiera verlo, apretó la erección de ambos en cada mano, sus propios muslos temblaron y entonces medio susurró, medio gimió: —Bésame.
O tal vez fue un ruego.
O una orden.
Lo único que Wolf supo es que ni siquiera un segundo después ya estaba retorciéndose y bajando por ese beso, sus pechos juntos de nuevo y esto, a pesar de que debería ser incómodo, se sentía como si sus cuerpos se conocieran de siempre, como si las piezas encajaran por fin, como si sin importar el modo esto fuera lo correcto, sin posibilidad de incomodidad y pausas llenas de duda. Eran nuevos, era su primera vez juntos, pero sus cuerpos se movían en sincronía, tal vez con torpeza, pero parecían saber qué hacer.
"Te quiero", Ángel lo volvió a pensar, "Te quiero, no sé si porque eres mi Ancla. O eres mi Ancla porque te quiero."
Los labios de Wolf se detuvieron a medio beso. ¿Ancla?
Pero Ángel no iba a tomar nada de eso, en un movimiento rápido, fuerte, pero calculado, los giró hasta quedar sobre él. —Quiero —habló todavía sobre los labios, ahora abiertos por la sorpresa, de Wolf—, quiero hacer esto... ¿Puedo?
Wolf iba a preguntar qué, pero entonces esas manos se adueñaron de sus caderas y fueron bajando por sus muslos hasta encontrar el lío de ropa que no se había quitado por completo.
Sintió esos dedos únicos colarse bajo la tela, rozando su piel, haciéndole cosquillas, lo que –y eso era nuevo– sólo lo excitó más, se rió nervioso, sin creer como su miembro latió más con sólo ese toque, y no vio la sonrisa de Ángel pero la escuchó en su voz: —Quiero... No sé muy bien de... Uh... Esto... No lo planeaba cuando vine a la Tierra, pero te conocí y has cambiado todo... Todavía no sé lo que será o si me voy a arrepentir o volver loco dentro de unas horas, pero quiero esto... Puedo... ¿Puedo terminar de desnudarte, Darren?
* * *
Ángel cedió por fin 😱
Hola 🙆 lo siento por dividir este capítulo, pero tengo una semana difícil y no tengo tiempo 💔 espero subir la segunda parte el fin, ¿qué tal hasta ahora? 🙈 ¿es lo que esperaban o una decepción?
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