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37. Ceder a ti

—Nunca supe que eras tú.
—Lo sé. No estabas listo para ver.
—Lo estoy ahora.
(E.Frank)





«Es de la empresa. Debe ser Charlie y seguro es importante...»

Como si no fuera suficiente con Rafael, el maravilloso ángel que aparentemente Wolf casi idolatraba.

«—Pero no puedes. No puedes estar con la luna, ¿cierto?»

No había pretendido ser cruel, fue simplemente que... Agh, ¿por qué Wolf tenía que mirar así a Rafael? ¿Por qué Rafael era amable con un humano?

Ángel, a pesar de haber bajado precisamente para saciar su curiosidad por la raza humana, nunca fue así de amable con uno. De hecho, era probablemente Wolf –y no voluntariamente al principio. Ya saben, larga historia...– el primero en estar tan cerca de él, el primero al que le permitió penetrar sus barreras.

El primero que, maldita sea, se coló en su vida, sus pensamientos, su... ¿corazón?



«—¿Encontraste una mejor opción? —Y él mismo sabía que estaba actuando de manera irracional—. Un ángel que caería por ti...»

Porque él no podía. Había caído por decisión propia, en un acto rebelde y egoísta. Y ahora lo único que buscaba era ascender de nuevo. Volver a su Hogar. Ni siquiera por Darren Wolf, este maldito humano tan contradictorio, caería definitivamente.

«Él estaría dispuesto, ¿no? Parece que hubo una conexión entre ustedes »

Y lo parecía. De verdad. Y Ángel lo odiaba por eso. ¡A un hermano! ¡Odiar!

¿Qué estaba mal con él?



«—Voy a la empresa —Y ni siquiera lo miró—. Charlie llamó, es importante —Maldito Charlie y el resto del mundo—. Tú... —Lo miró entonces y Ángel hubiera deseado que no lo hiciera, quedarse con el frío de su indiferencia y no con el hielo en su mirada, no lo había visto nunca así, probablemente ni siquiera al inicio cuando lo consideraba sólo un medio, un deseo, alguien desechable—, tú regresa a casa...o haz lo que quieras.»

Regresa a casa... Como si fuera su casa, de ambos, como si fuera posible...

O haz lo que quieras. Y ese maldito "haz lo que quieras" se repitió una y otra vez después de que Wolf simplemente caminara, alejándose de él, sin mirar atrás, mientras se quedaba ahí. Porque de repente dudó, él no podía ir a casa, a su Hogar, ¿cierto? El Cielo le estaba prohibido hasta que lograra convencer a sus hermanos –¿Y lo lograría algún día?–.

¿Y por qué rayos pensó primero en la mansión Wolf y no en el Cielo al escuchar ese "Casa"?



¿Por qué había actuado así con Rafael? Él era un ángel, era –aunque de un modo diferente– otro hermano, Ángel conocía su historia, Ángel conocía sólo la luz, ¿cierto? Porque los ángeles no van a la oscuridad, no toman malas decisiones, no son egoístas, no hieren a otros a propósito...

Tantos "No", ¿y Ángel realmente los cumplía?


Fue en plena crisis existencial –¿Un ser celestial puede tener una crisis?–, ahí en medio de la calle, a mitad de la plaza donde Wolf lo dejó, que alguien chocó con él. Hubo un gruñido claramente molesto y Ángel se giró lentamente, sin herederos deseos de disculparse, y entonces la actitud del chico –era un humano rubio, físicamente atractivo, unos intensos ojos verdes, era alto, musculoso, y miraba a Ángel de arriba a abajo– cambió por completo.

—Ah, disculpa —él sonrió, acercándose un paso más a Ángel, su mano peligrosamente cerca de tocarlo—, no te vi... ¿Estás bien? Pareces un poco... ¿perdido? ¿Necesitas ayuda? ¿Buscas algo?

Y Ángel retrocedió, dándose cuenta que no se estaba contagiando con la lujuria humana, no había enfermedad ni su mente se estaba perdiendo por vivir en la Tierra, porque él no quería ser tocado por este chico, él no quería que el cuerpo de este humano chocara contra el suyo, no quería empujar sus caderas contra él y que sus manos se clavaran en sus caderas, no quería que desecendieran hacia el centro y sus dedos lo envolvieran...

Los ojos de Ángel estaban muy abiertos mientras se daba cuenta por fin que su cuerpo no anhelaba simplemente contacto físico, que no había deseo sexual o de intimidad con cualquiera. Él quería sólo a uno. A Darren Wolf. Al único que parecía ser capaz de resistirse a él...

Porque justo ahora este chico se humedecía los labios y seguía avanzando hacia él. —¿Necesitas ayuda? —Volvió a preguntar—. No eres de por aquí, ¿cierto? ¿Quieres que te lleve a algún lugar? ¿Buscas algún sitio? Tengo tiempo... —Uh, y cuando su mano por fin tocó el brazo de Ángel hubo un escalofrío recorriéndolo, no dulce y ardiente como cuando Wolf lo tocaba, fue más como electricidad corriendo hacia sus omóplatos y sus manos, fue más como el impulso de empujarlo lejos, "No me toques", que el deseo de empujarse contra él como siempre sucedía con Darren.

—N-No... —Y Ángel no dijo más, no pudo. Simplemente retrocedió, apenas resistiendo el impulso de dejar sus alas y sus poderes libres, y corrió lejos. Porque era cierto ese "Haz lo que quieras", podía hacerlo, podía simplemente volar lejos. Y en su lugar corrió de regreso a casa... La casa de Wolf. Y podía decirse que era porque estaba cerca, porque sabía volver, porque era el único lugar que conocía... Pero incluso él sabía que era mentira.

Y después, era estúpido e iluso de su parte, pero esperó, esperaba que Wolf se arrepintiera de sus palabras, que entendiera su maldita actitud –aunque la verdad ni él lo hacía–, que sintiera el lazo invisible que tiraba de ambos –ese que dejaba a Ángel sin respiración– y volviera.

Esperaba que aliviara el dolor extraño que empezó en su pecho y comenzó a crecer más y más.

Siela lo había mirado al volver y Ángel juraría que esa mujer no era del todo humana, ella parecía ver más allá de su cuerpo, como si leyera en su alma...como si supiera...

—¿Necesita algo, joven Ángel? —Y el tono que usó para su nombre le recordó la actitud de Rafael, el juicio en esa simple palabra, como si ella también supiera su nombre real, como si ella también lo juzgara.

Y Ángel recordó entonces el por qué de su actitud con Rafael.

No eran celos, no, un ángel no tiene ese tipo de sentimientos. No. No. No.

No sólo eso, al menos.

Él simplemente negó y se encerró en la habitación de Wolf. No hizo nada tan patético como quedarse en el lado de su cama y respirar su aroma en la almohada, no se frotó suavemente contra las sábanas cuando su cuerpo ardió con necesidad –o tal vez sí–.

No dejó de imaginarse a Wolf con el maldito humano que obviamente moría por él. Charlie. O volviendo a la plaza y encontrándose de nuevo con Rafael, ¿y si a él sí le confesaba para qué necesitaba el deseo? ¿Y si Rafael cedía? ¿Y si Rafael...?

Ángel se estaba volviendo loco.

Estaba seguro de que si supiera con exactitud cómo llegar a la empresa de Wolf, habría ido. Con cualquier pretexto.

Y varias veces estuvo a punto de pedirle a Siela llamarle y preguntar a qué hora volvería.

Varias veces quiso ceder a su impulso y tomar su libertad –aunque fuera un momento, sólo salir antes de realmente enloquecer–, dejar libres sus alas y volar... Pero, ¿y si Wolf volvía cuando él estuviera? ¿Y si pensaba que lo había dejado?

¿Y por qué le importaba?

Un ángel no lloraba por razones tan mundanas, un ángel no es así... Y entonces algo debía estar mal con él, porque Ángel se durmió con una extraña humedad sobre sus mejillas y la almohada de Wolf.


* * *


Y debía estar soñando –era un sueño, ¿cierto?– cuando una mano suave, un tacto tan conocido, se posó sobre su piel desnuda.

Ángel gimió tan suavemente y aun así hizo eco dentro de él, la sangre en sus venas comenzó arder, de nuevo aquel escalofrío que era temido y deseado, el cosquilleo en su espalda... Justo donde esos dedos, parecidos a alas de mariposas, bailaban con cuidado.

—Otra vez —pidió, ¿rogó? No importa, era un sueño, se le permitía rogar en sueños, ¿no? Se le permitía ceder a sus deseos...

—Otra vez —pidió de nuevo cuando la mano no se fue, pero se detuvo—. Ahí. Otra vez...

Porque sus alas, por primera vez y seguramente era el único ángel al que le sucedía, pedían ser tocadas.

Y él quería ceder, él quería permitirse esto. Él quería sentirlo.

"Wolf" Ángel medio suspiró, medio gimió, justo cuando éste preguntaba "¿Ángel?"

Ángel se paralizó, sus ojos se abrieron de golpe, se removió y al hacerlo su espalda entró más en contacto con la mano de Wolf congelada sobre él.

—Aahh —Y Ángel no pudo callar el gemido, porque, uh, justo ahí. Wolf estaba en el nacimiento de sus alas. Su corazón se aceleró, su alma –esa tenía que ser su alma– latía, bailaba dentro de él. Y su cuerpo se encendió, los dedos de sus pies se encogieron, sus muslos y su vientre desnudos rozaron las sábanas mientras se movía, su miembro –ahora despierto también, duro– lo hizo vibrar.

—¿Ángel, estás...? —Wolf sonaba entre sorprendido y asustado.

—Loco —Ángel lo susurró sólo para sí, mientras giraba y atrapaba la mano de Wolf antes de que la retirara, tirando de él en el proceso.

Wolf gimió –o gruñó, ¿qué sonido fue ese?– cuando sus cuerpos chocaron y cayó sobre él, incluso sobre las sábanas dándose cuenta que estaba desnudo y duro.

—Ángel —Wolf se apoyó con su mano libre y quiso alzarse, separarse.

Pero Ángel no se lo permitió. Tomó su mano son más fuerza y lo envolvió con su brazo libre. Se arqueó –ni siquiera quiso hacerlo, su cuerpo ya no obedecía– buscando más contacto.

—No.

—¿No q-qué? —Y la voz del poderoso Darren Wolf tembló.

"No me dejes. No te alejes. No te vayas de nuevo".

Y lo que dijo en su lugar, sin pretenderlo, fue: —Perdón.

Eso debió sorprender incluso a Wolf, porque dejó de luchar. Finalmente se dejó caer sobre él, suspiró sobre su cuello un "¿Por qué?"

Por ser grosero con tu héroe.

Por no poder cumplir tu deseo.

Por no poder quedarme contigo –aunque parece que quiero hacerlo–.

Por no decirte lo que significas para mí.


—Por no ser lo que esperabas.

Wolf se echó para atrás y esta vez Ángel se lo permitió. Ni siquiera supo el demonio –Oh, la ironía– que desató cuando pasó una mano tras su cuello y bajó hacia su espalda, tan tan lento, y Ángel se arqueó, permitiéndoselo, y a la vez chocando más sus frentes.

Wolf iba a hablar, justo cuando sus dedos tocaron el punto exacto y un sonido exquisito y definitivamente no humano surgió de Ángel. Su ángel, su Ángel.

Estaba por retirarse cuando Ángel negó y abrió sus ojos, que no había notado cerrarse.

Y Wolf se quedó sin palabras. Porque vio el momento exacto en que esos cielos se volvieron de oro.

—Dios, sólo... Sólo... Tócame.

Estaba rogando. Despierto. Y no le importaba.

—Wolf... Darren...

Y entonces el humano que lo compró en una subasta, el que lo tocó por primera vez, el que despertó su cuerpo y sacudió su alma, lo calló con un beso.

El que si seguía así –y aunque no entendiera cómo era posible– probablemente sería el primero –y único– en tocar sus alas.

Ángel gimió, entregándose al beso como nunca antes, empujando a Wolf contra él. Tarareó feliz cuando los dedos de Wolf se clavaron en su espalda, también atrayéndolo más hacia su cuerpo y, sin saberlo, despertando sus alas.

Sólo un poco...sólo un poco más.








* * *

Hola 🙆, ¿qué tal el cap? 🙊

¿Será que Ángel cede por fin?

¡Y sus alas! 😱 ¡Sus ojos!

Ah ah, he disfrutado mucho este capítulo... Y lo que se viene 😅

¿Qué cree en que haya sentido Wolf mientras estuvieron separados? ¿Quieren su POV?

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