35. El ángel y la luna
El amor te cambia. El amor cambia al mundo. No puedes perder ese amor, no importa cuánto tiempo vivas.
(Cassandra Clare)
*Posibles SPOILERS de Hijo de la luna*
* * *
«—Estoy seguro que me voy a arrepentir de esto, ya lo estoy haciendo, pero vamos, dímelo».
Los ojos oscuros de Wolf parecieron brillar, todo el frío que en su primer encuentro y los primeros días se alojaron en esa mirada hoy se había derretido. —Bien, bien, todo comenzó hace más de dos mil años...
Ángel resopló y después se quejó cuando Wolf lo golpeó en el brazo. —¡Oye! ¿Eso por qué?
—Porque me estás interrumpiendo y te burlas... Ya no voy a contarte nada...
—Ay, por favor –Ángel intentaba no reírse mientras buscaba las manos de Wolf que éste retiraba molesto y comenzaba a alejarse, murmurando más quejas–. ¡No puedes de verdad enojarte, Darren Wolf!
Ángel fue tras él, ignorando los jadeos sorprendidos y las miradas de los transeúntes cuando se dieron cuenta que el chico que caminaba tan cerca de ellos era el famoso multimillonario.
Wolf ni siquiera pareció notarlo, o no le dio importancia, simplemente siguió caminando.
—Oh, vamos –Ángel lo alcanzó, atrapándolo con un brazo alrededor de su cintura. Wolf se tensó ante el contacto, tal vez no esperando eso de Ángel, y éste lo aprovechó para pegar su cuerpo al suyo, su pecho contra la espalda ancha del humano, su otro brazo rodeó su pecho. Y, aparentemente perdiendo el control de sí mismo, besó un lado de su cuello antes de subir y susurrar a su oído: —Anda, dime, mi adorable humano.
* * *
Por Dios.
O el infierno.
¿Qué rayos le estaba pasando a Ángel?
Y a él mismo, ¿cómo podía un simple contacto de los cálidos labios del ángel contra su cuello enloquecerlo tanto?
Y... ¿Notó que lo llamó "MI humano"?
Omitamos el "adorable", por favor. Él, Darren Wolf, no era adorable.
—Sabes que quieres –Ángel insistió–. Siento haberme burlado –y parecía honesto esta vez–, simplemente me sorprendió. Vamos, cuéntame tu famosa historia de la luna y el ángel...
Mordió sus labios para quitar el ridículo puchero –Ángel lo estaba cambiando tanto–.
—El Ángel de la Luna –lo corrigió.
Y la risa de Ángel hizo vibrar el cuerpo de ambos. Un escalofrío lo recorrió completamente, había un nudo en su estómago que se deshizo en fuego y hielo y ardió en su vientre bajo y más allá.
Recordó vagamente la promesa de Ángel, de ser suyo. La promesa que no había cobrado todavía. Y es que lo que hace unas semanas habría sido sólo sexo, sólo físico, el éxtasis y la emoción al hacer que el hermoso y sensual ángel cayera, hoy parecía más peligroso...para él –para Wolf–.
—¿Sigues ahí...? –Ángel se burló y sólo entonces Wolf notó que se estaban moviendo, Ángel los manejaba a ambos a través de la multitud hasta llegar a una plaza cercana.
—Cuéntame. De verdad quiero escucharte –y Wolf se inclinó hacia él inevitablemente, porque sus ojos realmente parecen trozos robados al cielo–. Darren –Dios, y la forma en la que lo dice, el arrastre de la "E" y la "N", las manos en sus rodillas cuando se sientan uno frente al otro, la calidez traspasando la tela de sus jeans–. Cuéntame.
Wolf siente su garganta de repente demasiado seca. Humedece sus labios con su lengua y Ángel sigue el movimiento –el también recuerda esa promesa pendiente–.
—Uh... Sí, hace dos mil años –Wolf tiene que mirar sus manos para tomar un poco de control, se siente peor que un adolescente, ¿es el efecto normal de un ángel sobre un humano o son simplemente Ángel y él?– Adel y Mark se amaron, pero era un amor prohibido, era un amor secreto. Adel trabajaba para la familia de Mark, fue en una noche de tormenta que sus miradas se cruzaron por primera vez. Y ya nada volvió a ser lo mismo, algo tan simple como una mirada cambió sus vidas, cambió el mundo...
Los dedos suaves de Ángel recorriendo su mandíbula de arriba a abajo, sintiendo el nacimiento de su barba, hacen que Wolf levante su rostro de nuevo. Hacia esos ojos que lo atraparan la noche de la subasta.
Y ambos lo saben. Sus vidas cambiaron también por un cruce de miradas. Fue cuando sus ojos chocaron que Wolf se encontró caminando hacia ese a ángel en particular y reclamándolo como suyo.
—¿Y entonces...? –la voz de Ángel es ronca y le cuesta todo su autocontrol no lanzarse a besar a Wolf en ese preciso momento.
Wolf traga visiblemente, el hipnótico movimiento de su nuez subiendo y bajando.
—Entonces ellos se amaron, porque el corazón no entiende de prohibiciones. Cada noche, con sólo la luna como testigo, ellos se amaron. Cada noche se adoraron sin que nadie lo supiera, hasta que esa suerte terminó.
—¿Cómo? –tal vez sólo un poco, muy muy poco, Ángel se acerca a Wolf.
Wolf suspira. —El secreto terminó. El padre de Mark no aceptó ese amor, era un insulto para su buen nombre. Él buscó a un hechicero... Esa noche ellos se amaron en cuerpo por primera vez...
Ángel se estremece ante la imagen, las palabras, "Amarse en cuerpo", tal vez porque sabe que la próxima vez –la primera vez– que ellos estén juntos ya no será sólo físico.
—...esa noche la luna dejó de ser testigo para ser condena. Esa noche los separaron, aunque no para siempre. El padre prefirió a su hijo muerto, lo ofreció a la luna como una ofrenda. Mark dejó su cuerpo mortal, dejó a su amor en la Tierra, y tomó su lugar en el Cielo.
Están definitivamente más cerca ahora, sus rodillas se tocan.
—Mark miró cada noche a su bello mortal llorarlo, hasta que fue tan doloroso que miró a cualquier lugar, excepto donde su corazón estaba. Fue así que él no supo cuando el joven Adel murió de pena, él no supo que un ángel piadoso –Darren lo mira a propósito, ¿realmente los ángeles son capaces de actos así? Por favor, por favor, dime que tú lo eres, mi amor– lo tomó entre sus alas y lo cuidó durante dos mil años.
Ángel se estremece y cierra los ojos. Ahora recuerda, ahora recuerda.
—Dos mil años y pidió su sangre pura, la sangre de un ángel nuevo unido a sus filas, uno que fuera antes humano, para tener un hijo, mezcla de ángel y humano, un Nefilim. Adel renació sin recuerdos, pero su corazón siempre deseó imposibles, tal vez guiándolo en realidad hacia su destino, hacia su pasado olvidado. Él quería un hijo, pero quería tener a ese hijo... –Wolf se detiene, esperando que ese detalle horrorice o sorprenda a Ángel, continua cuando no dice nada–, él miró a la luna una noche y le pidió a una estrella fugaz.
Y la luna lo entendió. El mortal quería un deseo. Ella –él– se lo concedió, y más que eso, prestó su cuerpo físico para cumplirlo. Fueron sus hijos, en plural, los que crecieron en el vientre del humano. Y fue sólo una noche la que bastó para que la luna recordara que su lugar no estaba en el cielo, quería estar aquí, con él, pero no sólo durante su embarazo.
Consiguió tiempo para hacerlo, reconquistar al chico que no recordaba su pasado ni sabía que él era el padre de sus hijos.
—¿Y cuándo aparece el famoso ángel?
Y lo sabe. Él lo sabe.
—Ellos tuvieron dos hijos, un varón y una niña. Pero encontraron y criaron también al Nefilim, al niño que era en parte suyo. Ella, Elara, y él, Rafael, se enamoraron.
La amiga de Adel, Esperanza, dio su vida mortal para ocupar el lugar de Mark, pero no fue suficiente. Al cumplirse el plazo volvió a la Tierra, ya no había Luna y debía buscarla. Pero fue Elara y no Mark quien ascendió y el Nefilim tras ella, aunque sabía que nunca la podría alcanzar.
Ángel se ha aferrado a Wolf, porque sabe lo que ese ángel sintió, querer un imposible, el ángel quería subir más allá del cielo para llegar a ella, Ángel deseaba poder dividirse, volver a su Hogar sin abandonar a su Ancla.
Y Wolf desea que, al igual que la luna, Ángel pudiera ver que su lugar no estaba en el cielo, ¿qué podría lograrlo?
Ángel recuerda ahora porque fue aquel hermano suyo el que diera un primer regalo a un humano, porque era su culpa que sus hermanos estuvieran en una subasta de "Deseos de ángel", porque era su culpa de Wolf lo hubiera comprado sólo porque lo necesitaba...
¿Y de quién era culpa lo necesitado que estaba ahora el propio Ángel, la necesidad que este humano le provocaba?
Su mejilla se frota contra la de Wolf y quiere burlarse, pero ya no puede hacerlo, porque es cierto. ¿Y cuando sucedió eso? ¿Ella sigue siendo la luna? Porque él debe seguir vivo...
—Darren –es como un suspiro su nombre, el susurro de un ángel. Se detiene porque Wolf se tensa entre sus brazos–. ¿Qué pasa? –él mismo se congela, su cuerpo listo para hacer lo necesario y mantener seguro al hombre en sus brazos y el cosquilleo entre sus omóplatos parece retardado, así de fuerte es el efecto de Wolf sobre él, tan distractor.
Ahí, al otro lado de la calle –cazador y no cazado–, está el primer ángel que se cruzaría en sus caminos.
* * *
Hola 🙆 actualización aquí por fin, gracias por esperar ❤
¿Sintieron la tensión entre este par? 😏
Para quienes han dicho que les gustaría el libro físico de Hijo de la luna, esos nombres usaría: Mark y Adel 😻
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