28. Soy todo tuyo
Nos resignamos al momento único y feliz. Preferimos perderlo, dejarlo transcurrir sin siquiera hacer el razonable intento de asirlo. Preferimos perderlo todo, antes de admitir que se trata de la posibilidad única y que esa posibilidad es sólo un minuto y no una larga, impecable existencia.
(Mario Benedetti)
* * * * *
—Vamos a casa —había susurrado Wolf en su oído, envolviéndolo en un abrazo que Ángel entendía sin necesidad de palabras: esperanza. En ese abrazo había esperanza de que incluso si sus almas no estaban entrelazadas y destinadas para siempre como las de Michael y Alejandro, aun así ellos fueran algo—. Ya no hay nada que podamos hacer aquí. No al menos hoy.
Y Ángel, a pesar de todo, había sonreído porque, incluso si se lo negaba a sí mismo, incluso si nunca le decía que era su Ancla, su segundo Hogar, había dentro de su alma un anhelo oculto de que fuera posible tenerlo en su vida sin renunciar al Cielo.
Tenía que aceptarlo, a pesar de las peleas, de haberse sentido usado, de saber que Wolf sólo lo quería por su deseo, que su cuerpo era lo que lo atraía, a pesar de todo eso Ángel nunca se había sentido más vivo que en las semanas que llevaba viviendo con él.
Nunca en toda su vida su alma se sintió tan agitada, tan necesitada... O tal vez era simplemente que estar cerca de Alejandro -el Atrapador de almas- y de Michael -un brujo cuya alma estaba entrelazada a la del amor de su vida- despertaba a la suya.
Y sonrió también porque sabía que no era posible, así no era como funcionaba la vida. No para los ángeles. Y definitivamente no para un ángel en la Tierra, tan lejos de su verdadero Hogar.
Y aun así se dejó hundir un rato más en las sensaciones que lo envolvían en ese abrazo, hasta de un suspiro de Wolf lo hizo voltear su rostro, sus mejillas se frotaron, piel con piel y parecían iguales, ambos, él y el humano, ¿por qué tenían que ser tan distintos en realidad? ¿por qué sus naturalezas no eran las mismas?
Ángel también suspiró, sus ojos se cerraron antes de que sus labios se frotaran contra los de Wolf. Empezó como con sus mejillas, sólo un roce, pero terminó siendo algo más. Como siempre.
Ambos se soltaron del abrazo para poder aferrar el rostro del otro. Y Ángel habría jurado que su alma tiraba hacia la de él, y como no había nada que pudiera hacer sino pegar sus cuerpos un poco más, eso fue lo que hizo. Tanto como fue posible, hasta que no hubo más espacio entre ellos y el calor ser convirtió en algo más.
Ángel se apartó, porque tenía que hacerlo, tenía que.
Wolf gimió sin pena, sus caderas juntas, sus manos en las de Ángel, sus dientes rasgaron el labio inferior del ángel mientras se separaban. Abrió los ojos lentamente, él ni siquiera había notado cerrarlos, él no era de besar con los ojos cerrados, él ni siquiera era de besar, no hasta este bendito ángel.
—¿Qué pasa? —su voz tan ronca, tan profunda, hizo a Ángel estremecerse.
—No —Ángel no había notado el tono y significado de su negativa hasta que Wolf parpadeó, sus ojos muy abiertos antes de que su expresión cambiara y diera un paso hacia atrás.
Sus labios temblaron en un intento de sonrisa. —Está bien. Yo... Eh... Gracias por estar aquí, por volver a asegurarte que estaría bien con Alex y los demás... O lo que sea.
Su sonrisa se volvió un poco más segura, más confiada y más fría. Y Ángel la odio porque era la sonrisa torcida de sus primeros días, no tenía la calidez que hace unos momentos incluso. Sus manos se deslizaron fuera del cuerpo de Ángel, un arrastre fuerte y lento. —Eres libre —repitió como hace unas cuantas horas.
¿De verdad sólo habían transcurrido horas desde esa despedida?
¡Qué día!
Sus dedos se cerraron en las muñecas de Wolf, antes de que las puntas de los suyos perdieran contacto totalmente con su cuerpo, y tiró de él, pegándolos de nuevo, sus labios a un lado del cuello de su Ancla. Y sabía que eran palabras importantes y fuertes incluso antes de decirlas, pero no pudo evitarlo: —¿Y si no quiero ser libre todavía?
Wolf se quedó tan obviamente sorprendido que no supo qué decir. Así que Ángel lo besó, de nuevo, suavemente esta vez, tan lento y tan dulce. "No me liberes todavía" pensó para él, "No te despidas".
"Si pudiera no liberarte nunca" pensó Wolf a su vez, "O, mejor aun, si pudieras quedarte conmigo libremente".
Y tal vez pudieron leer en la mente del otro.
O tal vez era sólo el anhelo de que el otro pensara así, que fuera posible.
—Me refería a no ir a casa...todavía —le aclaró Ángel antes de soltarlo y mirar hacia la escalera—. Tengo algo que hacer antes. Será rápido, lo prometo. Entonces soy todo tuyo.
Ellos no se miraron ante esas últimas palabras. Repentinamente tímidos. Ángel siguió mirando la escalera, concentrándose en los latidos acelerados de su corazón mientras esperaba una respuesta. Estaba toda una propuesta ahí... ¿Y Wolf la tomaría?
Y Wolf sintió sus mejillas arder -Qué ridículo, pensó- ante su arrebato anterior, su mirada se quedó en el piso antes de que su ceño se frunciera. —Haz lo que quieras.
Pero Ángel sólo se rió, ya empezaba -muy a su pesar- a conocer a Darren Wolf como para caer en eso.
—Eso he hecho siempre —le dijo, empujando su hombro con el suyo antes de dirigirse hacia las escaleras, lo miró antes de decir: —Si crees lo contrario, has estado muy equivocado, Darren.
Wolf gruñó, aunque sonrió de nuevo, antes de ir tras él. —No me hagas usar de nuevo el grillete.
Ángel se rió. Una risa realmente feliz, tal vez por primera vez, una risa que llenó el estómago de Wolf de algo ya no tan desconocido.
—Inténtalo —fue todo lo que Ángel dijo.
Wolf suspiró. —¿Qué es lo que tienes que hacer antes de irnos?
—Hablar con Michael —su voz seria de nuevo—. Como antes dijo Cris, su maestro me salvó hace un siglo. Se lo debo ahora.
Wolf subió más de prisa hasta detenerlo, su mano se cerró en su brazo con fuerza. —¿A qué te refieres con "Se lo debo"? No pensaras en algún sacrificio ridículo "Ojo por ojo" o algo así. Su vida por la tuya, o sus recuerdos en este caso...
Ángel se volvió y se acercó a él, sus rostros a sólo centímetros, su nariz frotó suavemente la del humano. —Tranquilo que yo no te voy a olvidar —fue todo lo que dijo.
Era obvio cuál era la habitación de Michael. Además del movimiento y el ruido dentro, estaba la magia. La puerta no estaba del todo cerrada, así que Ángel sólo la empujó.
Cris y el detective parecían estar, de nuevo, a media discusión. Demasiado cerca.
Michael estaba sentado en una orilla de su cama, con Alejandro a su lado, aunque no tan cerca, todavía le daba su espacio, todavía sin presiones mientras le susurraba: —Soy Alejandro Enaid Stevens. Compañero del agente Richards, mi sección es la de "Retratos hablados", yo hago arte —dijo con una risita.
Eso tuvo una reacción en Michael, que tal vez era lo que Alejandro pretendió desde el inicio: —Me gustan la Música y la Literatura.
Y Alejandro le sonrió tan ampliamente. —Lo sé.
Ángel sintió interrumpir pero tenía que hacerlo si quería volver a su propio hogar -temporal al menos-.
—Disculpen —él miró a Cris que era el único que entendería y sabía—, ¿podríamos Michael y yo hablar un momento?
Cris lo miró largo rato antes de asentir. Susurró algo al detective antes de empujarlos fuera de la habitación.
Alejandro apretó la mano de Michael antes de ponerse de pie. —Volveré —y era claramente una promesa. Michael sólo asintió.
Alex se quedó en la puerta. —¿Vienes?
Wolf miraba a Ángel.
—Tengo que hablar con él a solas —le explicó en voz baja—. Después puedo contarte, parte al menos, de esa ocasión hace un año si quieres. Pero ahora esto es entre él y yo solamente.
La expresión de Wolf era indescifrable. Él sólo asintió antes de ir con Alejandro.
La puerta se cerró y Ángel se volvió hacia Michael Owl. Un siglo esperando este reencuentro.
* ~ * ~ *
Ángel y Wolf 😻 esos momentos entre ellos son tan jgffegh
El siguiente capítulo será la conversación entre Michael y Ángel y ese flashback del siglo anterior 🙊, ¿ya listos?
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