25. Magia oscura
La muerte es sólo el principio.
* * * * *
«¿Qué dirías si supieras que eres mi Ancla? ¿Te aprovecharías?»
—¿Qué te pasa? —había preguntado Wolf al notar la mirada de Ángel, hubo una especie de sombra cruzando su expresión.
Ángel había negado, mirando sus manos unidas, todavía se sentía débil, sus piernas no del todo estables después del beso y su corazón latiendo de un modo extraño.
—Nada.
"Nada que pueda decirte."
—Vamos ya —dijo, aferrando más fuerte su mano—. Quiero volver a casa.
Sus ojos se abrieron demasiado cuando notó lo que había dicho y lo que implicaba: a casa.
Como "Nuestra casa", no dijo "Tu casa".
Maldita sea, no había pasado ni un día y ya estaba siendo ridículo.
Wolf intentó no mostrar ninguna emoción al notar el evidente pánico de Ángel. Así que sólo asintió: —Vamos. Si entendí bien, tienen menos de un día y Alejandro no es muy paciente. Y siendo lo que es, no quiero arriesgar mi alma —bromeó.
"No más de lo que ya está."
Ángel presionó la mano de Wolf con más fuerza y tuvo que morder su lengua para tragarse el "Yo no permitiría que te dañara o a tu alma" porque, vamos, él no podía prometer a Wolf que nada malo le pasaría nunca, aunque quisiera hacerlo no era algo que dependiera de él, incluso si era su Ancla.
Wolf miró de nuevo esa extraña expresión cruzar su rostro y quiso tomarlo entre sus manos, obligarlo a mirarlo y perderse en esa mirada de un azul único en la Tierra, aegurarle que podía confiar en él, que no habría más grilletes ni cautiverio o deseos tomados a la fuerza. Pedirle confiar en él, desahogarse, decirle lo que de verdad estaba pasando por esa cabeza.
Ángel sintió la mano de Darren tratando de liberarse, y al no saber sus intenciones, creyó que se soltaría y se iría. Que volverían a lo de antes. Y él sabía, lo entendía ahora, que no podría estar lejos de Darren Wolf, no hasta encontrar una forma de ser inmune al dolor de estar alejados o cuando pudiera volver a su Hogar principal, sólo el Cielo podría protegerlo de el dolor de perder a su Ancla humana.
Así que un poco por pánico y sin realmente pensarlo, llevó esa mano a sus labios y la besó fugazmente antes de intentar sonreír, sin saber si lo había logrado, mientras comenzaban a caminar por los pasillos para alcanzar a los demás.
Wolf odió cómo su corazón se saltó un latido por ese simple gesto. Se odió porque aunque le encantaban estos gestos de Ángel, sobre todo porque no eran planeados, eran naturales y espontáneos, tanto que Ángel ni siquiera parecía consciente de lo que acababa de hacer, sabía que no debía acostumbrarse a ellos.
—Y entonces... —preguntó Ángel unos momentos después, sacándolo de sus pensamientos—, ¿de dónde conoces al Atrapador de almas? Interesantes amistades las tuyas, Darren...
Wolf dudó un momento porque no era su secreto y aunque confiaba en Ángel a pesar de todo el daño que se habían hecho y el que seguramente se harían más adelante, no podía traicionar la confianza de Siela. Wolf le creía cuando decía que Alejandro no debía saber de su parentesco, nunca le había dicho por qué, pero su palabra bastaba para Wolf.
—...porque son muy amigos, ¿no? —insistió Ángel ante su silencio.
Wolf soltó su mano justo antes de cruzar una puerta y se acercó tanto y tan rápido a él que Ángel creyó que iba a besarlo y por supuesto su corazón no se aceleró ni sus labios hormiguearon con anticipación.
Pero Wolf únicamente tomó ambos lados de su cuello, con sus manos fuertes y algo ásperas y frías, habló casi a su oído: —¿Son esos celos? No sabía que podía haber emociones negativas entre los tuyos o que los ángeles podían ser posesivos, cariño.
¡Y se atrevió a dejar un beso ruidoso y húmedo en su mejilla antes de irse!
Ángel tardó un momento en recuperarse y poder seguirlo.
Wolf ya se estaba disculpando, después de haber despedido al guardia. —Lo siento, Alex, no pensé en que no sabrían dónde están y que no tienen autorización.
Él se adelantó. Tomó una bata, un cubrebocas y un par de guantes antes de teclear una contraseña y pasar a un pequeño cubículo dentro de la misma habitación.
Ángel miró a Alejandro que parecía un niño pequeño, casi saltando sobre las puntas de sus pies, sus manos retorciéndose entre ellas y mordiendo sus labios. —Estoy tan nervioso —dijo a nadie en particular y luego se dirigió al brujo—. Sólo esto falta, ¿verdad, Cris? Sólo esto y después Michael volverá.
El brujo, que estaba curioseando alrededor e ignorando las malas miradas del humano, asintió distraídamente. —Sí, después vamos a casa de Michael. Sólo estos ingredientes faltan, pero es una pócima y un hechizo difícil, Alejandro. Llevará tiempo, horas probablemente, no es algo rápido...
Alejandro asintió varias veces. —Necesito que vuelva. Siento como si en vez de horas hubieran sido siglos.
Ángel quería decirle que dudaba que entendiera siquiera lo que un siglo era realmente, pero entonces Cris dijo algo tan bajo que no supo si sólo él lo escuchó: "Es porque, en cierto modo, lo han sido. Las almas entrelazadas separadas en el tiempo y el espacio", y después en voz alta: —Sólo espera un poco más. Michael volverá a nosotros hoy mismo. Aunque tenga que dejar toda mi magia en ello.
El detective Richards estaba mirando raro al brujo, pero apartó la mirada en cuanto notó la de Ángel.
Ángel negó divertido y sonrió, era absurdo lo transparentes que eran los humanos...
Entonces, justo en ese momento, Wolf volvió, cargando dos contenedores metálicos firmemente sellados. —¡Listo! Podemos irnos. ¡Muero por conocer a Michael Owl!
Ángel se quedó sin aliento. Nunca había visto a Wolf en su trabajo, lucía diferente, aunque bien. Este debía ser su ambiente natural ya que era su empresa. Tuvo que obligarse a apartar la mirada y casi quiso reírse de él mismo, pensando en el humano hace un momento. Tal vez lo ángeles no eran tan diferentes ni superiores de los humanos después de todo...
Ellos buscaron un lugar fuera de la vista de las cámaras de seguridad para que Cris pudiera crear otro portal y esta vez, sólo para asegurarse que llegaba bien, Ángel cruzó de la mano con Wolf.
Sólo por eso.
Incluso si no hubiera sabido antes a dónde iban, lo habría sabido en ese momento. El lugar era obviamente el hogar de Michael Owl, su magia lo impregnaba completamente. La suya y otra menos intensa, aunque no menos fuerte, que debía ser la de Robert. Se sentía menos sólo porque no llenaba en lugar, pero era obviamente poderosa y oscura.
Cris comenzó a trabajar al instante. Mezclando los ingredientes que Wolf le dio con otros más, hubo varias mezclas que después unió en una sola, susurrando cantos en lenguas que ni siquiera Ángel conocía. La mayor parte del tiempo trabajó solo, aunque en ocasiones llamó a Alejandro necesitando parte del alma de Michael en él.
Pasaron realmente horas sin que nadie lo notara o se quejara.
Ángel notó lo agotado que se veía el brujo, cada vez más. Este era un hechizo obviamente poderoso, no para un brujo tan joven e inexperto, pero Michael Owl parecía ser suficiente para que todos hicieran hasta lo imposible.
Ángel sabía que no debía, pero consideró ofrecer su poder, su magia, para apoyarlo un poco. —No creo que pueda solo —dijo en voz alta, sin darse cuenta que el detective estaba a su lado también mirando a Cris.
Así que se sorprendió bastante cuando éste lo miró furioso: —Él es un brujo, haciendo magia, porque eso es lo que hace. Está intentando todo lo que puede por Michael. Si no crees que pueda, no sé qué haces aquí. Para ser un ángel eres un...
Ángel lo miró boquiabierto, pero nunca supo lo que era porque Wolf llegó, sus brazos envolviéndolo y apartándolo del detective molesto. —Disculpe, detective Richards. Mi hermoso ángel está obviamente cansado y no sabe lo que dice...
Y Ángel sabía que no debería haberse quedado sólo con la primera parte: "Mi hermoso ángel."
Wolf los llevó a un sofá donde se sentaron en silencio un momento antes de moverse más cerca, para finalmente terminar recostados y acurrucados juntos, adormilados durante un largo rato. Debieron ser horas, con Wolf calmándolo pasando sus manos a través de su cabello, porque cuando Alejandro los despertó ya estaba atardeciendo.
—¡Es hora! ¡Cris terminó, Wolf!
Wolf despertó de golpe, sonriendo ampliamente, sus manos en las caderas de Ángel ayudándolo a ponerse de pie con él.
Cris se veía a punto de caer rendido, sostenía entre ambas manos un frasco de cristal con un brillante líquido verde que a momentos se volvía de plata y después azul.
Cris miró a Alejandro y asintió, antes de cerrar los ojos. Comenzó de nuevo con aquel idioma extraño. El líquido burbujeo y ardió conforme recitaba más y más palabras.
Theo Richards, el detective, miraba como lo que era: un sorprendido humano descubriendo la magia y a punto de ver un acto de necromancia.
Cris Rey, el joven brujo de casi un siglo de edad, se veía agotado y tal vez preocupado, temiendo no lograrlo.
Wolf y Alejandro, aunque por diferentes razones, estaban fuertemente emocionados.
Hubo un momento en que el brujo se tambaleó pero nunca dejó su discurso ni soltó el cristal que ahora oscilaba entre plata y azul solamente.
Wolf se quiso soltar de Ángel -que lo había tomado de la mano y lo mantenía a su lado- para ayudarlo, pero éste no lo dejó. Sintiendo un escalofrío recorrerlo, en su lugar los hizo retroceder varios pasos y lo empujó tras él justo a tiempo.
Alejandro nunca se movió, ni siquiera cuando jadeó con fuerza, llevando ambas manos a su pecho, justo antes de la explosión.
Theo que había llegado a sostener a Cris antes de que cayera se vio empujado levemente por el brujo que no abrió los ojos ni detuvo su hechizo, pero lo protegió con su cuerpo cuando el frasco explotó y el líquido se regó.
Ángel respiraba con dificultad, su piel ardía donde la magia lo había golpeado. Magia que no era de Cielo, era de brujos y además negra.
Casi tenía miedo de abrir los ojos. Temía no haber protegido lo suficiente a Darren. Si a él le estaba doliendo el golpe de la explosión mágica no se imaginaba cómo estaría su Ancla.
No había notado sus manos acariciando el rostro del humano, hasta que las de éste subieron y bajaron por sus costados, inexplicablemente calmando el dolor y el daño. Wolf también respiraba apenas, su voz entrecortada cuando susurró que estaba bien.
Ángel respiró aliviado, sólo para tensarse un segundo después por el "Oh, dios mío" del Atrapador de almas.
Si esto había salido mal...
* ~ * ~ *
¿Qué pasó aquí? 😱🙈
¿Notaron el efecto de Wolf en Ángel? 🙊
Más detalles sobre esto en el siguiente de Almas entrelazadas 🙌
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