22. Hogares y Anclas celestiales
Una vez me dijiste que yo era tu brújula. Te proporcionaba guía cuando estabas perdido. Bueno, tú eras mi ancla. Eras algo sólido a lo que agarrarme.
(M.U. & A.R.)
* * * * *
«¿Por qué no vienes y tomas lo que ambos queremos? Puede no haber otra oportunidad?»
Ángel no sabía si un ángel podía tener un infarto, pero pensó que él podría ser el primero. Tendría una muerte a causa de un humano -como muchos de sus hermanos-, aunque por una razón muy distinta y absurda.
¿Qué demonios le pasaba con Darren Wolf?
Se estaba quedando sin respiración. Su pecho dolía, era un dolor diferente al que lo afectaba en los días anteriores cuando estaba lejos de Wolf.
Ahora, mirándolo desnudo, sonriente y con esa mirada llena de retos y travesuras, su mano acariciando su entrepierna... Ángel sentía latir la suya, pero también había unas ansias absurdas de tocar, sólo tocar, no en un sentido sexual, simplemente dejar sus manos resbalar sobre esa piel acaramelada y suave, sentirla bajo la suya, rozar con la yema de sus dedos cada centímetro de ese cuerpo...
Ángel podía imaginarse hundiendo su rostro en el hueco del cuello del humano, su nariz acariciando su camino hasta el hombro, sus dientes se hundirían tal vez suavemente, mientras sus brazos envolvían al humano, sus corazones tan cerca, los latidos sincronizados, Wolf echaría su cabeza para atrás, sus ojos casi cerrados, como drogado, aunque esa droga sería el propio Ángel. Vería aquellos labios gruesos curarse en una sonrisa antes de besarlos.
Wolf soltaría un sonido profundo, entre un gemido y un suspiro. Devolviendo el abrazo a Ángel. Sus cuerpos tan juntos, tan entrelazados. Las alas de Ángel pedirían salir, como sucedía cuando su cuerpo llegaba a un nivel superior junto con su alma.
El beso sería dulce y terrenal y sabría a gloria, a hogar, y...
—¡Ángel! —las manos de Wolf acunaban su rostro, no con delicadeza, con fuerza, tratando de sacarlo de su ensoñación, pero negándose a golpearlo para regresarlo a la realidad.
Ángel abrió los ojos, enormes ojos azules, muy abiertos, llenos de pánico que se reflejaba perfectamente en los oscuros del humano.
—Dios —Wolf resopló, aunque sonaba más aliviado que otra cosa y la caricia en su mejilla fue suave.
Ángel podía sentir su cuerpo temblar contra el cálido, duro y muy desnudo de Wolf. Su corazón tan acelerado. Su vista se nubló un momento, desenfocando al humano que lo miraba cada vez más preocupado.
—¿Ángel, estás bien? ¿Estás enfermo?
Y sobaba tan sincero que Ángel sintió sus ojos llenarse de lágrimas. Sus manos se cerraron en puño con coraje contenido porque no era culpa del humano -no directamente-, y él sabía que si no se controlaba, dañaría a Wolf aunque no fuera su intención.
No podía ser.
Maldita sea. No.
Las manos de Wolf temblaron mientras bajaban a la muñeca izquierda de Ángel. Le habían dicho que el grillete no le haría daño, sólo reduciría sus poderes lo suficiente para que no pidiera escapar, y habían sido sólo unas semanas, ¿le habían mentido?
Wolf empujó suavemente a Ángel hasta que éste cayó sentado sobre la cama. Sus rodillas desnudas contra el piso duro y frío. Y ese frío se coló a cada rincón de su cuerpo, tal vez lo mataría mucho más rápido saber que Ángel se había ido, que él no sentía nada de la locura que Wolf comenzaba a sentir, pero, en cambio, saberlo herido o muerto por su culpa sería una agonía lenta.
No tenía sentido lo que estaba sintiendo por él, ya no era sólo la necesidad de su deseo o la obvia atracción física por ese cuerpo perfecto y la tensión sexual. El miembro, ahora flácido, de Wolf rozó su muslo y la culpa lo llenó. Aunque sí, lo había excitado un poco verse desnudo frente a Ángel, sentir su mirada, lo que había dicho no era sólo para provocarlo, o sí, pero no para tener relaciones o un encuentro sexual, lo que había querido era a Ángel cerca de nuevo, provocarlo lo suficiente para que no pidiera resistirse. Quería al menos un maldito beso de despedida, tener un cuerpo que recordar. Sensaciones vívidas que repetir al cerrar los ojos y saber que Ángel nunca más volvería.
Sabía que ayudar a revivir a Michael Owl ahuyentaría más rápido a Ángel, pero viendo el obvio amor en los ojos de Alejandro, no podía negarse. Tenía millones, ¿qué era su maldita licencia a cambio de regresarle a este chico al amor de su vida?
Wolf no diría que estaba enamorado de Ángel, no iba a tratar de ser cursi o romántico al respecto, pero había algo y era fuerte. E incluso sin ser amor, sabía que haría lo que fuera por traerlo de regreso si fuera su caso.
Ahora, ¿si fuera amor?, entonces haría hasta lo imposible, retaría al Creador de Ángel en el Cielo o iría hasta el mismísimo Infierno. Por supuesto, la necromancia era una opción.
Wolf besó suavemente el interior de aquella muñeca pálida, las venas muy marcadas, azules. Su nariz siguió la línea de una, apenas fue consciente -perdido en sus propios pensamientos- de los ojos de Ángel fijos en él, parecía derrotado, su mano libre se enredó en los cabellos oscuros de Wolf, hasta bajar a su nuca, donde acarició suavemente, erizando la piel de Wolf y enviando un escalofrío que bajó por su columna.
Wolf alzó su mirada, su mejilla fría contra el brazo de Ángel.
Ángel lo miró también. Su mirada indescifrable. Sus labios fruncidos.
Ahora entendía -o eso creía- a lo que el brujo se refería cuando dijo que ellos eran como Alejandro y Michael.
Y si estaba en lo cierto, si no era un error, ¿cómo cargar en su conciencia no haberlos ayudado?
Además se lo debía a Michael.
Los Ángeles tenían un Hogar, no uno físico, sino uno espiritual, y éste solía ser el Cielo. Pero había unos cuantos que lo encontraban en otro sitio u otra persona, a veces en el Creador -aunque en cierto sentido, él era el Hogar de todos, a él pertenecían-, algunos estaban más apegados a alguno de sus hermanos, había otros que sentían ese Hogar al volar... No era igual para todos los ángeles.
Pero había leyendas, que aparentemente no eran sólo eso, de ángeles cuyo Hogar se encontraba en alguien distinto a ellos, alguien que no tenía que ver con su realidad, no formaba parte del mundo celestial.
Humano.
Ángel creyó que podría ser su Ancla el humano cuando inconscientemente pensó en él como su Hogar.
Eso que te mantenía cuerdo, que te ataba al mundo real y te impedía perderte en lo que ser un ángel significaba, el poder que te otorgaba, pero también la gran carga que era.
Un ángel no era inmortal ni invulnerable. El Cielo era ese Hogar, esa protección para él y también contra él mismo.
¿Cuándo había dejado de ser su Hogar el Cielo?
¿Cómo, en tan poco tiempo, encontró una Ancla en la Tierra?
No puede ser, se repitió Ángel, mirando aquel rostro hermoso y definitivamente humano. No se dio cuenta que se estaba acercando a él y obligando a Wolf a levantarse. Sus rostros a solos centímetros.
Tenía sentido ahora lo que había estado sintiendo en días pasados al alejarse -no sólo físicamente- de Wolf, y después el dolor en su pecho al tener que irse, la irracional preocupación por el bienestar del humano...
No sabía si a un ángel le era posible amar en el sentido que los humanos daban a la palabra, pero esto era más fuerte. El enamoramiento mundano podía pasarse, perderse, el lazo entre un Ángel y su Ancla, su Hogar, no. Sólo volviendo al Cielo, al Hogar principal, y siempre quedaría ese hueco.
Ángel cerró los ojos, una lágrima solitaria y cálida resbaló por su mejilla, mientras su mano libre obligaba a Wolf y sus labios tomaban los suyos.
Wolf suspiró y entonces Ángel supo que el humano también lo sentía a su manera.
El beso fue extraño, nuevo, lento, y largo. Labios rozándose suavemente, frotándose contra los otros apenas tocándose, lenguas deslizándose tentativamente, suspiros entrecortados. Había algo más que labios, más que cuerpos involucrados. Ángel sintió su alma y la de Wolf tocarse también, reconocerse ahora que lo entendía.
No abrió los ojos al romper el beso, lo abrazó, aferrándose a él con su brazo libre.
Sus labios rozaron su mejilla mientras lo decía: —Vístete y vamos a cometer necromancia.
* ~ * ~ *
¿Se entendió lo que es un Ancla/Hogar?
¿Se esperaban eso? 😱 ¿Qué les pareció el capítulo? 😻
Hay todavía muchos misterios y secretos de ambos 🙈 tanto de Wolf como de Ángel... Ya saben cómo me gusta llevar mis historias 😅
Y sobre Wolf, alguien me dijo que actuaba de modo extraño, muy cambiante y sin sentido. No sé si se nota que ambos son personajes complicados que, en cierto modo, luchan consigo mismos. Ángel está conociendo nuevas partes de él que no sabía posibles, sin revelar mucho de él todavía. Y Wolf tiene una gran razón para necesitar ese deseo, aunque parece alguien frío y que sólo usa a Ángel, nunca ha sido así, como él dijo, él buscaba provocarlo pero no sólo por querer sexo sino porque quería tener algo que recordar 💔💔
Espero que entiendan a mis bebés, a ambos, y de verdad gracias por el apoyo a esta historia, me alegra mucho que les guste ❤
¿Creen que Ángel va a ayudar a revivir a Michael sólo por lo de las Anclas o tiene otra razón? 🙊
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