12. ¿Nuevo trato?
Ten cuidado con lo que deseas, se puede convertir en realidad.
(Oscar Wilde)
* * * * *
Ángel estaba sentado en uno de los enormes jardines de la mansión de Wolf. Estaba usando ropa cómoda, era de un material suave, sus dedos recorrían distraídamente la tela, arriba y abajo de su pierna, su mirada perdida en el cielo, casi tan azul como sus ojos.
Habían pasado días desde lo ocurrido con el humano y, desde entonces, Wolf no le hablaba.
Como dijo, el ama de llaves, Siela, fue ella quien lo buscó sin necesidad de que Ángel lo hiciera. De hecho, Ángel había pretendido ignorar la orden de Wolf. Él no buscaría a la mujer. Podía quedarse en la habitación del humano hasta poder escapar, sólo tenía que soportarlo durante la noche, y no lo hacía caminar desnudo fuera de la habitación, al final daba igual usar ropa propia o de él...
¿O no?
Ángel se había quedado enredado entre las sábanas, hasta que el calor de Wolf se fue, pero no su olor. Quería odiarlo, desde el primer día debería haberlo odiado. El humano lo compró, como si fuera una cosa, y pretendía mantenerlo cautivo hasta que le diera su deseo. El humano lo tocó, despertando en él sensaciones dormidas...
Pero la verdad es que, incluso si lo quería, Ángel nunca lo odió. El primer día estaba demasiado sorprendido por lo sucedido como para odiarlo, eso mezclado con el miedo a lo que pudiera pasarles a él y a sus hermanos, y después estaba abrumado y avergonzado por la respuesta de su cuerpo a las manos de Wolf.
Así que, para cuando fue un poco más consciente de todo, la amabilidad de Wolf mezclada con su coqueteo, no le dio la oportunidad de odiarlo como debió ser.
Pero Ángel no pudo ignorar su orden, porque la eficiente mujer fue por Ángel para mostrarle su nueva habitación. Estaba sólo al lado de la de Wolf, aunque era más pequeña.
—Eres de estatura y complexión similar a Darren —ella había dicho—, ¿tienes alguna preferencia?
Ángel no había entendido, hasta que ella explicó que se refería a la ropa y el calzado. Ángel había negado, "Cualquier cosa cómoda, en tonos claros, estaría bien". De cualquier forma, sería para estar en casa. Él nunca saldría. No hasta poder escapar.
Y ahora estaba aquí, sentado en el jardín, vistiendo cómoda ropa blanca, en contraste con el traje oscuro que vio a Wolf usar esta mañana. Wolf ya no desayunaba ni cenaba con él, no volvió a ofrecerle salir a conocer la ciudad, no volvió a intentar tocarlo, apenas y lo miraba si se encontraban por casualidad en los pasillos.
Y a Ángel no debería importarle. No debería dolerle su indiferencia. No debería extrañar sus caricias y sus besos. No debería tener insomnio porque necesitaba la presencia del humano para dormir...
No debería, pero, maldita sea, lo hacía.
Y ahora sentía que podría odiarlo. ¿Por qué Wolf no entendía que, aunque quisiera, no podía darle su deseo?
Él lo necesitaba. Sus hermanos y él lo necesitaban para volver al Cielo, a su hogar. No podía dárselo a Wolf. No importa que él tuviera buenas intenciones, aunque Ángel lo dudaba. Wolf lo juzgaba y le decía egoísta, pero no era cierto, Ángel lo hacía por el bien de todos, ¿qué podía querer Wolf que fuera mejor que eso?
—No deberías juzgarlo sin saber —la suave voz femenina sorprendió tanto a Ángel que casi cae de la rama baja en que estaba sentado.
Aferró sus manos a la rama antes de bajar la mirada y encontrarse con los ojos del ama de llaves. ¿Había hablado en voz alta o la mujer podía leer a través de él?
Ella suspiró y negó. —Sé lo que eres.
Y eso respondió una de las preguntas de Ángel. Se había estado preguntando si los sirvientes sabían lo que él era o lo creían un amante del humano. ¿Alguien podría tal vez ayudarlo si sabían que era un ángel? No podría cumplir sus deseos, pero los llenaría de bendiciones y eso también contaba...
—Sólo yo lo sé —explicó, acercándose más a Ángel—. Soy para él más que una simple ama de llaves. Tal vez te has hecho una idea de él. Yo le dije, se lo dije desde que se enteró de la existencia de ustedes y empezó a rastrearlos, le dije que era mala idea tomar a uno de ustedes así. Y eso fue incluso antes de saber que el deseo debe darse libremente. Le aconsejé presentarse a alguno de tus hermanos y explicar su deseo —ella le sonrió con tristeza y Ángel, sin darse cuenta, se inclinó un poco hacia adelante, hacia ella, la curiosidad sobre lo que Wolf deseaba ahora más fuerte que antes—, ustedes son buenos, ¿cierto?, ustedes lo entenderían, su buen corazón comprendería, y lo ayudarían. Pero este hombre es necio y... —ella miró hacia arriba, hacia Ángel, directamente a sus ojos—, y veo que se topó con un ángel igual a él.
Ángel se sintió peor que cuando Wolf lo hizo sentir cumplable, la decepción en la mirada de la mujer le dolió. Un ángel nunca provocaba este tipo de sentimientos. Anhelo, deseo, amor, agradecimiento, sorpresa, admiración...todo eso, pero nunca molestia o decepción.
¿Por qué ahora él parecía el malo? ¡Él era el prisionero entre humanos! Él era un ángel al que no se le permitía volver a su hogar, ¿cómo había pasado a ser el villano?
—Darren es bueno, aunque tú no lo creas. Él nunca habría tomado a un ángel a la fuerza si no estuviera desesperado. Sé que fue incorrecto y no lo justifico, pero, ¿podrías intentar conocerlo, al menos, antes de juzgarlo tan duramente? Él te hiere al tenerte cautivo, tú lo heriste con tus palabras.
Mentira, quiso gritar Ángel, él no podía herir a Wolf sólo con una pregunta... ¿Cierto?
—Se me ha ocurrido algo, un nuevo trato, viéndote a ti caminar como un alma condenada por la casa, y viéndolo a él casi tan triste como cuando...
Ángel saltó de la rama antes de ser consciente de lo que hacía. Estuvo frente a la mujer en un instante. —¿Cuando qué?
Siela agradeció la interrupción. Estuvo a punto de decirlo. Incluso con todo lo que Wolf la apreciaba, nunca se lo habría perdonado.
—Ustedes se están haciendo más daño del necesario. Mi niño no merece esto, y sé que tú tampoco. Se me ocurrió entonces, tú podrías contactar a uno de tus hermanos, uno que esté dispuesto a conocer a Darren y dar su deseo libremente. No importa de qué ángel sea. Darren te dejaría ir, yo lo sé.
Ángel retrocedió un paso, como si lo hubieran golpeado. Dolió en su pecho la idea de irse, de dejar a Wolf, de darle a uno de sus hermanos. Ahí estaba otra vez esa punzada en su pecho. Esa que nunca en sus cientos de años había sentido. Y quisiera decir que era sólo por la idea egoísta de tomar su libertad a cambio de uno de los suyos tomando su lugar, pero era la idea de dejar a Wolf -incluso si no lo entendía- lo que lo dejaba sin aire-, fue la imagen de Wolf tomando a uno de sus hermanos como había hecho con él...la que lo hizo casi gruñir un: —NO.
La mirada de la mujer reflejó sorpresa pura antes de que su ceño se frunciera y ahí estaba de nuevo la decepción. —Pero, ¿por qué no? Si tú no quieres ayudar a mi niño y yo estoy prometiendo que no será obligado ningún otro ángel, él dará libremente su deseo o podrá irse, yo sólo quiero que escuchen a mi niño y...
—No —Ángel estaba molesto, y sorprendido porque el carácter de un ángel no permitía este tipo de emociones nagativas y descontroladas. Parecía estarse contagiando de los humanos, tal vez como le había sucedido a su hermanos.
Ángel habría querido extender sus alas y volar lejos, pero el grillete seguía ahí, recordándole por qué debería odiar a Wolf, así que se conformó con correr hacia su habitación. Ya apoyado en la puerta, a salvo dentro del frío lugar que no olía al humano, se detuvo. Sus manos estaban temblando.
—¿Qué me esta pasando?
* ~ * ~ *
¿Qué le estara pasando? 😅
¿Por qué se siente así? ¿Y por qué no aceptó el trato? 🙊
¿Y cómo creen que se está sintiendo Wolf?
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