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❝ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ xxɪɪ❞

«ᴜɴᴀ ɪᴅᴇᴀ ᴜɴ ᴛᴀɴᴛᴏ ᴘᴇʟɪɢʀᴏsᴀ»


      Tessa y Ángela se observaron momentáneamente unos segundos, creyendo que era más que obvio que Angie era la nefilim allí debido a las runas expuestas en el dorso de su mano, pero prefirieron guardarse aquel detalle porque algo les decía que a lady Belcourt no le gustaría ser corregida.

—Soy Ángela Fairchild, hermana de Charlotte —dijo, regresando su atención a lady Belcourt—. Ella es Theresa Gray a quien usted deseaba ver. —La mirada verdosa de la mujer había permanecido en ambas castañas por un largo tiempo, con una sonrisa divertida queriéndose asomar por la comisura de sus labios teñidos de escarlata.

—¿Ángela Fairchild? —inquirió, curiosa—. Veo que Italia hace de las suyas otra vez.

—¿Disculpe? —la recién nombrada se puso a la defensiva al instante, ¿era acaso que la vampira sabía algo acerca de su estadía en Roma?

—Baronesa, permítame presentarle como es debido a los presentes junto a mí —dijo Charlotte exagerando un poco su tono educado—. Mi hermana Ángela, quien acaba de presentarse, el joven James Carstairs, —Señaló a Jamie y luego al pelinegro—, y este de aquí es...

—William Herondale, sí —cortó en una sonrisa traviesa.

      Por alguna razón a Ángela no le sorprendió que la mujer conociera a Will.

—¿Se conocen? —cuestionó Lottie, la cual de seguro estaría preparando un discurso en su mente para recitarlo frente a Will en cuanto tuviera la oportunidad de regañarlo.

—Me ha ganado una vez a las cartas hace una semana en una casa de juego para subterráneos supervisada por el Club Pandemónium.

—Es una larga historia que de seguro puedo contárselas después, pero por ahora solo me atrevo a decir que era parte de la investigación que estaba haciendo, no me pueden culpar, me disfracé de un mundano adicto a las apuestas. —Se encogió de hombros con naturalidad, despreocupado a pesar de la mirada furiosa que Charlotte le estaba obsequiando.

      Angie aún no apartaba su atención de la baronesa Belcourt, algo en ella le inquietaba, sobre todo cuando mencionó Italia. Parecía como si todos los extraños supieran de cada una de sus desgracias o eran sus inseguridades las que le hacían creer eso. No obstante, su mirada castaña permanecía sobre la mujer a todo momento, sabiendo que Jamie, a su lado, no dejaba de mirarla a ella con curiosidad.

      "Tal vez no todos dispongan de un futuro", había dicho, lo que bien podría interpretarse como: "no todos disponen de mucho tiempo", y era muy cierto; Ángela no disponía del tiempo necesario para encontrar todas las respuestas a sus dudas, al menos no con la pronta visita de Gideon Lightwood y la absurda boda que permanecía en pie luego de tanto. Podía sentir el incesante tic toc del reloj palpitando en sus oídos, recordándole que llevaba los minutos contados y que se apresurara a actuar antes de que fuera tarde para cumplir con la promesa que había hecho a Edmund.

      Cuando regresó a la realidad se encontró con que lady Belcourt había posado su mirada brillante sobre ella y le dedicaba una corta sonrisa amistosa... ¿o era una burlona? Con sus expresiones frívolas era difícil saberlo con exactitud.

—Entonces debo entender que usted no es miembro del club Pandemónium, pero me han informado que De Quincey es quien lo lidera. —Estaba diciendo Charlotte en una avivada mirada inteligente.

—Jamás formaría parte de un grupo tan falto de clase, ya le he dejado saber muy bien que su club no me interesa en lo más mínimo. De Quincey es el vampiro más peligroso de la ciudad, se ha abierto camino entre los grupos más poderosos de subterráneos y es así cómo logró ser muy temido y, por lo tanto, muy influyente entre los Hijos de la Noche. —Presionó sus labios con fuerza, de seguro conteniendo algún tipo de rabia. Lady Belcourt lucía como una persona a la que no le hacía gracia estar bajo la orden de otros—. No está demás decir que De Quincey odia estar sujeto a la Ley que se formó luego de que se firmaran los Acuerdos, pero sobre todo odia a los nefilim más que nada. Ha fingido ayudarlos por mera diversión, su más grande deseo es ver a los suyos extintos. —Señaló al grupo frente a ella.

      Charlotte parecía un poco afectada luego de descubrir que un poderoso aliado había sido en realidad una farsa y que los aborrecía.

—¿Sabe si ha estado en contacto con dos mujeres nombradas Hermanas Oscuras o algún interés por unos autómatas? —La mueca de desprecio que se formó en el rostro de lady Belcourt respondía todo.

—Esas mujeres... —masculló—. Creo que eran un par de brujas asquerosas, proveían prostitutas y opio a los subterráneos del club menos favorables, pero las he evitado a todo momento. Respecto a autómatas, no estoy al tanto de esos detalles, De Quincey no parece un hombre que disfrute de coleccionar un montón de piezas de metal. Pero no vine aquí a revelar secretos del vampiro más poderoso de Londres, no vine a arriesgar mi vida solo por proporcionarles información a unos cuantos nefilim. Sería lo último que deseara. —Posó sus ojos verdes sobre Tessa—. No obstante, cambié de opinión cuando me enteré de la cambiante, es usted muy parecida.

—¿A quién? ¿Habla de...? —Tessa se veía muy exaltada por el repentino giro de información.

—Su hermano, por supuesto, Nathaniel. Es un visitante regular en las fiestas que celebra De Quincey en su casa en Carleton Square, ¿sabía eso, Charlotte?

—¿Pero él está vivo? —intervino la joven Gray.

—Lo estaba hace unas dos semanas, la última vez que lo vi, ahora desconozco su estado actual.

      La forma en la que lady Belcourt hablaba y su mirada vivaz le indicaban a Ángela que la mujer deseaba hacerles entender algo sin decirlo directamente, y eso estaba ligado a Tessa y su habilidad para cambiar, no había otro motivo sino por el cual hubiera aceptado asistir a pedido de Charlotte.

—Asumo que De Quincey, quien tanto nos odia, no permite nefilim en sus fiestas, por lo que no podemos asegurarnos si de verdad está involucrado con los autómatas y las Hermanas Oscuras, o si el hermano de Tessa estará allí en la próxima fiesta que celebre —repuso Angie—. ¿Cómo podemos confiar en todo lo que usted dice, lady Belcourt?

—En las fiestas de De Quincey se suelen asesinar a los humanos y los cadáveres son arrojados al Támesis para que nadie los encuentre, mucho menos los nefilims, disfruta de hacerles daño a los humanos en regocijo de quebrantar la Ley sin que ustedes lo sepan.

—¿Hace cuánto que hace eso, Camille? —Charlotte estaba a punto de desmayarse ahí mismo ante las grandes revelaciones que desenmascaraban a De Quincey aún más.

—No lo sé, tal vez un año —respondió indiferente, nada la alarmaba—. Revelarles sus secretos me costaría la vida, no tienen motivos para hacerle pagar por sus actos a menos que sean testigos cuando lo haga. —Desvió su mirada de regreso a Ángela, como si con eso contestara la pregunta que había hecho anteriormente.

—Si se nos hubiera permitido asistir al menos una vez... —masculló Lottie.

—Ya lo has oído, hermana. De Quincey organiza todas esas fiestas con el fin de torturar mundanos por diversión, está más que clara la razón por la cual no nos quiere allí. No a menos que seamos uno de ellos, ¿verdad? —dijo esto último a Camille.

—¿Entonces por qué motivo quería ver a Tessa, lady Belcourt? —cuestionó Jem.

—Puede transformarse en cualquier persona, ¿no? Replicar los gestos y la voz de quien ella desee. —repuso la mujer.

—Así es —respondió Tessa, su voz temblando levemente.

—El disfraz perfecto —agregó Camille en un tono anhelante, como si el poder de Tessa le resultara más que fascinante e ideal para la ocasión—. Bueno, debería ser perfecto si va a disfrazarse de mí, claro.

—¿De usted? —chilló Charlotte, sorprendida—. ¿Por qué habría de hacerlo?

—Porque es la única manera que existe para asistir a la fiesta de De Quincey sin generar alboroto alguno —contestó Will, rebosante de emoción—. Así detendremos a De Quincey cuando lo encontremos a punto de asesinar a un mundano, la Clave podría interferir sin necesidad de quebrantar los Acuerdos y entonces resolveríamos muchos cabos sueltos en la investigación.

—Vaya, veo que sí piensas —comentó Angie en voz baja y su amigo le dio un suave golpecito en el brazo a modo de protesta, aunque no borró la expresión de alegría de su rostro.

—También nos daría la oportunidad de registrar la casa de De Quincey y ver si de verdad está conectado con los autómatas o si asesina a humanos solo por diversión, sin ningún interés científico —acotó Jem.

—Pero... ¿Yo? ¿Disfrazarme de usted? No sé si pueda...

—¡Sí que puedes! —alentó Will—. Te acompañaré, no dudes de eso.

—No irás sola, de hecho podríamos ir todos —aclaró Ángela, cualquier excusa le venía bien para salir del Instituto unas cuantas horas.

—Aún no está decidido —detuvo Charlotte—. No sabemos si Tessa está de acuerdo con sus ideas disparatadas. —Las miradas de los presentes recayeron sobre ella con rapidez.

—Podría intentarlo —balbuceó en respuesta.

—De igual manera no dejaré que tú y Will estén solos en una casa rodeados de vampiros.

—Dije que iríamos todos, no necesariamente tienen que ser ellos dos —protestó Ángela.

—Soy el más indicado para acompañarla y traerla con vida —replicó Will.

—Tiene razón —secundó Camille Belcourt—. William es el más indicado para hacerlo.

      «Esto será un desastre» Pensó Ángela.


🦋🦋🦋



      Que Will se sintiera extremadamente excitado por ser participe de la fiesta fingiendo ser un lacayo de Tessa era alarmante, aunque solo confirmaba sus tendencias suicidas para Ángela. Lo que sí molestó a más de uno fue que Lottie no permitiera a los demás participar; solo serían la señorita Gray y Will, por lo que no habrían muchas posibilidades a que todo resultara favorable para los nefilim pero debían intentarlo, de no haber sido por Camille jamás hubieran encontrado una pista firme que pudiera guiarlos a algo real luego de que el jefe de Nathaniel no aportara más que el nombre del Club Pandemónium y otros datos poco certeros.

      Angie cumplió su palabra de que ayudaría a Tessa en todo lo que necesitara, por lo que ahora se encontraba junto a ella en la biblioteca para alentarla en su transformación de adaptarse a la forma de Camille y a sus gestos, siendo acompañadas por Will y Jem también porque según ellos les intrigaba la evolución de la joven Gray.

—Mantén el mentón alto y míranos como si nos despreciaras o te aburriera estar aquí —instruía a su nueva amiga mientras compartía trozos de manzanas con Will, empleando lo poco que había recabado de su primer encuentro con lady Belcourt para poder guiar a Tessa—. Te será natural con Will, así que obsérvalo a él.

—Y no camines como un pato, debes avanzar con naturalidad —acotó el recién nombrado.

—Acabas de decir pato sin palidecer, Will —felicitó Ángela—. Veo que has estado evolucionando un poco para bien. —Aún estaba ofendida por no haber recibido la botella de brandy la noche anterior, por lo que aprovecharía cada oportunidad para molestarlo a modo de venganza.

—¿Recuerdas cuando quiso crear a una raza de patos caníbales? —inquirió Jem, arrebatándole un pequeño trozo de manzana de la mano—. Sus experimentos eran peor que los de Henry.

—Esa tarde logré comprobar que eran unos bribones caníbales despiadados, tuve más éxito que él. —Tomó una manzana entera y la pasó por la tela de su camisa para limpiarla antes de ingerir la fruta.

—Lo que sí recuerdo es que estuve muy cerca de tirarte sobre ellos para ver qué tan desalmados eran —comentó ella.

—Pero no te dejé hacerlo —agregó Jamie—, te dije que no era buena idea, eran demasiados experimentos en un día y debíamos regresar con tu hermana. —Will los observó ofendido.

—Vaya, veo que los desalmados son ustedes —masculló.

—¿Les importaría? —espetó Tessa con enojo—. Intento lograr cambiar a Camille por más de medio minuto y ustedes no dejan de parlotear, si no quieren ayudarme pueden dejarme sola por favor. —Los tres enmudecieron al instante, Ángela retomando su máscara frívola.

—Intenta hacer una cosa a la vez hasta que lo domines por completo y puedas aplicarlo todo junto —sugirió ella—, sigues viéndonos con pavor y te muestras muy rígida al momento de caminar, solo te enfocas en adoptar la forma de Camille y estás olvidando todo lo demás. Prueba a practicar aún siendo Tessa.

—Ángela puede enseñarte a dominar las expresiones —aconsejó Will en una sonrisa pícara, claramente al tanto de la mueca frívola que se había alojado en su rostro.

—Eso es fácil —coincidió ella mientras le arrebataba la manzana de las manos—. Primero enfócate en la postura.

      Estuvieron alrededor de una hora y media más intentando que Tessa perdiera los nervios y lograra enfocarse de a poco en cada cuestión, luego de eso Ángela se retiró diciendo que debía atender unos asuntos personales y no permitió que ninguno de sus amigos indagara más al respecto.

      Había una cosa que aún no pudo resolver: su vestimenta para la fiesta de Barrow. Se trataba de una hazaña peligrosa y alocada siquiera pensar en asistir a la celebración sabiendo quiénes podrían estar allí cerca, no obstante debía arriesgarse o no conseguiría lo que deseaba. Y el tiempo llegaría a su límite en cualquier momento.


🦋🦋🦋


      Al regresar al Instituto a hurtadillas, puesto que Charlotte no estaba al tanto de la breve aventura lejos de su supervisión, se encaminó directo hacia las escaleras cuando no encontró a nadie más merodeando por el vestíbulo oscuro. Extrañamente no se hallaba nadie cerca, pero Ángela no iba a ponerse a investigar qué estaba haciendo cada integrante del instituto, no si quería evitar discutir con su hermana.

      Avanzó en silencio por los escalones en caso de no llamar la atención de nadie con sus pasos. Sabía que no era tan tarde para deambular libremente aprovechando que el resto descansaba, por lo que su sigilo debía ser perfecto.

—Ángela Fairchild, qué sorpresa. —Los pasos de la castaña se detuvieron luego de oír su nombre y reconocer la voz del propietario. Sí, esa voz... Ni siquiera quiera voltear a verlo a los ojos, sabía que no podría, no cuando siempre le había resultado tan similar a él—. Esperaba encontrarte más temprano, quizá antes de la reunión del Enclave, pero me ha sido imposible contactarte. Alguien me dijo que estarías en tu habitación pero luego de no hallarte allí tampoco, fue que supuse que, una vez más, mi querida Ángela había huido.

      Pasó saliva con fuerza antes de girarse lentamente en su dirección.

—Ha acertado algunas cosas y en otras ha errado por mucho, señor Lightwood. —La máscara se alojó en su rostro sin siquiera pensarlo, demostrando su aberración por aquel joven sin sentido y, por lo demás, ignorando dolorosamente todo aquello que le hacía recordar a Edmund—. Sí, admito que escapé de aquí por unas pocas horas, pero no se confíe mucho, no soy su querida Ángela. Ahora, ¿por qué quería verme, señor Lightwood?

      Gabriel ascendió algunos escalones hasta quedar cara a cara frente a ella. Cabía aclarar que había crecido bastante con el tiempo, sobrepasaba a Ángela por mucho, y la mueca arrogante aún decoraba su pálido rostro afilado junto a una pequeña sonrisa divertida.

      Pero que Gabriel Lightwood se encontrara en Londres y no en Idris y que dijera "Enclave", solo significaban una sola cosa, algo que hacía que la sangre de Ángela hirviera profundamente de ira.

      Benedict Lightwood.

—Ha pasado tiempo, ¿no crees? —Se encogió de hombros cuando Angie enarcó una ceja, disgustada ante el hecho de que continuara dirigiéndose hacia ella informalmente—. Iba a enviarte una carta para poder encontrarnos pero pensé que también huirías de mí. Ese parece ser tu estilo, ¿verdad? Huir. —Remarcó. Se estaba regocijando de la situación de Roma, no existía duda alguna.

—Créame, señor Lightwood. Si hay algo que me gusta hacer —pronunció inclinándose confidencialmente hacia él. Gabriel descendió su mirada verdosa a los labios de Ángela—, es huir de los idiotas.

—Creí que jamás oiría algo así viniendo de ti, Angie pero admito que me siento muy orgulloso —dijo Will, bajando los escalones hasta quedar junto a su amiga y rodearla protectoramente con el brazo izquierdo por sobre sus hombros. La expresión arrogante en Gabriel cambió a una llena de ira.

—Ya debemos irnos —espetó Ángela antes de que Gabriel soltara algún insulto para el pelinegro, apresurándose a arrastrar a William lejos de él y dejarlo con las palabras en la boca.

      Por fortuna no los había seguido o comentado algo por lo bajo para volver a captar su atención, aunque de igual manera ambos ascendieron las escaleras hasta el pasillo de las habitaciones por si Gabriel cambiaba de opinión y decidía enfrentar a Will.

      Una vez que lograron perderlo de vista Ángela sintió que volvía a respirar con normalidad, que la presencia del joven Lightwood ya no le hacía ver constantemente el rostro de Edmund dentro de su cabeza y los pensamientos regresaron a su debido lugar, sin necesidad de alterarla con ideas tontas. Incluso el agarre de William en sus hombros sirvió para que se sintiera mejor más rápido.

—Hay algo que debes saber —manifestó él para luego tomarla de la mano con suavidad y guiarla hacia otro pasillo ajeno a los cuartos; una pequeña habitación poco iluminada y atestada de polvo por doquier y armas antiguas.

      Angie reconoció el espacio al instante porque era allí donde Will y ella se ocultaron en el pasado para espiar las reuniones del Enclave cuando se realizaban en la biblioteca.

      Tessa y Jem se encontraban allí también.

—¿Qué sucede? —inquirió en cuanto percibió la mirada intranquila de Jem, notando que él solamente estaba observando las manos entrelazadas de ella y Will en una mueca seria—. ¿Es sobre la reunión del Enclave? Acabo de encontrarme con el gusano de Gabriel —escupió lo último en tono molesto, lo que hizo que Will sonriera aun más orgulloso antes de pasearse por la estancia y soltara su mano.

—En parte, sí —aceptó Jamie—. Charlotte citó a todos en cuanto Camille abandonó el santuario anoche. —Se había puesto de pie y caminó hasta Ángela aún con expresión seria; colocó su mano en el antebrazo de la castaña y dijo en un susurro:—. ¿Has hablado con tu tía también? La hemos visto ingresar junto a los Lightwood y ha estado rechazando a Charlotte con mucho enojo al no recibir noticias de ti, ¿dónde estabas, Angie?

      Ya eran tres pésimas noticias en el día: Gabriel, Benedict y ahora Callida Fairchild se había unido al circo de patanes.

      ¿O era que siempre había pertenecido allí?

      La mirada suave de Jamie lograron que su corazón se derritiera de amor. Al parecer él dejó de lado los torpes comentarios de la noche pasada y lo que ella había dicho respecto a alejarlos a todos a como diera lugar.

      «Será mejor que te des por vencido o te desilusionarás al final». Le había dicho, pero él aún permanecía allí junto a ella, tendiéndole una mano con la intención de salvarla. «Jamie, no quiero herirte.»

—Estuve ordenando unos vestidos —murmuró en respuesta solo para él—, no había podido hacerlo con Jessamine a mi lado así que decidí ir por cuenta propia. —A pesar de haberle revelado la verdad, supo que Jamie no le creyó.

—Luego de las típicas peleas por poder de siempre se decidió que mañana por la noche Tessa y yo iremos a la fiesta de De Quincey —informó Will.

—¿Qué sucede con nosotros? —cuestionó, señalando a Jamie y luego a sí misma—. También iremos a la misión, ¿verdad?

—Dijeron que eso sería muy exagerado, no permitirán jamás que unos cuantos niños se entrometan en una misión muy peligrosa.

—Tenemos diecisiete años, nos faltan unos pocos meses para ser adultos —refutó molesta—. Deberían incluirnos, ¿sino cómo esperan que seamos buenos cazadores de sombras si jamás nos dejan demostrar lo que valemos? Aunque me aterra más dejar a Will y Tessa a solas. No te ofendas Tess, pero ese niño de ahí te dará muchos problemas.

—No soy un niño —protestó haciendo un ligero puchero.

—Podríamos buscar otra alternativa, Angie —sugirió Jem—. Continuar con la investigación o...

—Haría cualquier cosa que nos aleje del instituto por un largo tiempo, Jem —cortó antes de que pudiera acabar de pronunciar sus sugerencias.

—¿Ya no te agrada el instituto? —preguntó Will.

—No me gusta sentir que me ahogo —murmuró—. Y como me han mencionado que mi tía está de regreso en Londres, creo que tomaré un tren lo más lejos de aquí. Lo que sea, prefiero que continuemos con la investigación, podríamos buscar en diversos lugares algo de información sobre el hermano de Tessa o internarnos en el submundo para...

—Creo que te estás excediendo, jovencita —espetó Callida Fairchild desde la entrada.

      Ángela se paralizó de solo escucharla, solía sucederle lo mismo cada vez que una persona indeseada hacía acto de presencia.

—Veme a los ojos cuando te hablo —agregó la señora.

—Callida, ¿cómo me has encontrado? —inquirió volteando a verla de manera desafiante y altiva.

—¿Ahora me tuteas? No creí haberte dado permiso para hacerlo. —Se internó aún más en el cuarto y le dedicó una corta mirada despectiva a los demás presentes, deteniéndose especialmente en Will unos segundos antes de regresar su atención a Ángela—. Usé la runa de rastreo, el señor Lightwood me ha dicho que no pudo encontrarte en el Instituto así que decidí buscarte por mi cuenta. —Le enseñó un trozo de vestido blanco, aquel que Ángela se había deshecho en el carruaje antes de subirse al barco para volver a Londres sola—. Veo que aún no has aprendido la lección.

—¿Tu deber era darme una? No lo había notado. —Sonrió falsamente—. Ah, por cierto, te presento a mis amigos, creo que recuerdas a William y a Jem. Ella es...

—La cambiante, sí —cortó con frialdad—. Lo he notado.

—Un placer volver a verla, señora Fairchild —saludó Will.

—Debo hablar a solas con mi sobrina, ya pueden irse —dijo, ignorando al pelinegro y deseando con ímpetu que todos se fueran del cuarto.

—El Instituto es un lugar basto de habitaciones más cómodas para conversar —mencionó Will.

—Y, sobre todo, no siento la necesidad y tampoco encuentro los motivos por los que debería hablar contigo, tía —agregó Ángela—. De hecho, acabo de recordar que tengo una reunión muy importante con mi hermana.

—No lo pongas difícil, Ángela —advirtió Callida entre dientes—. Lo que pasó en Italia se podría repetir fácilmente si no cooperas.

—¿Está usted amenazando a Ángela? —preguntó Jem.

—¿Qué se podría repetir? —secundó Will.

      Tessa observó la situación desde lejos, ajena a todo, pero sintiendo la gran tensión que cruzaba a los nefilim presentes. Will y Jem escudando a Ángela con la intención de protegerla de la amenaza que representaba Callida Fairchild en ese instante, y Angie viéndose vulnerable en cuanto oyó mencionar algo de Italia.

      De pronto, también sintió la curiosidad que sabía que Jamie y Will sentían por Ángela.






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      ¡Hola! ¿cómo están?

      Pasaba a decir que GRACIAS, sí, a vos, la persona que ha estado desde un inicio y aquella que decidió unirse hace poco tiempo. Me sorprende todo el cariño que le dan a esta historia a pesar de las actualizaciones muuuuuuy lentas, que sigan queriendo conocer más de esta trama bastante enredada y poco entendible, que amen a Ángela y a Edmund también (viene con sorpresa), pero sobre todo a Jem, que tanto amamos y estoy esforzándome por darle ese lugar que siento que se merece.

      Sé que esperan más contenido por parte de este fic y a veces ven que subo más historias, pero últimamente no puedo escribir todo eso que quiero por obvias razones de que tengo una vida fuera de la plataforma y muchas veces la inspiración no llega, así que gracias por ser paciente! amiguemos algún día xD

      Also, es probable que actualice War Of Shadows en estos días, dependiendo del tiempo que me tome ordenar las ideas, pero no prometo mucho en cuanto a los días que vaya a tardar.

ROSE CARSTAIRS 🌹:

(LadyOfShadows03)

PD— Acabo de notar que llegamos a los 7 kilitos :')

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