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Capítulo 15

No me di cuenta de las horas que habían pasado hasta que estaba completamente lista frente al espejo. Mi compañera de cuarto se había encargado de ayudarme con mi vestido y ahora miraba orgullosa el resultado, yo todavía me acostumbraba a mi reflejo.

–Olvide completamente que era un baile de máscaras, supongo que no serás la única sin una. –Dijo, mirando al suelo, a sus zapatillas brillantes.

Nina estaba un poco triste porque Madyson no se había acercado a ella desde que fueron de compras, no se veía tan alegre como de costumbre. No podía culparla, de tener una mejor amiga, imagino que me sentiría igual si solo me ignorara.

Le sonreí mientras le pasaba su labial. –Vamos, es mi primera fiesta...¿Pondrás cara larga cuando me obligaste a ir?

Ella suelta una carcajada, señalándome en acusación. –Creo que recordar muy bien que fue Azzio quien te convenció, no yo "obligándote." –Alza una ceja en mi dirección. –De todas formas...¿Qué pasa con él? ¿Aclararon las cosas? ¿Están juntos?

Aprieto los labios buscando que responder. ¿Hemos aclarado las cosas? No. ¿Estamos juntos? ¿Lo estamos?

Sé que tengo mucho que contarle al Ángel, se qué hay muchos obstáculos y que últimamente he sido un torbellino de inestabilidad. Tal vez la razón por la que no le he hablado de todo es por miedo a que mi pequeño momento de normalidad se esfume.

Trato de que el pensamiento no afecte demasiado mi ánimo. Pero Nina nota mi incomodidad así que en vez de insistir, se repasa el lápiz labial carmesí. –¡A disfrutar la última fiesta del año!

Al principio no entendí el alboroto del alumnado con el dichoso baile de invierno.

En todo el semestre habían hecho varios eventos en la academia, uno más impresionante que el otro según se escuchaba por los pasillos, pero igual este parecía ser el más aclamado.

Y pude comprender finalmente porqué cuando puse un pie en el salón principal y quede sin palabras.

Por si solo este espacio en la AUAP era majestuoso, ahora con la decoración lucía como el escenario perfecto de mis novelas de época, con las telas flotantes, las arañas de cristal y adornos dorados que daban una apariencia clásica.  Al mejor estilo de Orgullo y prejuicio.

La nevada del exterior le daba ese toque increíble junto con el brillo de transparencia en el vidrio de las ventanas y las lámparas colgadas desde el techo alto en forma de cúpula.

Lo único que te garantizaba que estabas en la actualidad, era la música movida, los vasos de plástico rojo y los teléfonos móviles que tomaban mil fotografías.

–Pareces maravillada para alguien que odiaba la idea de venir. –Me dice Nina con una sonrisa.

Ni siquiera me moleste en llevarle la contraria. –Es que...está precioso.

Ella asiente, parece una cenicienta con su vestido azul celeste, la verdad esta hermosa, combina con su cabello dorado y corto.

–Tu estas muy guapa, Alessia. Te mereces un poco de diversión ¿no crees?

Diversión...Eso quería, distraer mi mente y prolongar lo inevitable.

En vez de responder, prefiero guardar silencio al ver que sigue mirando por encima de la mulitud, imagino que en búsqueda de una castaña en especial.

Cuando le pregunte a Nina si sabía algo de ella, esta se escogió de hombros, diciendo que seguro esté con el muchacho que sería su cita.

–¿No la ves?

Niega. –No, y tampoco a Azzio. ¿Habrá pasado algo?

Ruego para mis adentros que no sea asi, ya que él es la razon por la que accedí a venir en primer lugar.

El evento empezó hace pocos minutos y el salón y la pista de baile están casi llenos. Por ello, Nina y yo nos acomodamos cerca de la mesa de aperitivos para esperar a nuestros amigos, dudaba que Samuel apareciera después de lo oucrrido en La Cueva pero no podía evitar el sentimiento, ese retorcijón de que había hecho mal al irme asi, sin embargo estaba la situación en donde literalmente trató de asesinar a Azzio y aquello era algo que no podía permitirme pasar, sin importar el estado en el que se encontraba.

Frunzo el ceño, una vez más mi mente se desvía a lo que no quiero pensar. Me obligo a relajarme, tomando un postre de bocado y llevándolo a mi boca. Sin percatarme que Nina tiene la peor cara de desagrado antes vista.

Miro en su dirección y casi me ahogo con el dulce, toso repetidas veces tratando de aclarar mi garganta, pestañeo, rogando que mis ojos me engañen.

Madyson está entrando al salón del brazo de Elihad.

–No me gusta ese chico.

–¿Él es la cita de Mady...?

–Si, ¿lo conoces?

Trago apenas asintiendo, de la nada siento este vacío en mi estómago, prominente.

La presencia de Elihad provoca en mi incomodidades que no se explicar, como si algo sumamente oscuro se apoderara de mí, el llamador en mi cuello, joyería que ya parece tan indispensable como una extremidad empieza a latir con fuerza, y como mi pecho esta expuesto percibo el brillo leve que despide.

–Es un amigo de Samuel...

–Oh...

Pero no puedo decir mas nada ya que ambos se acercan hasta donde estamos, pasos agraciados, al abrirse camino parecen realeza, nunca había visto a Mady tan refinada, no pensaría que seria fan de vestidos largos y menos de un color tan fuerte como el rosa quemado, aun así, ahí estaba con el cabello castaño oscuro suelto en un perfecto alisado con un prendedor de plata recogiendo un lado únicamente, maquillaje impecable, cosa que confundió a Nina ya que no se arregló con nosotras, ni siquiera nos había hablado hasta ahora.

–Hola chicas.

Aun queriendo disimular, me era imposible, no podía dejar de ver a Elihad, pero no era como este último no me quitara la vista de encima, mantenía una constante inspección de mi persona, y se detenía en la clavícula.

Me sentí expuesta.

Traía una mascara que solo cubria el alrededor de sus ojos, en un distintivo color vino que hacia juego con su traje. Tinto. Rojo quemado.

Tragué saliva, deseando que Azzio apareciera de la nada y me alejara de ellos.

Pero no apareció, en cambio la música subió su volumen y las luces se atenuaron un poco, dándole a la atmosfera una apariencia cálida a pesar del clima frío.

Nuestra batalla de miradas no es desapercibida por Madyson quien alza una ceja hacia mi, inclinando su cabeza un poco en señal de incógnita. –¿Algún problema, Alessia?

La miro, no tengo mucho tiempo de conocer a Mady pero hasta ahora no le había visto actuar de esta manera, parecía hasta impropia de ella; Y por como Nina fruncia el ceño creo que estaba en lo cierto.

Elihad la toma del brazo, acción hace que mi vista caiga ahí donde la sostiene, un retorcijón que no se identificar ataca mi estomago con un sentimiento indescifrable.

–Madyson. –Dice, haciendo énfasis en el nombre. –¿Por qué no traes algo de beber? –Tanto mi compañera como yo alzamos las cejas asombradas, el tono con el que había dicho aquello parecía mas una orden que una petición.

–Claro.  –Una breve mirada en dirección a Nina, es suficiente para que ella la siga. Conociéndola ahora mismo debe tener bastante que decir.

La música del salón pasa a ser una melodía plena y aunque entretenida, un poco más lenta. Trato de evitar la mirada de Elihad, desviando mis ojos a un punto por encima de su hombro, Azzio aun no aparece, pero el rubio me bloquea la vista dando un paso a un lado y quedando fijo en mi rango de visión.

Suelto un suspiro sonoro, yendo hacía atrás, tropezando en el proceso, solo un poco con la mesa de aperitivos, el sentimiento de deja vu se apodera de mí, haciéndome creer que ya he vivido esto, el baile que vi gracias al llamador, la chica d vestido rojo y Elihad siendo llamado "Caído" por Teresa.

Piezas se alinean en mi memoria como un rompecabezas. ¿Qué tal que Elihad si sea un ángel caído? ¿Cómo sus alas siguen siendo blancas entonces? Frunzo el ceño, puedo sentir la presión de su mirada en cada gesto que doy.

–¿Bailarías conmigo? –Alzo la vista.

Me ha tomado por sorpresa y se que se refleja en mi cara. –Vamos...no soy rencoroso, lo qué pasó en el club ya está olvidado. –Sonríe, no puedo evitar soltar una risa sarcástica.

–Cada vez que abres la boca dices un disparate. Samuel y tú no saben lo que ocurre.

Ahora es él quien ríe.  –Creo que eres tú, la que no sabe nada...¿Pero dime, preferirías que hiciera algo diferente con mi boca?

Le miro mal dispuesta a irme de ahí, pero me toma del brazo, su agarre se siente como miles de pequeñas agujas en mi piel. –Baila conmigo.
–Repite, el oscuro de sus ojos hipnotizante.

–¿Por qué querría bailar contigo? Con dificultad te permito estar cerca y por mi amiga.

–¿Celosa?

–¿Qué? ¿Tu crees que me importas como para celarte? Ni siquiera te conozco.

–Perfecto, cambiemos eso.

Al principio no entiendo a que se refiere pero cuando me jala al centro del salón, me siento una muñeca que tiran de aquí para allá, mas no tengo la fuerza para sacarme. En la pista de baile es que caigo en cuenta, estoy a punto de darme la vuelta y dejarlo parado ahí, hasta que se escucha la voz de la directora.

La directora Esmeralda, hace mucho no se veía por la academia, por ello fue una sorpresa cuando tomó el micrófono de la tarima que colocaron, la música atenuó y dijo lo siguiente: –Se que hemos atraesado por una tragedia en este año escolar...Y que muchos de ustedes se deben sentir un poco impotentes y con miedo, quiero asegurarles que la academia cuenta con un equipo de seguridad avanzada y la policía sigue en investigaciones. –Como todo buen orador, mira al público por breves segundos. –Disfruten de este evento para culminar con otro semestre de formación y recuerden que el ala de habitaciones estará en funcionamiento pero el resto de las instalaciones no.  –Hace una pausa.
–¡Feliz Navidad!, ¿Estan listos para el baile en parejas?

¡Baile...de ¿qué?!

El alumnado aplaude y se destaca con un sonoro "¡Sií" Aunque se notaban las expresiones de preocupación en algunas personas. La ocasión se prestaba para aligerar el ambiente tenso habitual.

Apenas note como Elihad colocó su mano en mi espalda, con la mueca de suficiencia que me regalo, dejaba claro una cosa. –No tienes escapatoria.

Me había distraído en vez de irme y ahora era prácticamente presa de los brazos del rubio, el ritmo lento de la música se sintió como una cascada que te hacia flotar, de haber compartido el baile con otra persona tal vez lo hubiese disfrutado, el espacio en donde los estudiantes danzaban estaba iluminado y hacia mas fácil ver mi rostro todo sonrojado, contribución a las razones por la que todavía no me había ido, mi ansiedad no me dejaba ser el objeto de miradas por trigésima vez asi que me mentalicé a esperar que el baile terminara para largarme. Sin embargo ese no era el plan de Elihad.

–Bonito collar.

Alzo una ceja. –¿Qué es lo que quieres? Ve al grano.

Me sonríe, su sonrisa para mi desagrado es muy linda. –¿Por qué me detestas? ¿Acaso tu novio te dijo que te alejaras de mi?

–Deja en paz a Azzio.

–¡Oh ya veo! ¿Con que ya está todo bien en Azzio-landia?

Frunzo el ceño, mirándole mal, se inclina un poco, siento su respiración en mi cuello. –La última vez que te pregunté por él, mencioné que era tu novio, lo negaste, en esta ocasión me has dicho que lo deje en paz...

Trato de no ponerme nerviosa, apartándome pero él me toma de la mano par girarme en mi eje, a este punto puedo sentír que nos ven, de nuevo soy el centro de atención cuando menos lo deseo.

Estoy segura que la mayoría de los chismes y comentarios involucran a que no estoy con Azzio sino con un desconocido rubio.

–¿Por qué haces esto?

–Quiero bailar con una chica linda.

–Entonces baila con tu cita.

Apenas hace una mueca, la mano que sostiene en mi espalda me empuja contra él, estoy a centímetros de su care, nuestras narices se rozan.

–Nah, ¿Dónde esta la diversión en eso? Tu eres mas interesante, ex sello.

No sabia como reaccionar a lo que ocurría pero parte de mi solo repetía la escena de mi sueño una y otra vez, esta era la oportunidad de confirmar si había inventado todo en mi cabeza o si era real.

–¿También le dijiste eso a Olivia Oca?

El semblante del rubio cambio completamente, su mandibula lucia apretada y sus ojos perdieron el brillo juguetón en segundos, de pronto fue como si un toque de oscuridad se apoderara de él.

–¿Qué dijiste? ¿Cómo sabes ese nombre?

Pero me congelé, por un instante me quede en blanco. Sin duda esa no era la reacción de una persona ante el nombre de alguien irrelevante.
Temblé, no se si por la situación o el frío, pero luego sentí el toque en mi hombro, que me trajo de vuelta a la realidad.

Con evidente molestia en su tono ronco me habló, su característico olor a caoba y menta.

Era Azzio –Alessia...

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