── chapter seven ¡!
.‧₊ ❨✧ capítulo siete 。゚ੈ・°
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Las clases siguieron su curso normal luego de la visita de los padres. A Valeria le estaban empezando a pesar las pocas horas de sueño que había tenido. Estaba más callada y malhumorada. Teo se dio cuenta del cambio de actitud de la chica mientras esperaban que llegara el director para dar un anuncio. Por eso, la dejó recostarse sobre su regazó. Ambos estaban sobre la mesa de Marizza y Felicitas hablando con la pelirroja.
—Solo espero que Dunoff nos saque el castigo— habló Teo.
—Ya vas a ver que sí, confiá en mí— le respondió Marizza.
—Pueden hacer silencio—
—Por lo que veo alguien necesita su siesta restauradora ¿Querés que le diga a Octavio que traiga tu té de tilo importado con una cartera nueva?— se quejó la pelirroja por la actitud de su amiga.
Valeria se enderezó y apoyó su cabeza en el hombro del chico. Iba a contestarle a Marizza pero vio a Francisco entrar, así que simplemente se resignó a saludarlo e ignorar a su mejor amiga. El chico le devolvió el saludo y se acercó a donde estaba. Ella se separó de Teo y se acercó al extremo de la mesa para charlar mejor con él.
—¿Te parece si después merendamos juntos? — le preguntó Francisco luego de abrazarla.
—Dale, obvio— contestó la morocha —Tengo que hacer algunos diseños para mi taller pero si querés podes hacerme compañía—
—¿Taller? —
—Estoy haciendo un taller de modas y me mandaron como tarea hacer algunos diseños de cartera—
El chico se sorprendió ante la noticia. Era obvio que a Valeria le gustaba la moda y no hubiera dudado en pensar que podía llegar a trabajar en esa industria en algunos años. Sin embargo, no podía imaginarse que estuviera tan decidida y dispuesta a tener más tarea que la de un alumno regular.
—Mirá vos— le contestó con admiración —Sí, obvio. No hay problema—
Cuando el chico se fue junto a su primo, Teo se le acercó a la chica con picardía.
—Me parece que más que una siesta necesitabas de cierto chico— la molestó al verle cómo el humor le había cambiado con la llegada del santiagueño.
—No molestes, Teo. Suficiente tengo con Lujan— lo empujó Valeria.
Aunque era verdad que saber que merendaría con él le había alegrado un poco el día, no podía permitirse dejarse llevar. Ya tenía demasiado con Lujan insistiendo en que le diera una oportunidad a Francisco, no podía soportar tener que aguantarse también a Teo. En especial él que podía llegar a ser insistente si se lo permitía.
—Te prometo que no me voy a molestar si de él sí te enganchás. Yo lo intenté y fracasé pero algo me dice que él lo puede lograr— bromeó —Aunque, hablando en serio y como tu amigo, estás distinta desde que te hiciste amiga de él. No sé qué es, pero me alegro por vos. —
—¿Gracias? — respondió dudosa. No sabía si era algo bueno o algo malo que su carácter hubiese cambiado con la llegada de Francisco.
Ambos amigos se rieron un rato hasta que llegó el director a dar su anuncio importante. Valeria y Teo se bajaron del banco para dejar ver a Marizza y Felicitas y se quedaron parados junto a Francisco.
—Eso sí, no te olvides de mí, tarada. Ya suficiente que tengo que compartir el título de mejor amigo con el nerd de Marcos. No me hagas compartirlo con él también— le susurró antes de callarse para escuchar a Dunoff.
—A un ruego de sus padres y debido a... la supuesta injusticia que cometí con ustedes, se van a levantar todos los castigos— anunció —Van poder salir al recreo largo y no van a tener que realizar ninguna tarea extra—
Todos los alumnos festejaron la anulación de los castigos injustamente puestos.
—Voy a buscar mis cosas después de clase y mientras me esperás en la cafetería ¿Te parece? — le dijo Valeria entre todo el griterío.
—¿Segura no querés que te acompañe? —
—No, no. Tranqui, no te preocupes. Vos andá yendo y pedí lo mismo de siempre—
Y así como arreglaron, lo hicieron.
Valeria fue a buscar su carpeta y lápices junto con algunas fotos de texturas para replicarlas. Cuando fue hacia la cafetería vio que Francisco estaba hablando con Blas y le decía a la hermana de Laura y su amiga que se fueran. Al verlo ayudar a quien había causado que lo castigaran, le pareció extraño. Si bien en su interior sabía que eran los celos, se convenció de que lo conocía y que la razón a su amabilidad era porque esa era su personalidad.
—¿Y eso? — le preguntó la chica en cuanto se acercó a él, sin ocultar una pizca de molestia.
—Ah, nada. Le decía a Blas sobre un torneo entre alumnos y profesores— contestó Francisco con desinterés.
—No, no, eso no. Me refería a cómo ayudaste a la hermana de Laura. No sé si te acordás pero por culpa de ella terminaste haciendo flexiones en pleno sol—
Francisco había descubierto una nueva faceta de la morocha. Una que le gustaba demasiado como para admitirlo. Para el chico era una señal de que tenía chance de intentar algo con ella. Si ella estaba celosa, eso quería decir que algo de sentimientos hacia él tenía.
—¿Soy yo o alguien está celosa? — la fastidió al momento que agarraba el bolso con sus cosas para llevárselas.
—¿Yo? ¿Celosa? — resopló —Mirá si voy a estar celosa de vos—
—A mí me pareció que sí. Igual, tranquila que no le voy a decir a nadie— respondió mientras cambiaba de dirección arrastrándola con él.
—¿A dónde vamos? — preguntó Valeria confundida.
—Vamos a averiguar por qué las ayudé, así la nena no se enoja conmigo— bromeó.
Al llegar a la lavandería vieron a Lola y su amiga con un cachorro. Antes de sentarse junto a ellas, Valeria miró a Francisco pidiéndole disculpas por la escena anterior. Si bien estaba admitiendo indirectamente que tenía celos, entendía que era lo correcto disculparse por la mala actitud.
—Gracias por salvarnos, estuviste joya— le agradeció Lola al chico.
—¿Vos quién sos? — le preguntó Bianca a Valeria de forma despectiva.
—Valeria, soy la mejor amiga de Francisco ¿y vos? — le respondió la morocha con el mismo tono.
Francisco sonrió al escuchar a la chica llamarlo su mejor amigo. Cada vez estaba un poco más cerca de alcanzar su objetivo.
Sin embargo, al volver su atención a la escena y recordó que debía hablar con Lola a solas. Optó por insistir a la amiga de Lola que hiciera vigilancia por si volvía a aparecer Blas y así darle el lugar para conversar tranquilos.
—Yo voy a ir a la cafetería. Te espero ahí a que terminen de hablar— habló Valeria.
—No hace falta, voy a ser breve— aseguró el chico mientras la tomaba del brazo para que se volviese a sentar junto a ellos.
A Lola no le agradaba la actitud de Francisco hacia ella. Tampoco le agradaba Valeria para ser honesta. Sabía que era amiga de su hermana, lo que significaba que era amiga del enemigo.
—Mirá, yo te salvé pero nada es gratis. Vos ahora vas a ir y vas a confesar lo que hiciste con la maqueta de tu hermana—
—¿Qué? ¿Estás loco vos? No, no— se negó Lola.
—Bueno, es eso o chau perrito—
Al final, Lola terminó cediendo ante la petición del chico. Francisco y Valeria se fueron hacia la cafetería, donde habían planeado estar desde un principio. Él se disculpó por el cambio de planes y se ofreció a quedarse con ella hasta que terminase con todo.
—Tranquilo, igual no era mucho. Hoy en algún recreo lo termino— le aseguró.
Francisco simplemente le sonrío y siguió charlando con ella sobre otros temas. Tendrían arte pronto y él esperaba que Lola hiciera con su parte del plan. Valeria, por otro lado, no confiaba en ella tanto como él lo hacía. Había algo de la chica que no le cerraba. Pero sí confiaba en su amigo, así que no dijo nada y siguieron haciendo tiempo hasta la próxima clase.
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Una vez en clase de arte el salón era un desorden debido a la cantidad de pintura que estaban usando. Si bien Valeria estaba al lado de Francisco, como ya se les había hecho rutina, trabajaba en el proyecto junto a Teo. Ambos pintaban garabatos en el lienzo mientras charlaban sobre cosas sin relevancia.
De pronto, Lola entró a la clase. Valeria y Francisco sabían la razón del por qué, pero muchos no comprendían qué hacía una chica más joven entrando a una clase de cuarto.
—Permiso— dijo en cuanto entró —Profesora ¿puedo hablar con usted un minutito, por favor? —
—Sí, vení. Pero bajito que los chicos están trabajando— le aseguró la profesora —¿Qué pasa? —
—¿Te parece que va admitir? — le preguntó la morocha a su amigo.
—Por algo habrá venido ¿Qué podría decir si no? —
Valeria miró a Francisco con duda y dejó de lado las pinturas para intentar escuchar la conversación. De todas maneras, Lola pidió que todos en el salón los escuchen.
—Los chicos también tienen que escuchar — todos se voltearon a escucharla —En el colegio se cometió una gran injusticia. Castigaron a una persona inocente—
La profesora la observó confusa y preguntó: —¿Y quién es esa persona? —
—Mi hermana Laura. El sapo en la maqueta lo puse yo—
Si bien Lola acababa de admitir lo que había hecho, había algo en su actitud que no le terminaba de cerrar. Había sido demasiado fácil para ser cierto. Sin embargo, al ver la sonrisa de Francisco, entendió que él no opinaba lo mismo.
—Pero por orden de él— agregó Lola mientras señalaba a Francisco.
Ahí estaba. Tal como Valeria había sospechado, no era todo color rosa.
El rostro de Francisco cambió en un instante a serio y Laura, quien estaba del otro lado del chico, negaba confusa ante la acusación.
—Sí, es verdad— le aseguró su hermana —Encima tengo testigos—
Valeria se iba a parar a defender a su amigo con uñas y dientes pero él la detuvo. No había razón para que terminara metida en ese lío de hermanas. Todo lo que quería por el bien de su amiga es que no terminara lastimada por alguien de su familia. Por ello la obligó a callarse lo que tenía que decir.
La profesora, también perdida y sin saber a quién creer, les dijo a Francisco y Lola que durante el recreo largo se reunieran con ella para discutir la situación.
—¿Estás loco? — Valeria le dio un golpe en el brazo haciendo que el chico se quejara —¿Por qué no dijiste nada? Más te vale que ahora le digas que es todo mentira de esa tarada. Si querés, yo misma voy y...—
—Dejá, Vale. No te preocupes, yo lo soluciono. Cuando termine te voy a buscar— la interrumpió.
—No puedo entender cómo estás tan tranquilo—
—Creéme cuando te digo que no estoy para nada tranquilo— el chico dejó las pinturas y se volvió nuevamente hacia Valeria —Vos andá a la cafetería que yo después paso por ahí ¿Dale? —
No muy convencida aceptó. Fue hacia la cafetería con sus diseños a medio hacer y se sentó allí a esperarlo. Estuvo allí tan concentrada que se olvidó de su entorno y no se enteró de que Francisco ya había vuelto.
El chico se le había quedando viendo. Le divertía el hecho de que no se había dado cuenta de que estaba ahí. Además se veía bastante linda concentrada.
Cuando estuvo a punto de terminar uno de los diseños, dejó el lápiz para atarse el pelo y allí se dio cuenta de la presencia de Francisco.
—¿Y? ¿Cómo te fue? ¿Le dijiste que no fuiste vos? —
Francisco se sentó junto a ella y corrió los materiales para ver mejor los diseños.
—¿Esto lo hiciste vos? — preguntó asombrado por el talento de la joven.
—No intentes cambiar de tema— contestó —¿Qué pasó? —
—Nada, le dije que fue todo mi culpa y que me sancione nada más a mí— le respondió como si nada.
A Valeria no le gustó para nada la respuesta que había recibido y no ocultó aquel desagrado al contestarle.
—Vos realmente te volviste loco ¿Por qué carajos hiciste eso? Vas a recibir una sanción por algo que no tuviste nada que ver y todo por la malcriada esa—
—Calma fiera, que no es para tanto— la calmó el chico al ver lo exaltada que se había puesto —Simplemente que Laura me cae bien y no quería generar una pelea entre ellas, así que dije que la obligué a Lola a poner el sapo— aseguró —Simplemente no quiero que su relación se arruine más—
Al ver la repentina preocupación por la relación de las hermanas, los celos en Valeria no tardaron en reaparecer. Ella comprendía que no tenía el derecho de sentirse así, menos aun, conociendo lo bueno que era Francisco con sus amigos. Y sin embargo, algo le revolvía el estómago al pensar que a Francisco le podía llegar a gustar alguna de las hermanas.
—¿No será que a vos te gusta alguna de ellas y estás tratando de levantártela? — preguntó sin escrúpulos y sin intenciones de ocultar su celosía.
Francisco, quien no negaba que los celos de la chica lo volvían loco, sonrió de forma pícara y se acercó a Valeria para abrazarla por los hombros.
—Si me las quisiera levantar no lo haría de esa forma— le confirmó. El chico se acercó a la oreja de ella y agregó en un susurro: —Además vos sos mucho más linda que ellas—
—¿Eso qué quiere decir? — le respondió en el mismo tono de voz.
—No te hagás la boluda. Vos les pasas el trapo a las dos juntas—
Valeria se sonrojó por el cumplido. Estaba acostumbrada a recibirlos. Cuando era parte del séquito de Mía, varios chicos se le habían acercado a intentar algo con ella. Sin embargo, ninguno le había provocado aquella reacción. Francisco había logrado hacerla sonrojar. Había sido el primer chico en hacerlo y ella no sabía cómo sentirse al respecto.
—Gracias— terminó por responder.
Ambos volvieron a charlar como si nada mientras la morocha terminaba su tarea de una vez por todas. Francisco se le quedó mirando como su trazo se movía con seguridad pero también con delicadeza.
Hablaron hasta que nuevamente tuvieron que seguir con sus rutinas. Aquellos pocos minutos juntos haciendo algo tan simple como charlar,habían sido los mejores minutos del día de los dos.
🏹.ೃ ⌇❨nota de venus ❩ .‧₊
poquito a poquito, no tan suavecito, estos dos se van acercando 👀
CAPÍTULO SIN REVISAR
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ÚLTIMA EDICIÓN
— 2024.03.25
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