── chapter eight ¡!
.‧₊ ❨✧ capítulo ocho 。゚ੈ・°
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La relación de Francisco y Valeria fluía de maravilla. Ambos se habían vuelto muy cercanos y conocían prácticamente todo sobre el otro.
Desde que se habían enterado de la existencia del perro, los dos pasaban a alimentarlo y jugar con él. Solían hacerlo en los recreos o cuando tenían tiempo libre luego de las clases. El perro jugaba y ellos se la pasaban charlando y riendo mientras contaban anécdotas.
Sin embargo, había algo que no le terminaba de convencer a Valeria y era el hecho de que cada día que pasaba, Francisco se volvía más notorio en su coqueteo. Cada día insistía más, haciendo chistes al respecto. A ella no le molestaba que lo hiciera, sino su propia reacción ante la atención del chico. Se avergonzaba, sus mejillas se tornaban rosadas involuntariamente, la panza se le revolvía cuando la abrazaba de improviso y pensaba en él constantemente. Aquellas pequeñas cosas, hacían que no pudiera pensar en otra cosa que no fuese su regla sobre no enamorarse.
Luján le vivía insistiendo para que le diese la oportunidad de tener una relación como la de Teo, pero Valeria no estaba segura que eso funcionaría. Creía que al momento en que ambos tuvieran emociones más fuertes que las que ya tenían, ella no sería lo suficientemente valiente como para dejarlo ir y volver a hacer amigos.
Aún con ese pensamiento y sabiendo que no le correspodía, no podía dejar de sentir celos cada vez que el chico hablaba con Lola u alguna chica que no fuese de su círculo de amigos.
Francisco, por otro lado, estaba seguro que debía buscar la manera de convencerla que le diera una oportunidad. Valeria se había vuelto una persona importante para él. Era de las pocas personas decentes en el colegio, y eso no incluía a su primo. La chica se había vuelto su mejor amiga. Era con quien más cercano se sentía de allí y por momentos temía estropear la amistad.
Estaba al tanto de la regla que tenía. De la absurda regla, si se lo preguntaban. No tenía sentido para él. Ella había aclarado que nunca le habían roto el corazón, que jamás se había enamorado antes de ponerse aquella meta y sin embargo estaba negada a aceptar amar. Según lo que le había dicho, había visto a sus amigas sufrir lo suficiente como para saber que aquello no era lo que ella quería. Que estaba bien tal cual estaba, sin problemas, enredos y corazones rotos.
Por ello, decidió recurrir a sus mejores amigos y ver si lograba extraer alguna información importante. Habló con Marcos y Teo y ambos le habían aconsejado que no intentara nada, que como mucho conseguiría tener una relación sin compromisos y ya. Pero él se rehusaba. Creía con certeza que sería capaz de hacerla cambiar de opinión si le daba una chance. Y era allí donde rescindía su problema.
Teo le había contado que habían hecho un acuerdo de llevar una relación de amigos con beneficios. Donde al momento de darse cuenta que los sentimientos empezaban a aparecer, ambos serían claros al respecto y volverían a ser mejores amigos como antes. Al pasar el tiempo, Teo le dijo que creía estar enamorándose tal como habían acordado. Así fue que terminaron y nunca tuvieron ningún problema con el asunto. Siguieron siendo mejores amigos y los sentimientos no causaron complicaciones.
Lo que Francisco no lograba entender, era por qué a él no le había dicho de hacer lo mismo. Era obvio que tenían una tensión acumulada que con el correr de los días se volvía más obvia. Pero ella no le había hablado sobre la posibilidad de una relación de amigos con derechos y eso le molestaba.
A recomendación de los chicos, decidió invitarla a cenar para hablar sobre su el asunto y ver por qué él era distinto al resto. Todo lo que deseaba era una oportunidad.
"Vale,
Desde que nos conocimos nos volvimos amigos. muy cercanos. Te has convertido en mi mejor amiga en poco tiempo y me alegra tenerte a mi lado. Entiendo tu regla sobre no enamorarte y la respeto. Aun así, me gustaría invitarte a cenar y decirte algo sobre eso. Espero que aceptes.
R.s.v.p."
A penas terminó de escribir la carta, fue hacia la habitación de las chicas y la dejó en el buzón de Valeria.
Más tarde, Valeria vio la carta. Al instante supo que se trataba de Francisco. Las incontables notitas que se habían pasado durante las clases le permitieron reconocer la letra.
De repente, el mal humor que tenía se le había calmado. Todo el asunto del nuevo director, Lola atrás de Francisco y enterarse que sus padres volverían a marcharse la tenían mal. Pero al ver la carta del chico se animó un poco. Sabía que podía contar con él para subirle el ánimo.
Sin embargo, el contenido de la misma la sorprendió. Cuando leyó la carta y lo que decía, comenzó a estresarse.
¿Qué era lo que quería decir? Más bien ¿Sería lo que ella estaba pensando? Si era así, ¿qué haría al respecto?
Su cabeza se volvió un tornado de preguntas sin respuestas. Los problemas anteriores parecían minúsculos al lado de lo que se imaginaba que podía pasar si aceptaba la invitación. No sabía si tenía el valor de decirle en la cara lo que sentía. En su interior batallaba sobre lo que diría incluso antes de saber con exactitud qué era lo que Francisco tenía por decir. Ni siquiera había aceptado aún.
Al entrar a la habitación, vio a Lujan en el escritorio haciendo tarea. La chica estaba tan centrada en la carta que no había prestado atención a la rubia. Ella ya se había dado vuelta, dejando la tarea de lado, para hablar con la morocha.
Cuando vio que su amiga estaba sumida en su mundo al punto de ignorarla, se acercó a chasquearle los dedos para traerla devuelta a tierra.
—Vale, te tildaste ¿Qué pasó? —
Valeria dio un par de vueltas y balbuceó sin sentido para luego entregarle dicha carta a su amiga.
—Esto me pasa—
—¿Es de quién creo que es? — le preguntó con picardía. Su cara no ocultó su asombro al leer lo que le acababa de entregar su amiga. —¡Bueno! — exclamó alargando la 'e' —Por fin el santiagueño dio el paso. Ya era hora ¿No? —
—¿Qué me estás diciendo Lu? Sabes que yo...—
—Me venís a mencionar lo de la estúpida regla y te tiro la cartera Chanel por la ventana— amenazó Lujan
Valeria la miró sorprendida ante la amenaza de la chica. No comprendió si era chiste o realemente la estaba amenazando.
—No te atreverías—
—No me pongas a prueba tampoco— le dijo señalándola con el dedo —Vos de amor no sabés nada. No podes negarte sin antes intentarlo. Es obvio que están los dos enganchados— al ver la mala cara de Valeria, corrigió lo último —Bueno, es obvio que se tienen ganas. Eso no me lo podés negar—
—No, no lo voy a negar. Sería inútil hacerlo, pero tampoco voy a decir que porque le tengo ganas tendría algo con él— contestó —No sé qué hacer, Lu—
—¿Qué es lo que vos queres hacer? No lo que conviene o lo que digan los de afuera, si no lo que sientas, en lo profundo de tu corazón, que es mejor—
—Ese es mi problema, no sé qué es lo que quiero. Por un lado me muero por darle cabida a Fran, pero por el otro tengo miedo de terminar enganchada. De entrada sabía que no era como Teo, a él lo conozco hace años y jamás lo imaginé como algo más—
—Pero... —
—Pero con Fran es distinto. Hay un... un... Hay algo. Siento que si le digo que hagamos lo que hice con Teo me va a decir que sí y va a estar todo bien hasta que me enganche en serio y...—
—Y no estas segura si serías capaz de dejarlo después— terminó Lujan la oración.
—Exacto—
Valeria tomó sus cabeza y se escondió del mundo por unos segundos.
—Digamos en el hipotético caso que te enamores —comenzó diciendo Lujan, lo que sacó a Valeria de entre sus manos —Y que no lo quieras dejar ¿Realmente sería tan malo no hacerlo? —
—Sería...— ante la duda de Valeria al contestar, Lujan sintió un poco de esperanza a poder convencer a su amiga —Sería terrible. Nadie se enamora de una persona y termina por toda la eternidad juntas. Mirá a Marizza, sufriendo atrás de Pablo, vos si a Marcos se le acerca una chica vivís angustiada de que no sea nada—
—Bueno, bueno. Que sé que estás mal pero tampoco para tirarme abajo a mí. Además todo eso es ínfimo comparado a la alegría que siento cuando estamos juntos—
—No sé, Lu— contestó insegura —Lo voy a pensar—
—Solo no quiero que te niegues a algo que te puede hacer feliz, simplemente, por tenerle miedo a sufrir—
Sin decir más, Lujan se volvió hacia el escritorio para terminar su tarea y Valeria se quedó pensando en qué iría a hacer.
De todas formas, en cuanto vio que su amiga se fue de la habitación, Lujan puso en marcha su plan para darle un empujón.
✧˖*°࿐
Durante las clases las cosas con Francisco seguían igual. Sin contar que estaba más atento a ella que antes.
Valeria había decidido dejar el asunto hasta que finalice el horario escolar y poder tomar una decisión tranquila y sin apuros.
Sin embargo, el destino tenía otros planes. Y por destino, se refería a su mejor amiga.
Valeria estaba en la cama de Lujan leyendo una revista. Mientras hojeaba el nuevo catálogo, la dueña de la cama entró demasiado alegre a la habitación. Sin ningún cuidado, se acostó a su lado y le empujó levemente el hombro para llamar su atención.
—¿Se puede saber de dónde venís tan contenta? — le preguntó.
—Digamos que el santiagueño ya tiene su r.s.v.p.—
La morocha pegó un salto que casi provocó que se chocara con su propia cama. Se sentó con las piernas cruzadas para mirar de mala gana a su amiga.
—¿Qué carajos hiciste? —
—Te di un empujoncito... de mejor amiga. Le dije que ibas a salir con él— contestó relajada.
—¿Vos estás loca? Te pedí consejo no que actúes por mí—
—Tampoco es para un melodrama. Es una salida nada más. Ni siquiera sabes qué es lo que tiene para decirte— le dijo mientras se ponía en la misma posición que ella —Además, no tiene que pasar nada que no quieras. Le podes decir que no y listo... a no ser...— la castaña se acercó y la abrazó —Imagináte a vos, él y la luna. Una copa del champagne más refinado, el jazz de fondo y el olor a pasta. Su brazo en tu pierna, acariciándola mientras con sus ojos te penetra la mirada y luego baja a tus labios para...— detuvo su imaginación cuando vio a Valeria mirarla con preocupación por los detalles que le estaba contando —Si vos no querés, no va a pasar nada, Valeria. Si querés distraerte y que no hable del tema ponete a hablar de tu colección infinita de perfumes y vas a ver como sale corriendo—
Valeria calló a Lujan de un golpe. Igualmente, su amiga no se dio por vencida y se paró a abrir el armario de la chica.
—Veamos qué te podés poner—
—¿Ponerme? Ni siquiera sé si voy a ir. Por ahí le digo que... no sé, que me siento mal—
—Bueno, hace lo que quieras. Pero acá veo un conjunto sin estrenar perfecto para la ocasión—
Eso fue más que necesario para convencerla a Valeria de ir.
Juntas revisaron el vestuario una y otra vez y probaron en Lujan los perfumes para elegir el perfecto.
🏹.ೃ ⌇❨nota de venus ❩ .‧₊
solo quiero tirarles el dato de que faltan dos capitulos para el acto dos 😎🤙🏼
CAPÍTULO SIN REVISAR
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ÚLTIMA EDICIÓN
— 2024.04.07
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