EL ARTE DEL ENGAÑO.
A lo lejos se escucha un irritante sonido, que no para de sonar por mas que intento callarlo. Cambio de postura, alargando la mano para buscar a tintas el despertador y tras varios intentos logre apagarlo.
Me aparto el cabello revuelto del rostro y siento la cálida luz solar que se filtra por mi ventana abierta. Voy de apoco abriendo los ojos, sintiendo como mi cuerpo reniega y se queja. Las horas de sueño no habían servido para reponerme y me sentía tan molida como anoche. Por otra parte me recuerda lo que viví, lo que sentí y una satisfacción extraña se me expande en el vientre. También me sorprendí sonriéndole a la nada mientras me levantaba y hacia mi rutina de cada mañana. Incluso tarareé una canción durante la ducha.
Ya en el desayuno comprendí que todo se debía al buen humor que deja el haber tenido un orgasmo tan pleno. La mujer insaciable que llevo dentro estaba encantada con eso, y a la espera de que él la volviera a enloquecer.
Termino con lo que resta de mi fruta y posteriormente con el café.
Lavo deprisa la loza y me detengo en el recibidor para buscar mi móvil, las llaves y salgo rumbo a la galería de arte.
De camino al mustang revisó la pantalla del móvil, comprobando que tengo varios correos de cuentas bancarias. De nuevo mi madre había retirado dinero sin decírmelo antes.
Paso ahora a los mensajes de texto, cuya lista la encabeza precisamente la mujer atolondrada que me trajo al mundo y sin mas remedio presiono el botón de llamar..
Ella contesta al tercer timbrazo. —¡Ela, hija que sorpresa!.
Al menos se oye feliz de escucharme.
—Hola mamá.
—Pensaba también en llamarte, tengo tantas cosas que contarte que no sabía ni por donde comenzar.
—Me imaginó.
—Ela.. ¿Estas bien?. Te oyes molesta.
Suspiro.
—No. ¿Mamá, has visto a Ethan recientemente verdad?.
Se hizo un silencio del otro lado de la linea. La respuesta era un —claro que si—
—Mamá. —la presione, ella soltó el aliento— Retiraste dinero de la cuenta y eso solo ocurre cuando mi hermano te busca.
—Ela..
—¿En que lío esta metido ahora?.
—En nada grave. —no le creí— Él ha cambiado mucho, hija.
—Eso lo dudo.
Entro en mi coche, y la pongo en alta voz para poder poner el motor en marcha.
—Ethan tiene nuevos planes para su vida y necesitaba de nuestra ayuda para lograrlo.
Rodé los ojos. Mi hermano era un experto en el arte del engaño, sobretodo con nuestra madre.
—¿Cual fue su cuento esta vez mamá?.
—La verdad no me contó mucho, solo dijo que sera un proyecto muy lucrativo que nos convendría a todos.
Traducido era: "De nuevo lo perderé todo en otra idea absurda" Sentí pena por ella y también por el dinero perdido.
—Odio tener que recordarte que eso mismo dijo la ultima vez que invirtió y lo perdió todo.
—La negatividad te daña.
—Al igual que la disminución de mis ahorros.
—Si estuvieras casada no necesitarías ahorrar tanto y tampoco trabajar como lo haces.
—No quiero discutir esto de nuevo. Ethan es el problema no yo.
—Tu hermano solo quiere un voto de confianza y nada mas.
La cuestión era que el voto de confianza que exigía Ethan me salia bastante caro. Él era el mayor y aun así yo tenia que solventar la mayor parte de sus gastos y los de mi madre. Por esa razón era que no podía dedicarme a la pintura como quisiera.
—Solo espero que no sea otra de sus formas para sacarte dinero.
—Ya veras que no.. —su confianza en él era increíble— Ahora cambiando de tema ¿ya pensaste en salir con el prospecto que elegí para ti...?
—Mamá no. —la interrumpi, ¡esto ya era el colmo!— Mira estoy por entrar a una entrevista de trabajo y no tengo el tiempo ni la fuerza para hablar de esto.
—Pero..
—Te llamo luego. Adiós.
Colgar me sabe mal, pero lo prefiero a tener que volver a lidiar con su urgencia por conseguirme un marido que yo jamas le pedí. Estaba por volverme loca sin su ayuda.
Estacionó el auto sin prestar mucha atención a lo que hago, en mi cabeza sigue la maraña confusa de lo que se a vuelto mi existencia. No había lugar para Ethan, o para el tipo que mi madre quería presentarme.
Dentro de la galería me fue mas facil ignorarlo todo, la recepcionista me recibió con su habitual saludo de cortesía y me despabile lo suficiente como para corresponderle. Mas adelante me encuentro con la oficina de Aiden. Toco con los nudillos la puerta y entro apenas me indica que lo haga.
—Buenos días señorita Ricci. —me saluda levantándose y saliendo del escritorio para resivirme.
—Señor Lambert, buenos días.
Mi sonrisa no duró mucho, su expresión enfadada me la robo.
—¿Paso algo?.
Él asintió. —Si vamos a trabajar juntos me gustaría que empecemos con tutearnos. Llamame Aiden solamente.
—Ah, okey. —sonreí de nuevo.
La sonrisa que él me dedica es adorable. La respiración se me corta.
—Bueno ya que estamos de acuerdo pasemos al tema de negocios.
Me invita a que salgamos de la amplia oficina, recorriendo el pasillo por donde vine. Al final doblamos a la izquierda pasando la recepción. Aiden abre otra puerta rotulada como 《ESTUDIÓ UNO》. Dentro la amplia sala simula fielmente como se vería una exposición de arte, en algún museo de la ciudad. Solo que esta la conforman mis recintes obras, aqullas que recogieron de mi casa esta mañana. Fue alucinante.
—¿Te gusta?.
—Me encanta, luce perfecta.
—Tuve tiempo de revisar tus cuadros, son magníficos Ela, cada uno es diferente y al mismo tiempo me cuentan una historia. De eso se trata el arte que estoy buscando.
—Gracias, significa mucho para mí tus palabras. Tenia miedo de que los odiaras apenas los vieras.
—No, de verdad son muy buenos. Sobretodo este, creo que es mi favorito.
Aiden señala uno en específico, acomodado al fondo. La máscara blanca sobresalía del resto apenas la notabas. Mi estómago también lo reconoció y se agitó intimidado.
—Este.. yo.. —No se como abordar el tema sin caer en mas mentiras— Es solo un cuadro. —le digo más para mi que para él.
—Eso lo se.. —Se ríe entre dientes con discreción— Pero un cuadro tan "peculiar", debe tener una historia fascinante por detrás.
Y valla que la tenia. Si Aiden supiera de donde nació la inspiración entendería el poder que tiene la pintura. Mis mejillas arideron de solo imaginar que sus oídos lo escucharán.
—En realidad no tiene nada de especial. —mentí con demasiada desenvoltura—Se me ocurrió de repente, sin premeditación.
¡Aja!.
—Valla, en ese caso pues te felicito por haber creado algo tan significativo de la nada.
Finjo que me merezco los halagos. Era ya una experta en engañar a la gente, y me aterre por eso.
—Gracias...
—Ela, a partir de ahora debes aprender a resivir las críticas, tanto buenas como malas. Te recomiendo empezar por las buenas.
—Si, yo tratare de hacerlo. Y gracias nuevamente por la oportunidad. No sabes cuanto la necesitaba.
Enmudeci de golpe, avergonzada por haber confesado que necesitó el trabajo por el dinero, más que por las ansias de estar bajo el reflector.
—No tienes nada que agradecerme. Si esto resulta ser el éxito que espero, ambos saldremos ganando. Lamento admitir que mi interés por ti no es solo por tu belleza y talento, sino también por las ganancias y el reconocimiento que le deras a mi galería.
Tal parece que el rubor jamás se irá de mi rostro.
—Solo espero no defraudarte y que todo salgo bien.
—No lo harás, ya veras. Confía en mi Ela.
Asenti sin pensarlo. Ahora él era mi jefe, y yo su empleada. Eso requería de confianza ¿no?. ¿Entonces porque no tenercela? Aunque apenas si lo conocía. En fin ya tenia cierta práctica con eso.
—Bien.. —rompió el incómodo silencio— Nos queda pasar a la firma del contrato para hacerlo oficial.
Hago amago de marcharme a la puerta pero me retiene por el brazo. —En realidad aún faltan algunos detalles por afinar, pero supongo que mañana por la tarde lo tendré listo.
—Ah, entiendo. En ese caso volveré mañana..
—De echó se me ocurrió que podemos reunirnos en el restaurante Belanger. Firmas el contrato y de pasó te invito a cenar para celebrar como se debe.
Me la pienso, insegura de querer hacerlo.
—No temas, será solo tu primera cena de trabajo con el representante de A&G.
—De acuerdo. Aceptó la invitación.
Otra sonrisa resplandeciente que deja al descubierto su perfecta higiene bucal.
—¿Te parece bien a las ocho?.
—Si, ahí estaré. —dicho eso Aiden por fin me suelta y yo retrocedo un paso.
—Perfecto.. —dice él, mas emocionado de lo que debería estar por una simple cena de trabajo.
—Lamento interrumpirlos señor, pero tiene una llamada urgente.
Esa seguramente era su secretaria, quien se queda en el quicio esperando la respuesta.
—Dile que espere, aun no termino..
—No, no, anda. Es importante y debes atender. —Él no parece muy convencido que digamos— Ve.. —lo vuelvo a animar— De todos ya habíamos terminado, ¿no es así?.
—Si. —acepto a regañadientes— Tienes razón.
—Gracias y te veré mañana.
Aceptó la mano que me tiende, estrechandola un momento, demasiado largo para lo que dicta la buena educación.
Fuera del edificio me recargo sobre el muro para recuperar el aliento que me robo la última parte de mi charla con Aiden. Me río de misma, por mi aparente locura. Cada día, hora y minuto que transcurría empeoraba más y más..
Una vibración extraña me retumba en el bolsillo de mi pantalón de vestir y tardo en descubrir que proviene de mi móvil.
Desbloqueó la pantalla y me encuentro con un mensaje de texto cuyo número era desconocido.
«Pense en dejarla unos días tranquila para que pueda terminar de procesarlo todo, pero francamente no soportó las ganas de verla. De tenerla. Por lo que he decidido que nuestro tercer encuentro sera el día de mañana a las nueve en punto.》
¿Que estaba pasando? Primero había sido orillada a aceptar la dichosa cena de "negocios" y ahora esto.
¿Que le iba a decir al anfitrión para no ir a verlo?.
«¿Quien demonios te dio mi número?»
Le escribí de camino al mustang.
«¿Se te olvida que cuento con tu información básica? Eso es lo de menos. Te quiero en la siute, vestida con la ropa que te haré llegar mañana por la tarde y esta vez no olvides usar el antifaz»
¡Pero que autoritario era!.
«Mañana no puedo. Ya tengo planes. Lo siento»
«"Tienes planes". Pues cancelalos»
La respuesta me saca de quicio y estoy a punto de gritarle a la nada de pura frustración. ¿Quien demonios se creía él para ordenarme?.
Respiro lo mas hondo que puedo, llenando mis pulmones del cálido aire matutino. Luego tecleó la respuesta que voy ideando bajo la marcha..
«No puedo hacer eso. Son cuestiones de trabajo y tendrás que aceptar que tengo una vida fuera de tu loca habitación de hotel.»
Ojalá fuera lo suficientemente valiente para mandarlo al caño, pero eso sólo serviría para que se las ingeniará para obligarme a asistir.
Resignada recargo mi costado sobre el cofre, esperando su mensaje..
«Ela, lo entiendo pero tienes un compromiso conmigo que debes cumplir y te quiero ver mañana. Lo deseo mas que a nada en este mundo»
Leer eso me sobre calienta la piel, y casi pude escuchar la oración de su propia voz. ¿Como lo hacia?. ¿Como lograba seducirme con algo tan simple como escribir que me desea?.
Debo ser la mujer mas débil si eso servía para convencerme de doblar las manos y aceptar la posesividad con la que me trataba.
«Voy a cumplir con mi palabra, pero no sera mañana. Reagenda para otro día y veremos si estoy disponible para entonces, por ahora debo acompañar a mi jefe a una cena de negocios y no puedo fallarle por ti ni por nadie»
Sin lugar a dudas escribirle eso no me serviría para nada. Pero basto para hacerme sentir mejor y con el control de la situación, al menos en teoría lo tenía. ¿No?.
La pantalla se volvió a iluminar y vacilé en leer el texto..
«¿Debo preocuparme de tu jefe?»
Resople, divertida por sus celos absurdos.
«¿A que te refieres con preocuparte?. »
Le pregunte fingiendo que no lo entendía, ojalá no descubra mi juego y me permita divertirme un poco más a costilla suya.
«Me refiero a si él te interesa como hombre. Se honesta Fiorella»
Aquello mas que diversión me produjo un hueco en la boca del estómago. ¿Que si él me interesaba?. Bueno.. Yo diría que era probable que la respuesta fuera un si.
«No»
Mentira corta pero concisa. Lo que él se merecía.
«¿Estas segura de eso?»
Frunzo los labios y ruedo los ojos.
«Esto es ridículo y no hay nada en ese contrato que me obligue a darte mas explicaciones sobre mi vida privada. Así que conformate con saber que él me necesita mucho mas que tu»
Su respuesta llego medio minuto después.
«De nuevo se equivoca señorita Ricci. Mi necesidad por su cuerpo supera por mucho a la que pueda tener su jefe o cualquier otro idiota de este planeta. Le recomiendo que termine su compromiso temprano y nos veamos después »
No quería admitir que sus palabras causaban un efecto raro en mi. Era como si algo se despertara entre mis piernas. ¿Sera posible que me este volviendo adicta a tener sexo con él?.
Asustada le tecleó lo primero que pienso: «¿Porque?. Ofrezca un incentivo que me haga considerarlo.»
Apenas lo envió me arrepiento. No era la mejor combinación y mucho menos la mas acertada. Rogué a dios porque el anfitrión no encuentre nada útil que ofrecerme. Con impaciencia espere todo lo que tardo en llegar su mensaje.
«Esta noche la estará esperando en su correo el juguete que le regale. Uselo mientras piensa en mi y cuando tenga su merecido y maravilloso orgasmo, tomelo como el incentivo que pide.》
—Okey— Pensé, dejando que su victoria me aplastara desde adentro.
No solo había logrado encontrar dicho sobornó, sino que también logro que mi sistema circulatorio y reproductivo se volcaran contra mí.
Tuve que aferrarme a la puerta delantera y respirar una y otra vez, con la esperanza de que eso sirviera para calmarme un poco.
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