Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO: SEIS.

                                                                                           —CAPÍTULO: SEIS—

                                                                                                        IRREAL

—No, y ese tema no está en discusión.

—Ahora que tu hermano se casa, con mayor razón debes buscar una pareja estable y no solo para que te acompañe en la boda, sino también para casarte en el futuro.

Suspire y me serví otro vaso de coñac, y ya de paso me senté en uno de los taburetes de madera.

—Si no la tienes, yo podría arreglar una cita con el prospecto que te mencione el otro día..

—Gracias pero no la necesito.

—¿Entonces eso quiere decir que ya tienes a alguien?.

—Algo así.

De inmediato me arrepiento de lo que dije. Su curiosidad salto a la vista, incluso soltó los guantes para horno, ignorando el sonido que indica que la tarta ya esta lista.

—Él es solo alguien con quien salgo de manera casual. Así que no te emociones mucho, de acuerdo.

Pesé a lo que dije ella no abandona el interés, se reclina contra la encimera y lo vuelve a intentar.

—¿Es alguien de tu trabajo?.

—No mamá.

—¿A que se dedica entonces?. —me pregunta antes de volverse para apagar el cronómetro y sacar por fin el postre del horno.

—Es... —¡Mierda, que le voy a decir?— Trabaja en los vienés raíces.

Según mi anfitrión ese era uno de sus muchos negocios, así que técnicamente no mentí.

—Oh valla, suena bastante bien. —comento ella, mucho mas tranquila. Pero no lo suficiente para dejar el tema por la paz.

—Me gustaria conocerlo antes de la fiesta, por lo que se me ocurre que lo puedes traer contigo a que pase con nosotros toda la semana próxima.

Resople solo de imaginarlo.

—No creo que acepte venir. —Ni aunque se lo pidiera de rodillas.

—¿Porque no?.

—Él es un hombre muy ocupado. En ese aspecto es muy parecido a mi.

—Ya veo que son el uno para el otro. —comenta media burlesca— Pero seguro podrá hacer algo al respecto. Si ustedes están saliendo no veo por que no.

La observó mudar la tarta a uno de esos platos de porcela con decoración de flores. Posponiendo lo más que puedo mi repuesta.

—Hablaré con él, aunque no te prometo nada.

Las próximas dos horas las pase comiendo tarta y tomando más tragos de coñac. Mi madre se dio rienda suelta y me contó sobre los planes que tenía para la fiesta, también me habló sobre la novia de Ethan, según ella era una agradable y educada chica, proveniente de una buena familia italiana y que eso por supuesto sumaria puntos al estatus de nuestra familia.

A las tres en punto me despedí, alegando que tenía que volver a casa para hacer mi maleta y organizar los pendientes de trabajo. Por suerte mi madre lo aceptó de inmediato y me dejo salir de la casa.

Cinco en punto, ya tenia en la nevera y en las gavetas las compras, y en la sarten un filete de res y en la otra verduras salteadas en aceite de oliva. Mientras esperaba a que eso estuviera listo me serví una copa de vino tinto, y volví al tema de pasar una semana en casa de mi madre. Si bien la idea no me desagradaba, tampoco me entusiasmaba mucho, no quería ser interrogada sobre mi "pareja ficticia". Y mucho menos señalada cuando llegara el jueves y nadie se presentará. Tomó el móvil y lo enciendo, abro la conversación con mi anfitrión, cerrando la aplicación después. No podía invitarlo, sabía de antemano que no aceptaría y aunque lo hiciera, no podría ir con una máscara blanca puesta. Sería una locura. En fin por ahora solo me dedico a comer y ya después vería que hacer.

El resto de la tarde la pasé guardando algunas prendas en mi maleta, y eligiendo un par de vestidos para los dos eventos principales, aun ahora el tema de la boda me sigue pareciendo irreal.

El lunes por la mañana ya tengo en la mente que le voy a decir a Aiden para ausentarme de la galería. Opte por ser honesta y hablarle del compromiso familiar y como no lo puedo cancelar. Segura de mi misma toco a su puerta y entro cuando me responde.

—Que bueno que estas aquí, porque me urge hablar contigo. —me dice en cuanto cerré la puerta.

—¿Ah si?. Yo también necesito hablar contigo sobre algo importante.

Me acerco a su escritorio y tras ocupar la silla, ya no me siento tan segura.

—Primero que nada la exhibición fue un éxito, recaudamos más dinero del que pensábamos obtener. Y eso es bueno para nuestra imagen, pero sobre todo para ti.

—Eso es fabuloso.

—Ya le pedí a mi secretaria que inicie el tramite para abrir tu propia cuenta y depositarte tu dinero. Creo que a más tardar mañana o pasado ya lo tienes disponible.

—Okey...

—Ela.. —me interrumpe— Hay otro asunto qué me molesta mucho.

—¿Cual es?.

Los ojos de Aiden se vuelven un par de rendijas por las cuales me mira fijamente. De inmediato me puse nerviosa.

—¿En que momento te fuiste del evento el sábado?.

—Ah, era eso. —murmuro con el corazón en la boca.

—¡¿En que demonios estabas pensando?!. —se escucha furioso, y una parte de mi ya se lo esperaba.

—Bueno, yo... Lo lamentó Aiden, pero no tuve opción, yo...

—"No tuviste opción". —repite incrédulo— ¡Claro que la tenias, por el amor de dios!. Ela sea lo que sea que te hizo irte debiste decírmelo antes. No tienes idea de las muchas personas importantes que querían conocerte y hablar contigo. Fue una suerte que se me ocurrriera decir que estabas indispuesta y por eso te marchaste o de lo contrario tu imagen y la mía hubieran sufrido, sin mencionar la pérdida de dinero que eso hubiera dejado.

Aparto la mirada de la suya, buscando frenéticamente la forma de salir bien librada de esto.

—Tienes razón, lo lamento, te aseguro que no volverá a pasar.

—Por supuesto que no. A partir de ahora me dirás cualquier cosa que pueda perjudicar a tu vida laboral. ¿Entendido?.

Asenti de inmediato. 

—Confiaré en ti Ela, y te daré otra oportunidad, espero no me defraudes otra vez.

—No, por supuesto que no.

—Bien. —se limito a decir, mas calmado.

—Aiden, hay algo que necesito pedirte. —era ahora o nunca.

Él me clava la mirada.

—Necesito que me des el resto de la semana libre.

No me responde, se reclina contra la silla sin dejar de mirarme.

—Se que es muy repentino pero de verdad es importante para mi, se trata de asuntos familiares.

—Si es así supongo que no me queda mas remedio que aceptar.

—Gracias. —le sonreí a pesar de que él no me la respondería.

Me levante, huyendo lo mas rápido que pude de la asfixiante oficina.

En el pasillo me detengo en el escritorio de la secretaria de Aiden, con una loca idea en la cabeza.

—Hola, buen día. Ah, necesito una copia de la lista de invitados qué asistieron a la exhibición de este sábado. ¿Usted me la podría proporcionar?.

La chica tras el escritorio me mira indecisa.

—Por favor, es importante.

—¿El señor Lambert lo sabe?.

—Si, ah, él de echo me dijo que se la pidiera.

Tarda un minuto en aceptar y sacar de su cajón la hoja que le pedí.

—Esta bien, aquí la tiene. ¿Alguna otro cosa en la que pueda ayudarla?.

—No, no. Gracias. Qué tenga un excelente día.

***********************************************************************************************************


En mi escritorio repaso la lista de invitados una y otra vez, buscando con lupa algún apellido que me llame la atención. Solo había uno que destacaba del montón y sin perder el tiempo paso al computador para teclear el nombre en Internet.
Según google solo encontró un resultado con el nombre de Emir Bozkurt. No hay fotografías, solo una dirección y un numero de teléfono local.
Vuelvo a ver la lista y tras un minuto de indecisión, anotó la dirección y tomó mi bolsa.

Salgo de la casa como flecha, conduciendo de la misma manera, impaciente por descubrir si este hombre podría ser mi anfitrión. Me salte algunos altos y resivi un par de insultos más pero logré llegar en media hora.

El lugar resultó ser un asilo para ancianos, uno bastante lujoso al parecer. Las puertas dobles de cristal se abren apenas me acercó a ellas y dentro me recibe un agradable olor a lavanda junto con el fresco aire acondicionado. Camino a la recepción y saludo a la mujer vestida de enfermera, parada tras el mostrador.

—Buena tarde, estoy buscando al señor Emir Bozkurt.

—Si, él está aquí. —me dice amable— ¿Es usted familiar del señor Bozkurt?.

¡Mierda! Porque no se me ocurrió antes inventar algo.

—Ah, no, en realidad. —respondí bajo la marcha— Lo busco por cuestiones de trabajo.

Aquello parece desconsertar a la enfermera, alza una ceja y me mira incrédula.

—¿Sera posible que me pueda resivir ahora?. Es importante.

—El horario de visita aun no termina, y el señor Bozkurt está en la terraza ahora. Tal vez pueda atenderla.

Le sonrió agradecida.

—Necesitará registrarse.

—Claro, soy Fiorella Ricci.

La mujer de cabello cano lo teclea en su computadora y justo después me da el gafete de visitante.

—Siga por el pasillo, hasta el jardín.

—Muchas gracias.

Sigo sus indicaciones, atravesando el largo pasillo, posteriormente salgo al jardín y doblo a la derecha para seguir por la terraza. Esquivo un par de mesas vacías, y luego me encuentro con otras más ocupadas por adultos mayores. Ninguno de ellos me presta atención, siguen en lo suyo mientras yo buscó un rostro familiar.
En la última mesa me rendí, aquí tampoco había un hombre de mediana edad, y cuerpo de infarto. Solo un abuelo de cabello rizado y cara de pocos amigos, quien por cierto me miró cuando me detuve en su mesa.

—Al fin un rostro nuevo. —comento él.

—Lamento molestarlo. —le dije—Yo estaba buscando al señor Emir Bozkurt. Pero supongo que no esta por aquí.

—¿De verdad?. —pregunto igualmente sorprendido.

¿Que a caso yo era la primera en hacerlo?.

—¿Y quien lo busca?.

—Mi nombre es Fiorella Ricci.

—Interesante.

Lo mire detenidamente, percatandome de que me resultaba un tanto familiar su rostro envejecido. Quizás sea el color casi azul de sus ojos, o la forma cuadrada de su mandíbula. Sea lo que sea me hace sentir curiosidad.

—¿Usted sabe donde podría encontrarlo?.

—Si, pero antes tendrá que decirme para que lo esta buscando.

Aquí vamos otra vez. —Bueno, son asuntos de trabajo..

—¿Que asuntos? —me interrumpe—Si quiere que le diga donde esta, debe ser mas especifica jovencita.

—Bien, trabajo para la galería de arte A&G, y él señor Bozkurt asistió a la exhibición de este sábado pasado, y nesecito hablar con él al respecto.

El hombre me observa por detrás de sus gafas de lectura, luego pasa el separador sobre la página que estába leyendo y cierra el libro que trae entre manos.

—Ya veo, ¿Quieres tomar asiento?.

No me queda mas remedio que hacerlo. Ocupo la silla frente a él, a la espera de que me brinde mas información.

—¿Entonces si lo conoce?. —le pregunto tras un minuto de silencio.

—¿Que si lo conozco?. Desde luego que si, llevo setenta años tratando con él. De echó lo mire tras el espejo esta mañana. Esta mas acabado y viejo que ayer.

Se me agranda la mirada, y la vergüenza trepa a mi rostro.

—¿Es usted Emir Bozkurt?.

—Si, soy yo. Supongo que usted esperaba encontrar a un hombre mas joven.

El señor Bozkurt se ríe entre dientes, dejando el libro sobre la mesa.

—Si, bueno, en realidad no sabia muy bien a quien me iba a encontrar. Me disculpó por eso.

—Oh descuida. Me imagino donde se produjo la confusión. Mi nieto debió haber ido a ese lugar que mencionaste. Y debe ser él a quien buscas.

¿Su nieto?. Eso me devuelve la esperanza.

—Si, debe ser él. Y supongo también que no está aquí con usted, ¿verdad?.

—No. —responde sirviendo más té en su pequeña taza de porcelana— ¿Gustas?.

Asenti. Él me sirve y deja la tetera sobre la charola de plata.

—Así que usted trabaja para Aiden Romano. Con esa pinta tan dulce que tiene usted, jamás lo habría adivinado.

—Si, yo soy una de sus mas recientes artistas.

—Y eso basta para que la compadezca aun mas.

—Por la forma en la que habla, usted debe conocer muy bien a Aiden, ¿no es así?.

—Si, lo conozco. A él y a su madre. Los conozco mucho mas de que lo que me gustaría admitir. Andrea Romano es un demonio echo mujer y te recomiendo que te mantengas alejada de ella mientras puedas.

—A ella no la conozco en persona y no creo hacerlo señor Bozkurt. Pero gracias por la advertencia.

—Por tu bien espero que jamas lo hagas.

—Señor, retomando el tema, necesito ver y hablar con su nieto. ¿Podría decirme donde encontrarlo?.

—¿Porque la urgencia?. —me pregunta— ¿Hizo algo malo?.

—No, no es nada de eso.

—¿Entonces que ocurre con él?.

Se me forma un hueco en el estomago. Tan cerca y tan lejos.

—Creó que conozco a su nieto, y necesitó comprobar si mi corazonada es cierta.

—Francamente no estoy entendido bien a que se refiere usted.

—Lo se y creame que me gustaría poder explicárselo mejor, pero no puedo. Sin embargo, me urge verlo. Le suplico que me ayude. Por favor.

Mis súplicas parecen surtir efecto, ablandando sus facciones y por consecuencia cediendo.

—De acuerdo, usted gana señorita Ricci. Le daré la dirección de mi nieto.

—Gracias.

Él hombre suleta el aliento y se dispone a escribir la dirección en el papel que le acabo de dar. —Una vez que lo vea y hable con él, le agradeceré que no le diga que he sido yo quien le dijo donde encontrarlo. Mi nieto es muy reservado y odiara que su propio abuelo sea quien viole su privacidad.

—No se preocupe, no causaré problemas. Se lo aseguro.

Me bebo de un trago media taza de té y me levantó de un salto. —De verdad muchas gracias señor Bozkurt. Y le agradezco también por la taza de té. Pero debo irme. Fue un placer conocerlo.

—El placer fue mio. Le deseo suerte con mi nieto y en su nuevo trabajo.

—Gracias.

—Por nada y vuelva otro día con algo mas de tiempo, los panecillos de los lunes son deliciosos.

Me muestro de ecuerdo y me despido con una amplia sonrisa, la cual él señor Bozkurt me corresponde de igual manera.

Regreso los pasos dados a la puerta de salida y a mi auto. Haciendo rugir el motor poco después.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro